La 'hormiga' al teatro
Ayer fue un día en technicolor. Sant Jordi en Barcelona es una explosión que se debe vivir como se viven las grandes experiencias humanas. Como hacía varios años que no había podido pasar la ‘diada’ del libro en Catalunya, la de ayer fue de reencuentro conmigo mismo y con la belleza emocional que supone. Sin embargo ayer, además, se producía el hecho de que uno de mis libros estaba vivito y coleando en diversas librerías y tenderetes de calle. ‘Una hormiga en París’ fue el regalo que muchas personas hicieron a sus seres queridos. No se como agradecer lo que supone saber a través de mil canales que alguien eligió tu libro para algo tan emocionante y en un día tan brillante.
https://twitter.com/marcvidal/status/459010969629638656
Y es que las noticias sobre ‘la hormiga’ siempre son buenas. Se vende todavía de manera considerable pero esa no es la que más me hace feliz. Prefiero quedarme con que se ha convertido en libro de texto en muchos centros de formación secundaria en institutos, de empresa en escuelas de negocio y corporativa en las sesiones formativas de grandes compañías.
Por ejemplo, ayer fue el regalo junto a ‘Los errores de los emprendedores’ de Carlos Blanco y ‘No busques trabajo’ de Risto Mejide, que recibieron los cincuenta principales empresarios de este país en el día del libro. Por otro lado, esta ‘hormiga’ ya se puede leer en turco y se están preparando otras traducciones a medida que se van comprando los derechos para diferentes países.
https://twitter.com/carlosblanco/status/458908234464890880
Ahora bien, si hay algo que me hace especial ilusión es la posibilidad de que Abel Coll lleve a los escenarios una adaptación teatral de mi librito. Todo está en marcha, textos, actores, escenografía, apoyos y parte del presupuesto. La idea es estrenar este año en catalán y la productora no descarta hacerlo también en castellano. No me hago a la idea de verme un día representado por alguien que dice ser yo junto a un grupo de chinos intentando sobrevivir en París. Es raro, pero estimulante.
Al igual que durante aquellos momentos de mi juventud, casi adolescencia, no imaginaba que pudiera relacionarse todo aquello que estaba viviendo con la empresa, el espíritu emprendedor y los negocios, ahora me emociona pensar que en el teatro aquellos mismos instantes tomarán vida y servirán para ilusionar a las personas, jóvenes y mayores, y a estimular sus mentes para entender que tenemos la obligación de luchar por lo que soñamos.
En breve explicaré más sobre este proyecto y, teniendo en cuenta la dificil situación que vive el sector teatral, como ayudar a la productora a llevarla a cabo. Por lo que yo he podido saber no estamos solo hablando de dinero sino también de interés por la misma. Si por algún motivo quieres acercarte a quienes están trabajando para hacer realidad esta obra puedes escribir a Bohemia’s Produccions
Invertimos en popplaces.com
El criterio que sigo para atender proyectos y startups donde invertir sigue siendo el mismo desde hace unos años. Por un lado la escalabilidad, por otro que sean un modelo tecnológico basado en el long tail o similar y finalmente que dispongan de poca fricción en el coste para el cliente final. A estas características estoy sumando últimamente que también ofrezcan respuestas a lo que llamamos ‘sociedad del futuro’, aquella que actuará o se relacionará dando soluciones donde hasta la fecha ni tan siquiera se había identificado la oportunidad. En ese último punto sobretodo se encuentra mi última entrada como inversor.
El criterio que sigo para atender proyectos y startups donde invertir sigue siendo el mismo desde hace unos años. Por un lado la escalabilidad, por otro que sean un modelo tecnológico basado en el long tail o similar y finalmente que dispongan de poca fricción en el coste para el cliente final. A estas características estoy sumando últimamente que también ofrezcan respuestas a lo que llamamos ‘sociedad del futuro’, aquella que actuará o se relacionará dando soluciones donde hasta la fecha ni tan siquiera se había identificado la oportunidad. En ese último punto sobretodo se encuentra mi última entrada como inversor.
La startup PopPlaces.com, de la mano de Karen Prats, es la primera plataforma que pone en contacto a propietarios de espacios en desuso con marcas que quieran utilizarlos para realizar toda clase de eventos ‘pop up’. Digamos que PopPlaces.com es el primer Marketplace de alquiler de espacios por días y eso de ser ‘el primero’ en algo ya me interesa.
PopPlaces, que ha disfrutado de la ventaja que le supone ser una de las elegidas en el primer programa Conector Barcelona, se creó con un capital semilla aportado por los propios socios fundadores. Ahora han cerrado su primera ronda de financiación en la que, de la mano de idodi, hemos entrado de manera importante. Como siempre, mi entrada en cualquier proyecto lleva implícito mi interés por aportar algo más que dinero y en este caso me parece muy interesante la clarísima opción de replicar el modelo en Europa y Latinoamérica.
La idea de PopPlaces surgió cuando unos emprendedores que ya montaban pop-ups o tiendas físicas efímeras y vieron un nicho de mercado en este tipo de alquiler, que ya existe en Estados Unidos, Reino Unido, Holanda y Francia. La idea es que cualquier espacio sea susceptible de alquilarse, desde un restaurante, cualquier tienda, un barco, locales a pie de calle o fábricas abandonadas. Las Galerías Maldà –con más de 40 espacios vacíos– y los barcos de Marina Estrella han sido los primeros en apuntarse al proyecto y podrán acoger todo tipo de eventos visto y no visto, en una iniciativa que también apoya el Ayuntamiento de Barcelona, cuyos representantes asistieron aa la presentación oficial de PopPlaces.com en Barcelona Activa. La prensa se ha hecho eco de manera muy importante.
Nunca es demasiado tarde
Le pregunté que le pasaba. Me respondió que le dolía la cabeza por que estaba viejo. Le dije que eso no tenía relación directa. Mi amigo me confesó que le dolía la cabeza por la edad, pues con la suya, la cantidad de ideas, sueños por cumplir, anhelos y retos por completar se juntaban en una orgía de colores irrefrenable que le provocaba esa jaqueca. Lo decía alguien con decenas de empresas y triunfos, y que a cada minuto que pasaba, sus ojos se encendían con mayor intensidad. La palabra jubilación, dice, significa ‘tiempo para explorar, pero para hacerlo con más prisa’.
Que los emprendedores de éxito son gente casi recién salidos de la adolescencia es un mito al que no me sumo. Representan una anomalía aritmética que tiene su importancia y valor, pero que para nada se ajustan a la realidad y, además la distorsionan. Vivir con el peso de la edad es un error que paraliza. Cuando era agente de bolsa, jefe de equipo antes de los treinta, y uno de los que más activos colocaba en mi empresa ya se me consideraba viejo. Entendí que eso de la edad y la tribu debía pasarlo por alto. Había que aprender y descubrir los elementos que a uno lo mantienen joven de espíritu pero con mayor experiencia y conocimientos.
Hace poco escribía sobre los estudios que desmontan eso de que a partir de los cuarenta somos menos creativos, y que defendía todo lo contrario. La creatividad es la gestión de las ideas existentes con las nuevas percepciones y por eso es bueno un sedimento para lograr los mejores resultados. Y no solo eso, creo además, y es fruto de la experiencia en primera persona, que a los cuarenta estamos capacitados mejor que nunca para montar un negocio, para poner en marcha un reto, un sueño, un proyecto de vida. Una vida que aun queda por vivir y que me niego a ponerla en la vía de la inercia cuando aun no ha llegado ni a su mitad estadística.
Nunca es tarde. No lo es para amar, para saltar en paracaídas, para descubrir el amigo que ya no esperabas conocer, para aprender un nuevo idioma, para recorrer ciudades que pensabas quedaban lejos de tus posibilidades, para pasar una noche de frío en el bosque, para correr una maratón, para superarte a ti mismo en cada instante, para tachar deseos de esa lista mágica que te mantiene vivo y con anhelos inalcanzables aparentemente. No lo dudes, nunca es tarde.
No lo es porque hay muchos que hemos puesto en marcha la cisterna que arranca el mundo por la mañana, lo hicimos hoy bien temprano, dispuestos a utilizar la experiencia para fabricar la incertidumbre. Así vive mi entorno y así vivo yo, desenredando mi mundo inmediato, casi improvisando, pero con esa inteligencia extraña e imperceptible que te entrega tu propia historia.
Aprender cada día con los sucesos, con los errores y con la textura fina y sensible de los sueños es lo que nos queda tras mucho tiempo sintiendo el frío y el calor de lo que es haber sido emprendedor siempre. El éxito llega a veces pronto a veces tarde, pero la gestión del mismo tiene mayor importancia que tenerlo. Errores he cometido muchos, y sigo cometiendo una barbaridad, pero lo que si sé ahora, es que cada uno de esos agujeros compone un espacio nuevo, más grande, más intenso y mucho más divertido.
Cuando percibes el olor que tienen las huellas en esa aventura de abrir las puertas de tu propio futuro, todas las voces callan y el silencio reina en tu camino. Suelo correr de madrugada en las ciudades del mundo por donde paso. Este año lo hice en algunas ciertamente increíbles. Correr por las calles de Boston o de Lugo, cuando apenas circula nadie por ellas, es extraordinario. Sólo escuchas tus ideas amontonándose en tu cabeza, pidiendo a gritos una oportunidad. Con la edad he descubierto que las pongo en la pista de despegue con mayor acierto que en el pasado.
Si te sientes mayor para empezar piensa que con 35 Jan Koum fundó WhatsApp, Michael Arrington TechCrunch, Tim Westergren Pandora y Jimmy Wales Wikipedia. Con 41 Mark Pincus puso en marcha Zynga y con 42 Robert Noyce Intel. A esa misma edad, 42, Robin Chase inauguró ZipCar y al llegar a los 52 Ray Kroc abrió el primer McDonald’s. Incluso hay casos más extremos. John Pemberton inventó la Coca Cola a los 55 y el General Sanders fundó KFC cuando la mayoría de personas se jubila, a los 65.
