¿Debe preocuparte una nueva burbuja tecnológica?
Nuestra economía es cíclica. Lo es porque el capitalismo pivota. Es su esencia. Siempre experimentamos ciclos y carencias. No hay ningún punto de estabilidad garantizado pues acabaría conceptualmente con él propio sistema. En tres décadas, dos de las cuales las he podido vivir directamente, el mundo ha sufrido probablemente unos cuatro burbujas. El colapso bancario de 1987, el hundimiento de las puntocom y la crisis financiera reciente entre otras. Ahora bien, durante esos mismos años de pánico el mundo ha vivido una etapa de una inédita innovación.
Las causas de esas explosiones con efectos devastadores y, a la vez, enormes beneficios posteriores, se debe a dos actores principales: el especulador y el creador de valor. Si estás especulando, vives pendiente de una burbuja, si eres un creador de valor, te la trae al pairo.
El especulador busca en sus apuestas lícitas y respetables (me gané la vida durante años así) los cambios del valor de las cosas en mercados. Ayuda claramente a que esas apuestas adquieran relevancia o atractivo en si mismas. El constructor de valor intenta generar algo cuyo objetivo sea crecer y prosperar sin sentirse afectado por los cambios del mercado. A veces, entre los segundos hay muchos de los primeros. ‘Emprendedores’ empujados por un viento ‘de moda’ con el que especular.
La burbuja puntocom explotó por la ingente cantidad de ‘empresarios’ que se dedicaron a desafiar el valor real de sus productos. Sobrevivieron los que realmente lo hicieron con el objetivo empresarial más cierto. Siempre me acuerdo de algunas plataformas patrocinadas por bancos, a miles de millones, que se fueron por el desagüe frente al éxito de la constancia de otros como por ejemplo idealista que superó aquella etapa.
En aquellos años de la última burbuja tecnológica y emprendedora el mercado estaba hambriento de empresas web, de modelos económicos digitales replicados y replicantes, donde nadie atendió a las reglas básicas de la economía de escala. La física y la gravedad se imponen siempre y en aquella época lo hizo con violencia.
Recuerdo una conversación con un ‘emprendedor’. Fue hace ya mucho tiempo. Se acababa de producir la adquisición de la famosa ‘wanadoo’. El hombre escuchó una de mis ideas de colaboración que respondía a crear una empresa de crecimiento razonable a una velocidad lógica a mi entender. El tipo declinó argumentando que su intención era subirse a la ola monumental que muchos estaban tomando.
Este ‘emprendedor’ inversor me dijo que la cosa tenía que ver con negocios, pero que daba igual si eran o no sostenibles o si el cálculo daba negativo lo tomaras por donde lo tomaras. Lo que me fascina de todo lo que vino después es que, cuando las aguas volvieron a la tranquilidad y sus negocios habían desaparecido engullidos por la resaca, entre tanta miseria y desolación se podían empezar a divisar los ahora inmensos Google o Amazon.
Del destrozo nació nuestra actual escenografía, nuestro presente depende de aquel desastre y nuestro futuro del que ahora se está larvando.
Años después, cuando colapsó el mundo en 2008, Google y Amazon lo miraron desde otro universo. Lo hicieron porque a diferencia de otros, ellos creaban valor. Si tu empresa no es más que una réplica que no aporta nada, si tus servicios los ofrecen muchos otros, si lo haces porque lo hacen los demás o porque está ‘de moda’, estas en condiciones de que te explote la burbuja en toda la cara.
Hace unos días me entrevistaron en TF1 sobre todo esto. Me presentaron como alguien que había ‘predicho’ al menos tres esas cuatro burbujas y me cuestionaron sobre la siguiente. Mi opinión, aun por clarificar, se basa en la localización exacta del lugar que ocupa el ciclo económico actual. Si estamos decayendo todavía, subiendo o estabilizando establecerá unas u otras perspectivas.Sin embargo, y esto es pura síntesis tras haber vivido al menos cuatro ciclos, si eres un especulador, o estás subido en una moda empresarial o socioeconómica concreta, debes atender muy bien el punto en el que se encuentra, te lo juegas todo y puedes ganar mucho o perderlo completamente. Si lo que eres es alguien que aporta algo nuevo, valor y producción real, debe importante muy poco. De verdad.
