Las duras reglas de la Nueva Economía
Llevamos días hablando del futuro. No es una novedad. De hecho lo hemos ido haciendo todos desde hace casi una década. Empezamos con los avisos sobre lo que se cernía sobre nosotros, luego sobre como sería eso de las redes sociales, más tarde sobre negocios digitales, también pusimos en alerta la revolución emprendedora que se avecinaba y, por supuesto, en que consistiría el modelo social del futuro en términos tecnológicos y económicos. Seguiremos aportando esos juicios acerca del futuro. Es bueno y ayuda a marcar estrategias.
Ayer pudimos leer un estudio de John Cannarella y Joshua A. Spechler de la Universidad de Princeton que vamos a vivir cambios notables en el mundo de las redes sociales. En ese entorno de relaciones humanas digitalizadas que supone, por ejemplo, Facebook la metamorfosis ha empezado. Que el ingenio que mueve las conciencias y las disposiciones comunicacionales de más de mil millones de personas en el mundo pueda estar a tres años de su desaparición tiene importancia nos guste o no lo que representa.
Estos señores pronostican el inmediato proceso de hundimiento y mortalidad de la criatura de Zuckemberg. Sus conclusiones indican que este año Facebook reducirá hasta un 20% su tamaño, para experimentar a continuación una caída en picado que le llevará a perder el 80% de su actividad entre 2015 y 2017.
Nadie está a salvo en esta economía cambiante y rápida, en este Fast-food de la innovación. La gent más joven está en huida masiva de la ‘vieja’ Facebook para refugiarse en otras más inmediatas, flexibles y epidérmicas como Twitter, Instagram, WhatsApp o la increible Snapchat. Parece ser que estar en Facebook empieza a verse como algo poco ‘cool’ y ‘plagado de gente mayor’. Recordemos que los jóvenes son los ‘early adopters’ por excelencia de este tipo de escenarios y los que determinan los flujos de la moda, algo tan superfluo e inconsistente a veces como determinante otras.
Mi impresión, no obstante, es que Facebook se podría morir por su propia estructura de negocio. Demasiado anuncio vinculado al propio y endogámico modelo de pautar tus impresiones. Tal vez las empresas dedicadas a esto logren ubicarse en el punto exacto pero conozco centenares de casos que ponen en duda la eficiencia o la ‘sinceridad’ de esta opción en las campañas de la red social en cuestión.
Estamos presenciando el principio del fin probablemente en Facebook. GlobalWebIndex ya reconoció una caída del 3% en el uso de Facebook durante la última mitad de 2013. Otros datos, los de Jaffray mostraban que el 26% prefiere Twitter, mientras que únicamente el 23% opta por Facebook.
Tal vez sea un error mantener la dirección sobre el modelo de anuncios y su réplica ‘googeliana’ que iniciaron hace tiempo. Ahora dicen que están desarrollando una red publicitaria móvil propia. El gigante social anunció el miércoles que se estaba llevando a cabo un examen para ayudar a los desarrolladores de aplicaciones monetizar el dispositivo móvil.
Como parte de la prueba, Facebook dijo que estaba ampliando su focalización para mejorar la relevancia de los anuncios que se muestran. La verdad es que parece que han perdido la iniciativa y todo cuanto anuncian va unos pasos por detrás de lo que su ‘competencia’ presenta. El desarrollo de esta red de publicidad por parte de Facebook se produce después de Twitter lanzó la suya el mes pasado, tras la adquisición de MoPub.
¿Que opinas de que una de las empresas con mayor cantidad de gente implicada del planeta pueda desaparecer en tan poco tiempo? ¿que crees que está afectando en un mundo tan rápido y cambiante?
El concepto trabajar en la Nueva Economía
La velocidad con la que circulamos por la historia cada vez es mayor. Hace una década no existían las empresas que ahora marcan nuestro día a día de manera irremediable. Compañías que no tan sólo son parte de todo lo que nos afecta sino que además son las más valoradas económicamente en algunos mercados de valores. Hace cinco años no existían tampoco una gran cantidad de ‘oficios’ que ahora son los más demandados. Curioso ver también como esos nuevos modelos laborales se basan en otros procesos profesionales que nada tienen que ver con el pasado.
Yo trabajo muchas horas al día. De hecho me cuesta separar el trabajo de mi propio ocio personal e individual. Cuando no afecta a nadie, mis lecturas, paseos y diversión gira entorno a aprender algo que mejorará mis proyectos, a reflexionar sobre alguna nueva idea o a conversar sobre mis sueños que suelen tener algo que ver con lo digital, lo emprendedor o la vinculación a personas con ese espíritu. Dice un buen amigo mío que ‘si odias los lunes es porque aun no estás haciendo lo que te apasiona’.
Mi familia sabe que me encanta hablar de los elementos que me afectan en mi vida profesional porque tiene que ver con mis instintos, sueños, valores y metas. Mis amigos suelen tener vínculos en mi entorno profesional o, como mínimo, saben de que va. El deporte me enlaza con el sacrificio y la superación y cuando escribo o hablo en público también tiene ese tono que domina mi paisaje mental y emocional. Y no soy adicto al trabajo, soy adicto a soñar, lo cual, os aseguro, es algo muy distinto.
Hace muchos años fui un adicto al trabajo. Dedicaba mi vida a una agencia de compra y venta de acciones, luego a otra de inversiones y también a otra proyectos digitales. Trabajaba mucho obsesionado por los resultados y poco por el recorrido. Terminó el día que descubrí que si quería disfrutar de la vida, atendiendo que me gustaba trabajar, debería de hacerlo en aquello que me permitiera tocar el cielo de vez en cuando con los dedos.
Los sinsabores que he vivido no los recuerdo aunque me enseñaron. No pienso en pasado, aburre. Pienso en cada uno de los millones de segundos que me quedan por conquistar, los centenares de personas que con las que trabajaré en los próximos mil años.
Volver a poner el trabajo en el centro de los valores porque el trabajo de hoy debe ser concebido como experiencia íntima y emocional, como factor de conquista de algo más que dinero o reconocimiento, debe ser abiertamente un propósito de satisfacción moral y del conocimiento. Trabajar para aprender, para innovar socialmente e individualmente.
Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Es cierto que cada vez ‘trabajaremos’ menos según esa manera de describir el trabajo. Vamos a una sociedad donde el elemento laboral deberá ser considerado como algo muy distinto y de calificación diferencial según lo que se logre con ello, pero a la vez cada vez ocuparemos más tiempo en ese crecimiento personal vinculado a ‘estructuras conectadas entre lo laboral y lo personal’. Por poner un ejemplo podemos ver que los profesionales más demandados este año pasado en Linkedin están centrados en profesiones inexistentes hace muy poco como marca el gráfico acompaña el post de hoy.
Trabajar debe recuperar el valor del progreso y la innovación como factor social y personal. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer y de inventar. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
No estoy hablando de la cultura del esfuerzo, o el sacrificio, que es otra cosa y que suena más a penitencia y sumisión, a explotación y entierro, no, yo apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual. Yo quiero liderar mi vida, marcar sus fases y establecer mis metas.
Aquí cabe la descripción del concepto intraemprendedor, emprendedor y soñador, y cuesta más incorporar otros que buscan en el trabajo, de manera lícita por supuesto, otras derivadas menos alimenticias. En la Nueva Economía se hace difícil utilizar esos modelos de separación entre lo que es laboral y lo que no. Probablemente la pasión con la que vivas la vida también marcará lo que quieras hacer en lo profesional.
Aquí os dejo los 10 puestos laborales más requeridos en Linkedin actualmente y que hace tan solo cinco años no existían. Esto va muy rápido en los modelos, en los tipos y en las maneras.
¿te da cosa la Internet de las cosas?
Aquí ya hemos hablado de la ‘Internet de las cosas’ y de cómo la llegada de la conexión de objetos y dispositivos revolucionará la vida de las personas, ciudades y organizaciones. Es algo tan imparable como lo fue en su día la llegada y despliegue de la propia Internet. Mucho tendrá que ver el concepto smart city y la extraordinaria manera de conectarnos con los modelos sociales que nos rodean. No es algo que se pueda elegir, viene y ya está, y como tal es bueno ir tomando conciencia de cómo logramos que eso sea un hecho beneficioso y no un tormento.
Parece evidente que en la empresa privada ‘la Internet de las cosas’ sufrirá una explosión inminente durante este año, pero muy especialmente en el que viene a través del retail y la manufactura. En el caso de éste último, las empresas podrán obtener mayor productividad, controlar su eficiencia y la logística gracias a nuevas aplicaciones y dispositivos de contacto, mientras que en el retail las empresas pueden prestar más atención a la experiencia del consumidor, al movimiento en sus tiendas, entre otras cosas.
El momento más intenso se vivirá cuando la ‘Internet de las cosas’ entre en colisión o contacto con el concepto ‘big data’ y lo que supone de exponencial su uso compartido. En 2020 habrá más de 50.000 millones de dispositivos conectados entre si, lo que supondrá una digestión inteligente de datos como nunca antes ha vivido la humanidad. Todo ello combinará inteligencia artificial, natural y conversaciones comerciales a partir de lo que el marketing matemático solicite y lo que el comercio de información entregue.
La penetración de smartphones, tablets, y otros dispositivos conectados a la red aumenta año tras año y actualmente ya hay 12.500 millones de cosas conectadas a Internet, que supone 4% de las máquinas que existen actualmente y llegaremos a esos más de 50.000 en apenas cinco años. Esta tendencia convertirá a las ciudades en ciudades inteligentes en las que el tráfico se controla a tiempo real, sensores miden de forma constante la contaminación del aire, aplicaciones de móvil nos indican dónde se encuentra el autobús que queremos tomar y cuánto tardará en llegar y dónde podemos saber donde hay sitios libres para estacionar el carro. Se trata de innovaciones que ya pueden verse en por ejemplo.
¿Dónde está la oportunidad de negocio? ¿Cómo diseñar programas y aplicaciones para sacar el máximo provecho a la información recabada por esos sensores y dispositivos de la ‘Internet de las cosas’? ¿cómo asegurar que se hace un buen uso de esta información? Esa es la clave del negocio que aportan. Además, se sabe que en 2030 se necesitará un 40% más de energía a nivel mundial para atender la demanda y alguna vendrá vinculada a esta ‘Internet de las cosas’ y las ‘smart cities’. Estoy convencido que el lenguaje e idioma de la máquinas, su vínculo social y su eficiencia productiva.
A mi me encanta, no puedo dejar de ver en la tecnología un aliado, una herramienta para superar barreras y muros que otros, en el pasado, no pudieron superar por culpa de los elementos de clase, espíritu o condición.
Sueños hipersociales
La Psicohistoria aparece en ‘La Fundación‘ de Asimov y estaba basada en la predicción del futuro basándose en la masa humana y a su comportamiento. El futuro es un territorio desconocido y en economía su estudio requiere de formulas muy complejas. Sin embargo, dicen, se puede intuir gracias a la colaboración masiva. Debemos tener en cuenta que la sorpresa y la imprevisión están muy lejos del comportamiento de un grupo condicionado por aspectos individuales.