Mientras algunos se lamentan de ‘la crisis de los 30’ o de ‘los 40’ o de ‘los nosecuantos’, otros nos ponemos en crisis constructiva, en revolución íntima para disfrutar de ese momento extraordinario que supone completar ciclos para empezar otros. Yo he fundado e impulsado muchas cosas en estos años, pero ahora me gusta que cuando alguien me nombra lo haga diciendo ‘Marc Vidal, que entre otras cosas, a los 42 fundó Openshopen. Nunca es tarde.
Conector: aceleradora acelerando
Hace un tiempo Forbes publicó las razones por las que una aceleradora es un mejor espacio para el desarrollo emprendedor que una Escuela de Negocios. En concreto nos confesaban este tipo de estimulante empresarial existe en Estados Unidos desde 1952 y que, por lo general, siempre han estado cerca de las universidades. En aquella época eran como bancos de pruebas.
Sin embargo ahora, un nuevo modelo de aceleración para startups tiene más que ver con los modelos tecnológicos que surgen y se generan. Es un tipo de soporte y estímulo más próximo, teniendo que ver incluso con la tutoría tecnológica, con la aportación de recursos materiales, con el asesoramiento de tipo legal, con la aportación de seed capital y, por lo general, con el apoyo de experimentados empresarios y emprendedores que permiten a la startup en fases iniciales recibir información para anticiparse a los procesos lógicos del negocio y para valorar la validez.
Paul Graham, padre de la incubadora que tuvo en su sede a Dropbox, ahora valorada en billones de US$, considera que las aceleradoras de startups son como un baño de realidad muy necesario para el emprendedor. De él es la frase ‘entrar en Harvard esta muy bien pero prefiero un buen espacio emprendedor vinculado a una gran aceleradora o incubadora, pues, a diferencia que en una universidad, hay de todo lo que afecta al negocio y, además, de verdad’.
A mi modo de ver, España tiene una ventaja con respecto a muchos de esos espacios que Graham comenta. Si dejamos de lado universidades, tenemos escuelas de negocio que aparecen siempre en el top de las líderes en el mundo. Ese hecho debe complementarse con la tecnología y la investigación de manera que seguramente estaríamos creando un ecosistema mucho más competitivo para crear otros ‘dropbox’ y lanzarlos mundialmente.
Mientras eso no sucede en nuestro pais y otros, o se trabaja para que se modifique, podríamos mos tirar de aceleradoras. Ese sería un gran papel a jugar. Ese es el que intentamos que se juegue en la aceleradora Conector de la que soy socio fundador junto a Carlos Blanco, Xavier Verdaguer, Elisabeth Martinez, Miguel Vicente, Gerard Olivé, Risto Mejide y Marc Ros.
En la primera edición, y tras filtrar entre más de un centenar de buenos proyectos, seis proyectos fueron seleccionados. Ahora estan en la fase final de esta aceleración y preparando su puesta de largo en el ‘demo day’
En paralelo acabamos de anunciar una nueva convocatoria para su programa de aceleración, formación y acompañamiento para proyectos digitales que se desarrollará en Barcelona de junio a noviembre de este año. El plazo para el envío de las propuestas de proyectos candidatos a entrar en dicho programa se prolongará hasta el próximo 4 de Mayo. De todos los proyectos recibidos, se seleccionarán los finalistas que presentarán sus proyectos en el StartupDay del 14 de Mayo ante un jurado compuesto por los principales socios de la aceleradora junto a los mentores de la aceleradora y profesores de escuelas de negocio, inversores y destacados empresarios de otros sectores.
Entre los mentores de Conector podemos destacar a Axel Serena, Eudald Domènech, David Tomás, Ignacio Fonts (Inveready), Adriana Freitas, Iñaki Ecenarro (Trovit), Carlos Guerrero, Miguel Vicente (LetsBonus), Luis Font (Zyncro), Martí Manent, Pau Cerdà, Simon Lee (Incubio) y Vicenç Martí (Akamon).
Conector busca proyectos con empresas ya constituidas o constituyéndose, del sector de Internet, Mobile, Tecnología, Telecomunicaciones, Media y Entretenimiento con equipos de entre 2 y 4 emprendedores y orientados a tener un producto disponible en mercado como máximo en los próximos 3-4 meses. Mi objetivo cuando acepté ser parte de esta aventura era ayudar a que, gracias a gente que llevamos mucho tiempo en esto de los negocios tecnológicos, el proyecto de otros fuera viable y repercutiera en crear riqueza, empleo y sobretodo más innovación.
Me siento muy afortunado. Tener la oportunidad todos los dias de construir un fragmento del futuro de la mano de emprendedores que ponens sus ideas, su esfuerzo y su capacidad frente a nosotros para que les ayudemos es algo impagable. Escucharlos, sentirlos y vivir con ellos sus aciertos, errores, ilusiones y ratos amargos vale todo mi tiempo y energía. Ellos desconocen que cuando nos dan las gracias a nosotros por cuanto creen que hacemos por ellos, en realidad, desde dentro me nace un enorme sentimiento de gratitud hacia ellos. No saben cuanto aprendo en cada conversación con ellos, en cada ‘board’ o en cada sesión como mentor. Si lo supieran, en lugar de decir al terminar ‘gracias‘ dirían ‘de nada‘.
Conferencia junto a Jordan Belfort
Hace meses que lo sé pero no se podía explicar. En unas horas tomo uno de los vuelos que me llevará a Puerto Vallarta para dar una conferencia el próximo jueves junto a Jordan Belfort. A su petición, compartiré escenario con quien fuera el protagonista real de la película ‘The wolf of Wall Street’. Será durante el evento corporativo que organiza Azteca Televisión para todos sus vendedores y directivos, una especie de sesión formativa acerca de cómo mejorar en la difícil tarea de vender más. Belfort lo hará desde la vertiente de la ‘persuasión’ y yo desde la de la ‘innovación’. Estoy seguro que será interesante y que aprenderé mucho.
A este hombre lo conocí de pasada en 1996 cuando yo era broker de bolsa y él pasó como el rayo por nuestras oficinas una mañana. Nunca supimos el motivo, años después lo intuyo. En aquellos momentos Jordan era rico, un gran orador, vendía arena en el desierto, era eléctrico y estaba a pocos meses de ingresar en prisión. Todo así, sin filtros. Por eso, lo que recuerdo de él y lo que se ha dicho supongo que poco tiene que ver con la realidad actual.
Ahora da conferencias, charlas y sesiones formativas por todo el mundo e importantes empresas y organizaciones se lo rifan para que les explique los secretos de la persuasión ‘ética’ y de la venta directa. Que tu ‘partenaire’ sea uno de los conferenciantes de moda ahora en medio planeta no es sencillo de gestionar. A la más que normal minuciosidad con la que preparo mis charlas y conferencias deberé añadir elementos dinámicos y algo de espectáculo para mantener la tensión de la audiencia pendiente de un tipo de brillante oratoria y show asociado. Seremos sólo dos conferenciantes ante varios centenares de personalidades muy importantes de la compañía, incluido su Director General.
El evento no está publicitado por ser de riguroso consumo interno y se considera más un acto formativo empresarial que un ‘show’ expositivo me dicen. Pero Jordan Belfort es ahora un cotizadísimo conferenciante y un formador de ventas que recorre el mundo al abrigo del libro y la película dirigida por Scorsese, pero también es cierto que su historia y la inacabable lista de anécdotas al respecto esconden una ‘ciencia’ y un método de cómo convencer, generar interés y, finalmente, vender.
Como mínimo será bueno saber de primera mano como ha perfeccionado un método que le permitió hacer lo que hizo y salir con tan poco castigo después. Mi intervención estará basada en ‘Una hormiga en París’ y en el debate posterior procuraré estimular como método de venta y dirección comercial el valor de la innovación y del ‘beta constante’ de las organizaciones.
Dos conferencias basadas en dos libros, un punto en común y una de esas cosas que me pasan de vez en cuando. Hay gente que me pregunta como puede ser que me pasen tantas cosas, parece que viviera siete vidas. La respuesta la desconozco pero normalmente cuando el tipo que hizo la pregunta se gira, yo ya no estoy. Siempre en movimiento, siempre innovando. En mi caso, dar una conferencia sujeta a 10 puntos fácil de comprender por lo cercanos e inmediatos que resultan, enlazarlos con modelos de innovación en ventas y management y finalmente volcarlo desde el pasado al más absoluto futuro inminente es algo divertido, extraordinario y nutritivo. Yo lo paso bien y la audiencia lo agradece. Veremos esta vez.
Actualizo con una imagen tras el evento junto a Jordan Belfort. En su mano sostiene mi libro ‘Una hormiga en París’ y al parecer estaremos juntos en diversos eventos en Los Angeles, en Dublín y en Londres.
Vivo para trabajar, mi trabajo es vivir
En plena puerta de acceso a uno de esos vuelos de conexión a ningún lugar, me encontré hace unos días a mi amigo Erwin Rauhe, Presidente de la Cámara de Comercio Italo-Alemana y uno de los máximos responsables de BASF para Europa. Apenas unas frases y unos comentarios casi sin espacio para profundizar, pero siempre nutritivos para reflexionar durante el viaje.
Decía Erwin que ‘las cosas van bien o mal no tanto en base a lo que la gente considera por cuanto sabe o siente sino por lo que escucha en las noticias o le trasladan los flujos informativos’. Ahora por ejemplo estamos viviendo el nacimiento de una teoría sobre ‘la recuperación’ que no deja de sorprenderme.
La más que probable aportación de cifras y datos en positivo no responde tanto a que las cosas estén mucho mejor sino a que estas se comparan con el miserable dato anterior. Hay políticos que si dijeran la verdad se sonrojarían pues sería su estado excepcional. Cuando dicen que ya se notan signos de mejoría deberíamos examinar de que mejora hablamos. ¿Estamos subiendo la escalera de nuevo o simplemente nos hemos levantado tras caer por ella? tiene mérito hacerlo, no lo dudo pero ¿y si ese aparente paso hacía arriba no es más que el hecho de apoyar el pie en el primer escalón aturdidos y sin pretender subir ninguno de ellos todavía?