Sin embargo, aunque seas un emprendedor que aporta valor y que tiene objetivos que no dependen de los ciclos, necesitas tomar precauciones. Según el gran Barry Schuler los elementos a tener en cuenta ante la gestación de una burbuja tecnosocial serían: acumular efectivo, no especular con tu marca, respetar a los inversores, tener claro cual es el valor de tu empresa, ejecutar en los tiempos buenos como si fueran malos y definir un plan de contingencia para cuando tu valor pierda tracción.
Los avances tecnosociales en impresión 3D, en la Internet de las Cosas, en modelos Big-data y en cualquiera de las disciplinas y los campos que comentamos aquí muchas veces, no están exentos del riesgo de jugar en el campo de la economía tradicional. Lo miserable de todo es que los avances de la humanidad dependen de las crisis y las empresas que cambiaron el mundo surgieron de una ‘buena’ explosión de alguna burbuja. Bienvenida sea esa explosión si tras ella, una vez disipada la niebla, aparecen grandes proyectos que definan un mundo mejor. Así paso, así pasará.
La tecnología creando mejores personas
Mi mejor profesora de inglés era una jubilada de Idaho. Venía cada mañana a casa y solo charlábamos. Su paciencia e interés eran extraordinarios. Todo lo que yo explicaba le parecía apasionante y todos mis errores divertidos. Conocer el mundo a través de los ojos de otra generación es algo supremo. Cuando recuerdo las preguntas fuera de contexto de mi hijo, por ejemplo, cuando con apenas 4 o 5 años me cuestionaba el motivo de una noticia en los informativos por ‘absurda’ e ‘innecesaria’ que a él le parecían, siempre lograba, tras una sonrisa, una duda, un pensamiento, un análisis desde la óptica de un niño. Así me sentía al hablar con mi profesora cuarenta años mayor que yo, así se sentía ella supongo cada día al charlar conmigo.
Al tener noticia de una iniciativa que conecta jóvenes brasileños con ancianos que viven en residencias en los Estados Unidos pensé en lo sencillo y extraordinario del proyecto, en como algo tan simple y brillante no era algo habitual en nuestra sociedad. Las barreras que suponían la falta de habilidades tecnológicas por parte de las personas mayores ya no existen. Hemos logrado que el software, los dispositivos y la tecnología se humanice hasta tal punto que ‘cualquiera’ puede beneficiarse de su uso.
Lo más maravilloso de esta experiencia no es solo que unos aprenden idiomas y los otros a descubrir aspectos de la vida que desde una residencia de la tercera edad es complicado ver. Lo emocionante es saber a través del estudio del caso que ambas partes establecen un vínculo personal que va mucho mas alla y les enriquece. La tecnologia humanizando, el universo digital nutriendo culturas y generaciones difrenetens de una sola vez. Una plataforma de encuentro en el que los anchos de banda y las necesidades de infraestructura han desaparecido, se convierte en pura tecnoconciencia social.
Los casos estudiados muestran como los participantes crecen claramente cerca el uno del otro, lo hacen hasta el punto en que terminan hablando con el corazón (la mejor manera de hablar y aprender) en la lengua universal, el inglés.
El proyecto piloto se llevó a cabo en una escuela de la CNA en Liberdade, en Brasil en colaboración con la Residencia para la Tercer Edad Windsor Park de Chicago. Las conversaciones son grabadas y subidas a YouTube privados para que los maestros puedan evaluar el desarrollo de los estudiantes.
Sinceramente, me encantaría crear un proyecto similar en otros lugares. Creo que lo hermoso de este asunto no es que la gente aprenda inglés, creo que lo que se están creando son mejores personas, y eso creo que como objetivo debe ser prioritario.