El estudio del comportamiento de un grupo permite predecir que sucederá de un modo distinto al que efectúa la estadística. Lo que está ocurriendo con la “web social” y la actividad que genera, es más bien la caída del efecto de previsión al que la sociedad nos tiene acostumbrados, puesto que tiene que ver más con el comportamiento de grupo, mucho más complejo y deliberativo que el que surge de cada uno de los individuos que los forman. El ejemplo más didáctico sobre este aspecto lo podemos presenciar en la naturaleza, donde un individuo no interviene salvo cuando la dirección tomada por la manada la incorpora y es luego cuando interfiere en la decisión como parte de ella.
En la Nueva Economía, las empresas deben adaptarse al nuevo mundo de la colaboración masiva. Un Producct manager o un branding research de reconocido prestigio, hoy en día, comparten escenario con creadores de opinión “aficionados” que trastocan, sin poder evitarlo nadie, el resultado final de la marca. Las empresas que obvian la digitalizad universal que les rodea en realidad obvian una red autoorganizada de miles de millones de voces virtuales que fabrican opiniones, comentarios y relaciones entre ellos.
Ahora los individuos intercambian y comparten conocimiento, capacidad y recursos, muchos de ellos libres y gratuitos, para crear un diverso catálogo de bienes y servicios. Está pasando ahora mismo, mientras yo escribo o tú lees, alguien está creando valor de un modo veloz, fluido y, sobretodo, inquietante. Las empresas no pueden abandonarse a la marea esperando ilusamente que ese agente perturbador les afecte hasta el punto de anular su gestión de marca.
La economía relacional establece instrumentos para el mando y el control, pero sobretodo constituye un elemento que derribará los anticuados sistemas jerárquicos que han quedado obsoletos. Las redes flexibles para productores autónomos demostrarán que miles de voluntarios dispersos pueden crear proyectos rápidos, fluidos e innovadores que superan a los de empresas enormes. De hecho está pasando y, por supuesto, los talentos serán colectivos y los consumidores parte de ello.
La nueva generación de consumidores de productos estará en el derecho a introducir modificaciones en ellos como algo coexistente a la propia generación de producto. Esos son los nuevos tiempos, los del “busque, compare y si encuentra algo mejor, dígaselo a su empresa habitual”.
Emprender hoy en día tiene mucho que ver con entender ese nuevo escenario de colaboración, líquido y tremendamente flexible. Si has decidido poner en marcha los resortes de tus propios sueños, si estás pensando en poner en marcha un proyecto, piensa en que de algún modo complejo dependen y se conectan al de miles o millones de personas con el mismo pretexto vital: soñar. No dejes de aprovechar esa oportunidad extraordinaria que te ofrece el tiempo que nos ha tocado vivir.
¿Que somos, leopardos o gacelas?
La diferencia entre un leopardo y una gacela es que el primero puede equivocarse una y otra vez, la segunda no. Por ejemplo, durante siglos la banca se ha equivocado en innumerables ocasiones, pero sin embargo no ha permitido que sus fieles lo hicieran. Unos son gacelas y otros leopardos en esta vida. Durante decenios el sagrado sistema financiero ha permitido sin que le temblara el pulso que miles de personas fueran embargadas por cometer un error en el mejor de los casos. En el peor, por no cometerlo.
¿Y si la relación que muestra la metáfora estuviera cambiando también? Acabo de llegar a USA. Este es un país donde el uso de la moneda de plástico es masivo y donde la deuda se genera para superponerse a un déficit personal anterior. Los ricos a crédito no son exclusivos de América, están por todas partes, especialmente florecieron en la España enladrillada. Muchos de estos individuos que estructuran su vida en base al pago a crédito, para abonar todo su consumo cotidiano en términios que ya se han convertido en un “retainer” a perpetuidad, son “expertos” financieros que consideran estar amortiguando sus gastos gracias al mal llamado “cómodos” plazos. Esos son las gacelas. Poco o nada pueden hacer con su destino. Lo deben.
¿Quienes están pues en condiciones de cometer errores? Los soñadores, los que apuestan a sabiendas que sin arriesgar no se innova. Yo reclamo el valor y derecho a ser un #dreamer y exijo mi derecho a equivocarme cada vez mejor. En definitiva los leopardos de la Nueva Economía deberían ser los emprendedores, especialmente, los que desarrollan proyectos digitales por su especial materia y menor fricción.
En definitiva, un emprendedor es un soñador, alguien que se pregunta todo y que se muestra crítico con aquello que le molesta, estorba o despista, pues se juega el patrimonio, la vida y el futuro. Es muy distinto ver lo que va mal cuando te afecta de verdad a cuando le afecta a otros.
Por eso, cuando se impone el terror al fracaso lo que realmente se logra es asfixiar la vitalidad económica. La gestión del fracaso en España y en Europa en general es contraria al estímulo empresarial. No se valora como factor de aprendizaje sino todo lo contrario, no se entiende que tras un error hay un aprendizaje. Nuestra sociedad está acomplejada, mínima, incapaz de enfrentarse a ese miedo a fracasar, la cantidad de gente que emprende es menor que en otros países y en gran medida está provocado por ese siniestro círculo cerrado. Cuanto menos intentos menos éxitos, cuanto menos éxitos menos innovación, cuanto menos innovación menos competitividad. Es una regla que asusta de lo simple que es y que conduce a la parálisis.
Hay millones de personas que no ven los goles de la vida porque tienen miedo o por mantenerse seguros en la “zona de confort”. Pero oyen el rugido del público e interpretan que ha habido un gol. El modelo social en el que vivimos intenta con todas sus fuerzas a que vivamos de espaldas a lo que sucede y muchos se resignan y se toman su tazón de cloroformo matinal para no sentirse mal. Es gente que en muchas ocasiones saben mucho, leen mucho, escuchan mucho y seguramente conocen tantas cosas que podrían llamarse “sabios”. Se puede ser sabio pero a la vez se puede no estar viviendo.
Ya no sólo es cuestión de cambiar modelos de crecimiento, de impulsar políticas activas, de renovar acciones complementarias, de estimular la emprendeduría, de mejorar las tasas tributarias o de impulsar la exportación y la internacionalización, ni siquiera es tema de tecnología sólo o de entender los tiempos que corren. Lo que realmente toca es un cambio de actitud, un gesto global y entendible, la composición de un sueño colectivo que sea capaz de disolver en la nada tanta pesadumbre y tristeza. Es la hora de los soñadores, de los valientes, de los que ven en cada dificultad una aventura y en cada ruina una lección.
Es la hora de los que saben que no son gacelas, que como los leopardos pueden cometer errores y volverlo a intentar. Si vas a intentarlo y temes equivocarte, no te preocupes, hay muchas opciones de que así sea. Luego te queda el resto de tu vida para poner en práctica todo lo que hayas aprendido.
Innovación y leyes de juguete
Llegados a la aceptación de que todo esto ha sufrido una mutación extremadamente rápida, debemos preguntarnos si estamos en condiciones de adaptarnos a esos cambios continuos y tremendos que vivimos como sociedad, como colectivo económicamente entrelazado y como multitud digital distribuida. Aceptado que no vivimos un tiempo de cambios sino un cambio de época veamos si los condicionantes necesarios para dar el salto y modificar nuestro modelo de crecimiento están preparados o, como mínimo, adaptándose.
Adaptarse no es fabricar una ley de juguete que interpreta como esencial impulsar la voluntad emprendedora de una población esquilmada, agotada y cuya faena diaria resulta ser mendigar para alimentarse de las sobras familiares o de los comedores sociales. Una ley de emprendedores no es eso que han escupido en la cara de los españoles un grupo de tecnócratas que no emprendieron nada en la vida y que ‘una declaración de IVAs’ les suena a chino mandarín. Leyendo a gente que respeto y admiro mucho veo que no soy el único que lo considera así.
Una ley como la que nos han plantado pretende convertir en diez minutos un país que vivía de amontonar ladrillos ineficientemente uno encima de otro, a un próspero modelo económico postmoderno de aplicaciones biotecnológicas. Es tan absurdo que parece cómico. España es lo que es y atender a su realidad para fabricar una nueva parece lo más obvio. Por ejemplo, no podemos renunciar a una estructura turística que sedimenta el patrón de crecimiento en un porcentaje altísimo. Sin una ley del emprendedor que apueste por elementos que estimulen la innovación y faciliten la creación de empresas mal iremos.
Existen países que están entrando (que no saliendo de la crisis) en un nuevo escenario. Países que apostaron por la emprendeduría y por la innovación por partes iguales pero que no se olvidaron que la economía moderna depende de las grandes empresas y de que estas se sientan cómodas para invertir en un territorio determinado. Tecnología, innovación y conocimiento no se integran en sectores asociados como la industria o el turismo por arte de magia. Hay que empujarlos y darles facilidad.
La innovación no nos dará el paso a este nuevo escenario por si misma pero sin ella será imposible salir de modo efectivo y completo. Por eso es imprescindible que los motores económicos preexistentes asuman su condición e innoven en lo fundamental. Si no se les anima, en momentos de escasez, pocos lo harán y estaremos perdiendo la gran oportunidad de modernizar y posicionar este país en la vanguardia económica que nos venden.
Hay sectores, como el inmobiliario o el de la construcción que pueden darse por muertos. Como en este país el objeto patrimonial inmobiliario se fundamenta en el valor especulativo del objeto y este no volverá a ser rentable en esos términos en décadas, no hay innovación posible que el mercado acoja. Recordemos que ningún experimento innovador es innovación si el mercado no lo acepta y, en el sector del ladrillo, la innovación no será aceptada por el mercado en mucho tiempo por el agotamiento y el sobrepeso de todo el asunto.
De todos modos España es un país no muy grande en términos económicos. Para nada es la octava potencia del mundo ni tan siquiera es una de las veinte primeras economías del planeta. Es imposible que con apenas 3.000 empresas grandes de una estructura empresarial que ronda los 3 millones de empresas podamos generar modelos de alto crecimiento. Mientras que el 97% de las empresas de este país tienen menos de 10 empleados en Europa esos ratios no llegan al 70%. Cuesta mucho y es duro contratar. Esa era la primera de las acciones que esa ley debía haber tratado.
Por otro lado la base tecnológica en nuestro país no alcanza el 0,9% del Producto Interior Bruto por lo que poco o nada vamos a aportar a ese cambio de modelo que tanto se nos pide. La garantía del cambio que debe sacarnos de una ‘denominada’ larga y dura crisis no está en la productividad o en el nuevo modelo que viene, ya que ni una cosa ni la otra están en condiciones de convalidarse con Europa.
El asunto se complica si atendemos que en España hay más de seis millones de parados reales y sin adelgazar esa cifra difícilmente vamos a impulsar ningún modelo innovador puesto que la economía está seca y su nueva y nueva productividad se debe al cociente de menos producción con ‘muchísima’ menos masa salarial. La insolvencia manifiesta de todas las estructuras es evidente y eso aleja la innovación puesto que sin ocupación no hay salida de emergencia. Ha llegado el momento de sacrificar planteamientos y dogmas, de informar y de asegurar que para aceptar que nuestro entorno económico ha cambiado, todos deberemos de cambiar también. Apoyar a las grandes empresas como estímulo, estimulando su instalación en entornos fiscales y laborales atractivos y permitiendo que los nuevos empresarios (emprendedores ahora) nos podamos beneficiar de una ley de emprendedores de verdad.