En mi corta conversación con alguien como Rahue, conocedor del modelo empresarial europeo en su complejidad, desde la diversidad del sur hasta la exactitud alemana, me quedé con el mensaje sobre el trabajo como factor transformador en una etapa histórica sin precedentes en lo moral, social y tecnológico.
Cuando hablamos de que sobrará la mitad de la población ocupada del planeta en unos años, hablamos de que el ‘trabajo’ como puesto a ocupar va a cambiar radicalmente y lo que ahora denominamos empleo se definirá por otros factores. Sin embargo, a mi modo de ver, el progreso, el estímulo, el deseo por aprender y por ser mejor, pasa por volver a poner el trabajo en el centro de los valores.
Eso es algo que vale para el pasado, el futuro, para cuando el empleo se media en porcentaje y para cuando se mirará como algo menos claro. Habrá que renunciar a patrones que hacen ver el ‘trabajo’ como el sustitutivo del ocio, del tiempo libre, de aquello que no nos aprisiona. El futuro tecnológico y automatizado nos premitirá ver ese ‘trabajo’ como un factor de crecimiento que irá más allá de lo que ahora, como sociedad, estamos dispuestos a aceptar.
No obstante, a los que me acusan de ‘adicto al trabajo’ yo les suelo responder que lo que soy es un ‘explorador que hace cosas’. Me gusta pensar, soñar, estructurar, imaginar como, aprender y, sobretodo, hacer. Me encanta hacer. Comparar lo que era algo antes de estar hecho con lo que supone que ya es. ¡Hacer! Disfrutar haciendo. Estoy seguro que deriva de la hiperactividad pero es lo que hay.
Hacer, soñar, correr, parar para hacer, vivir haciendo, crear, explicar, volar y soñar para saber que hacer. Resulta que todo eso, casi todo, está dentro de lo que la gente llama ‘trabajar’.
Hay quien considera que el concepto trabajo, como valor, esta en crisis porque no hacemos otra cosa que trabajar. Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Está bien, y ese cambio tecnológico ayudará a compaginar. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
En un mundo en el que se venden como churros libros que explican como vivir sin trabajar o haciéndolo muy poco, lo ‘cool’ parecería que es echarse a dormir y esperar que un programa televisivo te convierta en estrella porque tu hijo ha elegido mal la novia. Yo hablo de la cultura del esfuerzo pero lejos de la penitencia o de la sumisión. Hablo de algo lejano a la explotación, apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual.
Hay días que me sorprendo mirando a mi alrededor. Aquellos que pensaba que sabían interpretar el momento, la oportunidad y los tiempos que por fortuna les ha tocado vivir, desaprovechan ese camino porque lo observan desde la óptica del ‘trabajo de siempre’ y no desde la que proporciona el conocimiento de la vida en el trabajo.
Decían que “el trabajo os hará libres y dignos”. Las máquinas trabajarán para nosotros, algún día todo será así, pero aun así, será siempre bueno transitar por ese nutritivo y bello estadio que supone ‘crecer’.
Si no tienes trabajo, invéntatelo, si no lo encuentras cerca, aléjate más, si no sabes de eso, aprende, si no tienes tiempo, duerme menos, y si no tienes dinero, pídelo. No hay más remedio, pero en todos los casos solo te queda aceptar el concepto trabajo como valor en todos sus aspectos. Yo no trabajo para vivir, vivo para trabajar porque mi trabajo es vivir, aprender, conocer y divertirme.
Mi vida y 'aquí ya es mañana'
Mientras explicaba a unos amigos mi agenda de los últimos días alguien me dijo que ‘deberías de hacer un post’ sobre como gestionas tu agenda. Se refería a la curiosa habilidad que he ganado con los años de poder hacer mil cosas en lugares donde aparentemente es complicado hacerlas. Sin embargo a lo que hacían referencia era a lo que consideran ‘frenético’ ritmo de vida. Lo importante de un post como este no es escudriñar mi agenda, lo determinante debería ser el método de gestión. Os aseguro que hay truco. Bueno, varios. Intentaré hacer llegar cuales son brevemente.
Primero, veamos mis últimos días. Ese tramo empieza hace unos doce días con uno de los casi treinta vuelos entre Dublín y Madrid que tomo al año. Al llegar a España mantengo dos reuniones con colaboradores por un lado y con posibles clientes por otro. Al poco me entrevistan en una revista de sociedad y me meto en un vuelo a Barcelona. Llego a Barcelona y ceno con mis amigos. Visito a mi madre y me llevo a mi hijo a recorrer rincones de la Ciudad Condal. Luego me lo llevo a Figueres donde con mi pareja disfrutamos de vida familiar de calidad ya que no la tenemos en cantidad.
https://twitter.com/marcvidal/status/440154245023928320
Eso sucedió entre un viernes y un domingo noche. A partir de ahí empieza una semana (la pasada) que me llevará a 4 países y dos continentes, filmaré un programa de televisión durante casi un día, cerraré el acuerdo corporativo más importante de mis últimos años (pronto será público) y definiré el contenido de mi próximo libro, una obra de teatro sobre ‘la hormiga’, atenderé a diversos posibles trabajadores futuros y trazaré una transición empresarial (también en breve será conocida) hacia alguien muy especial para mí.
https://twitter.com/marcvidal/status/441245914687340545
Tuve tiempo antes de salir para Colombia para comer con mi mejor amigo Luis, cenar con la mujer de mi vida y disfrutar de una de esas charlas inolvidables con mis padres. Al llegar a Colombia, todo fue veloz, intenso pero gratificante. Luego, tres días estuve en Perú, Costa Rica y finalmente Panamá. Hoy estoy en el Istmo.
https://twitter.com/marcvidal/status/441493120463933440
Los cosas para poder hacer muchas actividades son diversas, pueden ser de todo tipo. En mi caso hay cinco trucos clarísimos: ganas de vivir hasta la extenuación, correr muchos kilómetros cada día para oxigenarme y estar en forma de manera radical, no ver la televisión casi nunca y usar ese tiempo en otras cosas, organizar mis espacios vitales como aviones, trenes u hoteles como despachos improvisados y tener siempre tarjetas SIM (datos) del país de destino para el conjunto de dispositivos necesarios para estar comunicado siempre con el mundo.
Hay tres más a título espiritual: requiero momentos de soledad cada diez días para recomponer mis estructuras de interés, suelo perder la noción del tiempo con lo que no me importa mucho cuanto dedico a algo y lo disfruto intensamente y procuro conocer muchas personas en mi día a día para aprender y maravillarme de todo.
Pero, a veces, uno escribe para homenajear y este es uno de esos artículos. La clave está en mi equipo. En la gente que me rodea (virtualmente). Al detalle, busco estar rodeado de gente que es mejor que yo en alguna faceta. Eso te hace mejor. Lo tengo claro. Fijaros:
Quien ahora es mi asistente personal lo hace desde París. Quien tiene la facultad de estimular mi profundo sentimiento de la lealtad lo hace desde Accra. Quien escucha por mi lo hace desde Madrid. Quien revisa que mis pasos siempre sean seguros lo hace desde su despacho de Paseo de Gracia. Quien me asesora como debo fundamentar mis inversiones lo hace desde Nueva York. Quien atiende a mis expectativas como conferenciante lo hace desde Dublín. Quien se esfuerza para que la prensa tenga todos los recursos sobre mis actividades lo hace desde Londres. Quienes consiguen que mis empresas sigan creciendo lo hacen desde una docena de países en tres continentes.
Una vez dije que ‘me siento como un director de orquesta. A veces me olvido la partitura pero o bien improviso y me siguen o bien ellos tocan de memoria’. En cualquier caso, estoy en manos de gente increíble que se fueron acercando y la mayoría se quedaron y lo disfrutamos.
Estas son las claves, los trucos, las cosillas que logran cumplir mi actual vida. Mi vida. Como dice mi hermano cuando le escribo con una diferencia horaria como la de hoy con respecto a Europa, ‘aquí ya es mañana’. Pues eso, que siga la función pues.
Más creativo a partir de los 40
Cada tres días corro catorce kilómetros. Suelo hacerlo de manera exhaustiva e intensa aunque nunca tengo prefijado el recorrido ni ruta que haré. Improviso. Los que corren saben esa sensación vibrante por la que las endorfinas se ponen en punto de ebullición y las ideas se amontonan mientras mantienes el ritmo constante de las zancadas. Desde los últimos años he notado que cada vez son un mayor número y más radicales dichas ocurrencias, las conexiones mentales y la envergadura de las consecuencias.
Vivo con cierta sorpresa la percepción de que mi creatividad y mi capacidad para reinventar procesos esté ahora en su cumbre vital. Haciendo running lo visualizo de manera rápida pero es en el día a día, viajando más que nunca, emprendiendo más que nunca y conociendo y aprendiendo más que nunca que se hace mucho más claro y perceptible. Hoy vivo con mayor intensidad conjugando con la experiencia, lo que convierte cada proyecto actual en un apasionante reto íntimo y sin límites aparentes. Todo sigue siendo campos enormes de experiencia por acumular.
Leyendo en The Atlantic un artículo titulado ‘Big Breakthroughs Come in Your Late 30s‘ compruebo que existen teorías y estudios al respecto basadas en un nuevo documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos ordenada a través de las vidas de los inventores y los científicos ganadores del premio Nobel en busca de su edad de máximo rendimiento.
Algunos factores contribuyen. Por ejemplo pensar en el tiempo que un científico de investigación va a pasar en la escuela. El grado de licenciatura se alcanza en 22 años y luego en su título de doctor hasta los 30, lo que deja un escaso par de años para realizar su trabajo antes de poder ejercer sus conocimientos de manera eficiente. Pero eso, creo, es trasladable a casi todo en la vida profesional y ejecutiva.