Despedir a los principales empresarios del país
El pasado 23 de abril, Día del libro y Sant Jordi, la aceleradora Conector envió a los cincuenta principales empresarios y directivos de España un ejemplar de cada uno de los libros que tres de los socios de la misma hemos publicado recientemente en Grupo Planeta. Se trataba de ‘No busques trabajo’ de Risto Mejide, ‘Los principales errores de los emprendedores’ de Carlos Blanco y mi ‘Una hormiga en París’. En el paquete que contenía tanta literatura también había una carta de despido. Concretamente una misiva que el propio Risto dirigía a cada uno de ellos.
El contenido, el tono y las conclusiones que se pueden extraer responden a mucho de lo que aquí comentamos siempre. Startups, aceleradoras, emprender, innovación y tecnología aplicada se puede conjugar o dejarlo pasar. En todo caso todos tenemos que ser protagonistas y a todos se nos puede escapar el tren que nos conduce directamente al futuro.
Estimado Sr. …,
mi nombre es Risto Mejide y está usted despedido.
El hecho de que aún usted no lo note, no significa que no se haya producido ya. Y a mí no me mire, que yo no he sido quien ha tomado la decisión. Si fuese por mí, usted seguiría exactamente donde está haciendo lo que está haciendo, dedicando su escaso tiempo libre a leer las cartas de gente como yo. Pero el caso es que no depende de mí. Ni de usted. Ni siquiera de sus socios, accionistas ni stakeholders.
La decisión la acaba de tomar un chaval de menos de 30 años en cualquier garaje, cuartucho o biblioteca de cualquier universidad. Cerca de usted, seguramente. Y lo peor no es eso. Lo peor es que ya la está poniendo en práctica. Desde hoy. Desde ya. Desde ahora mismo. Mientras va usted recogiendo sus cosas, me gustaría darle también alguna buena noticia. Y la verdad es que es una muy buena noticia. Ahí va: aún puede usted convertirse en el primer socio de su sucesor.
Conector le propone crear un espacio de aceleración de proyectos relacionados con su sector, es decir, de proyectos que puedan ser en breve su propia evolución, o su propia competencia, según se mire, con Mentores de distintos ámbitos y de contrastada experiencia (vea listado adjunto), de forma integrada en su organización y, como no puede ser de otro modo hoy en día, a riesgo.
Preferiblemente, nos gustaría poder contárselo personalmente. Sencillamente porque es usted quien toma las decisiones.Por supuesto, si usted considera que en su organización hay alguien que pueda hacerlo en su nombre, le adjuntamos una carta más detallada para que se la haga llegar y podamos quedar.
Muchas gracias por dedicarme su tiempo.
La carta es una pequeña obra de arte, que ha dado ya buenos resultados. Una decena de esos altos representantes de la economía del país ya nos han citado y con algunos ya hemos empezado a comentar opciones de colaboración e implicación.
https://twitter.com/marcvidal/status/463998969530834944
Conocimiento ‘low cost’ e inteligencia ‘premium’
Eso de que ‘todos somos iguales ante la Red‘ podría estar viviendo sus últimos meses. Hasta la fecha, Internet y los servicios que se derivan son accesibles de un modo similar y en las mismas condiciones por todos. La Red es lo que es precisamente por eso. Ese principio ha supuesto el mayor estimulante para el cambio radical que ha vivido el planeta en apenas un cuarto de siglo y esa consagración está ahora en jaque.
La Comisión Nacional de Comunicaciones de Estados Unidos está preparando una norma que podría poner fin a al principio de ‘neutralidad de la Red’. La votación a finales de año tiene muchas probabilidades de aprobarse. Al parecer se debe a la reclamación de las operadoras de telecomunicaciones en los últimos años. De hecho se basa en una sentencia judicial a favor de Verizon, que demandó a la FCC por prohibirle establecer diferentes velocidades de descarga. Esta reforma puede permitir que las empresas de telecomunicaciones concedan mayor velocidad a aquellas empresas que requieran grandes velocidades de acceso a la red siempre y cuando paguen un precio extra. Es decir, la creación de dos ‘Internets’ una de pobres y otra de ricos.