La mejor ley de emprendedores que conozco es la que no existe. Visto lo visto, donde no hay leyes de emprendedores hay más potencia económica y mayor peso emprendedor. Cada vez que un político quiere montar algo para facilitarme la vida, tiemblo.
Que el mundo ha cambiado es una evidencia y que España no se había enterado es otra. No entraremos en el curso de la modernidad sin aceptar exactamente donde estamos y una vez aceptado atender a nuestras miserias de país de segunda en materia emprendedora y empresarial. Hasta que eso no se acepte no afrontaremos, todos, la verdadera esencia del problema: no se puede innovar en un campo yermo. Cuesta un huevo.
Hay que regar y alimentar a los que riegan. Primero debemos recuperar el empleo en sectores y modelos conocidos y poco a poco ir introduciendo elementos ejecutivos que impulsen los cambios previstos. No modernizaremos nuestra economía por ciencia infusa ni tampoco sucederá si medio país está parado o depende de la administración pública. Tampoco podremos atender a demasiada modernidad productiva si el sector financiero sigue falseando su situación y negando que no podemos contar demasiado con él puesto que está en una situación de “sálvese quien pueda”.
Lo dicho, si no les importa, no me vuelvan a ilusionar con leyes de puro celofán.
Conectar cosas eliminando procesos
Leí hace unos días una entrevista a Steve Wozniak, uno de los fundadores junto a Steve Jobs, de Apple hace unas cuantas décadas. El hombre decía que parece muy difícil hacer predicciones en el sector tecnológico y que lo único que se puede decir es lo que no va a funcionar. Decía que “todo el mundo está hablando de la informática que podrá llevarse incorporada en la ropa, lo que permitirá que los ordenadores sean incluso menos visibles“.
El átomo es el pasado. El símbolo del siglo que viene es la red. La red no tiene centro, no tiene órbitas, no tiene incertidumbre. Es una red indefinida de causas. La red es el arquetipo diseñado para representar todos los circuitos, toda la inteligencia, toda la interdependencia, todas las cosas económicas, sociales o ecológicas, todas las comunicaciones, toda la democracia, todas las familias, todos los grandes sistemas, casi todo lo que nos parece interesante e importante. Mientras que el átomo representa la simplicidad bien definida, las redes representan la complejidad desordenada. La red es nuestro futuro.
Me parece interesante el término de tecnología invisible y sobre todo me gusta mucho la idea de llevarla encima. Sin embargo, como dice Wozniak, no sabemos cómo será su tamaño ni su forma, ni en qué parte del cuerpo la llevaremos, ni lo que funcionará y lo que fracasará aun. De hecho no hay nadie que pueda decirnos cómo será ese tipo de informática. Tengo claro que el comercio electrónico deberá basarse en ese principio que marcará la internet de las cosas y que la voz también generará flujos de órdenes y ejecuciones. Con la voz lanzaremos una idea y sin recordar los pasos para llevarla a cabo, ese aparato inteligente la ejecutará de manera eficiente.
La dinámica de nuestra sociedad, y particularmente nuestra economía, cada vez más se atendrá a la lógica de las redes. Comprender cómo funcionan las redes será fundamental para comprender cómo funciona la economía. Todas las redes tienen dos elementos: nodos y conexiones. En la enorme red que estamos construyendo, el tamaño de los nodos está disminuyendo mientras que la cantidad y calidad de las conexiones está aumentando muchísimo. Estas dos esferas físicas, constituyen la matriz a través de la cual fluyen las ideas de la nueva economía. Estamos conectándolo todo Algo misterioso sucede cuando tomamos varias cosas que son bastante limitadas y las conectamos entre sí. Cuando tomamos cada uno de los chips poco inteligentes que contiene cada caja registradora de una tienda y los conectamos entre sí para formar un entramado, obtenemos algo más que poco inteligente. Tenemos sistemas de compras en tiempo real que se pueden ocupar de la gestión del inventario.
Para mí la clave estará en la eliminación de procesos y en la amnesia inducida, es decir, en el hecho revolucionario de que podamos ir olvidando los pasos y fases que un proceso se lleve a cabo porque un device inteligente lo resolverá inteligentemente por ti. Google será nuestra memoria y la internet de las cosas inteligentes nuestro actor principal.
Y en eso de definir un modelo económico están los que dirigen el mundo. Muchas veces olvidando cosas determinantes o entendiendo el punto exacto en el que nos movemos. Por ejemplo, seguir no definiendo nuestra era como la de la Nueva Economía es un error. Esa nueva escena tiene reglas y modos. Intentaré desgranarlo en otros artículos pero permitidme que los enumere en una primera aproximación.
Cuando permitimos que un objeto transmita una pequeña cantidad de datos y reciba información de su alrededor, cambiamos un objeto inerte por un nodo animado, vivo. No es necesario que todos los objetos conectados transmitan muchos datos. Un pequeño chip introducido en el interior de un depósito de agua de un rancho australiano sólo transmite el mensaje telegráfico de dos bits que indica si el tanque está “lleno” o si “no lo está”. Un ordenador personal es como una sola neurona del cerebro dentro de una caja de plástico.
Kevin Kelly definió las bases de un modelo económico digital y descentralizado. Se le llamó Nueva Economía y en eso se cuadra todo el modelo de crecimiento que un país de nuestro entorno debe zambullirse. Sería interesante que algunos de los que definen y estimulan procesos de cambio económico, ya sean bancos, políticos o derivados, entendieran exactamente en lo que se encuadra todo esto. Para refrescarles les cuento que la Nueva Economía tiene tres características básicas. Por un lado es global, por otro apoya las ideas, la información y los sistemas relacionados, es decir, lo intangible y está intensamente conectada. Esos tres elementos se basan en el poder de la descentralización.
Las partes poco inteligentes, adecuadamente conectadas para formar una red, proporcionan resultados inteligentes. La red no está compuesta únicamente por seres humanos que se comunican entre sí a través de AOL, a pesar de que estos constituyen una parte de la misma y lo seguirán siendo mientras que la seducción y la pasión estén presentes. En realidad, la red es la interacción total colectiva de un trillón de objetos y de seres vivos, conectados entre sí, por medio del aire y del vidrio. Varias pequeñas cosas conectadas entre sí para formar una red, generan un poder increíble. Pero este poder interconectado necesita un mínimo gobierno desde arriba para maximizar su utilidad. La supervisión adecuada depende de la red. Durante muchos siglos, hemos estado obsesionados con el papel del gobierno. Pero la gran excitación de la nueva economía es que sólo ahora hemos empezado a explorar el poder del nivel más bajo, donde está el reino de los iguales. Con la invención de unos pocos sistemas distribuidos, como Internet, hemos podido demostrar el potencial de lo que las redes mínimamente centralizadas son capaces de hacer. Primero, fabricamos un chip para cada objeto, después los conectamos. Seguimos conectando todos los seres humanos, Ampliamos nuestra conversación para incluir el mundo y todos sus artefactos. Dejamos que la red de objetos se gobierne a sí misma con la máxima autonomía posible; nosotros mandamos cuando es necesario. En esta matriz de conexiones, interaccionamos y creamos. Esta es la red que constituye nuestro futuro.
La totalidad del proceso no se completará mañana, pero el destino está claro. Estamos conectando todas las cosas, hasta que lleguemos a agrupar todo lo que el hombre ha creado. Y en esa agrupación hay un nuevo poder. Estrategias “Hacer que la tecnología sea lo más invisible posible”. A medida que la tecnología es cada vez más ubicua, cada vez es más invisible. Cuantos más chips proliferen, menos advertiremos su presencia. Cuantos más éxitos se consigan a través de las redes, menos seremos consientes de ello. La tecnología informática está experimentando el fenómeno de la desaparición. Si la revolución de la información triunfa, eventualmente el ordenador de sobremesa aislado acabará desapareciendo. Sus chips, sus líneas de conexión, incluso sus interfaces visuales se sumergirán en nuestro entorno hasta que ya no seamos consientes de su presencia.
A medida que la era de las interconexiones vaya evolucionando, sabremos que los chips y las fibras de vidrio han triunfado, sólo cuando los hayamos olvidado. Puesto que para medir el éxito de una tecnología hay que ver lo invisible que se vuelve. “Si no es una tecnología viva, haga que lo sea”. Del mismo modo que la tecnología de la escritura abarca prácticamente todo lo que hacemos, muy pronto, las tecnologías de la interacción abarcarán todo lo que hacemos. “Si no está conectada, conéctela”. Como primer paso, cada uno de los empleados de una institución debería tener un acceso íntimo, fácil y continuo a los medios de comunicación de la empresa, correo electrónico, buzón de voz, radio, lo que sea. Cualquier avance que promueva conexiones más baratas, más extensas y universales, será un progreso en la dirección correcta. “Distribuir el conocimiento”. Utilizar el mínimo número de datos para mantener informados a todos los miembros que integran el sistema. Intente que las máquinas se comuniquen entre sí directamente. La información debería fluir lateralmente y no únicamente alrededor a un centro, sino fuera y entre el centro. “Si no funciona en tiempo real, está muerto”. Las redes necesitan comunicación en tiempo real. Los sistemas vivos no se pueden permitir el lujo de esperar toda la noche para procesar una señal entrante. Si se duermen, pueden llegar a morir mientras están durmiendo. Con muy pocas excepciones, la naturaleza reacciona en tiempo real. Con muy pocas excepciones, las empresas cada vez tienen que reaccionar más en tiempo real.
Un puñado de granos de arena nunca formará una avalancha, por mucho que uno lo intente. En realidad, uno podría estudiar un solo grano de tierra durante cien años y nunca llegar a la conclusión de que esa tierra podría provocar una avalancha. Para formar una avalancha hacen falta millones de granos. Una red con un millón de nodos actúa significativamente de forma diferente de una con cientos de nodos. Por ejemplo, 20 millones de martillos de acero moviéndose al unísono siguen siendo 20 millones de martillos de acero. Pero 20 millones de ordenadores interconectados en una red, es mucho más que 20 millones de ordenadores funcionando individualmente. “Haga todo lo que pueda para hacer más”. En una red el problema del huevo y la gallina puede ser un problema desde un principio, no hay audiencia porque no hay contenido, y no hay contenido porque no hay audiencia. De este modo, algunas veces, los primeros esfuerzos al conectarlo todo dan muy pocos frutos. El juego de la economía interconectada consistirá en descubrir lo pequeño que se ha pasado por alto y averiguar la mejor manera de hacer que entre a formar parte de un entramado o red.
El post de hoy está dedicado a uno de mis referentes en cuanto a teoría de la información y del modelo de sociedad en red, el gran Kevin Kelly.