Otra teoría interesante es sobre que ‘la carga del conocimiento’ lo determina todo incluso por encima del ‘ímpetu’. La ciencia ha acumulado muchísimo conocimiento sobre el mundo para procesarlo antes de que pueda empezar a hacer sus propios descubrimientos originales. La experiencia determina la creatividad investigadora.
Pero esas cifras se vuelven más sutiles, como la investigadora Olga Khazan señala, cuando la edad de avance depende del campo que son efectuadas. El trabajo en cuestión señala que la distribución de ganadores del galardón escandinavo fueron de Física 36 años de media, de química con 39 y los médicos de 41 años de media. Otros estudios hablan de que emprendedores tecnológicos de éxito, exceptuando el baby boom de Sillicon Valley, están ya en edades cercanas a los 40, a los inversores se les ve sobre los 45 y a los mentores reconocidos en los 48.
¿Por qué las diferencias? Khazan argumenta que los campos abstractos como el arte y la física son más complacientes para floración temprana, mientras que las zonas de alto contexto, como la historia, la dirección económica o la medicina exigen mucho más de madurez.
Cuando me dedicaba a la bolsa en los años noventa, la edad ideal me decían era los 30 y algo y mi edad era 20 algo, luego como directivo de empresas con mis treinta me decían que lo ideal eran los 40, y ahora cuando me dicen que emprender está especialmente diseñado para los 20 yo me siento mejor que nunca con 43 para montar negocios. Está claro que la edad y lo que se hace con ella depende poco de según que y mucho de lo que se siente. En cada momento ejercí y ejerzo de creativo en cada uno de mis actos y proyectos. Lo único que si va en crecimiento es el conjunto de elementos que me permiten razonar esa capacidad para inventar. Es como si gracias a que cada vez tengo más conocimiento mi capacidad para innovar aumenta independientemente de que mi mente tienda a perder memoria, agilidad o cualquier cosa que dicen que se pierde.
Pero la innovación se presenta en diferentes formas. David Galenson separa creadores en dos grupos diferentes: los conceptualistas en un extremo y los experimentadores, por otro. Orson Welles puso del revés el cine cuando dirigió Ciudadano Kane con tan solo 26 años. Se diría que fue un conceptualista. Oliver Sacks, por el contrario, se diría que es enormemente creativo a sus 80 años, por lo que los experimentadores están mejorando continuamente sobre sus técnicas.
¿Estás en tu momento más creativo? ¿A que edad está sucediendo? Emprender, crear y arriesgar no tiene edad, te lo aseguro.
En el libro del 'millón'
Hace unos meses la escritora Ana Oliva me citó para entrevistarme. La autora de la biografía de Antonio Banderas se propuso publicar un libro coral con varios personajes cuyo denominador en común fueran las características o hechos que condujeron a cada uno de ellos a ganar su primer millón de euros. En mi caso lo importante no es haberlo ganado, sino haberlo reinvertido y espero que eso quedara claro en mi aportación a este interesante libro. Aprovecho también este post con referencia personal para enlazar también con la entrevista que la publicación digital ‘Iniciativa Pymes‘ me hizo hace unos días. Os dejo con el texto con el que Ana Oliva establece las líneas de interés del capítulo en el que participo. También os transcribo la entrevista de ‘Iniciativa Pymes’ en la que respondo algunos detalles poco habituales.
MARC VIDAL. ‘PIENSA DIFERENTE Y ACERTARÁS’. Por Ana OlivaHe tenido la suerte de encontrarme dos veces con Marc Vidal en la cafetería-restaurante Velódromo de Barcelona. Y en las dos disfruté de la conversación de este singular emprendedor, que ha tenido la virtud de reinventarse varias veces a lo largo de su vida. Todo lo que aprendí y me comentó en esas conversaciones plagadas de conocimiento lo he plasmado en mi nuevo libro, Mi Primer Millón.
¿Qué vas a aprender de Marc si decides leer el libro? Aquí te lo sintetizo, pero, sin lugar a dudas, en las páginas del libro hay mucho más, te aseguro que sus consejos son oro puro para el que quiera emprender o simplemente llenarse de buena energía y motivación:
Por qué se fugó de casa y se fue a París. Qué aprendió de su etapa glamourosa al lado de una modelo de éxito en el París más chic. Cómo aprendió a montar una empresa en París con 17 años después de su experiencia con unos cantantes chinos. Qué hacía los fines de semana mientras los demás paseaban al sol. Para qué sirve equivocarse y qué aprendió de sus fallos. Cómo fueron sus orígenes como emprendedor. Qué tipo de joven era en la adolescencia. Qué opina de la universidad y por qué piensa que su hijo no irá a un centro universitario tal y como lo conocemos hoy. Qué actividad realizó en su primera etapa profesional que dejaría la estafa de las preferentes en un juego de niños. Qué detecto en los arenas del Chinguetti, en África. El por qué de las deudas y la necesidad de pagarlas. Cómo su gran gran capacidad de comunicación le abrió las puertas de Latinoamérica a gran nivel. Qué pide a los inversores. El factor suerte en los negocios exitosos. Su capacidad para vender empresas. Por qué viaja tanto alrededor del mundo. El fracaso en su éxito. Dónde se encuentran las ideas del millón.
Al finalizar nuestra charla me dijo: ‘Yo quiero viento en contra para volar más alto y más fuerte, como las cometas.’ Seguro que ahora mismo está subido a un avión persiguiendo anhelos y reflexionando sobre el ser humano y su lugar dentro de la nueva economía.
La otra entrevista también os la detallo aquí:
ENTREVISTA PARA INICIATIVA PYMES CON MARC VIDAL. EMPRENDE CON FUERZA
Una lección que le haya enseñado el mundo de la empresa
M.V. Que la dificultad de encontrar trabajo a veces está en la ausencia de mentes abiertas, de verdaderas ganas y de la curiosidad de uno mismo. Si no existe tu lugar de trabajo perfecto, créalo. Si no encuentras trabajo, invéntalo.Un truco que te funciona para vencer el estrés
M.V. El stress es bueno, te mantiene alerta. Lo que es malo es lo que la gente hace cuando está estressado. Suelen beber, fumar, dormir mal. Yo si me molesta el grado de stress, lo que hago es correr 14 kms por algún sendero, sin ruta previa, a lo que salga y hasta caer casi inconsciente.Qué peso específico le otorgarías a los blogs en tu vida profesional
M.V. Ahora ya mucho menos, pero fue parte sustancial de mi crecimiento profesional. A través de los blogs se genera un contenido líquido que ha permitido generar inteligencia colectiva, una smart society en los negocios imposible de imaginar hace 15 años.Una película de la que te llevas cosas importantes a la oficina
M.V. Solaris. Mejor no te cuento el motivo.Eso que siempre procrastinas
M.V. Nada. Soy obsesivo y lo acepto con resignación.La vida antes de WhatsApp era…
M.V. Igual, pero más cara.¿Cuál es la primera dirección de Internet que tecleas cada mañana?
M.V.Tardo bastante, pero es mi feedly.Un libro que te he marcado profesionalmente.
M.V.Varios de Isaac Asimov que muestran un mundo del que por suerte me ha tocado ser partícipe y colaborar en el diseño de cosas que lo harán mejor. La obra que releo habitualmente para descubrir rincones y metáforas por descubrir es ‘Mundo Anillo’ de Niven, inclusive en la versión previa a las rectificaciones que el MIT le ‘obligó’ a hacer.Cómo terminarías esta frase: “La gente más feliz del mundo es…”
M.V. La que se siente libre.Adicción a alguna Red Social en particular
M.V. no es adicción y tampoco es una red social, pero cuando aparece un ‘hole-time’ entro en mi feedly a ver si logro dejarlo a cero.¿El líder nace o se hace?
M.V. Naces con aptitudes, pero te harás con actitud.Un personaje de película al que te gustaría contratar
M.V. Si Leonidas me dijera que no, le haría una oferta a William Wallace.
Os invito a una conferencia
Estáis todos invitados. Es totalmente gratis. Os invito a que os registréis y a que nos veamos este próximo jueves y pasar un rato con un montón de amigos durante la conferencia que daré en el auditorio principal de la Universitat Internacional de Catalunya en Barcelona titulada ‘¿Que quieres ser de menor?’. Hace tres años que no doy una conferencia en la ciudad condal. Curiosamente uno se pasa la vida dando tumbos por el mundo dando charlas y pocas son donde a uno le hace especial ilusión. Difícilmente volveré en dar otra en breve por lo que tengo muchas ganas de reencontrarme con tantos lectores, amigos y seguidores en las redes que aseguran intentarán venir la semana próxima. Y digo difícil porque he procurado reducir el número de este tipo de actividades y he procurado . Por ejemplo, en el mes de marzo estaré en Mexico, en Colombia, en Estados Unidos y en Panamá ofreciendo la versión ‘live‘ de ‘Una hormiga en París‘.
Esto va de divertirse y nos vamos a divertir, pero también va de sacrificio y de valor, va de soñar pero va de correr, de tener ideas y de defenderlas como si te fuera la vida en ello. Por eso el mensaje que me acompañará el próximo jueves será que ‘cuando veas que no puedes más, que emprender se hace duro y difícil, que el sueño llega de madrugada y eres incapaz de teclear nada más, que el día a día se hace pesado y requiere hasta el último aliento, piensa en el motivo por el cual empezaste esta aventura y lo que ya sabías que suponía todo: ahora te toca vivir como muchos no querrán, para en el futuro hacerlo como muchos no podrán‘.
