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Emprender en un momento único

Ayer se publicó en Axesor, la primera agencia de rating española, un artículo que me solicitó Fernando Martínez. El post debía tratar acerca del papel que juegan los emprendedores, la valoración que se tiene de ellos y si realmente son ellos quienes deben liderar el cambio de modelo que vive nuestra sociedad en muchos ámbitos. Os lo replico parte del mismo y os enlazo con la ubicación original, está aquí.

Emprendedores para un momento irrepetible

La OCDE tiene la manía persecutoria de fijarse en los países con menor interés por emprender. De hecho publican cifras en que alrededor de la mitad de los jóvenes españoles que tienen ocupación (afortunados), trabaja en algo que requiere menos habilidades de las que tienen. De lo que se desprende siempre que la juventud de este país no va al trabajo pendiente de vivir retos, sueños o de conquistar expectativaspara crecer emocional y profesionalmente.

En cierta manera tenemos lo que nos merecemos. La educación es pura instrucción, no hay debate, pensamiento o crítica. Nadie enseña a nuestros hijos el valor del fracaso cuando es sólo un error, a perseguir sueños a pesar de no ser rentables, a emprender como valor moral y no sólo como factor de enriquecimiento. No les enseñan a entender que un negocio es mucho más que una oficina, una fábrica, un campo de cultivo, un comercio o un escenario de venta, nadie les indica que también son espacios de conclusión, de rescate espiritual y de relación humana, de cooperación, de suma intelectual, de talento y de prosperidad.

Emprender hoy en día es, también, un encargo histórico. Un método social para adentrarnos en el futuro. Cada nuevo proyecto, cada nueva idea que se transforma en empresa y ésta se basa en la innovación y utiliza las costuras de la Nueva Economía para armar un nuevo escenario, son los pasos que un país, una sociedad, precisa para convertirse en próspera. Ofrecer futuro no es gratis, de hecho el futuro no es algo que pueda rentabilizarse en el presente, pero si puede cultivarse.

Hubo un tiempo, mil años atrás, que mis referentes me decían que la vida ‘ahí afuera’ era una jungla, una competencia feroz donde solo sobrevivían los más fríos y calculadores, los que lo tenían todo seguro. Me lo creí. Tardé tiempo en ver que así no se disfrutaba y que no era el mundo que yo quería comerme. El pastel del que me hablaban era indigesto y lo que me apasionaba siempre estaba detrás de los cristales de aquellos despachos grises y abarrotados de personas grises.

Puedes leerlo completo en Axesor

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Transforming

Hace casi cuatro años, tras la venta de mi participación en dos compañías españolas y una norteamericana, le propuse a Lara Oliveras crear una nueva compañía. Mi voluntad era conjugar productos tecnológicos y servicios aplicados. Por primera vez iba a mezclar ambos modelos de empresa y lo pretendía hacer a través de una red internacional de sedes asociadas, de las cuales la mitad hoy son filiales constituidas legalmente y trabajando de manera autónoma en gran parte. Algunas cosas salieron mal y otras no tanto. En este tiempo hemos entrado a participar en una decena de startups y hemos creado tres productos tecnológicos propios. Toca volver al origen de lo que pretendía Idodi, estimular la transformación digital empresas, organizaciones y, en general, ser parte de este maravilloso momento de la historia que nos ha tocado vivir. Ser protagonistas del cambio de época actual.
Tras mi compromiso en Openshopen, Conector, Sitka Capital, BCIE, StartupIreland y algunas cosas más, consideré que mi papel en Idodi debe ser otro diferente al liderazgo diario y a la ejecución directiva. Sin dejar de estar, sin abandonar mi papel de ‘chairman’, en este punto creí fundamental fichar un CEO con mayor visión corporativa para Idodi que la que yo podía concederle a estas alturas. Años tras mi hermano intentando convertirlo en socio de alguno de mis proyectos por fin se alinearon los planetas y aceptó convertirse en socio y en director. Con apenas cuatro años menos que yo no conozco a nadie más capaz para liderar este proyecto.

Oshcar fue primero de su promoción como Ingeniero Informático, titulado en IESE y ha dirigido departamentos de consultoría tecnológica en Accenture, Grupo Choice, Cap Gemini y Oracle. Lleva sin armar mucho ruido algo más de un mes al frente de Idodi, preparando un nuevo equipo, y tratando adaptar su estilo. Sus primeros logros ya explican porque estoy seguro que lo vamos a disfrutar. Una nueva web, un nuevo logo, una actualización del portfolio y los primeros deals y contratos cerrados que yo mismo llevaba meses detrás sin lograrlo.

Tengo amigos que han transferido la dirección de sus empresas a sus hermanos menores. Debe ser algo más natural de lo que parece. Creo que responde a que muchos de ellos comparten valores, espíritu de sacrificio, pasión por la tecnología y una curiosa mezcla entre que ‘el mayor’ suele ser más osado y explorador, y ‘el menor’ suele estar mucho más preparado.

El reto de recorrer un mar repleto de ‘only different ideas’ es estimulante. Que esa travesía sea aprendiendo es una suerte. Queremos lograr que las empresas y organizaciones rentabilicen sus acciones en la red, que dinamicen su gestión de datos masivos usando el big-data, que se adentren en la conexión de objetos y redes con la Internet de las cosas y que en definitiva vendan más mejorando su estrategia digital. Cabe todo, pero hay que hacerse bien. El nuevo equipo es nuevo y maravilloso. Probadlo, aunque no me alejo, os dejo en buenas manos.

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Ministros y emprendedores

A principios del años 2010 un viejo amigo me dijo que había empezado a ministrear. No supe a que se refería y me comentó que era la acción de trabajar ineficientemente para que, si nada cambia, tu ombligo siempre esté a salvo. El verbo ministrear es como conservar. Me dijo que eso que hacía yo, emprender, era algo muy arriesgado y que un día me daría cuenta de que tanto esfuerzo no conduce a nada. Me preocupó que, tras la broma, se encontraba una filosofía social de vida.
Hay gente que no ve necesario ese esfuerzo. El acomodo a un modelo de vida determinado es suficiente razón como para arriesgar demasiado. El problema es que todo es percepción no realidad. Es una visualización de un espejismo que equipara servicios con derechos. Es un modelo existencial en lo económico que ha hecho creer a muchas familias que algunos de sus privilegios son derechos adquiridos, en lugar de pagos a cuenta de un Estado que no siempre podrá afrontar esos modelos. El tema está en que mientras eso funciona, todos felices y la sociedad cada vez es menos capaz de afrontar las dificultades. Cuanto menos capaz sea mejor para los que no quieren perder su estatus de autoridad competente.

Estoy convencido que la política ve a sus administrados como estatuas de sal. Por ejemplo, en un momento determinado, durante una rueda de prensa una ministra de empleo española llegó a decir que la cifra de paro estaba en línea con las previsiones del Ejecutivo, que el incremento del paro se había producido “a ritmos inferiores al año anterior“.

Seis millones de parados y aumentando y eso era aceptable. Sin que se le cayera la cara de vergüenza aseguró que en ese mes, del año anterior, el desempleo subió menos que este. Si tuviera dignidad debería asumir su brutal y absoluto fracaso y su total inutilidad. Sin embargo la mujer no tenía culpa de nada salvo de no entender el momento que vive, de pertenecer a un colectivo de humanos que ministrean y que tampoco han leído la época que les tocó vivir.

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Individualmente colectivos

Ayn Rand era el seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum, una escritora estadounidense de origen ruso que sostenía la convicción de que los gobiernos tienen una función legítima pero limitada. Uno de los fragmentos de su obra ‘La rebelión de Atlas’ escrito en 1957, encaja a medida con lo que estamos viviendo en estos tiempos y en nuestro entorno.

Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegido contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un auto sacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.

El informe del Observatorio de la Realidad Social que elabora Cáritas indica que en España hay tres millones de personas en situación de pobreza severa. Es gente que se enfrenta a una batalla cotidiana por la supervivencia con menos de diez euros diarios. En apenas un lustro esa cifra es el doble. En esos cinco años hemos pasado de poco más del 8 por ciento de paro a rozar el 27. De un cuarto de millón de familias donde ningún miembro trabajaba se pasó a más de dos millones. Sumemos a toda esa carnicería los casi cien mil desahucios que se han vivido y que se deben a que muchos confiaron sus almas a un banco sonriente que ahora firma el informe que les pone en la puta calle.