Estantes que interrogan
En una entrevista reciente cuestioné el futuro del márketing tal y como lo entendemos. Menos creatividad y más matemática dije. De hecho sigo pensando que los encargados en hacer atractivo un producto para que alguien lo compre deberá tener en cuenta “el gusto” de una nevera en lugar del de su dueño. Aquello que vimos en la película Minority Report está a la vuelta de la esquina. Tecnología de marketing lista para que los supermercados rastrean la edad y el género al pasar sus clientes. De hecho, en el gigante de los supermercados como Mondelez, ya hay estantes dispuestos con sensores integrados de Microsoft Kinect (más conocido por su utilización en gaming) que pueden determinar edad y sexo de los potenciales compradores que pasan frente a ellos.
Tengo claro que la internet de las cosas, la que necesita de dispositivos para establecerse, nos dará la clave en breve. Quien quiera vender algo en la red, deberá “convencer” a una máquina. Digamos que si nuestra nevera se queda sin queso y ella se encarga de pedirlo por la red, la selección algún día se basará en criterios técnicos o sustanciales a lo que un software pueda decidir. Big-data, algoritmos, experiencias o lo que sea marcará que quien te compré el queso no será un humano, lo acabará haciendo una máquina atrapada en el modelo móvil de su dueño.
A pesar de que Mondelez asegura que no piensa registrar los datos individuales si está empezando a gestionar la información agregada que obtiene del cruce de datos y así mejorar sus campañas de comunicación haciéndolas a medida. No deja de ser un estudio de mercado pero con un contundente cambio del modelo. Está claro que esos sensores no son más que la punta del iceberg de algo mucho más complejo y que a buen seguro interactuarán con teléfonos inteligentes y todo tipo de dispositivos. Relojes inteligentes o las propias Google glass podrían ser devices ideales para “informar” a una plataforma como las que Mondelez ya está instalando en sus supermercados.
Es el big data analógico y dispuesto para atacar los más pequeños detalles. Un sensor capaz de medir tiempos, elecciones de productos según posiciones, atender miradas y sofisticados cuadros de descartes determinarán nuevos aspectos de la comunicación empresarial.
Hay ejemplos que pueden dar detalles e intuir por donde iremos. El socialshopping, grupos de compra o visualización comparativa y otros, pero creo que todo eso está a años luz de lo que se avecina. Son aristas de algo mucho más transversal y disruptivo. Tendrá que ver con el talento global que se reproduce en ese escenario, con ideas conectadas que permitirán que la sociedad sea mejor en sus hábitos de consumo, estimularán una sociedad más inteligente y donde esos cambios aparecerán desde la inteligencia comercial colectiva y desde la gestión de datos como nunca antes se ha visto. El big data parecerá un juguete de pre-escolar. Nada permanecerá como lo vemos hoy, el futuro acaba de empezar.
Imaginemos que un cliente coge un objeto (el sensor lo detecta cual) pero al cabo de un tiempo (el sensor detecta cuanto) lo deposita de nuevo. Finalmente elige otro o simplemente cambia de producto (también lo detecta). Un mundo de datos y análisis empiezan en ese instante. Si además el smartphone del cliente potencial ofrece en abierto información a cambio de recibir ofertas o derivados y eso permite a la empresa saber que modelo de gasto, frecuencia y gustos genéricos tiene la ecuación es infinita pero tremendamente eficiente.
Candados inteligentes
Sabéis que me fascinan las fixies. Es a partir de este tipo de bicicletas que descubro algunos objetos y diseños que me fascinan. Una de las cosas que más me interesa en general es descubrir como se relacionan los objetos analógicos y tradicionales con la tecnología digital y sus aplicaciones. De hecho es uno de los canales por los que suelo entrar en escenarios de innovación ya sea a partir de mis propios procesos o de los de otros emprendedores.
Esperar que algún proyecto de base tecnológica resuelva problemas o situaciones que tienen que ver con lo cotidiano es muy estimulante. En ocasiones esto es realmente muy relativo y superficial pero pueden esconder grandes expectativas.
El que hoy os traigo es el de un candado de seguridad que a partir de un modelo de seguridad tradicional interpreta dos tecnología asociadas y que permite sumarle muchas más. Hablo de utilizar un smartphone para integrar lo inalámbrico y los códigos de seguridad vía bluetooth a un objeto tradicional. Se generan derivadas como la geolocalización y otros.
BitLock es una especie de cerradura inteligente para bicicletas que utiliza Bluetooth LE/4.0. Intenta acabar con las teclas físicas, lo que te permite bloquear y desbloquear tu viaje basado en la proximidad de tu smartphone. Sólo existe un prototipo por ahora, ya que sus creadores en San Francisco buscan unos 120.000 dólares para entrar en producción. ¿Alguien dispuesto a mejorar este proyecto por aquí?
Quioscos sin periódicos
Hay noticias que demuestran la difícil sintonía entre la política, la administración y los tiempos que nos tocó vivir. Leí el otro día que “el Ayuntamiento de Barcelona garantizaba la continuidad de los quioscos hasta el 2030”. En concreto sacará a concurso 394 puestos de prensa asegurando que los concesionarios en activo sigan su negocio. Una noticia que me lleva a recordar, guardando las diferencias, aquella otra que surgió en Andorra hace unos meses.
Es evidente que no habían entendido hacia dónde van los tiempos, qué tren se acerca, ni que se vende más en la zona ‘e-‘ que en la zona ‘a’, que la economía digital no entiende de fricción y que la nueva economía requiere de líderes (patronales, sindicales, políticos,…) que se sientan cómodos en esta transición gigantesca que el ser humano está viviendo. En Andorra una buena parte de los hoteles se negaron a participar en la promoción mencionada, en España casi 150 lo hicieron. Los que, desde el Principado, se sumaron alcanzaron cotas de reservas muy superiores a las que esperaban y, atendiendo a mil maneras de reversionar y conceptualizar los ingresos, buscaron la manera de convertir unos presupuestos low cost en algo rentable.
Durante un desayuno con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, hace unos días descubrí que la actitud existe, la aptitud posiblemente también pero la desconexión es una evidencia y provoca la lejanía entre los objetivos, las oportunidades y la cruda realidad. La noticia de que Barcelona será candidata a los Juegos de Invierno puede ser una divertida manera de buscar financiación para grandes proyectos e infraestructuras, posicionamiento en un mundo cada vez más competitivo en lo turístico y, tal vez, una de esas banderas que los políticos sujetan como clavo ardiendo en momentos de dificultad genérica.
https://twitter.com/marcvidal/status/387938179862777856
Sin embargo, a veces, no es preciso tanto comité ni tanta estructura para definir hacia dónde se quiere ir, como llegar y en base a qué principio de modernidad posicionarse. El consistorio, incluida la oposición pues en eso de no visualizar las expectativas y oportunidades del futuro van todos a una (defecto de vivir en ciclos de 4 años), acordaron unánimemente iniciar el proceso con el municipio quiere revitalizar los quioscos de la ciudad. Se estima que actualmente una cuarta parte de estos puntos de venta están inactivos. Y lo seguirán estando por mucho que se intenten modificar. No es cuestión de querer, de subsidiar o de cambiar el curso de los ríos, el tiempo y este cambio de era es implacable.
Tal vez sus señorías no se dieron cuenta, pero la prensa escrita y en soporte papel está en franco retroceso y su destino es la desaparición. La edición tradicional ha iniciado el camino del no retorno. Se estima que en las fechas en las que el Ayuntamiento de Barcelona (y muchos más) pretende mantener quioscos tradicionales con uso tradicional, no dispondrán de papel que vender. En 2030 no quedará ni un solo diario en papel a la venta y el hecho de ir a un lugar físico a comprar algo “publicado” no tendrá sentido.
Es una anécdota que no pienso elevar a categoría pero si sirve como ejemplo de que la oportunidad que vivimos como sociedad no puede mantenerse por más tiempo en manos de este personal anclado en el pasado y a sus sillones de Alcántara. Nos toca a nosotros. A la sociedad civil y a los entes privados estimular los procesos de modernización. Estos no lo harán.
Fíjense. Con la excusa del “interés público” esta gente sacará a concurso las concesiones de 394 de los 405 quioscos de la ciudad después de que la concesión ahora vigente expirara en diciembre del año pasado. Ahora la concesión se traslada al agujero cuántico de 2030, que vete tú a saber donde quedará el Mundo (no me refiero al diario).
La excusa de que esta decisión “contribuirá a aumentar el número de puntos de venta abiertos y a estabilizar los puestos de trabajo de los quiosqueros” y se quedan tan a gusto. Obviamente me alegro de que se creen puestos de trabajo o se dignifiquen los existentes, pero yo hablo del final de algo y el principio de otra cosa. Mantener esa visión poco estratégica y realista sobre lo que vivimos no es más que la demostración de que con esas dosis de comida en conservas no llegaremos a ningún lugar a tiempo.
Se trata de llegar a tiempo. Se trata de liberalizar el wi-fi en toda la ciudad, de neutralizar la red, de permitir el uso libre de los datos, de hacer transparente la gestión pública, de dotar a esos “quioscos” de otros modelos de negocio, de abrir espacios de innovación, de fomentar el progreso tecnológico y de entender el tiempo que pasa cada vez más deprisa.
No. No siempre habrá diarios en papel. A pesar de las subvenciones, de las ayudas y de las zancadillas al mundo editorial digitalizado (impuestos diferentes para productos similares). El peso de lo obligatorio y de lo consecuente es plomizo y no se detiene. Pueden tomarlo como quieran. Pueden aceptarlo o no, pero mejor medir las consecuencias de los tiempos que vivimos a que se te lleven por delante.
Luego llega un día en que un grupo de turistas recorriendo la ciudad se encuentran ante un objeto inanimado, repleto de carcelería desteñida por el sol y ante la pregunta de los niños sobre “¿qué era esto?”, el padre deberá responder: “un mal cálculo”.
Inminente final de época
Que los seres humanos utilizamos un porcentaje muy bajo de la capacidad de nuestro cerebro es una teoría científica que goza de un enorme consenso. La verdad es que cuando analizamos el barrizal en el que nos han conducido banqueros, hipotecófagos, pisitofilos y políticos no queda otra. Tómenlo como quieran pero estoy convencido que una buena parte de esa tontuna general en la que hemos vivido en los últimos años no es más que la evidencia de ese defecto de fábrica.
Estamos rodeados de inservibles. Pobres personas capaces de vender a su madre por un escaño por falta de ímpetu en hacer algo de provecho. Estar en una lista una vez te ayuda a verte distinto al resto, te da tranquilidad, chapa y acceso libre al puente aéreo. Dos legislaturas ya te elevan del suelo, sientes que el menú debe costar la mitad que al resto de los mortales y que todos deben genuflexionarse a tu paso. Tres legislaturas ya te acercan a la aurora boreal. En casos crónicos como los de cuatro o cinco legislaturas, la total lejanía a las críticas y enfado social es evidente. La empatía desaparece y se convierte en una especie de indignación aristocrática similar a la que algún futbolista que llora por no recibir aplausos fogosos los todos los domingos. Que gravedad.
No son todos, pero son muchos. Se sorprenden de que la gente salga a la calle, que se atreven a retorcerse de indignación por lo que consideran un allanamiento a su intocable estatus de personas ilustres. Algunos llevan tanto tiempo retozando en lo público que no tienen ni idea de lo que está pasando ahí fuera. No voy a entrar en las razones, las he descrito durante años, ni la dirección que tomará todo, ya lo dije también y además no es interesante esperar que otros determinen, pero lo que si voy a señalar un aspecto que si me parece importante.