No pienso detenerme a pesar que muchos repiten que esto es clamar en el desierto. No lo creo, somos miles, millones de hormigas empujando para cambiar lo que otros se esfuerzan en impedir que pase. Tardaremos en girar la colcha pero la giraremos y una de las razones es que no hay otro remedio. Me niego a aceptar que esto ya no se moverá. Si se potencian redes de conocimiento, si se impulsa la proliferación del capital riesgo, si las administraciones reducen la fricción en los trámites, si el impulso a la innovación crece en lugar de menguar como en los últimos dos años, si la cultura emprendedora se transmite en las escuelas de secundaria y en las universidades, tal vez, si todo eso pasa, un asalariado que pasa a ser emprendedor lo tenga algo más fácil y con ello, un país como el nuestro, esté más cerca de la cabeza económica del mundo civilizado.
Emprender para muchos será la única salida, para otros no. Puede que muchos tengan otras opciones, pero, por higiene intelectual recomiendo ponerse en la piel del primero. Imaginemos que no tenemos más remedio que emprender. Poco a poco, conozco algún caso de emprendedores sobrevenidos, que llega el primer cliente, la primera factura, el primer empleado y el primer cobro. Esos momentos son gloriosos. Encajar la emoción que supone tocar la superficie de los sueños que hace unos meses desconocías tener es maravilloso.
Los que hemos puesto en marcha nuestros sueños, sin saber si era posible tan siquiera, sabemos que es eso depasar noches en vela, redactando, corrigiendo, trabajando en la soledad de las noches y los días que se amontonan unos encima de las otras. Vivir es ese domingo por la tarde, exhausto pero ilusionado, viendo desde la ventana del despacho como las familias pasean, las parejas hacen cola para el cine y el mundo no se detiene en su curso sinuoso de fin de semana. Obsesiones y retos, momentos duros que a veces no producen más que disgustos pero que cuando se reproducen con todo su brillo y belleza son la entrada perfecta a un club diferente, el “club de los soñadores”. Soñar y emprender van juntos, juntos en la búsqueda, tal y como están las cosas, de la única salida.
Para informarse sobre otras conferencias, asistir o contratar infórmate en esta página.
'la hormiga' en Forbes Magazine
Ayer la revista Forbes publicó un artículo en el que señalaban los ‘10 libros que te servirán para emprender‘. La justificación que dan es que, en palabras de esta prestigiosa publicación, ‘leer es muy importante, pero leer las circunstancias de otros en el mundo de los negocios es aún más para un emprendedor. Con la siguiente lista de libros que hemos elaborado podrás conocer los entresijos del mundo del emprendedor, sabiendo los errores que cometieron otros y aprendiendo de ellos para no caer en ellos tú también’. El resto de ‘seleccionados’ para la revista Forbes fueron Laurie Beth, Guy Kawasaki, Steve Blank y Bob Dorf, Walter Isaacson, Mar Galtés, Eric Ries, Andy Freire, Ash Maurya y Fernando Trías de Bes.
Como publicó hace poco ESADE cuando habló de mi último libro ‘emprender puede provocar sensación de pequeñez y desorientación, más o menos las mismas sensaciones que debe sentir una diminuta hormiga cuando sale de su oscuro refugio. Pero del mismo modo que estos insectos son capaces de soportar 50 veces su propio peso, un emprendedor persiste/persevera hasta que logra su objetivo que es, al fin y al cabo, vivir de su idea de negocio. A través de su libro, Vidal aporta consejos a los empresarios para que sus ideas no sólo se materialicen, sino que también sean viables. Una hormiga en París se convierte en una guía directa y útil para todos aquéllos que estén dispuestos a luchar por esa idea que les apasiona y convertirla en una realidad’.
Puedes adquirir el libro en Amazon o en Casa del Libro. Si quieres comentar cualquier cosa sobre el mismo, contratar una conferencia estimulante como la que he preparado con el hilo argumental del libro o simplemente saber si habrá segunda parte ;-), puedes ponerte en contacto conmigo por aquí.
Bon voyage mon ami...
El pasado jueves Jean Pierre se marchó sin avisar. Se fue sin molestar. Nunca molestaba. Lo conocí hace mil años, en París. De hecho la última vez que hablé con él fue para comentar su ‘aparición’ en la página 52 de ‘Una hormiga en Paris‘. Es extraordinario pensar que tras aquella aventura, alguien de aquellos días, veinticinco años después, seguiría siendo tan importante para mí y tan determinante en muchos de los proyectos que he afrontado. Se ha quedado en Montreal, enamorado de esa ciudad gélida que el, seguro convertía en fuego con su sonrisa, su manera optimista de verlo todo y esa desinteresada generosidad que se derramaba a su paso. Las horas que pasamos en los camerinos del teatro de su padre, charlando sobre la obra de teatro que era la vida. Inolvidables. Cuanto aprendí. Era único y en este caso, no es un tópico. Bon voyage mon ami…
Tras definir los públicos pasé a elegir repertorio. Esto no fue muy fácil. Hoy en día pones en spotify, itunes o google “bossa nova” y tienes un listado de lo más popular, sus videos y lo que vale la pena destacar o no. Hoy puedes saber quien y como ha opinado sobre ellos. Sin embargo hace veinticinco años eso no era factible. Debías ir a tiendas musicales, recorrer bares de temática nacional, consultar y comprar algún libro. Era muy complicado. Fue cerca del Molin Rouge donde localicé la herramienta que me permitió salir de ese callejón sin salida.En el Passage Collin, dentro de una isla de viviendas, en pleno corazón del distrito de Pigalle, vivía uno de los que con el tiempo se convertiría en mi gran amigo Jean Pierre. Lo conocí sentado en la terraza de una café de ese mismo pasaje. Hablaba español y yo ya manejaba algo de un francés paleto y acabando todas las palabras con una “e” tónica y ridícula. Fue divertido conversar. No recuerdo de que pero sólo sé que me reí. Eso era importante, llevaba demasiados días obsesionado con mi “proyecto” empresarial y había dejado de reír. No obstante, mi plan era mi plan y no pensaba en muchas otras cosas. A pesar de que ya no me faltaba dinero, cobraba lo necesario y tenía lo imprescindible, mi voluntad por mejorar mi empresa era pegajoso.
Le conté lo que estaba haciendo, que buscaba y de mi desesperación por no obtener canciones y letras que pudiera transmitir a mi gente. No se sorprendió y por eso sigue siendo amigo mío. Nunca le sorprende nada, lo respeta y te anima. Si puede te ayuda. Me dijo que su padre era un publicista muy importante y que tenía mucha música de todo tipo en cintas de cassette. Me propuso ayudarme. Me regaló cintas y letras que significaron el cincuenta por ciento de lo que luego fue el nuevo repertorio.
La suerte estaba de mi lado y ahora tocaba traspasarla a mis compañeros. Para ello fui decidiendo quienes tocarían que y cuanto. Con lo que Jean Pierre me había donado, las cintas que disponía en mi mochila y dos recopilatorios clásicos que pude comprar por el coste de un crêpe de frambuesas, inicié la creación del catálogo modernizado e innovador de mi empresa.
El mejor equipo del mundo
Cuando apenas tenía veintiséis años y me dedicaba a eso de la bolsa, conocí al tipo en el que se basa la película ‘El lobo de Wall Street’. Jordan Belfort estaba de viaje por Europa y pasó unas oficinas de una sociedad de compra y cambio con la que me tocaba colaborar de vez en cuando. No recuerdo a nadie que le dijera nada malo, ni tan siquiera que lo pusiera en cuestión. Fueron apenas diez minutos (el tipo iba como loco recuerdo) pero suficientes para ver un modelo a seguir. Se trataba de ganar dinero simplemente y de ganar dinero este tipo, al parecer, sabía mucho.
Pero cuando es que no, es que no. En mi caso, los dos años magreando datos y cifras, valores y bonos, fueron los que necesité para pasar de la ruina por un fracaso emprendedor, el pago de todas las deudas acumuladas por dicho error y la acumulación de un nuevo capital con el que tirarme de nuevo por un acantilado. De ese modo pude ‘utilizar’ el mundo del dinero para lo que realmente quería, volver a intentarlo montando un negocio propio y tipo tecnológico, algo que me fascinaba por aquel entonces y que otro día explicaré.
Que lejos queda todo aquello. Cuando el éxito, para muchos con los que convivía, era sencillamente amasar dinero. Sólo era eso. Un día te despiertas y descubres que ganarlo no es complicado, ni perderlo tampoco, pero que no aporta absolutamente nada por si mismo si no lo acompañas de algunos elementos necesarios.
La generación con la que trabajo, mi equipo, multidisciplinar y tremendamente disperso en la globalidad del territorio, son la antítesis absoluta a esa manera de ver la vida. Son gente que antes de aceptar un empleo como el que yo pude ofrecerles en su día, analizaron muchas ofertas más. Son gente, que por suerte, no tienen pensado pasarse la vida en mi empresa. Tienen otras inquietudes y eso los hace interesantes. Mi obligación es estimularlas para que algún día las desarrollen por si mismos, con o sin mi participación.
Ahora todo es distinto. Parece ser más importante disfrutar del camino que llegar al destino final. Irónicamente, los “milennials”, jóvenes impredecibles, son los que traducen perfectamente esa nueva visión. En una era donde el placer determina la dimensión de los logros profesionales, ellos saben como nadie reconocer oportunidades que conectan pasión y trabajo. La economía creativa, nuevas profesiones, el boom de una actitud emprendedora y la nueva fuerza colectiva están decorando un inédito escenario. Ya no impresiona que los “millennials” sean impacientes pues la velocidad en como se conectan a la vida y al mundo les permite vivir a otro ritmo. Proyectos que solamente marcan la diferencia a largo plazo no les interesa, no les estimulan, y necesitan constante “feedback” para sentir que sus esfuerzos están siendo reconocidos.
Mi equipo no tiene edad. Se trata de un complejo grupo generacional nacido de las décadas de los ochenta y noventa con maravillosas excepciones de inmigrantes digitales que provienen de décadas más lejanas. Retenerlos es complejo, es un desafío constante. Suelen recibir propuestas y muchas reglas de empresa son, para ellos, innecesarias. Trabajan por sentimiento, con la voluntad de trascender en lo que hacen. Tienen reglas éticas que un mayor sueldo no puede tumbar tan fácilmente.