La renta media desciende y afecta directamente a la desaparición de la clase media tal y como ahora la conocemos. Durante los años de expansión económica no se redujeron las diferencias entre las clases más débiles y las mejor posicionadas puesto que el valor contable de gran parte de esa “clase media” no era más que un montón de créditos acumulados de manera indecente soportando una propiedad sobrevalorada hasta la vergüenza ajena. El cóctel que supone todo ello explota a diario como bombas de racimo entre los más necesitados. A medida que pasa el tiempo se cronifican los parados de larga duración, la huida de jóvenes desesperados y la precarización económica basada en un modelo de crecimiento de escaso valor diferencial.

A estos datos deben contraponerse otros que pasan de refilón a los afectados: los macroeconómicos. Los datos que indican que estamos en la senda del crecimiento. Tengo claro que no es tal todavía, la tasa final de 2013 será de un crecimiento negativo de algo más de un uno por ciento. El punto de inflexión está a punto de producirse y por desgracia parece que la importancia de este momento exacto no se está apreciando adecuadamente.

Los responsables de dirigir y estimular este proceso pueden estar dejando de lado la importancia real de este instante de la historia. Los elementos que deben aprovecharse para crear un nuevo patrón de crecimiento son de tipo exterior e interior. Tenemos un paisaje desolador pero precisamente es ese escenario el revulsivo par imponer un cambio radical en los modelos de crecimiento.

Estamos ante detalles que bien podrían ser indicativos, pistas, de que el pistoletazo para el cambio ha llegado. Un punto de partida que podemos aprovechar o no. Si lo dejamos en manos de los demás estaremos eliminando el factor fundamental de ese cambio latente: la intervención individual que permita una revolución íntima y profunda en la manera de entender la vida y la economía. Los tiempos del pasado no regresarán y aquellos frutos no madurarán. Esperar subsidios y ayudas por “derecho fundamental” dejará de ser factible y lo que no nos fabriquemos nosotros mismos nadie lo creará. Si no encuentras trabajo seguramente es porque no lo hay, no existe. Por lo tanto tocará inventarse uno nuevo. Crear expectativas mientras creas caminos. Andar mientras generas el modelo es la clave.

Los datos que arriba estaba listando son demoledores, horribles y que no dan muchas opciones. Es imposible revertir esa situación con políticas puntuales de plazo fijo marcado a cuatro años. Hace falta poner las luces largas y mirar mucho más lejos. Ayudar a quienes ya no podrán salir de esa situación y empezar a definir hacia donde debe ir este proyecto socioeconómico común. La innovación, el conocimiento, la educación emprendedora y la digitalización de nuestra existencia no será una opción, será la obligatoria tasa humanitaria que deberemos pagar si queremos aprovechar este momento histórico.

Si lo que hacemos es permanecer a la expectativa y en esa espera lo que se busca es recuperar los sectores cíclicos y débiles del pasado habremos entregado el futuro de nuestros hijos a la nada más absoluta. No es cuestión de que mundo le dejamos a nuestros hijos, sino que hijos vamos a dejarle al mundo futuro. Sino generamos talento, conocimiento e innovación a partir de la educación y la capacidad emprendedora en sectores de alto valor, el futuro será un desahucio moral y social.

Europa ha salido de la recesión lo que está mejorando el comportamiento de nuestro sector exterior, mediante un incremento de las exportaciones sumado a un magnífico año para el turismo extranjero gracias a la devaluación interna que hemos sufrido además de los conflictos que afectan a algunos de los destinos alternativos.

El ajuste sufrido por las familias y empresas, el empobrecimiento en términos de salarios, márgenes y precios de venta y en términos de cantidades por culpa del desempleo masivo, la contratación cada vez más centrada en la temporalidad, así como un fuerte proceso de desendeudamiento que ha permitido, con enormes costes sociales, una drástica recuperación de competitividad y un fuerte reequilibrio de los balances, tanto para las familias como para las empresas privadas no financieras. Aunque habrá creación de empleo neto en algunos trimestres del próximo año, la generación neta en términos anuales será prácticamente nula, en el mejor de los casos. Nos situamos en el 2015.

Y la recuperación de desequilibrios básicos (desde la reorientación del crédito hacia el sector privado, hoy aún muy escaso y selectivo, hasta la evolución del déficit y la deuda públicos) nos llevará aún al menos dos años, hasta el 2016. Y con la incógnita de una deuda pública que puede superar el 100% del PIB y que pone en riesgo la confianza de los mercados internacionales en la sostenibilidad de nuestra recuperación. Urge, en definitiva, seguir en los ajustes y las reformas y, sobre todo, no caer en la autocomplacencia a partir del argumento –cierto– de que vamos mejor.

Es este un momento de la historia en el que sigue siendo clave pensar en primera persona del singular para poder darle valor a la tercera del plural. Sujetar tu vida para generar riqueza en tu entorno. Perseguir sueños para transformar la vida del resto. Todo cuanto suceda sucederá porque tu mismo lo impulses, y eso en definitiva repercutirá en la dinámica de cambio que nuestra sociedad está preparándose para vivir. Es evidente que no todos han entendido hacia donde van los tiempos, que tren se acerca y puedes perder, ni que se vende más en la zona ‘e-‘ que en la zona ‘a’, que la economía digital no entiende de fricción y que la nueva economía requiere de líderes (patronales, sindicales, políticos,…) que se sientan cómodos en esta transición gigantesca que el ser humano está viviendo. A pesar de todo y de todos, el futuro será mejor y colectivamente ganaremos si somos capaces de darle el valor individual que construye la riqueza colectiva.

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Ideas como antídoto

Tengo mil ideas y muchas no son mías. Tengo mil proyectos y muchos provienen de mi equipo y de la gente que se aproxima para compartir conmigo sus sueños. Hay personas con ideas brillantes. Ideas, ideas e ideas. Ideas que nos deben llevar a pelear contra todo eso despropósito y esa parálisis, a buscar la oportunidad, a buscar valor, a diseñar modelos de negocio inexistentes, a versionar los que tenemos, a darle la vuelta a la caja y dejar que caiga lo ineficiente, a pactar con los socios, trabajadores, amigos, competencia, proveedores, universidades, administraciones, agentes, con quien sea para sobrevivir en este puñetero barrizal en el que se está convirtiendo emprender en España.
Como emprendedor que se juega su patrimonio cada cierto tiempo, llevo en crisis toda la vida. Lo he hecho sin quejarme como otros miles. Emprender es estar en crisis constantemente, pues cuando tienes algo, lo inviertes, cuando por fin un proyecto está maduro, generas otro.

Pero emprender no significa enmudecer. Bajo ningún concepto debemos callar, no aceptemos que nos condicionen las críticas y avisos sobre los responsables de una mala gestión. Para que un emprendedor se calle suelen acusarte de “catastrofista” o de ser “el quinto jinete de la Apocalipsis”. Eso es una trampa, un cepo de mal tertuliano. Justifica y ampara a los que debieron hacer algo y no lo hicieron, permite que la gente siga en la inopia empujados hacia una miserable oferta de recortes en las capacidades de cada uno de sentirse libre de decir lo que piensa. Como emprendedores debemos adoptar una actitud crítica y demoler esa barrera social, anestesiada, que se bebe el cloroformo para desayunar como si fuera un baso de leche caliente y responder con proyectos y con contundencia. Ponerse en marcha es el mejor mecanismo para responder a una estructura de poder diseñada para el silencio social.

Hay cuatro maneras de ver el vaso. Medio lleno si eres optimista, medio vacío si eres pesimista, medio vaso que sobra si eres un tipo racional y medio vaso por llenar si eres un emprendedor. La primera es la manera en como ven el recipiente algunos de los que están apunto de perder su trabajo o pagar más impuestos que nunca. La segunda forma es la de los que la situación les ha vencido ya. La tercera es la modalidad menos arriesgada y suele adoptarse por aquellos que se huelen que lo peor está por llegar. La última es la buena. Lo debemos llenar con agua de cualquier parte, pero el vaso tiene que rebosar de agua.

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¿Cuál es tu papel?