Ya poco importa si unos son violentos (intolerable) o si la policia ha tomado una actitud chulesca y agresiva (intolerable), lo que realmente es determinante es que ya no hay vuelta atrás. El modelo ha cambiado, o mejor dicho, está cambiando. Esto son los efectos residuales del gran cataclismo. Esto son fuegos artificiales de un nuevo escenario. No ha hecho más que empezar, todo lo que se avecina es hierro y en barra.
La metáfora con la que suelo explicar lo que ha pasado y estamos viviendo la refiero a un volcán. Imaginemos un cráter calentando motores, apenas quedan días para la enorme explosión que nos espera. Normalmente esa erupción no suele venir acompañada de grandes indicios pero si de algún pequeño terremoto que indica que algo va a pasar. De repente, como de improviso, una lengua de fuego y lava es expulsada con una enorme fuerza hacia el exterior sin miramientos. Así fue el principio de la crisis. Así lo hemos vivido: una tremenda explosión de luz y fuego que apenas pudimos interpretar previamente. Sin embargo luego viene lo importante. La masa que proviene del interior de esa montaña viva se esparce por todas partes, se desplaza y procura un cambio en la fisonomía de toda la ladera. Podemos compararlo con el tiempo actual.
La crisis ya pasó, hace mucho, nada de lo que cegó nuestros ojos era importante si lo cotejamos con lo que supone un cambio de sistema. A medida que el magma se solidifique y termine por conformar una nueva superficie debemos saber como gestionar este cambio gigantesco. La crisis se fue pero ahora toca entender como queda todo, cual será el nuevo modelo económico, social, cultural y de participación política. Este nuevo paisaje se basará en una sociedad hiperconectada donde las relaciones ya no son son lineales sino transversales y donde la suma de las individualidades dentro del colectivo conformarán como una especie de gran cerebro digital.
La nueva economía implica una serie de cambios disruptivos a todos los niveles. Desde cambios en la cadena de valor, ya que las ideas son las que tienen importancia y no el soporte como en muchos de los modelos tradicionales, hasta cambios en los procesos y en la gestión de las organizaciones. Aceptar que este nuevo modelo implica nuevas condiciones y sólo aquellos capaces de inventarse un nuevo entorno laboral vinculado al nuevo modelo, te acerca al éxito.
Tenemos un problema, uno más. En concreto la falta de políticas dirigidas a la innovación empresarial y al estímulo que en al cambio de modelo de crecimiento eso supondría. Ninguna empresa española aparece entre las 100 más innovadoras del mundo, según Thombosn Reuters por ejemplo.
Y si queremos acpetar que el fin de una etapa está próximo y que ese nuevo punto es mejor, mucho más eficiente y vinculado a la modernidad, la innovación debe ser omnipresente. Este nuevo modelo, esta nueva etapa, implica apostar por la innovación, siendo ambiciosos y pensando en global (tanto para ofrecer el producto a cualquier pais del mundo como para ser capaces de conceptualizar un producto global para ofrecerlo a nivel local), siendo capaces de trabajar en equipos y en organizaciones complejas, dinámicas, atemporales y aterritoriales y entender la empresa como un gran ser vivo. Todo es una cuestión de actitud, tenemos que estar en “beta” constante para afrontar los nuevos tiempos y no tener miedo al cambio y al fracaso.
En España en concreto el tiempo se detuvo hace años. El PIB per cápita en 2012 de los españoles se situaron en el mismo nivel que en 2004. Es como si el reloj se hubiera detenido, o peor aún, como si trabajara marcha atrás. La economía española parece una goma de la que se ha estirado demasiado y, una vez llegó al máximo de elasticidad, no ha hecho más que recular. Ahora sabemos que, tras este tránsito complejo por una hipotética crisis que nos llegó de “improviso” y que era “mundial” el destino no es mejor que el punto de partida.
Muchos siguen lejos de la realidad, continúan asegurando que “la crisis pasará” ignorando lo sustancial de estos tiempos que nos toca vivir. El festival especulativo y ridículo que se vivió durante años, sin apoyar la iniciativa emprendedora de alto valor, sin estimular el cambio del modelo de crecimiento hacía el conocimiento y la dinamización de la producción industrial para hacerla competitiva, nos ha llevado a la casilla de salida, como si la historia quisiera darnos otra oportunidad.
Esperar que un político u otro ponga en marcha políticas de generación de empleo o de innovación es un error que debería de estar penalizado. Recuerdo que a mis alumnos les digo que “inventen su puesto laboral”, que no lo esperen, en el futuro inmediato, el nuevo paradigma creará pocos de los tradicionales. La oportunidad está en la creatividad y en la capacidad de pensar todos en común adaptando las ganas de impulsar negocios a los deseos de estimular la sociedad, una nueva sociedad mucho mejor que la actual, mucho más independiente y con mayor voz a pesar de los esfuerzos contrarios. Si deja de soplar el viento, ¡rema!
Una web para la hormiga
Ya falta menos. En una semana estará en las librerías físicas y virtuales mi próximo libro. Aprovecho para presentaos la página web que se ha diseñado para albergar todo lo que vaya surgiendo alrededor de “Una hormiga en París”.
Os dejo con la nota emitida por Editorial Planeta para la promoción del libro que explica un poco lo que suponen esos diez capítulos. También os dejo los datos de quienes se encargan de organizar las entrevistas, presentaciones y conferencias que, atendiendo al modelo de innovación que explica este relato, se están contratando para el año que viene.
“De París me traje varias lecciones de vida y de empresa. Cuando observo el momento que vivimos como sociedad pienso en lo dramático que es ver tanta gente parada, exhausta y yerta en su sofá social. La esencia de lo que logré residía en actuar, innovar y enfrentarme a mis miedos para convertirlos en retos.”
Un tipo que roza los cuarenta está reunido con una de las más importantes empresas del mundo. Son más de las tres de la tarde en Chicago y la oferta de compra del proyecto es, sin lugar a dudas, más que suculenta. Sin embargo, y contradiciendo toda lógica,inicialmente dice no. Lo hace porque mientras escucha las palabras de todos ellos, mientras se va perdiendo en el murmullo la millonaria oferta, él recuerda a una hormiga que le hace volver a lo que pasó en París hace más de dos décadas cuando contaba tan solo con diecisiete años. No había llegado hasta allí para renunciar a sus sueños.
Con este argumento se inicia Una hormiga en París, un relato corto escrito en primera persona, de lectura fácil pero intensa, divertido pero realista y con un trasfondo íntimo pero didáctico que nos muestra el camino de un joven que persiguió lo que quería y acabó alcanzando el éxito. Al menos lo que para él era el éxito y le hacía sentirse feliz.
A través de diez trepidantes capítulos el autor cuenta cómo se las ingenió para vivir en esa jungla llamada París siendo joven y sin apenas dinero y explica cómo se puede innovar fracasando, sobrevivir a una decisión dura, sobreponerse con creatividad y “crear” una empresa cariñosamente llamada (ficticiamente) ‘14 chinos y un español S.A.’. Luchar por los sueños propios es la receta más importante que debe aplicar cualquier emprendedor a la hora de montar un negocio por su cuenta. Ésta es la premisa que ha regido la vida de Marc Vidal desde sus comienzos como empresario con tan solo diecisiete años hasta la actualidad. Aunque las cosas le hayan salido bien o mal, él ha hecho siempre lo que mejor sabe hacer: observar, investigar, escuchar y analizar para lanzarse enseguida al ruedo de la creación de una empresa y de la búsqueda de oportunidades.
“Tenía poco más de diecisiete años cuando decidí conquistar la ‘Ciudad de la luz’. Desoyendo todas las advertencias de mi familia y amigos puse rumbo a la estación Barcelona-Término sin saber que empezaba la historia de mi vida. Desconocía que en ese primer tren, uno de tantos necesarios para alcanzar mi meta, iban conmigo un puñado de sueños que han sido mi sostén a lo largo del camino.”
“Cada proyecto, cada reto, cada noche en vela, cada business plan tiene su origen en aquel crío, lleno de ilusiones, entrando en París como una hormiga.”
“Se trata de seguir una opinión. Se trata de vivir como otros no quieren hacerlo, para vivir como otros no podrán hacerlo. Se trata pues de enfrentarte a todo porque confías en ti mismo. En este sentido, el principal motor para el cambio de nuestro entorno somos nosotros mismos.”
“Uno de los principales problemas en el momento de emprender es el miedo al error. Decidirse y luchar por los propios sueños es la receta definitiva que debe aplicar cualquier emprendedor. Convertir el miedo al fracaso en una oportunidad.”
EXTRACTOS DEL LIBRO

Analizar tu entorno
“Mi mirada se centró en un guitarrista chino. No podía dedicarse a dos cosas al mismo tiempo: o tocaba o cobraba. Me acerqué a él, tomé su gorra y, tras advertirle como pude que venía a ayudarle, la pasé entre los que allí se encontraban. Así fue como encontré mi primer empleo fuera de España.”
Innovar en la estructura
“El cambio está en nuestras manos y en la ilusión que tengamos. Si uno no cambia el mundo no cambiará.”
Innovar en el producto
“’14 chinos y un español SA’ estaba a punto de iniciar otra fase de innovación que era arriesgada pero que resultaría definitiva. Había pasado de un interés artístico por París a saborearlo numérica y estadísticamente.”
Innovar en la cadena de valor
“He oído demasiadas veces aquello de que ‘montar un negocio es una mala idea’. En un par de ocasiones, pude comprobarlo en mi propia epidermis. En otras tantas, lo llegué a pensar yo mismo. Todavía hoy, en ocasiones, la energía disponible se resiente por tantos esfuerzos del pasado y pueden llegar a jugarte una mala pasada. En esos momentos suelo cambiar mi manera de pensar y me refugio en el valor de aquellos días en París.”
Innovar con el talento
“¿Quién mejor que yo para entender el valor de la diferencia? Respetaba y admiraba a mis compañeros hasta el punto de sentirme chino.”
Innovar en red
“La renovación del repertorio fue determinante. Establecer ubicaciones nuevas permitió abrirse, las tarjetas de transporte buscar territorios, la capacidad de trabajar por las noches potenció la estructura. La modificación del producto ayudó a sentirse mejor a cada uno de los miembros del grupo. La aparición del comisionista y de los agentes revendedores completó el ciclo.”
Innovar en el control
“Los errores servían para mejorar. Un método rudimentario de prueba-error que nos ayudaba a descartar escenarios, plazas, bares, colaboradores, instrumentos o piezas teatrales.”
Valorar tu esfuerzo
“Me monté la vida a cada instante. Viajé y siempre supe rodearme de gente más sabia que yo. Aprendí que tener no era lo importante, sino compartir. En cada proyecto supe que lo óptimo no era la acumulación sino la reinversión. Dejé la vida que los demás habían diseñado para mí y empecé a vivir la mía propia.”
El libro intenta explicar un modelo de innovación basado en una experiencia narrada como un relato.