Cuesta encontrarlos pero yo tengo unos cuantos conmigo. Porque es bueno hacerlo, analizo mis activos. En días en los que analizas cual es verdadero valor de tu empresa descubres que está en lo humano y en como la tecnología que desarrollan se deriva entre nuestros clientes con el corazón. Me encanta, no por el concepto empresarialmente lógico, sino por lo mucho que significa, ver cuando de madrugada, o a antes de tomar el primer café, cualquiera de ellos, toma su smartphone, su tablet o lo que sea y se preocupa de cualquier ‘no previsto’ que surgió. No van a recibir nada, no van a ganar más, no tiene que ver con eso, es sencillamente, sentimiento de pertenencia, apoyo al resto del equipo y un tremendo respeto que siento hacia mi.
Entregarse a un proyecto empresarial te convierte en emprendedor por cuenta ajena y en eso debería de basarse todo un nuevo escenario de contratación laboral, gratificaciones y opciones directivas. Cuando en una de mis empresas la medición de tiempo disponible y ocupado marca la dinámica sé que voy a fracasar. Mi obligación es convertir un equipo de “empleados” en mis socios. Eso puede llegar a ser incluso una opción societaria más, pero a lo que yo me refiero es a que la lucha no es sólo mía, es de todos.
Disfruto de ese instante en el que un usuario de una de nuestras plataformas se convierte en mucho más que alguien que puede pagar una cuota por servicio, es alguien que está validando, mejorando, viviendo y sintiendo lo que ellos, mi equipo, han creado, cuidado y sufrido durante meses y meses. Verlos emociona, vivirlos te nutre y da sentido a tanto tiempo de sobreesfuerzo.
Los emprendedores nos quejamos de lo duro que es esto de montar empresas, de gestionarlas y de arriesgar todo nuestro patrimonio. Es cierto, pero también podemos asegurar que en ese sacrificio está la vida y el estímulo necesario para, por lo menos yo, sentirme conectado con mi propia existencia y con mi necesidad de explorar. Sin embargo no puedo olvidarme ni un minuto de cuantos también arriesgan su vida desde dentro, desde la interpretación de un papel en la representación de mis sueños. Hay momentos que los veo sin quejarse, duros y con la mirada lejana, como quien corre sin descanso, con la visión de una meta a la que cuesta llegar. No hay dinero que pague eso. No hay agradecimiento para quienes confiaron sus anhelos a un tipo que un día les ofreció un puesto de trabajo por menos dinero que en otro lugar y por más horas que en otro lugar para desarrollar algo que aun no estaba listo.
Corro como emprendo. Avanzo con un destino pero disfruto del camino. Si aparecen subidas pronunciadas las diviso y las valoro, las juzgo y las tomo como reto. Si aparecen bajadas reduzco la velocidad para no lesionarme o caer. Aprovecho que permiten descansar el cuerpo pero mantengo la mente en alerta. Tomo aire. Cuando lo hago en solitario disfruto de cada uno de los metros y de los golpes en el suelo, pero cuando lo hago en grupo es algo extraordinario, divertido y estimulante. Cuando encuentro un nuevo camino, vereda o lugar por el que correr, me lanzo sin mirar, casi sin preguntarme si vale la pena. Es nuevo y eso vale.
A cada dificultad una sorpresa, a cada muro de piedra un escalador, a cada desánimo un apoyo incondicional de unos con otros. Mi equipo es el mejor equipo del mundo. Gente a la que espero ayudar a conquistar sus sueños porque, de verdad, lo merecen. Como en la imagen del encabezado, si pienso que corro sólo porque tengo delante mío una carretera infinita, con solo voltear la cabeza, con solo mirar al lado, veré que conmigo vienen un buen grupo de corredores más.
¿Que quieres ser de menor?
El próximo 27 de febrero, a las 12 del medio día y en el auditorio principal de la Universitat Internacional de Catalunya, ofreceré una conferencia titulada ‘¿Qué quieres ser de menor?’. Será la primera vez que lleve a un auditorio esta charla en concreto y representará la puesta en escena de un modelo expositivo basado en ‘la historia más emprendedora jamás contada’. Obviamente es un juego semántico y algo lírico que busca despertar el interés por algo que si voy a explicar. Quiero regresar a aquel impulso de querer hacer millones de cosas cuando somos niños, curiosos e inquietos y desacomodarnos de ese miedo que el ser adulto establece.
La intención de la charla no será otra que la de estimular a un auditorio mayoritariamente joven a buscar sus propios anhelos y a perseguir sus propios sueños. Aunque esta conferencia no está en el catálogo de cuantas ofrezco en estos momentos, si lo estará en el futuro. Quiero ver las reacciones, el feedback y sobretodo, como encaja lo esencial y lo técnico cuando hablamos de emprender, de tecnología y de respuesta social a un momento inédito.
La manera que he elegido para esta vez será la de las anécdotas encadenadas y la de las vivencias de un soñador. Para mí, emprender, soñar y conectar con un nuevo mundo inminentemente hipersocial, va todo junto. Procuraré esa mañana que para mí será especial transmitir parte de la esencia de mi último libro ‘Una hormiga en París’, un buen número de motivos para ponerse en marcha como demandé en otro libro anterior y las claves de cómo lograrlo con cierto rango de éxito, cosa que explicaré en un próximo volumen.
Aquellos que estén interesados pueden ponerse en contacto con la propia UIC y en concreto con la responsable del evento Patricia Saez. Y si fuera de tu interés alguna de mis charlas o conferencias y quisieras que mi agencia se pusiera en contacto contigo, con tu institución o empresa, puedes pedirlo aquí.
Soñar no es un extraño verbo que representa lo imposible, sino todo lo contrario, es la cristalización de la esencia humana. Como especie no hubiéramos abandonado las cavernas sino fuera por ese sentido conquistador del espacio del saber, de preguntarse, de valorar lo desconocido como territorio y no como vacío. Ese perfil inconformista, que se revela y que no se acomoda es el que tanto molesta a los que nos pretenden “dirigir”, ese modelo de vida es el que no teme fracasar, no siente dolor y escucha, no dice no, no dice imposible sino ¡vamos!, no piensa en si va solo o acompañado, solo decide ir. Esos son los míos.
El concepto trabajar en la Nueva Economía
La velocidad con la que circulamos por la historia cada vez es mayor. Hace una década no existían las empresas que ahora marcan nuestro día a día de manera irremediable. Compañías que no tan sólo son parte de todo lo que nos afecta sino que además son las más valoradas económicamente en algunos mercados de valores. Hace cinco años no existían tampoco una gran cantidad de ‘oficios’ que ahora son los más demandados. Curioso ver también como esos nuevos modelos laborales se basan en otros procesos profesionales que nada tienen que ver con el pasado.
Yo trabajo muchas horas al día. De hecho me cuesta separar el trabajo de mi propio ocio personal e individual. Cuando no afecta a nadie, mis lecturas, paseos y diversión gira entorno a aprender algo que mejorará mis proyectos, a reflexionar sobre alguna nueva idea o a conversar sobre mis sueños que suelen tener algo que ver con lo digital, lo emprendedor o la vinculación a personas con ese espíritu. Dice un buen amigo mío que ‘si odias los lunes es porque aun no estás haciendo lo que te apasiona’.
Mi familia sabe que me encanta hablar de los elementos que me afectan en mi vida profesional porque tiene que ver con mis instintos, sueños, valores y metas. Mis amigos suelen tener vínculos en mi entorno profesional o, como mínimo, saben de que va. El deporte me enlaza con el sacrificio y la superación y cuando escribo o hablo en público también tiene ese tono que domina mi paisaje mental y emocional. Y no soy adicto al trabajo, soy adicto a soñar, lo cual, os aseguro, es algo muy distinto.
Hace muchos años fui un adicto al trabajo. Dedicaba mi vida a una agencia de compra y venta de acciones, luego a otra de inversiones y también a otra proyectos digitales. Trabajaba mucho obsesionado por los resultados y poco por el recorrido. Terminó el día que descubrí que si quería disfrutar de la vida, atendiendo que me gustaba trabajar, debería de hacerlo en aquello que me permitiera tocar el cielo de vez en cuando con los dedos.
Los sinsabores que he vivido no los recuerdo aunque me enseñaron. No pienso en pasado, aburre. Pienso en cada uno de los millones de segundos que me quedan por conquistar, los centenares de personas que con las que trabajaré en los próximos mil años.
Volver a poner el trabajo en el centro de los valores porque el trabajo de hoy debe ser concebido como experiencia íntima y emocional, como factor de conquista de algo más que dinero o reconocimiento, debe ser abiertamente un propósito de satisfacción moral y del conocimiento. Trabajar para aprender, para innovar socialmente e individualmente.
Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Es cierto que cada vez ‘trabajaremos’ menos según esa manera de describir el trabajo. Vamos a una sociedad donde el elemento laboral deberá ser considerado como algo muy distinto y de calificación diferencial según lo que se logre con ello, pero a la vez cada vez ocuparemos más tiempo en ese crecimiento personal vinculado a ‘estructuras conectadas entre lo laboral y lo personal’. Por poner un ejemplo podemos ver que los profesionales más demandados este año pasado en Linkedin están centrados en profesiones inexistentes hace muy poco como marca el gráfico acompaña el post de hoy.
Trabajar debe recuperar el valor del progreso y la innovación como factor social y personal. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer y de inventar. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
No estoy hablando de la cultura del esfuerzo, o el sacrificio, que es otra cosa y que suena más a penitencia y sumisión, a explotación y entierro, no, yo apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual. Yo quiero liderar mi vida, marcar sus fases y establecer mis metas.