Ayer lo destacaba el Blog Salmón. El ministerio de “trabajo” se lo tuvo que pasar en grande viendo como todos los medios de comunicación en España se vanagloriaban de una gran decisión política que eliminaba 36 tipos de contratos de trabajo para que se quedaran en 5. En el país de la teletipofagia es fácil que pasen cosas como esta. Suele ser cada vez más evidente que una nota ni se digiere ni se verifica para llegar al detalle. No se eliminan contratos, se agrupan los modelos y lo que se eliminan son los formularios. Es de risa.

“Mediante esta simplificación administrativa se pasará de los 41 formularios existentes en la actualidad a 5 los modelos de contratos de trabajo: contrato indefinido, contrato temporal, contrato de relevo, contrato de prácticas y contrato de formación y aprendizaje. Báñez ha explicado que la existencia de un elevado número de formularios y un sistema complejo de bonificaciones a la contratación supone una barrera para el pequeño empresario. “Es un problema que solventaremos dentro muy poco. Los trabajos técnicos ya están muy avanzados y se negociará con los agentes sociales”.

La realidad era menos bonita. Como si no tuviéramos pruebas que demuestran que donde dice una cosa luego significa otra. Ley de emprendedores que no se ponen en marcha, cifras de paro que ocultan millones de personas que están en “formación”, la reducción de la huida masiva de personas no contemplando que el que se va no suele empadronarse en el nuevo destino, brotes verdes que son pura ficción o la insistente negativa a afrontar de verdad los tiempos que nos ha tocado vivir.

Tiempos que, siendo una suerte poder protagonizar, la inutilidad generalizada de nuestra clase política y el miedo a no tener ellos mismos futuro cierto debido a su mediocridad manifiesta, se están convirtiendo en tiempos de penuria y miseria endémica.

Mientras la ministra Bañez, que en octubre saldrá a patadas del consejo de ministros (siempre pongo en minúsculas estas cosas), nos ofrece nuestra dosis semanal de subnormalizante, el mundo sigue girando en dirección contraria. Se está perdiendo la oportunidad. De verdad que es desesperante como el debate se ciñe en lo insustancial, en sus cosas y en la inferitilidad de la endogamia política.

Que se vaya la ‘golden girl’ a Miami o no, no deja de ser un capítulo más de la telenovela política en la que vive España y Europa en general. Lo sustancial es que miles de niños en un país que fue “Champions League” estén desnutridos por culpa de la situación económica. Que bancos que muestran millones de euros de beneficio gracias a que nos han esquilmado lo que teníamos para afrontar retos futuros se nieguen ahora a ofrecer crédito y despidan a sus plantilla por la espalda y sin avisar. Un continente que se enfurece contra quien pone en juego sus vacaciones o por que le cierren una televisión pública pero que ni siquiera se inmuta por las cantidades astronómicas que se le pagan a adolescentes por salir en programas de televisión misóginos.

Tiempos de revancha y cambios fundamentales se acercan. Todos tenemos un papel a jugar. Unos en la franja social procurando estimular conciencias, descloroformizando a una sociedad aletargada por el miedo a dejar de ser “clase media”. Pronto sabrán que hace mucho que dejaron de serlo y ahora pertenecen a una especie de “microburguesía low cost” esperpéntica. Otros deberán meterse en política. Hablo de gente nueva capaz de estructurarse mediante mecanismos distintos y abiertos. Pero de verdad, no como lo hacen los de siempre. Tener un perfil en Twitter no te hace mensajero del o-Gov, ni te confiere conocimiento. Hablamos de mucho más. Otros deberemos seguir montando empresas, aportando cuanto sabemos hacer y procurar que la globalidad, la digitalización y los criterios de la Nueva Economía permitan un cambio real en nuestro entorno. Todos tenemos un papel en este momento histórico que debemos vivir. ¿Cuál es el tuyo?

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Una cátedra sobre 'los sueños'

La publicación “queaprendemoshoy.com“ me solicitó una entrevista que hoy reproduzco aquí. QAH es una plataforma que busca difundir y compartir conocimiento de la manera más accesible posible a través de publicaciones sencillas y concretas realizadas a diferentes perfiles. Mi participación gira en temas educativos y la relación que la formación y la empresa tienen en estos tiempos tan extraordinarios. El título de la publicación fue elegido por ellos y se refiere a esa metáfora que suelo utilizar en cuanto a lo importante que sería educar a nuestros jóvenes en algo llamado “perseguir retos, proyectos y sueños”. En la entrevista, no obstante intento desmitificar algunos tópicos sobre que la pasión atrae el dinero y derivados similares. Os dejo con la transcripción y con el enlace original.

Pregunta: ¿Qué opinas del sistema educativo español?

Respuesta: Personalmente, pienso que es ineficaz en algunos aspectos, demasiados cambios de modelo en los últimos años imitando sistemas de otros países que no han funcionado y que se pretende que funcionen aquí en España. Un modelo educativo eficaz debería inspirar a la juventud al deseo de crear su propio empleo, realizar sus sueños y desarrollar su mentalidad más emprendedora; sin un sistema educativo no es capaz de aportar ese valor a los jóvenes es el germen de una sociedad cloroformizada y con miedo al fracaso. ¿Por qué no se enseña a fracasar? Quiero decir, ¿por qué no se educa a aprovechar el grado de aprendizaje que tiene una derrota? Los niños que cometen errores son apartados, castigados y señalados. En otros países, cometer un error es un valor de aprendizaje que luego se refleja en una sociedad emprendedora y capaz de valorar ese factor de mejora.

P: Entonces, ¿qué reformas necesita nuestro sistema educativo?

R: Debería ser capaz de conectar realmente universidad mundo laboral. Algo más estructural, más real, que los programas de estímulo emprendedor que ahora vemos. En USA las empresas que nacen dentro de las universidades viven en un ecosistema híbrido capaz de aprovechar ambas realidades. ¿Te imaginas una Cátedra transversal en todas las facultades llamada “sobre los sueños”? Versaría en convertir en realidad anhelos profesionales, emprendedores y proyectaría transparencias sobre los errores y lo nutritivo de vivirlos sucesivamente.

P: ¿Qué importancia atribuyes al aprendizaje paralelo a la universidad (lectura de libros, asistencia a cursos, conferencias…)?

R: La importancia es máxima ya que es cuando realmente se profundiza en la materia. Los fundamentos que se adquieren en la Universidad deben alimentarse con otros puntos de vista, otras lecturas que alimenten ese interés que se ha empezado a despertar para aprender algo nuevo o fortalecer lo ya conocido. El aprendizaje paralelo fomenta la inquietud y la curiosidad, conceptos necesarios para crecer y formarte como profesional y enriquecerte personalmente. Sin embargo donde yo más he aprendido es en la calle, andando perdido en países desconocidos, con gente desconocida y en momentos inconexos. Escuchar cuando crees saberlo todo no es fácil. Eso nos sucede cuando estamos en zona de control, tu entorno natural, pero cuando estás en el desierto, en una Fabela o en medio de un lugar desconocido, cualquier consejo lo recoges con apetito. Lo precisas y dependes de él. Eso es administrar sabiduría.

P: ¿Qué opinas sobre la formación continua por la que día a día trabajamos en QAH? ¿crees que el proceso de aprendizaje debe ceñirse a una etapa concreta o más bien a un proceso continuo a lo largo de toda la vida? 

R: La curiosidad que comentaba anteriormente es la principal responsable de la formación continua reglada, esas ganas de seguir formándose profesionalmente y que gracias a ella, una vez transcurridos los años de escolarización obligatoria, es cuando cada uno de nosotros debe actuar y volar solo hacia donde sueña, conocer y rodearse de las fuentes de conocimiento más interesantes para su vuelo. Los modelos educativos de este y otros muchos países no están enfocando a los jóvenes hacia el futuro, y aunque algunos no puedan verlo, la Nueva Economía ha llegado y viene para quedarse. Llega con muchas necesidades y requiere por tanto de nuevas aptitudes y conocimientos que están fuera de las propuestas docentes convencionales. Precisa de distintas maneras de pensar, enfocar y actuar pero además, como cada cambio de ciclo, viene plagada de incógnitas. Para un emprendedor las incógnitas de esta ecuación tienen un único resultado, oportunidades. Pero aquellos que dirigen y toman las decisiones en materia educativa siguen hablando en términos de situaciones que ya no volverán.