- Atender una necesidad
- Establecer una manera de lograrlo
- Localizar una oportunidad
- Observar el mercado
- Establecer cambios radicales pero de forma progresiva
- Recurrir a la diversión
- Explorar nuevos territorios
- Modelar un plan comercial distribuido
- Organización en beta constante
- Saber poner punto y final”
Para concretar entrevistas, presentaciones o conferencias contactar con M. Helena Gaya en el +34 93 676 43 00 o en el correo electrónico hgaya@idodi.eu
Gasta más, estamos en 'crisis'
Es probable que lo que parece ser el final de una larga crisis no sea tal y tan solo estemos ante el espejismo veraniego que un país enchufado al modelo turístico. Ahora bien, también podría ser que el cambio de época esté empezando a lanzar datos y de vez en cuando algunos elementos ya nos den claves de hacia donde va todo este complejo ecosistema en el que vivimos. Estamos lejos del puerto y todavía queda mucho tiempo por el que seguiremos llamando crisis a esta revolución como hicieron otros hace siglos. Una sociedad con una generación embargada, una economía esquelética y un modelo de acceso a la información totalmente horizontal empieza a marcar las características de lo que viene. Falta una década para que todo ello se generalice pero, mientras llega, podemos ir haciendo cosas para salvar nuestras empresas y nuestra economía más inmediata. Estas son algunas de las que yo mismo adopto en el tiempo que falta para identificar mejor lo que se nos viene encima. Mis claves a grosso modo y resumido de que tenemos que hacer son:
Lo primero es atender a una realidad, la que nos indica que ciertamente estamos en un cambio de ciclo, incluso en una transición hacia algo muy diferente. Si la empresa no detecta que hay una necesidad de cambiar, nada lo hará por combustión espontánea. Entendamos que evitar el agujero en este caso ya no es posible, debemos asumir que viviremos en su interior. Es preciso buscar el método que transforma un problema en una oportunidad.
Lo segundo que en un escenario bajista, donde las cosas todo tiende a la deflación, no podemos ir a los mismos clientes para mostrar el mismo producto y del mismo modo. Obviamente los resultados sólo tienen una opción: ir a la baja. El cambio de ciclo también estará provocando heridas en los clientes, deberemos intentar buscar ahí el espacio donde se precisan nuevas ideas, nuevos productos, incluso a nuestros clientes de siempre. Desarrollar un nuevo modelo de negocio a partir del existente debe partir de la observación de las nuevas necesidades del mercado.
La tercera que es que se debe analizar con absoluta honestidad si la estructura global de la empresa es la mejor para afrontar ese nuevo modelo. Debemos saber si están orientadas claramente al cliente, el cual será el piloto de nuestra salvación en esta época convulsa. Se deberá saber si esa estructura integral permite esos cambios y si está en disposición de ser dúctil a los mismos. Será momento de otorgar papeles relevantes a cargos inferiores con valores que hasta la fecha no se habían precisado. Nuevos modelos exigen nuevos cerebros.
La cuerta es que esos cerebros nuevos deberán ser tractores de cambio. Para ello habrá que potenciarlos, estimular sus funciones. El talento puede marcar la diferencia entre una compañía y su competencia en un escenario muy duro. Para sufragar el desgaste de esos accionadores de progreso se deberán imponer las gratificaciones como la remuneración variable vinculada a los nuevos esfuerzos y no tanto a los objetivos de ventas.
En quinto lugar sabemos que hoy en día cuesta más la idea que lo que se produce con ella pero ninguna idea es única por lo que debemos compaginar ese punto de encuentro. Capaces de establecer el valor real y exacto y luego dar esencialmente la dinámica de trabajo a lo que verdaderamente importa: el equipo que lo va a gestionar.
A medida que se logren objetivos aparece la sexta clave que responde a que esta hoja de ruta debe ser evidenciables. En plena fase de cambio de ciclo los planteamientos deben ser muy realistas, de toque pesimista, alcanzables, y que se sistematice cuando se logra su consecución.
En séptimo lugar es muy importante no recortar el gasto en marketing, es ahora cuando más debemos explicar lo que hacemos y porque somos excelentes. Es un error buscar austeridad en cosas que son estructuralmente más importantes de lo que creemos. No ir a un congreso por su excesivo precio o no tomar transportes más rápidos o mejor comunicados por ser más caros son errores típicos. En el primero ese gasto es una gran inversión de conocimiento, contactos y puede estar la puerta a clientes o talento para tu empresa que ni imaginas y lo segundo evidencia que no se ha entendido nada. Una hora en un tren de cercanías, dos transbordos y un paseo de treinta minutos entre tu casa y el despacho puede ser muy nutritivo para la conciencia y para la salud pero habrá sido tiempo que para ahorrarse el coste de un taxi has utilizado de manera muy costosa por ejemplo.
Y en octavo lugar es bueno saber que cualquier empresa debe entender que cabe informar a todo el cuerpo empresarial que el modelo ha mutado y que lo hace de modo imprescindible para afrontar ese nuevo escenario económico. Nombrar un responsable que atienda a ese nuevo modelo es una buena opción, costosa al principio pero resolutiva a medio plazo. Es bueno aceptar como normal que la resistencia al cambio se produzca por lo que la transparencia y la demostración clara de que es el único mecanismo de escape es innegociable. Toda la organización, por compleja que sea, debe conocer ese tránsito hacia un nuevo territorio.
Es bueno que una vez definido el cuadro de necesidades y el sistema de ejecución ya se puede diseñar el modelo de negocio. Tras ello cabe una de las más difíciles de las obligaciones, la de alinear una política de recursos humanos que atienda a esa nueva necesidad estratégica, estructural y objetiva. Se acercan tiempos durísimos, donde la clase media se resquebrajará definitivamente, donde emigrar será una opción omnipresente y donde las cosas dejarán de llevar impreso el nombre que tuvieron en el último decenio.
Ahora vienen las curvas tras la recta. Algunas empresas podrán aprovechar este escenario, no todas, muchas sucumbirán, en la medida que yo pueda intentaré ayudar. No podemos dejar de lado el valor de internacionalizar pequeños negocios, otra de las claves para la supervivencia a través de herramientas de las que alegra ser capaz de proponer. Pero obviar millones de clientes del mundo es un error.
En definitiva, y espero se me entienda bien, es momento de gastar más, de apostar, de lanzar ese proyecto innovador que tu empresa llevaba tiempo pensando en hacerlo y que ahora piensa que no debe pues todo está muy difícil. Tal vez no tengamos otra oportunidad como esta. Hazlo. Tírate, es mejor arrepentirse por haberse equivocado que por no haberlo intentado. Yo la segunda opción no la conozco.
Emprender por cuenta ajena
En mi equipo hay algunos emprendedores. La mayoría no lo saben. No saben que lo son y por ello en algunas ocasiones no actúan como tales aunque en esencia lo sientan. Que cobren a final de mes una nómina no les retira el valor que confiere ser un emprendedor. Seguramente esa tranquilidad periódica no es más que una ilusión que pertenece a un modo de ver el mundo que ya no coincide con el real. ¿Qué es la seguridad laboral? ¿Qué tiene que ver un contrato indefinido con los proyectos empresariales por definir? ¿Cómo podemos considerarnos asalariados de una empresa cuando esa empresa está apostando un rendimiento que no tiene seguro? ¿Una startup es un lugar seguro? ¿No es tan emprendedor el que se juega todo su dinero en un sueño tecnológico como el que apuesta todo su tiempo y energía en ese sueño aparentemente ajeno? Las respuestas son las que son y los tiempos también. Una cosa es jugarse el patrimonio y otro emprender. Muchas veces las dos van juntas pero conozco gente que se lo jugó todo y no tenía nada de emprendedor pero no conozco a nadie que sea emprendedor que no se juegue algo importante: tiempo, dinero o sueños.
Entregarse a un proyecto empresarial te convierte en emprendedor por cuenta ajena y en eso debería de basarse todo un nuevo escenario de contratación laboral, gratificaciones y opciones directivas. Cuando en una de mis empresas la medición de tiempo disponible y ocupado marca la dinámica sé que voy a fracasar. Mi obligación es convertir un equipo de “empleados” en mis socios. Eso puede llegar a ser incluso una opción societaria más, pero a lo que yo me refiero es a que la lucha no es sólo mía, es de todos.
Los que hemos fundado startups con nuestro dinero sabemos que hay un camino largo a recorrer cuando hablamos de desarrollos que verán la luz en meses o años vista. Sabemos que necesitamos destino y lugar de aterrizaje y que eso no sucede a la vez que los ingresos entran. Sabemos que el delay está omnipresente y que durante meses uno mismo no hará más que ver como sus ahorros descienden hasta el pánico mientras todo tu equipo cobra puntualmente cada mes. En eso consiste ser emprendedor e inversor a la vez. Lo apuestas todo. Cuando un “emprendedor por cuenta ajena” lo hace apuesta su tiempo y su conocimiento y espera recompensas también a futuro. Es muy parecido. Mi gente debe ser así, mi equipo debe sentirse emprendedor y debe sentir el frío de cara para en el futuro notar la satisfacción de ver como suyo el proyecto de todos.
Además tengo claro que entre mis colaboradores y empleados hay futuros emprendedores integrales de los buenos. Acumulan experiencia, contactos, educación y llegarán a trabajar en empresas más grandes que las mías. Lo sé y es normal, yo lo hice. Estos son “intrapreneurs” y los calo rápidamente. Toman decisiones y defienden su papel como si les fuera la vida pero sin embargo entienden que el barco puede hundirse si no mantienen a todo el equipo en la parte del barco que les toca. Aprendo mucho de quienes creen aprender de mí.
Leí ayer un artículo que los definía bien. Decía que los “emprendedores por cuenta ajena” tienen las mismas características que los empresarios, incluida la capacidad de asumir riesgos, vender sus ideas y ver oportunidades donde otros no lo hacen. Ellos optan por trabajar para una empresa con el fin de probar ideas, aprender de los errores y prepararse para tener finalmente sus propios negocios.
Cuando en IDODI contratamos a desarrolladores tecnológicos o de negocio lo primero que pido que se les comunique es que si a lo largo de su carrera en la compañía se les ocurre un negocio, un proyecto o una idea que pueda convertirse en startup la planteen dentro. Suele ser una ventaja para ambos. Para ellos les permite ver mi empresa como un escenario de crecimiento y yo obtengo datos significativamente determinantes sobre una futura inversión. Al final es como ser advisor, mentor, investor y socio directivo de quien has ido viendo sus capacidades, crecimiento y bondades.
Intrapreneurships han existido desde que 3M desarrolló notas Post-It en 1977 y es aún más popular hoy en día que la propia matriz. Las empresas aprovechen sus empleados paraa innovar y seguir siendo competitivos en el mercado. Algunos ejemplos incluyen DreamWorks, donde los empleados reciben clases gratuitas para aprender a lanzar sus ideas y son capaces de lanzar directamente a los ejecutivos. Los “hackathons” de Facebook permite a los ingenieros colaborar en proyectos de software que se han convertido en las características reales de la instalación, incluida el botón “me gusta”.