Aquí cabe la descripción del concepto intraemprendedor, emprendedor y soñador, y cuesta más incorporar otros que buscan en el trabajo, de manera lícita por supuesto, otras derivadas menos alimenticias. En la Nueva Economía se hace difícil utilizar esos modelos de separación entre lo que es laboral y lo que no. Probablemente la pasión con la que vivas la vida también marcará lo que quieras hacer en lo profesional.
Aquí os dejo los 10 puestos laborales más requeridos en Linkedin actualmente y que hace tan solo cinco años no existían. Esto va muy rápido en los modelos, en los tipos y en las maneras.
100 días de 'La Hormiga'
Hoy se cumple tres meses del lanzamiento de ‘Una Hormiga en París’. Pronto serán 100 días que han supuesto un revulsivo en muchos aspectos de mi vida que os quiero compartir. Por un lado tiene que ver con lo que supone explicar parte de tu propia historia, ese desnudo emocional que significa este libro por ser el punto de partida de un modo de ser y de vivir. Por otro este libro siempre será especial debido a que me ha ayudado a mi mismo a entender aspectos que desconocía tener tan integrados en mi día a día.
Al definir puntos de cómo se organiza una empresa, como se innova o como se persiguen modelos de gestión diversos y compararlo en como lo hice en aquellos años en París de la mano de un grupo de músicos orientales me ha permitido rebajar y mucho la presión de lo que se supone que es ‘teoría económica’, ‘management directivo’ y espíritu de sacrificio. Viví aquellos meses hace ya muchos años como una aventura y vivo este libro como tal. Es curioso como se superponen las capas de ambas cosas. El éxito de ventas que está suponiendo ahora mismo es lo de menos. Aunque ha sido catalogado como bestseller en algunos puntos de venta y aunque permanece en el TOP100 de los libros más vendido en Amazon.es, lo que realmente me hace sentir bien es lo que está suponiendo para mucha gente ese montón de letras que escupí sobre el papel el pasado verano. Es una tremenda alegría, no obstante, comprobar que sean muchos los interesados en comprarlo y en contratarme la conferencia asociada al libro que tengo ya lista. Una conferencia que transcurre entre la historia del libro y la didáctica empresarial.
Lectura emprendedora
Hoy quiero corresponder a la recomendación que hizo ayer Carlos Blanco en su blog. Regalar lectura siempre es algo muy recomendable y si encima trata de aspectos que nos preocupan mejor. Los tres libros, entre el que se encuentra ‘la hormiga’ se complementan de una manera muy curiosa. Los tres autores somos amigos, socios y la casualidad editorial provocó que salieran al mercado casi encadenados. Los tres libros tratan el reto emprendedor desde el estilo y la óptica de cada uno de nosotros. Aquí os dejo las fichas por si los queréis pedir a los Reyes Magos.
Carlos Blanco
A través de los errores cometidos por Carlos y otros 50 emprendedores, principalente del sector digital, se puede aprender de situaciones reales de experiencias vividas por los mejores emprendedores del país, identificando como prevenirlos así como posibles soluciones.
Compralo en Amazon por 17,05€ / Compralo en Casa del LibroMarc Vidal
Es una historía real basada en la experiencia de Marc con 17 años en Paris. A través de la observación de una situación cotidiana se puede leer como un sueño se puede convertir en realidad y podemos montar un negocio que provoca su primera gran experiencia vital y empresarial.
Compralo en Amazon por 11,40€ / Compralo en Casa del LibroRisto Mejide
Todo nació con un artículo en El Periodico en el que Risto incitaba a que no pierdas tiempo y dinero en trabajar para otro, motivando a emprender en lugar de depender de los demás. El mejor método para que nadie te despida es que seas tu propio jefe, aprende como se puede conseguir.
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Startups y aceleradoras
Es cierto que en momentos de mutación social y económica, donde los dramas se acumulan sin descanso ni criterio, hablar de modernidad, tiempos futuros y de vanguardia tecnológica agota. Sin embargo no hay otra. Crear empleo pasa por crear empresas pero también por entender que no todo el empleo que crearemos será como el que ahora consideramos.
Es cierto que en momentos de mutación social y económica, donde los dramas se acumulan sin descanso ni criterio, hablar de modernidad, tiempos futuros y de vanguardia tecnológica agota. Sin embargo no hay otra. Crear empleo pasa por crear empresas pero también por entender que no todo el empleo que crearemos será como el que ahora consideramos.
Ahora toca impulsar proyectos, sin descanso, sin mirar atrás y pensando sólo que lo que nos queda por hacer es mucho más que lo que llevamos hecho. Sólo así es factible darle al vuelta a este barrizal. Si consideramos que todo aquello que crece es una burbuja peligrosa estaremos cayendo, esta vez, en un error. Comparar edificios repletos de nada con tecnología aplicada puede ser fatídico.
Yo defiendo invertir en empresas. Lo aconsejo y lo practico. Invertir en empresa como motor de cambio, como elemento estructural para la metamorfosis de un modelo de crecimiento que se paró hace unos años y que da síntomas de querer arrancar. Ahora toca inversión corporativa, invertir en empresa. Si queremos una sociedad vinculada al valor añadido, una economía innovadora y del conocimiento, también le toca a la sociedad empujar. No lo hará nadie por nosotros. Apostar por empresas de base tecnológica, para que desde abajo puedan crecer rápidamente y ofrecer empleo a miles de personas con capacidades digitales, puede ser la puerta de salida a tanto sofá social.
Es cierto que la situación que vive España ha provocado, por derivación, un aumento del emprendimiento. Sea por una cosa u otra la cuestión es que se ha producido y bueno sería aprovechar el curso de este rio complejo. Una explosión que se refleja en muchos campos y en los que por suerte vivo de cerca. Uno de los indicadores más potentes para determinar por donde va todo esto sería el número de aceleradoras privadas que se han creado en España en los últimos años. Aceleradoras vinculadas e un modelo de empresa startup que innova y se establece en el ecosistema tecnológico y de valor añadido que puede cambiar nuestro entorno socio económico en los próximos años.
En apenas 4 años de desaceleración ‘crisis/recesión/depresión/nacimiento’ se han fundado más de tres decenas de aceleradoras de capital privado para startups en nuestro país. Poco a poco se instala un modelo que en las principales economías del mundo son una realidad transformadora hace tiempo. En Europa ya contamos con más de 250 y en Estados Unidos hay dos centenares. Esta claro que esto no es un modelo transitorio porque su funcionamiento fusiona todos los complementos formativos, económicos, de acompañamiento e implicación por parte de complejos entramados de relaciones, estímulos y dinámicas para el éxito.
En España ya estamos por delante de Francia o de Alemania y solo nos supera Inglaterra que tiene medio centenar de aceleradoras actualmente. Es interesante destacar que países que están combinando muy bien vanguardia, crecimiento económico y políticas anti cíclicas tienen muchas aceleradoras de startups de capital privado activas. El ejemplo más notable sería Israel con 44 o Irlanda con 22. En nuestro país contamos con 38 a fecha de hoy.
Entre esas aceleradoras españolas existe una en la que soy socio: Conector. En Conector Startup Accelerator ya hemos dado inicio a la 1a edición del programa de aceleración, formación y acompañamiento a proyectos digitales que tendrá lugar entre Diciembre 2013 y Mayo 2014 en las oficinas de Barcelona y en el que participarán 6 proyectos de emprendedores.
Los seis proyectos han sido escogidos de entre un total de 122 mediante un apasionante proceso de selección. Aquí os dejo los ganadores:
Iberuss, e-commerce que conecta productores de alimentación artesanal con clientes europeos y ofrece servicios de turismo gastronómico en España.
Lynber, plataforma tecnológica que permite a los clientes la personalización de productos de moda y complementos. ()
Oh!MyCoder, un nuevo concepto de agencia de medios donde el consumidor es recompensado por crear contenido de calidad convirtiéndose en el protagonista de la marca.
Patchworks, App para iPad llamada Conductr que funciona como controlador del software de referencia para la producción musical, Abelton Live. ()
Pop Places, market place donde los comerciantes alquilan sus tiendas por días a las marcas. Pop Places se dedica a encontrar y gestionar las mejores localizaciones para sitios pop-up.
Soonon, el punto de encuentro social de los jóvenes solteros. Crea planes instantáneos de 140 caracteres en tiempo real y encuentra a alguien para quedar cerca de ti.
A través de diferentes programas de aceleración ayudaremos a un mínimo de 15 proyectos de emprendedores cada año. Las startups acabarán el curso con una estancia en Sillicon Valley visitando el ecosistema emprendedor americano y durante el próximo año 2014 lanzaremos nuevas aceleradoras en otras ciudades, como Madrid, Dublin, México DF, Bogotá o Santiago de Chile. Además iniciaremos procesos de aceleración verticales seleccionado proyectos innovadores en diferentes ámbitos sectoriales, no sólo vinculados al mundo de Internet y Nuevas Tecnologías.
Por intentarlo que no quede. Como decía Michel Jordan, ‘puedo perdonarme fallar, pero no haberlo intentado‘.
Entrevista con Laura Ribas
La semana pasada Laura Ribas me hizo esta entrevista. Conozco gente tenaz y perseverante, pero lo de Laura es exagerado y dice mucho de ella. Más de dos meses intentando encajar esta sesión en el medido tiempo que tengo cuando paso por Barcelona y al final lo logramos. La verdad es que lo pasé muy bien hablando del papel que juegan lo sueños en el desarrollo de un negocio, de lo que me mantuvo en pié cuando me arruiné por completo, de cómo convertir el miedo en oportunidad, de cómo enfrentarse al miedo al error, de cómo beneficia e influye trabajar desde el talento y el de tus trabajadores en una empresa y de cuándo debe uno dejar de luchar por su empresa. Al final hablamos hasta de lo que significa el término ‘ambición’ incluso.