P: ¿Consideras cierta la famosa recomendación de que si te dedicas a hacer tú pasión el dinero vendrá solo? ¿O crees que hay que atenerse un poco a la realidad que dicta el mercado? 

R: Al igual que las ideas, nadie es único, sin embargo las cosas que haces si pueden serlo, sólo el porqué y el cómo les otorgan valor, un plus especial. Si has encontrado tu talento natural y le añades sobre todo mucha pasión, entenderás que cualquier cosa que haces puede ser valiosa. Me he pasado años deseando que el dinero no viniera, para poder pensar mejor y más. Cuando llegó permitió cristalizar esa passion. No hay máximas, ni teorías válidas. Puedes apasionarte y morirte de hambre y vivir sin pasión y hacerte rico. Mi experiencia es que cuando tuve preocupación por el dinero no funcionó, cuando entendí que eso no debía ser el foco, la idea surgió, el esfuerzo empezó a cristalizar y el dinero llegó. Sin embargo el dinero nunca viene solo. Te lo aseguro.

P: ¿Qué tres reformas adoptarías si fueras Presidente del Gobierno?

R: Eso no sucederá jamás. Tengo mucho que hacer.

P: Marc, en QAH nos encanta tu blog. Y queremos hacerte un par de preguntas para aclarar algunas de las ideas de tus últimos posts, ¿Crees que en España existe una burbuja en torno al emprendimiento? ¿Está sobre-valorada esta labor? 

R: Vivimos en un constante bombardeo sobre la emprendeduría y el hecho de hacerse emprendedor, una idea que se lanza desde asesores y aceleradores de start ups a veces inexperimentados y que intentan animar y convencer a toda persona que les pasa por delante pues es en gran medida parte de su propio negocio. Endogamia o antropofagia, tú mismo. En los tiempos que corren mucha gente ha apostado por su proyecto personal, incluso los que no habían pensado que tuvieran esta capacidad de iniciativa pero que la situación se la ha hecho descubrir. Siempre animo, animaré e intentaré despertar la curiosidad y ayudar a toda persona que desee llevar a cabo su proyecto personal pero debemos tener en cuenta que no todo el mundo tiene ese interés para sumarse al mundo de los emprendedores, y una de las cosas necesarias para serlo son ganas e ilusión para no abandonar el barco al mojarse con el chapuzón de la primera ola. Existe una burbuja, o posiblemente existe una vulgarización del término. Es vergonzoso ver como manosean el concepto gentes que hace unos pocos segundos criticaban todo ello. Es patético escuchar hablar de emprender a personajes siniestros que no tienen ni la más mínima idea de lo que supone o significa y que creen que regalando talones de diez mil euros sus conciencias limpiarán el expolio que ellos generaron a la sociedad. La misma sociedad a la que saquearon miles de millones ahora pretenden comprar con sucedáneos de chocolate. Hay mucha farsa, pero esta vez es teatro indecente. Les explotará en la cara.

P: Siguiendo con tu blog, ¿deberíamos los jóvenes emprender por lo enriquecedora que es la experiencia o pensando en hacernos ricos. Qué motor crees que es más poderoso, la pasión o el dinero?

R: La pasión y los sentimientos son los que nos mueven y los que nos impulsan a decidir lo que queremos llevar a cabo. Creer en tu proyecto y en tus capacidades para sacarlo adelante es esencial para conseguirlo y una apuesta personal siempre tiene que ir vinculada a nuestra pasión por ella. Ganar dinero es un objetivo que inevitablemente existe aunque sin lo primero, y todos los elementos necesarios que el proyecto conlleva, no se puede conseguir. Quien no quiera ganar dinero que se dedique a la contemplación apasionada de lo que quiera. Sino hay voluntad de ganar dinero (otra cosa es que piensas hacer con él) mejor no empezar, corres riesgo. En mi caso, lo saben bien los accionistas de mis proyectos, me encanta ganar dinero parareinvertirlo en el propio proyecto o derivados. Eso si es querer ganar para seguir apasionado.

P: ¿Qué recomiendas a los jóvenes para no desmotivarse ante nuestra clase política y un sistema tan corrupto e ineficiente?

R: Que pasen de ellos. Que se indignen, pero que pasen. Que vayan a lo suyo, se rodeen de gente que piensen como ellos, que les estimulen y que sepan interpretar el momento. Un momento de cambio absoluto, un cambio de época que se llevará por delante a los que se opongan a esa mutación gigantesca de nuestro mundo.

P: ¿Qué se siente al crear una empresa con éxito? Y, ¿al dar empleo? Debe ser una gran satisfacción ante la actual coyuntura.

R: Es difícil explicar la enorme satisfacción que esto conlleva, cuando ves todo el esfuerzo invertido, los quebraderos de cabeza y las complicaciones que te has encontrado por el camino convertidos en una empresa, en un producto, en el resultado final tan esperado. La satisfacción viene dada por ver ese resultado, seguido de la expectativa de cómo el mercado lo va acoger y seguido de la curiosidad para iniciar el siguiente proyecto, por no decir que a veces todas estas satisfacciones se viven simultáneamente.

El construir equipos propios te permite gozar de la inteligencia colectiva, de todos los perfiles que mejor se adecuan a la situación y ver como distintos perfiles personales luchan por un objetivo común. Sin embargo, nada es más gratificante que cuando miras hacía atrás y logras recordar a cada uno de las personas que te ayudaron a lograrlo, a cada voz que se quedó gravada en la mente, a cada palmadita que te arropó, a cada beso de tu madre cuando dijiste que te ibas a buscarte la vida, a cada llamada de tus amigos diciendo que porque no sales ese domingo, a cada momento duro vivido con un socio amigo, a cada golpe de impagos superados y, por que no, a cada zancadilla vivida que lograste sortear.

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Nuestra oportunidad

Ya llegó y con todo su peso. Nos alcanzó un nuevo modelo económico que no precisa extinguir el anterior. Crecerá agarrado y al unísono a otro que se desmorona. Un modelo más digital, donde el individuo será protagonista de sus propia aventura, donde los negocios no dependerán de un vetusto Business Plan y pasarán a ser seres vivos con fechas de caducidad previsibles, donde la economía industrial dará paso a otra definida por los principios de la propiedad emergente y donde la gestión del conocimiento construirá sus propias autopistas y sus peajes.
Contaba Sir Robinson en una conferencia que una niña de seis años estaba en una clase de dibujo y su profesora le preguntó: ¿qué estás dibujando? la niña contestó: estoy dibujando a Dios, a lo que la profesora respondió: pero, nadie sabe que aspecto tiene Dios y la niña dijo: lo sabrán en un minuto. Obviamente la respuesta de la pequeña demostraba cuanta ignorancia somos capaces de acumular con los años y como nos desligamos del crecimiento íntimo. No se trata de saber más, se trata de vivir más. No se trata de ganar más dinero, sino de crecer como individuo, colectivo u organización, en ello siempre repercute un beneficio económico.

Creo que la realidad debe ser analizada fuera de ella. A distancia. Como cuando decimos que esta etapa de la humanidad no se entenderá hasta que se observé de lejos, con perspectiva, con los años lejanos y acumulados en un curso de acciones encadenadas que nos llevó a este punto de inflexión irremediable. Hablar del fin de un modelo económico puede entenderse de muchos modos, pero para los que estamos todo el tiempo intentando poner en marcha proyectos no puede ser más que un espacio de oportunidad. Estoy convencido que las cosas se van a poner mucho peor, lo llevo diciendo hace mucho y es tremendamente obvio a pesar de lo que nos canten en “do menor”. Sin embargo eso no va a limitar mi pasión por emprender donde sea y a buscar soñadores con los que compartir esos retos.

Por todo eso seguiré tras la pista y las claves de las nuevas oportunidades de negocio según mi criterio, de cómo la nueva economía digital o la innovación empresarial es capaz de generar un nuevo patrón de riqueza y gestión del conocimiento que permita sobrevolar esta situación actual. Seguiré con mi machacona e insistente necesidad de explicar como es un proceso de internacionalizar, de emprender, de generar valor colectivo en cuanto al conocimiento y de adquisiciones, fusiones o nuevas startups. Lo voy haciendo ejemplificando con mis empresas, mis proyectos, mis anhelos y mis sueños, pero también con los de amigos y socios (y viceversa).