Este debate parece solo abierto en Estados Unidos pues en Europa seguimos con otros temas más importantes como los agujeros de seguridad de un navegador u otro.
La derivada inmediata será el encarecimiento de todo cuanto ahora es ‘low cost’ y que está, según nos dicen los interesados, ‘destruyendo’ la industria del cine, la música y otros. A partir de un momento determinado las empresas de streaming como Netflix, Amazon Instant Video u otros, deberán pagar mucho más para acceder por la vía rápida. Así mismo esto le pasará a Skype, Google Hangout y las compañías que se dedican a dar servicios de llamadas VoIP, videoconferencias y derivados.
En un primer momento quien pagará ese sobre coste será el usuario final que tendrá cuotas por servicios ‘on demand’ o tarifas planas mucho más caras. Sin embargo a medio plazo las empresas que viven casi enganchadas a cualquiera de esos servicios de transmisión de datos masivos se verán obligadas o a reducir sus conexiones o a encarecer sus productos en segunda instancia. Está claro que se avecina un tropiezo monumental respecto al progreso de la humanidad.
Facebook, Twitter, Yahoo y Google dependen de esa neutralidad en la red y medidas de este tipo incomodarán a sus ‘clientes’ o usuarios. Dependen de la ‘gratuitidad’ de sus modelos para facilitar la masa crítica, el long tail y la acción publicitaria como principal factor de supervivencia. Muchos, como Skype, ya han acusado a algunas operadoras de ralentizar su servicio cuando perciben que se sobrecargan sus mecánicas. Aseguran que cuando el servicio es deficiente es por una mala práctica de las operadoras de telefonía en datos para que el ‘cliente’ regrese a la llamada tradicional.
Sin embargo a mi me preocupa que una medida de este tipo pone claramente el peso de la balanza en las grandes empresas y deja a las más modestas en una posición que el mundo analógico ya nos garantizaba. La red permite ahora que una pyme en un pueblecito de Huesca ofrezca un escaparate en la red ágil y eficiente a nivel de cualquier mastodonte de California en la venta de productos por la red porque tienen conexiones y accesos similares.
Es cierto que como usuario de Internet ya estamos viviendo diferentes velocidades de conexión. Las diferentes modalidades de conexión en 3G, 4G, ADSL o fibra ofrecen un catálogo para el cliente final. Pero ese cambio de patrón en las velocidades de Internet podría estar buscando dar una vuelta de tuerca más a eso que tanto preocupa a nuestros ‘dirigentes’ de medio mundo: controlar. Una autopista de la información de peaje es menos peligrosa. Si para tener un buen acceso a la red debes tener una conexión superior, la información a la que podrás acceder también será menor o de peor calidad. El riesgo es que la información se distinga entre el conocimiento ‘low cost’ y la inteligencia ‘premium’.
Duermo poco para soñar mucho
Tras la emisión de los casi cincuenta minutos del programa ‘Retrats‘ de ayer por la noche, en la web oficial de Televisió de Catalunya se publicó un resumen de las frases que se consideraron más interesantes. A parte de repasar algún aspecto personal y profesional, el programa giró alrededor del futuro de la economía, la oportunidad que se nos presenta como sociedad, de la incapacidad de nuestros dirigentes para comprender el momento y de las ciudades como la clave del futuro centrándonos en Barcelona. Este es la selección en castellano de esas frases. También os dejo el video que en cuanto esté traducido se sustituirá.