Un mes de 'la hormiga'
Hoy se cumple poco más de un mes del lanzamiento de ‘Una Hormiga en París’. La verdad es que las diferencias con mi anterior libro ‘Contra la Cultura del Subsidio‘ son notables. Ya no tan solo en cuanto a la respuesta comercial que ha resultado ser mucho más intensa situando este nuevo libro entre los más vendidos en diversas listas de referencia, sino también en cuanto al sentido que se le está dando por parte de muchos de vosotros. Es tremendo sentir a tiempo real el pulso de miles de lectores y de como unos hechos que viví hace ya tantos años provocan tanto afecto en tanta gente.
A fechas de hoy lo más relevante está siendo, por encima de las ventas, la acogida empresarial y educativa. Son ya una docena las empresas que han decidido regalar a sus empleados “el manual de innovación” que este libro representa. En cuanto a la educativa es tremendo pensar que en dos escuelas de negocio mi libro será parte de algún ejercicio del plan de estudio durante el año que viene. Ahora bien, lo más estimulante fue saber que un centro de educación secundaria vallesana ha decidido proponerlo como ejercicio de lectura trimestral a chicos de entre 12 y 14 años. Espero no ser responsable de una huida masiva de jóvenes a París.
En este sentido la editorial me comenta que para los que se han interesado en proponer compras de carácter colectivo o de pedidos superiores a 100 ejemplares, hay importantes descuentos asignados. Si estás interesado en una compra de volumen mi equipo puede ayudarte a ponerte en contacto con el editor. Si quieres información al respecto puedes decírmelo aquí.
También he diseñado una conferencia que explica en apenas una hora la historia del libro y convierte una metáfora vital en un modelo didáctico de aprendizaje en materia de innovación, creatividad, emprendeduría y de transformación personal. Se trata de revolucionar el motor que todos tenemos dentro a partir de modelos de estímulo que utilizó la hormiga en su día. Esta conferencia llamada también se convierte en un seminario de innovación donde a partir del relato se ejercitan los diez modelos de innovación que del mismo se desprenden. Si quieres más información puedes solicitarla aquí.
Finalmente te aconsejo solicitar tu ejemplar a través de la red en ‘Casa del Libro’ pues en algunos lugares está agotado y me han pedido que recomiende el pedido digital.
Hoy os dejo, excepcionalmente y como detalle por cumplirse un mes, el segundo capítulo del libro. No volcaré ninguno más por lo que si quieres saber como continúan las historias de la hormiga que le permitieron pasar de vagabundear por las calles de París a lograr ganar muchísimo dinero deberás buscar un ejemplar digital o en papel.
CAPITULO 2 – ‘SUPERAR TUS MIEDOS’
«Sólo atravesando la noche se llega a la mañana.»
J. R. R. TolkienCon catorce años vivía junto a un artista mundialmente reconocido. Jordi Benito era uno de los artistas conceptuales más importantes de Europa. Como se suele decir que «nadie es profeta en su tierra», la mayoría de vecinos desconocía al genio. Yo lo supe por pura casualidad y mientras estaba delinquiendo.
En el portal junto a los buzones del edificio donde vivíamos, un paquete en forma de libro parecía implorarme: «¡cógeme Marc!, ¡cógeme!». Así lo hice y no me arrepiento. Lo tomé prestado, con la idea de devolverlo a su destinatario original, el tipo raro del cuarto piso. Al abrir el paquete, descubrí que se trataba de un libro escrito en alemán, un ejemplar del Kunstforum dedicado al arte conceptual. Me quedé pasmado. No entendía ni jota y jamás había visto algo similar. Sin embargo, la sensación de investigar, de adentrarme en lo extraño, resultaba irresistible. No podía detenerse. Pasaron horas o minutos de tanto disfrute que seguí recorriendo sus páginas hasta el infinito. No me apetecía devolverlo. En la biblioteca municipal solicité un diccionario alemán-catalán y me las apañé como pude.
Llegaron más paquetes como aquél y continúe tomándolos «prestados» del Sr. Benito. A lo largo de un año, me hice con un botín cada dos meses. Regresaba del Instituto una hora antes que el artista de su estudio. Llegué a reunir seis ejemplares hasta que me pillaron.
El hombre vino a casa, solicitó a mis padres hablar con- migo. «Si quieres leer más ejemplares sólo tienes que pedir- lo». A partir de ese día, pasé muchas tardes en su estudio o en su piso. Mirando todo tipo de publicaciones, algunas dedicadas a él, y observando cómo trabajaba. Viendo su ex- presión artística en plena manifestación. Tuve el privilegio de estar cerca de un artista con reputación internacional.
Me habló del mundo y sus ciudades: París, Nueva York, Tokio y a cada palabra, a cada detalle, mis deseos de recorrerlas aumentaban. Durante años, confeccioné listas de cosas que quería hacer y acumulé fondos para hacerlas posibles. Me preparé para eso de vivir aventuras. Empecé por las más domésticas, aunque comportaban algún riesgo y mucho consumo de adrenalina. Eran viajes cercanos y aventuras nocturnas. Pasé noches sólo en Barcelona inventando trabajos en grupo que jamás existieron o participando en congresos estudiantiles que «exigían» pernoctar en un albergue de la Plaza Real. Todo aquello se me quedaba pequeño. El gran reto, mi sueño, estaba en París. Ver Montparnasse, el Louvre, un lugar que inaugurarían pronto llamado Centre Georges Pompidou y todo cuanto mi propio ímpetu había magnificado. Fin de la espera, no podía más.
El dinero necesario para afrontar esa aventura lo obtuve de desproteger juegos de Amstrad y Spectrum Plus y pregrabarlos para venderlos en el Instituto. Lo vendía todo. La colección de libros de Isaac Asimov me sirvió para pagar la mochila. La pelota firmada por los jugadores del Espanyol para los pantalones cool que debía llevar en la capital de la moda. Mi vida se convirtió en una subasta.
Al cumplir los diecisiete años, mi única obsesión era ir tachando la lista de deseos. El primer punto: «ir a París». En aquellos tiempos estaba muy lejos. Un billete de avión era algo inalcanzable y no teníamos teléfonos móviles ni Internet. Las cartas precisaban sellos y no había más remedio que esperar unos días cualquier respuesta. ¿Cómo podíamos vivir así?
En la actualidad, mis amigos me escuchan y callan cuan- do les explico que me he metido en algún nuevo proyecto por muy alocado que sea. Saben que lo pasé fatal cuando me arruiné por completo. Quedarse sin nada es algo que se explica cuatro minutos pero se tarda en digerir cuatro años. Sin embargo, cuando les cuento un nuevo reto, un nuevo proyecto en el que voy a depositar toda mi energía y patrimonio, ni se inmutan, saben que no va a haber forma de evitarlo. Esperan y observan. Si me va bien, lo celebran; si me va mal, me apoyan.
Así me debieron ver por aquel entonces cuando dije que me iba a París de manera definitiva. Ya hacía tres años que soñaba con eso y nadie podría impedirlo. Una vez superada la Selectividad, me iría. El listado tenía que cumplirse y ya iba con retraso. Tomé mis anhelos, los metí en el mochilón, le di un beso a mi madre y me fui a la estación. No tenía ningún miedo, ninguna duda. Lo normal hubiese sido que pensara en el «¿y si no lo logro?». Se sabe que el miedo al fracaso suele acompañar a todos los retos.
Uno de los principales problemas Decidirse y luchar en el momento de emprender es a ni- por los propios vel personal. Justamente, el miedo al sueños es la error. Fracasar en todos los ámbitos de la vida siempre da respeto y nosotros mismos nos convertimos en la principal barrera.
Decidirse y luchar por los propios sueños es la receta definitiva que debe aplicar cualquier emprendedor. Convertir el miedo al fracaso en una oportunidad. Me subí en aquel tren sin saber qué iba a suceder, pensando que, quizá, todo sería relativamente sencillo. En un par de semanas regresaría a casa. No obstante, vivimos en un proceso de continuo aprendizaje. No debemos olvidar que de las cosas que salen mal a veces son de las que más aprendemos.
A lo largo del viaje —con sus expulsiones de vagones y estaciones, sus trenes de media distancia y de cercanías— ignoré los agravios o broncas de revisores y pasajeros a los que no entendía pero que parecían señalarme lo mal que estaba viajar sin billete. A mí me daba igual, yo iba a París, con mucho por hacer y sueños que cumplir.
A los pocos días de mi llegada, dos tal vez, pude sentir que las cosas no iban a ser fáciles y que esa valentía inicial pronto se tornaría en miedo y angustia. A medida que me gastaba los ahorros en crêpes de Nutella o bocadillos mixtos, cerca de Notre-Dame, se hacía evidente que en menos de una semana mis fondos se agotarían.
La primera noche la pasé en un albergue de juventud barato situado muy cerca de Rivoli. Conservar las pertenencias ya era un logro en sí mismo. Debías dormir sobre la mochila, con los zapatos puestos o a buen resguardo, evitando algún que otro coleóptero madrugador. Había que reservar energías y valor para la ducha colectiva matinal. Es- taba claro que no me iba a rendir, no podía renunciar a mi sueño por un simple bichejo o por la poca fiabilidad de los compañeros de albergue.
En aquel momento no era consciente, pero muy pronto convertiría la necesidad en una ventaja. Hace más de dos décadas, con ilusión y algo de picaresca, me hice empresa- rio. Con apenas diecisiete años, tuve que idear algo para sobrevivir en la capital del mundo.
Fue por casualidad, como un cazaoportunidades, que descubrí una opción para ganar dinero. Un chino que toca- ba música de los Beatles con su guitarra, en la plaza Georges Pompidou, me dio la clave. Con espíritu innovador, logré organizarme y al igual que las hormigas construí un pequeño ecosistema en el que incorporar mejoras, propuestas y posibilidades. Todo ello para afrontar el invierno que vendría.
Aquella experiencia conecta directamente con mi particular visión de la empresa y la manera de vivirla hoy en día. También se trata del origen de un emprendedor. Uno que pasó de vagar por las calles parisinas, sin nada que llevarse a la boca, a dirigir una empresa con una docena de trabajadores. Y todo en pocas semanas.