Intento cada día, con toda mi alma, ayudar a otros a despertar de nuevo, a toda una masa social esclerotizada que a mi entender es la principal y mayor herida que nos queda de todo esto. Tengo la terrible sensación que muchos ya han tirado la toalla, que aquellos que gritaron hace unos meses que “con ellos no iban a poder” ya no tienen combustible para continuar y que, sin posibilidades para escapar, se han rendido a su suerte.

Espero por el bien de Europa que se vayan por el desagüe la mayoría de sus gestores públicos y sus voceros actuales a sueldo. Si algo bueno trae todo esto es que la voz es colectiva y los gobiernos cada vez representan menos en un modelo de nueva economía dependiente de factores colectivos.

Sin creatividad no hay escapatoria y los Estados no la fomentarán. Tampoco ningún escenario educativo lo intenta proporcionar. Si no se inspira a la juventud, mediante un sistema educativo que genere el deseo de crear difícilmente se conseguirá que se innove y si no se innova no hay empresa. Sin empresa nueva no hay innovación tampoco. Es un maldito pez mordiéndose su miserable cola.

¿Se imaginan al estado advirtiendo a los empresarios pequeños que el modelo económico está cambiando y que ellos son fundamentales en esa transición? Yo si, pero acompañado de un montón de promesas de ayudas que no llegarán. ¿Recuerdan lo que pasó con el sector en el que trabajaba Vicente?

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¿Eres uno de ellos?

eres de ellosDecía Edward Young que “es mejor estar preparado para una oportunidad y no tenerla que tener una oportunidad y no estar preparado“. El hecho que las empresas en España cierren ya no es una consecuencia en si misma, ahora ya empieza a ser también una causa más para el empobrecimiento progresivo de la economía. Es un pez que empieza a morderse su miserable cola. En estos momentos el cese de actividad empresarial en España posee el nivel más alto de su historia. Empieza a no servir ningún principio elemental para explicar el fenómeno. La gente cierra el negocio y ya está. Nada más. Ya no estamos hablando de autónomos que no lo lograron, ni de pymes que cierran asfixiadas, ni de emprendedores que no lograron emprender, hablamos de cierre masivo de grandes empresas que facturan más de seis millones de euros. Es el camino hacia la parálisis.
A pesar de esa música de fondo muchos se tiran al ruedo. Lo intentan haciendo oídos sordos. Lo hacen porque no hay más remedio pues si te paras mueres. Podría hablar de muchos modelos de negocio autodestruidos, de muchos proyectos que cayeron y de otros tantos que están soportando los envites de una mal llamada “crisis” despiadada con los grandes y siniestra para con los pequeños. Podría buscar motivos y lugares, empresas, nombres y directivos, pero no lo voy a hacer. Pondré como ejemplo lo que decidí hacer en un momento de mi vida en el que “la crisis“ llegó a mi vida.

Llevo escribiendo sobre economía una década, es decir, hablar de economía en los últimos años es hablar de crisis sin duda alguna. De eso escribía y de cómo interpretaba yo hacía donde iba todo esto. Llegué a decir en el 2004, cuando las mascotas se ataban con longanizas en este país que “se avecinaba el desastre”. Así fue, llegó. No lo decía yo solo, de hecho me basaba en lo que leía de otros y lo que yo mismo interpretaba. Éramos pocos pero uno cuantos suficientes para entender la gravedad del asunto. Se ha visto que era mucho peor de lo previsto y mucho mejor de lo que vendrá. No lo sabíamos pero estábamos ante el mayor cambio de modelo al que la humanidad tuvo que enfrentarse y eso no era cuestión sólo de quiebras, sino también de partos.

Y en ese punto me dispuse a emprender. Tras dos fracasos sonados en mi vida emprendedora, en 1993 y 1998, decidí volver a intentarlo en el 2004. Me basé en principios tecnológico e invertí todo cuanto tenía. Todo. Muchos me dijeron que estaba loco dejando mi espacio laboral garantizado. Tal vez, pero yo veía que, o me ponía en marcha o los rodillos me aplastarían tarde o temprano. Piensa que si ante ti sólo ves un muro enorme, una pared que se acerca, que no hay más opciones que la colisión, no esperes a que ocurra, o peor, no esperes pensando que se detendrá la aproximación de ese tabique. Todos no deben emprender, sería absurdo, pero muchos de los que no lo hacen por creerse seguros o confiar en que el futuro dará un giro inesperado, deberían hacerlo. ¿Eres uno de ellos?

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Emprendedoras

asedLa mujer juega un papel fundamental en este espacio tan concreto de la emprendeduría. Su papel ha cambiado notablemente y su potencia social puede ser determinante para despertar esta sociedad. Toman las riendas sin reparo y asumen con valentía y energía sus proyectos de empresa y vida. Demuestran cada día que el éxito no es cuestión de sexos pero que el modo de afrontar el asunto si se diferencia de hombres a mujeres. Este capítulo juega un papel determinante en el libro pues encarga a todo el género femenino que asuma el nuevo rol de liderazgo social, económico y cultural que ya no puede postergar por más tiempo.
Cuando le preguntas a un emprendedor, hombre o mujer, los motivos del porqué emprende, las respuestas son, según el informe GEM, redondeando los porcentajes, en un 75% por oportunidad, entendiendo “oportunidad” como obtener una mayor independencia, aumentar o mantener los ingresos o para poder desarrollar un proyecto, y en menor proporción por tener una empresa familiar.

La otra motivación, un 15%, es la necesidad. Nos queda un 10% de emprendedores, que aducen “otros motivos principales” para emprender. Dentro de estos “otros motivos”, dividido por sexos, vemos que un 65% son mujeres, mayormente concentradas en las Comunidades de Cataluña, Andalucía, la Comunidad Valenciana y Madrid, de negocios y sectores muy variados, destacando algo el sector hostelero y el comercio. Por desgracia todavía, la mujer debe buscar un factor de facilidad para conciliar la vida personal y familiar por encima de lo que lo hace el hombre.

Las mujeres ganan menos que los hombres. En puestos directivos, la diferencia es de un 15% para el mismo puesto y la misma formación. Las mujeres con estudios superiores abandonan más el mercado laboral que los hombres, con lo que hay una evidente pérdida de talento. Esto crea sentimiento de frustración e injusticia que es muy perjudicial para la sociedad pues está desestimando el valor de todo un cuerpo social imprescindible.

Otro factor determinante en el mercado empresarial de nuestro país que determinará definitivamente el impulso emprendedor de las mujeres es el llamado “techo de cristal”, o superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar, que les impide seguir avanzando. Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros rasgos que por su invisibilidad son difíciles de detectar. Obviamente este elemento genera un sentimiento de frustración e injusticia que se suma a la pervivencia del sistema patriarcal mal entendido.

Otro de los hechos que establecen un estímulo a la emprendeduría femenina por reacción es que, la cultura empresarial predominante y vigente propugna que para llegar a ser alguien en la empresa hay que hacer una cesión completa de la vida personal ya que si no se hace no se tiene en cuenta a esa persona. Esta forma de gestión de los recursos humanos responde a ese prototipo masculino y a una sociedad basada en la división sexual del trabajo. También responde a un modelo basado en la generación de dinero y no de riqueza. Cuando un emprendedor sólo piensa en el dinero y no en la riqueza suele acumular números para el fracaso. Las mujeres han superado de origen ese asunto.

Finalmente, entre los elementos que determinan la perdida de potencia en la emprendeduría femenina que puede lastrar el futuro de este país, está el factor crisis. La crisis ha afectado tanto a hombres como a mujeres, pero la participación en actividades emprendedoras ha disminuido en un 22,1% en el primer caso y en un 35% en el segundo. En el año 2008 las diferencias entre ambos sexos en cuanto a participación en el conjunto de la actividad emprendedora se habían reducido notablemente y permitía ser optimistas en cuanto a una equiparación entre emprendedores y emprendedoras. Esta claro no que es así y que la emprendedora femenina sigue siendo mucho más frágil que el emprendedor hombre, y que como consiguiente aún falta mucho para lograr la igualdad. La sociedad debe esforzarse en ello si quiere enriquecerse de ello, lo mismo que la administración impulsar esa igualdad sin la “discriminación positiva” como único método, más contraproducente y enquistador de problemas que como valor.