Tras la emisión de los casi cincuenta minutos del programa ‘Retrats‘ de ayer por la noche, en la web oficial de Televisió de Catalunya se publicó un resumen de las frases que se consideraron más interesantes. A parte de repasar algún aspecto personal y profesional, el programa giró alrededor del futuro de la economía, la oportunidad que se nos presenta como sociedad, de la incapacidad de nuestros dirigentes para comprender el momento y de las ciudades como la clave del futuro centrándonos en Barcelona. Este es la selección en castellano de esas frases. También os dejo el video que en cuanto esté traducido se sustituirá.
Las frases destacadas en el programa “Retrats”
No saldremos de la crisis por decirlo.
La eficiencia, la evolución y la modernidad economizan las cosas.
Para mí es fundamental pasarme el día soñando: yo duermo poco para soñar mucho.
Hay que recuperarse y aprender de los errores que cometemos, porque estos errores acaban convirtiéndose en el elemento que nos hace más fuertes.
Hay que crear un escenario que sea capaz de absorber el hecho de que mucha gente no trabajará nunca.
Un mundo en que la gente trabaje menos no es un mundo peor, es un mundo más eficiente.
Lo que es evidente es que Cataluña se puso en marcha desde la sociedad civil para hacer cosas inmensas, grandiosas: el Liceo, el Modernismo… Todo esto tiene que ver con la gente, con los retos de la sociedad que partían desde la revolución íntima de las personas y no tanto de lo que nos decían que teníamos que hacer. Nosotros mismos somos capaces de cambiar nuestro futuro.
La historia de la humanidad es la historia de la evolución y de la modernidad, y esta modernidad conlleva momentos críticos como el actual. Decir a la gente que tiene que entender que probablemente no podrá tener trabajo todo el mundo… es aceptar que en el mundo se trabajará menos y se tendrán muchas más cosas. Lo que hay que ver es cómo se regula esto.
Hace mucho tiempo que este país, que España, no tiene un plan, y lo demuestra claramente el hecho de que nos estamos alejando de las opciones de coger el tren del cambio tecnológico.
La gente que debería liderar este proceso de cambio es gente que en el momento que acepte que esto es un momento de cambio, sobran; ellos saben que si dicen que esto es un proceso traumático de cambio, ellos no son necesarios. De hecho, ellos no son quienes deben liderar esto, porque son los responsables, en gran medida, de habernos llevado a un pozo mucho más profundo de lo que nos tocaba.
A mí lo que me preocupa es que aquellos que podrían crear planes estratégicos alrededor de esto sólo piensan en la táctica, en una táctica muy pobre que nos deja fuera de muchas revoluciones que se están produciendo en el mundo
De revoluciones y milagros
Conocí a David Jones en Maryland hace unos años y ya me llenó la cabeza de una cosa que él definía como la ‘teletransportadora de cosas’. Ahora le llamamos impresoras 3D y son parte de la revolución inminente. David y su equipo presentaron a un grupo de inversores hace unos meses un prototipo que nos encantó y la mayoría nos comprometimos con ellos. Sin embargo, visto lo visto en la campaña que lideran en Kickstarter el dinero no va a ser un problema. Superando los tres millones de dólares la cosa queda en manos de la ejecución y del desarrollo final para el negocio. En 11 minutos lograron los 50.000 US$ que precisaban por cierto.
Todo parece indicar que lo que llamamos técnicas de impresión 3D avanzan de manera exponencial pasando de lo experimental a lo operativo. En Sant Cugat la empresa HP ya ha puesto su central de desarrollo de este tipo de producto por ejemplo y están trabajando a pleno rendimiento para atrapar al futuro.
Las impresoras 3D que bien podrán llamarse de muchos modos menos impresoras suponen un cambio en todas las cadenas de valor que ahora no somos capaces ni de imaginar. Todo se podrá reproducir, incluso aquello que ahora consideras imposible. La limitación sólo residirá en el material a clonar y la capacidad de moldearlo o trabajarlo. Ahora parece difícil cocinar algo con una impresora 3D, pero obviamente eso es sólo un problema técnico que se podrá solucionar con brazos articulados, transferencia de tiempos, procesos y ‘descarga de tintas’ comestibles. Es por poner uno de los ejemplos que Jones me comentó sobre lo distinto que será el mundo en breve.