Este video habla de la generación que está solicitando estos cambios de relaciones y de fórmulas de trabajo. Los millennials son la nueva generación socioeconómica que está cristalizando la metamorfosis del mundo que conocemos. Es mucho más que marketing, que social media, que discursos, es pura realidad matemática, económica y cultural. Mientras en países como España, los sueños de una generación se desparrama por el suelo, en esos mismos todo un colectivo se enfrenta y se indigna contra lo que consideran injusto. En lo que yo conozco, esa rebeldía la proponemos en la formulación del trabajo y sus relaciones como nunca antes se había planteado.
Según la publicación Entrepreneur hay que destacar que en este cambio cultural de empresa han tenido mucho que ver los “millenials” y su ubicación en el mundo de los negocios que no les daba espacio fácilmente. Para que eso sea real deben suceder tres cosas:
Que los gerentes estén realmente dispuestos a apoyar a los empleados intrapreneurs. En un nuevo estudio en colaboración con American Express, encontramos que el 58 por ciento de los gerentes están muy dispuesto a apoyar a los empleados que desean perseguir oportunidades de negocio. De ese modo trabajan más horas, son más productivos y su creatividad y pasión son mayores y eso se transmite al resto del equipo.
Que los trabajadores crean que son intrapreneurs. En un estudio con Monster.com, encontramos que menos de un tercio de los trabajadores sienten que tienen la libertad, la flexibilidad y los recursos para ser un intrapreneur. Ellos también tienen miedo de ser despedidos y los convierte en asalariados normales suelen pensar. La mayoría de las empresas aún no tienen programas intrapreneurs formales por lo que se obvia ese concepto la mayoría de las veces.
Que se defina el papel de intrapreneurship como una de las piedras angulares de la iniciativa empresarial. Alrededor del 94 por ciento de los emprendedores por cuenta ajena creen que tienen las habilidades y conocimientos requeridos para iniciar una empresa propia, y el 76 por ciento dice que el miedo al fracaso no les impediría iniciar un negocio, según informa el Global Entrepreneurship Monitor.
En estos años seguimos definiendo ese papel y como modelar su funcionamiento. Quien y como apuesta, cuanto y como. Exijo lo que me exigen, porque yo luego entrego mucho de lo que hagamos. Las empresas del pasado recompensaban con bonus, pagas extras y otras meriendas, ahora sin abandonar eso se puede entregar parte de la bestia a quienes la han alimentado desde sus inicios.
Ya nada será igual y es urgente adaptarse. El papel de los asalariados como hemos entendido durante décadas ha perdido su valor y entran otros modos. El que yo he elegido para mi empresa se acuerda, digiere errores, aprende y permite que poco a poco surjan los talentos, pero sobretodo me ayuda a sentir que todo esto tiene sentido, y no es ganar dinero exclusivamente.
Cinco claves que vi en Apple
Ayer estuve en Apple. Concretamente en la sede europea que la compañía tiene en la ciudad irlandesa de Cork. Allí están desde 1980 y allí estuvo como muestra el video (joya histórica) de abajo Steve Jobs aquel año. Durante las horas que duraron mis reuniones vi como miles de trabajadores de diferentes nacionalidades se mezclaban en un modelo corporativo muy similar al que vi en Google hace unos meses pero que no voy a proceder a diferenciar. Sin embargo voy a enumerar lo que para mí continua siendo la clave de una compañía que ha heredado lo que su fundador dejó impreso. Los más de cuatro mil empleados que conviven en Irlanda no se diferencian en sus procesos modos y mensajes a los que tienen en Cupertino. Esas claves son las que de un modo u otro pueden ayudar a convertir una idea emprendedora, y guardando las diferencias, en un éxito notable.
En primer lugar el perfeccionismo debe llegar a ser irritante, obsesivo incluso. Hacer cosas excelentes no puede ser una opción, debe ser el mecanismo. Incluso cuando replicas algo o te inspiras en lo que sea debes buscar que el resultado sea inmejorable. No sirve excusarse en equipos poco preparados o en ese futuro desconocido en el que esperamos mejorar nuestros proyectos con más dinero o más personal. Desde el minuto uno debemos ser capaces de buscar la perfección.
En segundo lugar es fundamental focalizar. Mientras otras empresas sacaban decenas de productos Apple se centró en cuatro. Jobs regresó a la compañía y focalizó en cuatro productos y dijo que serían excelentes. Mientras todo el mundo buscaba dar variedades a sus productos él definía los límites. Otros querían mil colores, él solo blanco y negro.
En tercer lugar los productos no sólo deben ser pocos y claros, que funcionen bien y sean excelentes, sino que deben ser de una estética fascinante. Centrarse en el diseño como elemento estructural debería marcar cualquier proyecto emprendedor. Tomar el diseño como factor distintivo no es más que la búsqueda de la experiencia de usuario como motor de la producción y la venta.
Pero si hay un punto clave en el trabajo y el legado de Steve Jobs y que en mi visita de ayer pude experimentar es ese manejo del espacio que permite entender la colaboración y el trabajo en común. Los edificios Apple están diseñados para que la gente tenga que reunirse.
En Apple no te lo cuentan, pero saber que Steve Jobs no tuvo una carrera profesional lineal, que pasó del éxito al fracaso y regresó de él, generó una manera de comprender el propio error y la equivocación. Repetir muchas veces inclusive cuando los fallos se suceden es una cualidad de los obsesivos, perfeccionistas y, sobretodo, de los que confían en sus propias cualidades y en el espíritu de sacrificio que incorporan a su día a día.
Estas son las cinco claves que, sin ser exhaustivos, pueden conducir el proceso emprendedor en el que te encuentres o, si ya estás en marcha, un buen modelo de innovación puede basarse en esos cinco elementos: busca la excelencia, focaliza el proyecto, exagera el gusto por lo formal, mejora el trabajo colaborativo y busca las lecciones de cada error. ¿Cuales son tus claves?
Desconectados
Hace unos días volé con Delta Air Lines. En concreto lo hice en dos aviones distintos en un mismo día. Eran vuelos domésticos en Estados Unidos y de una duración ideal para trabajar. Por 14 dólares estuve conectado a Internet a más de 10.000 metros de altura. Pude activar mi wi-fi en ambos vuelos pues el pasword me sirvió para ambos pues tenía una validez de 24 horas. Empieza a ser cada vez menos anecdótica esta posibilidad. De hecho reservar o no en alguna compañía empieza a sustentarse, por ejemplo en mi caso, en el hecho de que dispongan de esa opción.
A parte de Delta, otras compañías ya facilitan wi-fi en sus vuelos. La mayoría son a nivel internacional y de largo recorrido. En cinco compañías he podido comprobarlo y me quedo con la potencia de Lufthansa, Turkish Airways y de Singapore Airlines. Entre las que he podido saber que disponen de conexión están American Airlines, Virgin Air, United, US Airways, Air Canada, Emirates, TAP Portugal, Thai Airways y Qantas
Hace un par de años tomé el SNFC que me llevaba de Bruselas a París y también estuve conectado a Internet todo el trayecto sin tener que activar mi teléfono en roaming de datos lo que hubiera sido un suicidio contable. El mes pasado en Holanda, al coger un Intercity de la NS disfruté del mismo placer de estar online todo el tiempo.
En España y otros países, en esto no estamos solos, seguimos pendientes de dar un salto en la percepción de que estar conectado y de manera eficiente es una de las puertas al futuro de mayor valor. Europa se queda rezagada a pesar de que algunos países se esfuerzan en eso. Mirar a Asia Pacífico deja claro como cada vez va a ser más complicado defenderse. Si además nos engañamos a nosotros mismo peor.
Hace dos años el director tecnológico de RENFE anunciaba que estaban “trabajando en ello”. Y no entiendo el retraso a menos que siga teniendo que ver con una legislación proteccionista a las operadoras de telefonía y datos que no se aguanta por ningún lugar. No es tan complicado. Los productos Mobile Gateway para trenes, están diseñados y optimizados para crear una red VAN (Vehicle Area Network) en el tren y ofrecer la mejor conectividad de banda ancha a Internet adaptada en todo momento a la velocidad del tren y son relativamente fácil de instalar.
Hay informes muy bien realizados que nos muestran que mientras este país se conformaba con sueldos altos, beneficios inmobiliarios insultantes y recaudaciones tributarias de récord, el desagüe por el que se iba toda una apuesta de futuro, de tecnología e innovación se agrandaba. En lugar de invertir en competitividad y en valor añadido se lo fundieron en meriendas. Ahora se extrañan del éxodo de un gigantesco talento, de personas repletas de sueños y de empresas en quiebra y a la desesperada.
Podemos rompernos la cara con leyes para emprendedores, planes estratégicos para mejorar el turismo, el consumo o los toros pero la verdad es que mientras tengamos dirigentes que la modernización integral de un país consideren que es tener una cuenta de Twitter (que creen es de pago) vamos apañados. No es cuestión de modas, ni de gustos, no tiene nada que ver con si nos gusta estar o no “online”, esto enlaza directamente con los tiempos que vienen, vivimos y nos toca entender.
Mantener por más tiempo esa lejanía del lugar donde están pasando las cosas nos lleva a perder el tren, o el avión, del futuro.
Innovar pedaleando
De vez en cuando aparecen ejemplos de como una innovación relativa puede convertirse en un espacio de negocio. Este es el caso de Helios. Soy aficionado a las bicicletas, concretamente me apasionan las fixies, y me agrada buscar y descubrir que hay por ahí. Así llegué a este curioso elemento que me sirve como muestra de que cuando hablamos de innovación nos referimos a puntos de enlace con el consumidor. Dar respuesta a una necesidad es importante pero atender el uso que se hace de ella para que se convierta en un objeto comercialmente rentable es otro. En este caso parece que la máxima “es innovación si el mercado la acepta” está garantizada. A través del modelo de inversión que nos propusieron hemos invertido en su desarrollo y comercialización.
Este proyecto es la iluminación integrada en una bici y que responde al comportamiento del ciclista. Plantea una conectividad inteligente que registra datos y estadísticas, una función de navegación, y un seguimiento preciso de la ubicación de la bicicletas. El hecho de integrar en el manillar un led frontal e intermitentes posteriores también me pareció muy interesante pues permite iluminación de proximidad permitiendo que la bici detecte la presencia de su dueño y active automáticamente el faro cuando estás cerca. La iluminación posteriores son pura seguridad. Me encantó el velocímetro emocional pues permite que por colores del propio led saber que velocidad estás logrando y si es la ideal para la zona que según el GPS está concedida. Puedes darle colores a las calles, zonas, horas del día o lo que quieras pues el dispositivo (tú smartphone) lo puede dirigir.
¡A pedalear!
Cambiar el punto de vista
Os aseguro que mi defensa de las google glass está sustentada en el análisis. Cuando aseguro que servirán para ejecutar un nuevo salto sustancial en la experiencia de uso que damos a la conectividad global lo digo convencido y no porque sean un dispositivo más o menos atrevido, divertido o estéticamente innovador. Considero que, al igual que pasó con los smartphones en un momento determinado, sobretodo superando aquellas PDAs conectadas a la red pero que no tenían masa crítica ni aplicaciones que las pudieran requerir, las gafas de Google nacen en un entramado de intereses, necesidades y habilidades que miles de millones de personas ya tienen interiorizadas.