Y es que, a medida que se las aparta de los espacios de decisión, que son, mal nos pese a muchos, tradicionalmente masculinos, la mujer crea los suyos propios, con modelos distintos. El autoempleo, la creación de una empresa propia, son modos de superar las dificultades con las que se enfrentan muchas mujeres en España y en el resto del mundo.

Si miramos fuera de nuestras fronteras veremos que el ratio de emprendedores/as depende de muchos factores. En países con economías poco desarrolladas, como en Uganda, Tonga o Guatemala, la tasa de emprendedoras es superior a la de los hombres. En muchos países de sur América el gap de género es imperceptible (aquí entraríamos en la polémica de si consideramos emprendedoras a todas las mujeres de Bolivia, Perú o Ecuador que dejan sus países de origen, marido e hijos, para ir a España a trabajar, generalmente en el servicio doméstico); en otros países, sobretodo en Oriente Medio, a la mujer le es imposible emprender por una cuestión cultural-religiosa. En los países con economías menos desarrolladas suele ser más abundante el negocio femenino relacionado con el sector primario, la manufactura y el comercio, y en los desarrollados la diversidad es mayor y la innovación, en el sentido amplio de la palabra, está mucho más presente. Si nos comparamos con nuestros vecinos de la UE España se sitúa en una posición favorable, por encima de Italia, Francia, Dinamarca, Bélgica o Eslovenia. En Europa los países donde el espacio vacío de género es menor son Alemania, Suiza y Finlandia.

¿Pero son iguales las tendencias emprendedoras femeninas? Obviamente no. La actividad emprendedora femenina es, por término medio, menos ambiciosa que la masculina, opera poco en sectores tecnológicos y se concentra en actividades orientadas al consumo (en un 71% v un 42% de los hombres), i es prácticamente nula en el sector primario e industrial. En el sector en que están prácticamente igualados los dos sexos en porcentajes es en el de servicios a otras empresas (15% hombres y 11,4% mujeres). Las emprendedoras son innovadoras, pero no aportan este componente en muchos sectores en que operan hombres de forma muy mayoritaria y proporcionalmente son más generadoras de empleo que los hombres, pero su aportación global es muy escasa comparada con la que proporcionan los hombres porque, de nuevo, la dimensión de sus iniciativas y el tipo de sector tienen un impacto mucho menor que el gestionado por los hombres en el conjunto de la economía.

Emprendedores y emprendedoras se igualan en el autoempleo, que ronda una tasa del 22%. Desde un punto de vista ideal, la crisis debería de transformarse en una oportunidad para cambiar el rumbo del emprendimiento femenino, especialmente, fomentando la concienciación de futuras licenciadas en la creación de empresas, en sectores que hasta la fecha han sido mucho más desarrollados por hombres. Así, se echan de menos ingenierías, informática, productos de base tecnológica, electrónicos, energéticos e industriales en general, promovidos por mujeres o por equipos mixtos, cuando el conocimiento necesario para ello está completamente al alcance de una población femenina joven cuya presencia en las universidades es mayoritaria en estos momentos.

En un escenario de crisis se pone en evidencia la mayor debilidad de la actividad femenina, a pesar de la resistencia inicial frente a la recesión. Factores como la financiación, sector, dimensión de las iniciativas y muchos más subyacen tras este fenómeno y son bastante comunes en todos los países de la zona. Parece ser que la mujer, con la crisis, se ha vuelto más conservadora, y no se embarca en proyectos más ambiciosos, a la vez que abandona menos sus negocios y proyectos, en comparación con el hombre.

El prototipo de la mujer emprendedora española tiene entre 30 y 50 años, es de clase media o media alta y tiene estudios medios o superiores. El 70% de ellas está casada y tiene una media cercana a los dos hijos. Respecto al nivel educativo, mujeres y hombres alcanzan cifras similares en la tasa formación superior (27% en hombre y 26% en mujeres). Y en cuanto al nivel de renta, cabe reseñar que en el tramo de renta alta los hombres presentan un porcentaje ligeramente superior (44% frente a 35% de las mujeres), situación que se invierte para los niveles de renta baja. Esto puede reflejar que cuanto menor sea la necesidad económica de la mujer, menores son las probabilidades de que recurra al autoempleo. Entre las emprendedoras hay un mayor porcentaje de mujeres extranjeras en comparación con los emprendedores.

La mujer que se pone al frente de un negocio propio y se la juega en España tiene muy marcada necesidad de obtener resultados, un alto grado de responsabilidad, prefiere utilizar sus propios recursos y asume riesgos moderados. La emprendedora confía en conseguir un resultado y se propone en general objetivos que cree que puede y tiene las capacidades y habilidades para alcanzarlos. Suele ser una persona que desarrolla una enorme actividad, ya que si la tiene, se ocupa de la logística familiar. Posee la habilidad de organizar y de innovar, sobretodo para mejorar un producto o servicio existente, o de crear uno nuevo. Suele ser más tolerante, adaptable y persevera. Las emprendedoras son capaces de definir sus objetivos, saben definir el camino para conseguir estos objetivos y se proponen objetivos realistas. Independientemente del género, los emprendedores deben ser esa punta de lanza que impulse el despertar de una sociedad, pero la mujer, lo hace con un planteamiento de riesgo más racional según algunas cifras.

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Fallida subida de impuestos

No por avisados nos sentó mejor. No por saberlo previamente a uno le duele menos. La subida de tributos llegó (y seguirá) para desmontar el rompecabezas definitivamente. En el informe de la oficina de estadística europea Eurostat que se publicó hace pocos días aparece la afectación sobre los impuestos que está teniendo todo este largo proceso regeneración socioeconómica que algunos insisten en llamarle crisis. En ese estudio se explica que España es uno de los países de la Unión Europea en los que más cayó la recaudación por impuestos en 2011. Resulta que el aumento impositivo no concede mayor recaudación como nos temíamos. Estos datos se enfrentan con la tendencia registrada en la Unión Europea, donde la recaudación aumentó el 0,5%. ¿Probamos con la buena gestión? Tengo claro que la mala praxis ha empujado esto a estar donde está. Independientemente de cambios y de nuevos tiempos, de parto doloroso y de gestión de una nueva época, no me cabe duda que la travesía podría haber sido más simple. No es tan sólo una derivada. Aquí hay ineficiencia e inutilidad. La estrategia seguida ne la subida de impuestos y recortes sin afrontar un modelo de compensación económica durante el proceso ha sido un suicidio.
Dirigentes inservible en la vida privada se han dedicado a ordenar, determinar y derrumbar el futuro de nuestros hijos. Un ejemplo de la mala gestión pública que ha hipotecado el sistema es el modelo es el mundo local. La gestión pública local es de Audiencia Nacional. Se ha abusado de la fuente de ingresos que provenía de la actividad inmobiliaria. Fuente agotada y que dotaba de ingresos extraordinarios las arcas de los ayuntamientos de este país. Un canal de aportación que sólo se produce en fase económica expansiva, que en ciclos de cuatro años es fácilmente identificable en su contexto, pero que cuando ésta se produce durante mucho tiempo seguido se acaba pervirtiendo su origen y sus funciones. Muchos ayuntamientos se han olvidado de que esos ingresos extraordinarios eran cíclicos puesto que muchos alcaldes y concejales, de hecho, nunca conocieron otro modelo de financiación que no fuera ese. Nada hace indicar que subir impuestos nos llevará a un flujo mayor de ingresos, ni lo sueñen. La economía europea, y la española en especial, se estrechan. Ayer en una reunión en Google Ireland me comentábamos la preocupación incluso en el escenario digital y de las startups debido a que por un lado por lo empequeñecido del mercado ibérico y por otro el creciente escaso valor de las iniciativas públicas de apoyo a la emprendeduría tecnológica.

Esos ingresos extraordinarios se han utilizado para sufragar gasto corriente puesto que muchos de los responsables de las arcas municipales ya no diferenciaban lo extraordinario de lo ordinario. Esa burbuja de ingresos extraordinarios que provienen de las plusvalías y los impuestos derivados a la actividad inmobiliaria y de la construcción explotó hace cuatro años y ahora sus efectos ya se perciben como una enfermedad crónica. Seguramente una parte de todo ese manantial de billetes se habrá destinado a diferentes programas de apoyo a la emprendeduría, no lo niego, pero ¿cuánto se ha perdido en las retorcidas cloacas de la mala gestión interesada o no del que no espera nada de una sociedad adormecida y poco emprendedora? Espero que, como sociedad, estemos aprendiendo algo de este desierto cada vez más yermo, sino será difícil enfocar en el nuevo escenario que nos tocará modelar, será complejo focalizar en descifrar un futuro extraordinario al que tenemos opciones de llegar.

La nueva era del conocimiento, de la hipersociedad y de los derivados de esa hipotética crisis descrita por los que la estimularon, surgirá del valor de las cosas y no del coste de las mismas, será el momento de las grandes factorías de ideas, de pensamientos, de dudas, de estructurar la fabricación en base a su precio esencial y no tanto al especulativo, de emprender para convertir los sueños en realidad. En esta nueva era, en este nuevo ecosistema plagado de ideas, en ese nuevo mar en el que deberemos navegar, los que antes entiendan que deben impulsarse con vientos desconocidos, los que sepan que es tiempo de veleros y no de lanchas motoras, esos sobrevivirán, crecerán y serán mucho más felices. Los que escuchen a sus mandatarios, a esos dirigentes aparentemente perdidos, a esos que cambian sus previsiones una y otra vez, los que esperen de ellos que les ayuden a sobrevolar este momento crucial de la historia sufrirán mucho más.


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De necesidades y retos

El pasado domingo, en mi columna del ABC, relaté una conversación con un “lustra botas“ colombiano acerca de lo importante que es creer en los sueños más que en los vehículos que los contienen.  Concretamente decía que la última vez que estuve frente a uno de estos confesores del día a día aeronáutico me dijo que “el problema de España era su falta de ideas”. Le cuestioné ¿de donde sacaba semejante conclusión? Su respuesta tuvo el aliento de la experiencia: “ustedes solo piensan en el avión, no en volar. Sin darle mayor importancia, el bueno de Eduardo continuó con su trabajo, sin tener conciencia de que había dado en el clavo del problema. Lo que escribí en esos días tiene mucho que ver en el como debemos ver eso de “emprender”. Tiene que ver con ilusionarse y con no errar en el objetivo. Es cierto que todo está crudo y que es más fácil poner en marcha negocios en tiempos de vacas gordas pero siempre hay quien se pone en marcha en contra de las probabilidades. Esos son los que me interesan, los que cambian el mundo. Sin apenas opciones, a veces aparecen los más intrépidos, esos que consideran que una crisis es un grato escenario pues limpiará de ineficiencia su entorno. Ese es el grado máximo de la confianza en sus propias aptitudes. Está claro que quienes toman ese camino son lo más fresco del panorama laboral en el que se mueve nuestra actualidad.
Sin embargo no todo es el ADN. No todo está gravado en la biología de las personas. Hay motivos diferenciados para emprender. Por un lado los que ven una oportunidad, pero también los que lo hacen por necesidad. Cuando no hay ninguna otra opción y todo queda a expensas de si tú mismo pones en marcha un proyecto, eso poco o nada tiene que ver con lo innato y pasa a ser la consecuencia. Retos

En Colombia o Perú, por citar algunos países, la emprendeduría es muy alta, los niveles de activación de negocios es de las más importantes del mundo. Se debe a que no hay prestaciones por desempleo prácticamente y el microcomercio es una opción laboral de autoempleo que cualquiera puede afrontar. Hay miles de paradas de mil productos. Son idénticos aparentemente los unos a los otros, todos parecen vender lo mismo, pero no es así. Ciertamente es la manera que tienen en esos países por salir de la exclusión, no hay otro modo. Lo curioso, como decía, es descubrir como de un día para otro, una parada que vendía hasta ayer mismo diferentes divertimentos fritos y publicaciones diversas, incluye en su catálogo algún nuevo servicio como la plastificación de documentos.

Es a partir de esa innovación e inversión, que consigue la atención de nuevos potenciales clientes.
Es muy destacable ver como algunos de los ejecutivos que han ido cayendo al lodazal del paro en los países de occidente, han tardado de media un mes en iniciar un nuevo proyecto, mientras que los trabajadores de esas mismas empresas, muchos de ellos, apuran el subsidio. El estudio que fijaba este dato pertenece a la propia administración y reseñaba la diferente actitud ante el mismo problema. Está claro que la cantidad obtenida por la paga por desempleo está en una de las implicaciones de dicha diferencia pero es significativo. Si el directivo ve mermada su capacidad adquisitiva hasta en un tercio o más en cuanto se queda en paro, el trabajador de escala inferior puede prácticamente quedarse en un estadio muy similar.

Podemos decir que el ADN del emprendedor no es tan claro ni evidente. Ponemos en marcha proyectos por otros motivos, atendemos en base a otros factores. Ahora bien, si las crisis generan oportunidades o no está por ver, pero que algunos de esos nuevos emprendedores que han afrontado la crisis como oportunidad si entran en el listado de los que han descubierto su aptitud y su innata voluntad por emprender.

Un emprendedor “de nacimiento” verá en una recesión como esta el momento ideal. Como el zapatero que detectó una necesidad en Africa, el que acomete una empresa en estos momentos ve un campo por abonar. Es cierto que hay compañías que han abandonado por necesidad o por estrategia algunos nichos de negocio que ahora podrían ser ocupados por otras mucho más eficientes por un tema de tamaño, pero las pymes y sus emprendedores suelen ser más directas en algunos modelos de gestión que una gran compañía que tiene que atender modelos productivos a gran escala. Los emprendedores siempre están en crisis al fin y al cabo, es su estado natural para afrontar cada día el reto de aprender.

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Innovación, Personal, Sociedad Marc Vidal Innovación, Personal, Sociedad Marc Vidal

De madrugada

Ayer de madrugada puse en mi google+ un texto que causó cierto revuelo en las redes. No quería faltar a nadie. Era algo simple y que buscaba lo emotivo. Sin pretensiones, sólo una manera de cristalizar lo duro que a veces resulta eso de poner un negocio en marcha. Obviamente cada uno lo puede ver como quiera, incluso hay quien no le gusta y lo respeto. Pero os pido que lo valoréis en lo que es, un pequeño párrafo que describe un momento con un juego de palabras y que intentan darle ánimo a una tribu de insomnes autónomos y emprendedores que a según que horas no sabe de donde sacar el ánimo para seguir. La frase del final es producto del talento colectivo.

Cuando veas que no puedes más, que emprender se hace duro y difícil, que el sueño llega de madrugada y eres incapaz de teclear nada más, que el día a día se hace pesado y requiere hasta el último aliento, piensa en el motivo por el cual empezaste esta aventura y lo que ya sabías que suponía todo: “ahora te toca vivir como muchos no querrán, para en el futuro hacerlo como muchos no podrán”.

Ya hablé hace tiempo de lo solitario y frio que es el cristal desde el que se ve la vida cuando te tienes que quedar un domingo en tu despacho pues no hay mucho que hacer más que propuestas y apuestas a un sólo número y a un color esperando que tarde o temprano la ruleta te conceda el privilegio de premiarte.

Tardaremos en girar la colcha pero la giraremos y una de las razones es que no hay otro remedio. Me niego a aceptar que esto ya no se moverá. Si se potencian redes de conocimiento, si se impulsa la proliferación del capital riesgo, si las administraciones reducen la fricción en los trámites, si el impulso a la innovación crece en lugar de menguar como en los últimos dos años, si la cultura emprendedora se transmite en las escuelas de secundaria y en las universidades, tal vez, si todo eso pasa, un asalariado que pasa a ser emprendedor lo tenga algo más fácil y con ello, un país como el nuestro, esté más cerca de la cabeza económica del mundo civilizado.

Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobrevenidos, que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso.