Solo nos queda saber para que y como iremos utilizándolas. Dejo de lado debates éticos y estéticos, políticos y reaccionarios y priorizo sobre lo que, cuando es inevitable, pasa. Cada vez que la humanidad se enfrenta a algo que considera de difícil control aparecen voces que lo consideran peligroso. Ya pasó con la imprenta, con internet todos los días y pasará con muchos de los dispositivos que vendrán y que flexibilizarán todo lo que ahora consideramos inamovible. La idea es más sencilla, se pasó de la tecla al dedo y ahora pasamos del dedo al ojo. Avance en la experiencia.
La compra del Washington Post por parte del fundador de Amazon hubiera sido una noticia de imposible digestión hace apenas unos pocos años, ahora es absolutamente razonable que, ante la devastadora situación de los medios de comunicación escritos (en papel o digital) y con un modelo de negocio que no logran entender sus creadores y directivos actuales, un emprendedor que si enlaza con los tiempos y modos de pensar de este siglo se haga cargo e incluso redirija todo lo que significa ese medio.
No voy a darles a las Google Glass más valor del que razonablemente pueden tener, pero me da la impresión que se les está dando menos de la que pueden tener. No va a ser masivo pero si va a marcar un nuevo escenario de comprensión en la comunicación donde los “devices” se relacionarán entre ellos sin límites y donde el punto de vista ya no será el del que espera sino del que entrega. Curioso ver como los vídeos que aportan desde Google se hace hincapié en ese detalle: la tarta se filma desde el punto de vista del que la trae a la mesa con las velas encendidas. Siempre hemos visto esa imagen desde el lado del que recibe el pastel.
Para mí la mayor novedad de todo este tema es que seguimos reduciendo fricción, que por otro lado es una de las máximas de la economía digital. Tengo claro que cada vez que eliminamos un intermediario, una herramienta o un paso intermedio nos acercamos a lo que el mercado precisa, requiere y busca. La fricción, es decir, los elementos que se interponen entre el producto y su compra directa están desapareciendo. La diferencia entre tener en el móvil el itinerario de tu vuelo a verlo en tu retina proyectada es que en la segunda no precisas ni las manos, ni auriculares ni añadidos, simplemente algo que sueles llevar a menudo: tus gafas.
Os dejo parte del artículo de Ticbeat donde se explica como estas gafitas pueden revolucionar el modelo turístico. Sirve para iniciar el debate acerca de como la modernización de la economía puede basarse en una aparente anécdota. Estaría bien empezar a buscar en algunos de estos ejemplos modos y aplicativos que pudieran impulsar el nuestro. Recordemos que la velocidad de los tiempos que vivimos es lumínica. Hace poco más de cinco años nacía Facebook o Twitter y recordemos como era el mundo entonces y comparemos a como es todo lo que nos rodea ahora, como vinculamos nuestras vidas a esas redes o como las empresas, instituciones o medios respiran a partir de ellos.
Se acabaron las guías de turismo y los planos
Al menos en papel. Con Google Glass y gracias a integraciones de tecnología de realidad aumentada, no habrá monumento que se nos resista. Preguntaremos al tiempo que miramos aquello que queremos conocer y Glass nos dará los detalles necesarios para sentirte un de veras un gran conocedor de la historia.
Los mapas, los sistemas GPS y en general ubicarse ya no será igual. Será mejor y más sencillo. Alquilaremos un coche y en el momento en el que nos sintamos perdidos le diremos a Google Glass que nos lleve de regreso al hotel. La dirección a seguir sobre el callejero de Google Maps aparecerá destacado en el display y llegar a tu destino será cosa de niños.
Volar y llegar a un nuevo destino no volverá a ser un stress
Estará ahí, en la lente, a milímetros de tu ojo. Imagínate tener en tiempo real los detalles de tu itinerario de vuelo y gracias entre otras integraciones a Google Flights, la actualización en tiempo real de los retrasos, la forma más sencilla de encontrar la puerta y el tiempo que tardarías en llegar desde tu ubicación, conexiones, cintas de recogida de equipaje, tiempo atmosférico al llegar y la tarifa normal del taxi desde el aeropuerto al centro de la ciudad que estás visitando.
Dentro del avión, por otro lado, no será dificil poder jugar con videojuegos consultando el menú de tus Google Glass. ¿Quién no ha manejado alguna vez el joystick del asiento del avión para echarse unas partidas? Cuando compramos nuestra primera consola seguro que aquello nos parecía un imposible.
Búsqueda y reserva de hoteles “on the move”
Iremos paseando y gracias a Google Maps y a Google Hotel Finder, podremos consultar la lista de establecimientos más cercanos, ver sus fotos, ofertas de precios y muy probablemente hasta reservar de forma inmediata. Las cadenas hotelerás se verán obligadas a facilitar información al máximo detalle, todo geolocalizado y sobre todo utilizar aquellas tecnologías a su alcance que les hagan poder cambiar ofertas y promociones de forma mucho más rápida que en la actualidad y por supuesto, mucho antes que su competencia.
Las compras de regalos y recuerdos de los viajes serán muy diferentes
Las tiendas podrán lanzar promociones o descuentos de última hora a través de Google Glass cuando sea una realidad la integración con Google Ofertas. En el futuro será sencillo pensar que podamos llegar a recibir esas súper ofertas en base a nuestras pautas de comportamiento como compradores y que según vayamos andando por las calles de nuestro destino favorito, recibamos mediante Google Glass solo las promociones de aquellos productos que nos interesan.
Del mismo modo y gracias a la integración con Google+, las posibilidades de obtener recomendaciones de nuestros círculos de amigos y conocidos serán enormes y los comercios verán rentabilizadas sus inversiones en Adwords al incluir poder incluir quizás, un componente social en sus anuncios.
Si por otro lado, no sabes idiomas, no hay problema, con Google Glass y Google Translator podrás pedir aquello que quieres en el idioma local.
Descubrir y dejarte soprender por sitios secretos o actividades al instante
Google + aportará a Google Glass un componente absolutamente disruptivo no ya solo en la forma de disfrutar del turismo sino de compartir tu experiencia con amigos y allegados. Conocer lugares emocionantes será muy fácil utilizando Google Glass y las recomendacioned de Google Local. Asimismo, cada foto o vídeo será compartido a tiempo real con una sencilla orden a tu dispositivo. La improvisación en tu viaje podría verse potenciada además con Google Now, dejándote llevar por aquellos acontecimientos y noticias que están sucediendo cerca de tu radio de acción. ¿Qué tal ir a un restarurante que acaba de abrir o sacarte una de las últimas entradas para un concierto?
El turismo frente a un cambio de paradigma
Estamos frente a una evolución que nos afectará sin duda como consumidores y son las empresas de servicios capitaneadas por sus responsables de marketing, las que tienen que poner los mayores recursos para no perder el tren de este cambio de paradigma en el sector del turismo. En unos años es probable que todo pase de nuestras manos a nuestros ojos con el uso de alguna de estas gafas inteligentes, ya que otras compañías como Apple o Microsoft están ya detrás de patentar sus propios prototipos.
Los anteriores son algunos de los ejemplos de posible evolución del sector del turismo. Para hacernos una idea, la empresa de origen sudafricano Tourism Radio ya ha empezado a desarrollar algunas aplicaciones que nos hacen ver hoy las posibilidades del sector del turismo en un futuro, probablemente no muy lejano.
Fuente: Ticbeat
Internet en 60 segundos
La gente de Qmee publicaron hace unos días un infográfico muy interesante. Permite hacernos idea de la envergadura real que supone la red hoy en día. Lo social ha dado paso a un eléctrico paso de la información por todas partes. El aumento de velocidad no se ha dado tan solo por la mejora de los sistemas de información o de la tecnología aplicada a nuevos lenguajes y orientaciones a objetos o servidores. Lo realmente trascendente en ese cambio de kilometraje ha sido la socialización de todo.
La actividad online en apenas unos minutos es de tal calibre que se asemeja a cuando miramos hacia las estrellas y nos vemos tan minúsculos. Todo sigue mutando, cambiando y procesando los tiempos digitales que nos toca vivir y que por suerte van a cambiar y mejorar todo nuestro entorno. Es fascinante descubrir que en apenas 60 segundos se producen 2 millones de búsquedas en Google o que se suben 72 horas de videos a YouTube. Con 204 millones de correos electrónicos enviados cada minuto, el ‘email’ sigue siendo el rey.
Los 100 más creativos del planeta
Durante este agosto los posts que publicaré serán mayoritariamente aportaciones de conocimiento colectivo y externo que considero interesantes y que suelen estar en mi lector de feeds habitualmente. De esta manera compartiré material que es de mi propia consulta y análisis. Estarán vinculados a la economía, la creatividad, la innovación, la economía digital o el factor emprendedor y algún non topic que se pueda colar.
Ayer la publicación Fast Company publicó un interesantísimo trabajo que hace reflexión sobre las personas más creativas del planeta. Lo hace cada año bajo el nombre de “The 100 most creative people in Business”. En este caso la edición 2013. El trabajo es tremendamente potente y os lo enlazo aquí para que naveguéis por él y examinéis lo que se dice de cada uno de ellos. La forma de hacerlo es desplazándose por la lista de arriba abajo y entrando en cada uno de ellos. Una vez dentro estaréis en un mini-site particular de cada uno con imágenes, textos, vídeo, sonido y documentos adjuntos. Os aseguro que es una auténtica maravilla el trabajo realizado por el equipo redactor del recopilatorio.
En una era en la que los mejores planes de empresa se alteran rápidamente y la necesidad de nuevas tácticas es constante, aparece la necesidad constante de inspiración. La creatividad es esencial, sin embargo siempre he pensado que las ideas brillantes llegan con el la capacidad y el esfuerzo. Las ideas brillantes requieren también de confianza en uno mismo. Desterremos la frase “eso no es posible” y el “siempre se ha hecho así”.
A las 3 de la madrugada quedan muchas luces encendidas, son ingentes manadas de corredores de fondo que siguen preparando sus proyectos, que dejaron de dormir pues sueñan despiertos. Cuando no puedas más, mira por la ventana, observa, en tu ciudad, en tu país, en el mundo, hay millones de luces abiertas, de pantallas, de bombillas pequeñas, de alógenas, blancas o tibias, todas dan luz a un rostro cansado pero repleto de ilusiones, una hora tras otra, un día tras otro, una vida tras otra, todos tecleando, dibujando, en el aire, en la computadora, todos, pensando: “es posible”.
Ayer comentábamos que una idea es importante pero localizar la oportunidad es clave. En ese sentido tenemos el caso de Spotify. Una gran idea que no está logrando convertirse en oportunidad. Spotify dobló sus ingresos en 2012, hasta 435 millones de euros, sin embargo, registró unas pérdidas netas de 58,7 millones de euros, frente a los 45,4 millones de pérdidas en 2011 con un volumen de ingresos de 190 millones. Conozco bien el caso, los tenemos de vecinos de oficinas en Irlanda y es realmente importante formalizar un estudio del caso y de como hay que establecer modelos de gestión de la creatividad para hacerla rentable. Recordemos que no existe la innovación si el mercado no la acepta y si la acepta debe ser rentable sino tampoco es innovación en si misma.