Los que hemos puesto en marcha nuestros sueños, sin saber si era posible tan siquiera, sabemos que es eso depasar noches en vela, redactando, corrigiendo, trabajando en la soledad de las noches y los días que se amontonan unos encima de las otras. Vivir es ese domingo por la tarde, exhausto pero ilusionado, viendo desde la ventana del despacho como las familias pasean, las parejas hacen cola para el cine y el mundo no se detiene en su curso sinuoso de fin de semana. Obsesiones y retos, momentos duros que a veces no producen más que disgustos pero que cuando se reproducen con todo su brillo y belleza son la entrada perfecta a un club diferente, el “club de los soñadores”. He escuchado este término en algún lugar, no es una definición mía, pero me parece tan especialmente sensible que me apodero de ella. Soñar y emprender van juntos, juntos en la búsqueda, tal y como están las cosas, de la única salida.

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Marc Vidal Marc Vidal

#nanoemprendedores

Mi equipo anda loco estos últimos días. Una especie de virus que genera un lenguaje más simple, sencillo, claro y con un vocabulario más infantil. Esa locura recorre las sedes de Barcelona y de Londres, las dos oficinas implicadas en el proyecto que propuse para llevar a cabo las conferencias sobre emprendeduría pero para niños. Llegaron más de un centenar de peticiones de las cuales hemos seleccionado la mitad para ir adecuando a las posibilidades de ejecución. Destinos complicados, logística difícil y otros elementos han sido los elementos en los que basamos el primer filtro.
La intención es que, durante una semana, lleguemos a cinco puntos distintos de España que permitan cada día estar en uno. Ahora mismo estamos elaborando un planning que sea capaz de cumplir las expectativas. El nombre del proyecto es posible que sea #nanoemprendedores si no surge algo mejor. La idea fue de uno de los lectores de este blog. Los datos más significativos que tenemos ya resueltos son:

  1. Será la primera semana entera de mayo, es decir, entre el 7 y el 11 de ese mes.
  2. No hay límite de niños en la sala donde se realice la charla, lo dejamos a consideración del organizador local.
  3. No podrá haber adultos, ni profesores, ni padres, durante la conferencia.
  4. La edad ideal que deberían tener los pequeños estaría entre 11 y 14 años, aunque esto también es revisable por la franja inferior.
  5. La charla durará apenas 20 minutos y tendrá un formato audiovisual con sonido e imágenes que acompañarán mi exposición.
  6. Estamos trabajando con expertos en comunicación infantil y psicólogos para adecuar los mensajes y los conceptos que quiero transmitir.
  7. La charla será filmada por un equipo que se ha ofrecido a colaborar desinteresadamente todo el tour.
  8. Mi conversación con los niños tratará varias metáforas, cuentos e historias que tienen que ver con mi idea del valor de emprender, tomar las riendas de la vida, del valor que tiene equivocarse y fracasar, de afrontar los retos y todo ello desde un punto de vista de que “trabajando” en lo que uno quiera y en un negocio propio (como concepto y no como modelo) es una buena manera de hacerlo.
  9. Estimular al emprendeduría como gesto personal y no como planteamiento social será mi reto. Aprender de ellos mi mayor ilusión.
  10. Tras la sesión los chavales deberán explicar a sus profesores y padres lo que han escuchado y realizar alguna actividad al respecto, en la red preferiblemente y con la voluntad de que yo mismo pueda atender a sus valiosas aportaciones a posteriori.
  11. Intentaremos que la prensa, redes, twitteros, bloggers, emprendedores, agentes y amigos que consideren interesante la actividad, se sumen y aporten la difusión que consideren. Todos estarán invitados a una mini sesión de cinco minutos posteriores donde expondré lo que he visto.

Se que es un formato diferente, con algunas consideraciones particulares, pero es mi propuesta al fin y al cabo, y como tal he pensado que sería una buena forma de llevarla a cabo. Cabe decir que todo el proyecto no tendrá ningún coste ni directo ni indirecto, tal y como dije.

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Sólo es cuestión de empezar

Hace unos días recibí un email de Mauro. Casi me da algo. Me decía que había leído mi libro y que su alegría era enorme, que estaba donde lo dejé y que era feliz. No puedo recordar su cara, no puedo pensar cuanto debe haber visto y vivido desde entonces. No puedo ni pensar com ha llegado mi obra a sus manos. Sólo sé que Mauro activó uno de los motores que impulsan mi vida.
Mauro era, probablemente aun lo sea, un cooperante brasileño que trabajaba en temas sociales en el corazón de una Fabela de Salvador de Bahía. Su apego a su entorno era admirable, su dedicación sorprendía y su capacidad para conectar envidiable. Era el tipo más amable, cariñoso y hábil que he conocido en la vida.

Lo conocí durante un viaje organizado por la Diputación de Barcelona hace muchos años en el que me enrolé. Me propusieron participar como observador de una aventura que prometía apasionante: estaríamos en la Fabela más grande de Rio de Janeiro, Rocinha. Allí estudiaríamos como se organizaban grupos de estímulo social para, a través de redes sociales (analógicas) se depuraban los inconvenientes que tenía el vivir en aquellas condiciones.

Los primeros días en Río te das cuenta de las diferencias sociales, por lo menos en aquella década de los noventa. Poco a poco vas entendiendo que hay zonas por las que pasar es un riesgo y por las que pasear un suicidio. Lejos del lance que suponía estar en Sao Paulo, la capital de playas eternas también era un lugar muy inseguro. Ahora bien, si algo no tiene comparación con nada conocido es una Fabela. Allí parece que las cosas deben estar una junto a la otra para impedir que todo el conjunto se caiga.

Mauro trabajaba allí, sin descanso, doce horas al día y el resto simulaba no hacerlo. Era querido por todos, amigo de todos. Su pasión era ayudar. Tras una semana con él y el equipo que nos paseó por aquella selva de barro y Uralita costaba entender porque seguía allí y no aceptaba las más de una decena de proposiciones para dejar ese lugar y trabajar en empresas privadas que le sacarían de la ruina para siempre.

El joven Mauro era licenciado en Comercio internacional y tenía un master europeo, algo poco usual en aquella época en Brasil. Además, como digo, era alguien con una empatía enfermiza que te provocaba tener ganas de trabajar con él, de aprender de su espíritu de sacrificio, de su valor y pasión.

El último día, despidiéndome de él, le pregunté porque seguía allí, ¿por qué no aceptaba alguno de los puestos muy atractivos que le ofrecían diversas empresas de Brasil, como Petrobras, y dejaba esa ocupación tan penosa, tan extremadamente desagradable y llena de peligros? Su respuesta fue la que esperaba viendo su actitud diaria.

-       No puedo dejar esto, aquí estamos haciendo algo importante, todo esto debe cambiar, todo debe mejorar.

Tan esperada era su respuesta que yo tenía otra pregunta encadenada preparada.

-       Mauro, ¿acaso crees que tú vas a poder cambiar esto? Eres el primero que se pone en serio, está muy lejos la posibilidad de lograrlo, ¿Cómo vas a conseguirlo tú solo?

Giró la cabeza, encendió sus ojos y me miró diciendo: “alguien tiene que empezar”.

La lección era tan metálica que helaba. Su manera de entender la emprendeduría social era tremenda. Mauro consideraba que lo importante no era el proyecto final, el objetivo a conseguir sinó el proceso que lo dirigía.

Para los que ponemos en marcha proyectos empresariales, a veces es más apasionante el momento de arrancar, de disponer de los resortes para que el motor se encienda, que el de conseguir algunos logros. No digo que no sea vibrante ver como se alcanzan objetivos, pero, como Mauro, a veces deberíamos aceptar que lo más interesante es la decisión, el motivo, y no tanto el resultado.

Mauro me cerró el cerebro durante unos meses. Tras un tiempo en el que no quise enfrentarme a ello, llegó el día de pensar en cuanto aquel chico me había transmitido y entender que si quería poner en marcha mi propia vida debía romper con muchas cosas y empezar, sólo empezar, ese era el juego.

Los colectivos que hoy en día se muestran reticentes a empezar algo por que se muestra tremendamente difícil o extremadamente largo en el tiempo necesario para alcanzarlo, son aristócratas de la desidia. Cuanto más fácil mejor. El mundo no mejora a través de atajos y senderos sin piedras. La sociedad que necesita emprender debe hacerlo incluso en aquellos territorios que te son hostiles, pues lo son para todos, y donde para todos es un lugar inhóspito existe la oportunidad de arrancar el mecanismo de la cisterna que limpia el mundo.

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