La entrada de las impresoras 3D a los procesos industriales se va a llevar por delante conceptos residentes e inamovibles desde hace décadas. Va a haber una batalla y como en todas las guerras, unos ganan y otros pierden. De momento sabemos que la llegada de estos dispositivos a la vida de los ciudadanos será moderada y, como pasa ahora con la impresión tradicional, cada vez más la dependencia estará en los consumibles que en el hardware, así como, ‘imprimir’ en según que materiales lo dejaremos para las comercios capaces de disponer de muchos ‘cartuchos’ de materiales distintos. Tengo la impresión que las impresoras 3D entrarán en lo cotidiano cuando dejemos de llamarlas impresoras y las denominemos ‘creadoras’.
El traslado semántico de ‘printer’ a ‘maker’ es el enlace mental pendiente para una sociedad que puede aceptar la copia de objetos pero todavía no les puede dar el valor que tendrán esas reproducciones.
Estamos ante un momento brutal. El tiempo pasa y muchos se van quedando. Directivas políticas procurando el ralentí tóxico de toda una sociedad. Legislar contra todo avance y retrasarlo, generar espacios legales con excusas sobre la protección de las personas cuando en realidad sólo es la coartada para seguir controlando el asunto que perciben se les va de las manos. Un momento único que, este tipo de dispositivos nos muestran como puede llegar a ser.
La impresión 3D y todos los cambios en los procesos industriales que se van a producir, la Internet de las Cosas y la mutación disruptiva que supondrá ‘dar vida’ a máquinas y objetos conectados entre si, y, por supuesto, la eclosión de la red absoluta donde las personas no deberán atender a intermediarios donde no son necesarios.
La primera revolución, la de la impresión diferida, modificará el valor de la producción. La segunda, la de los objetos conectados, cambiará la percepción de la vida. La tercera, la de la eliminación de intermediarios, revisará el papel de los políticos, periodistas, abogados, médicos, etc.
¿Por qué durante cuatro años la política circula lejos de la ciudadanía cuando de manera electrónica se podría consultar, casi sin coste, en múltiples ocasiones y por múltiples temas? La respuesta es tan escandalosa que duele. Es como comentó José Crespo en este mismo blog hace unos días ‘Atrévete, desarrolla red, desarrolla software y desarrolla hardware, integremos a España en ese mundo global y tecnológico al margen de esta gentuza que nos dirige. Entonces empezaremos a ver cosas que hoy nos parecen auténticos milagros‘.
Cuando 2+2-5 son 4
Normalmente a los datos económicos oficiales les suelo dar la credibilidad exacta tras una revisión lógica. Aquellos que representan aritmética de primer grado los digiero sin contemplaciones, pero cuando son resultado de una triangulación de operaciones o de interpretaciones del anunciante los pongo en cuarentena. Lo he hecho siempre y eso me ha permitido en muchas ocasiones descifrar y leer entre líneas para luego tomar decisiones. Incluso le llaman ‘método’.
En época electoral mi confianza es incluso menor. Aquí ya no cabe nadie con cordura. Los informes, titulares y fuegos artificiales se mezclan en una orgía infecta de declaraciones que sólo buscan puñados de votos tras cada frase. Es un insulto a la inteligencia publicar que según la EPA ‘el paro ha bajado en 2.300 personas durante el primer trimestre de 2014, registrando así su primer descenso en un primer trimestre desde hace diez años’. Sino fuera por lo serio del asunto, y de que estamos en cifras de que 1 de cada 4 españoles en edad y condición de trabajar no lo hace, un titular como ese, debería de ser penalizado por tóxico y falto de la más mínima ética. Las cifras reales son las que son y deben de ‘triangular’ de manera objetiva y no tomando la parte que interesa. Tienes 2, te dan 2 más y te olvidas que debes 5. Resultado según el método ‘ibérico’, te quedan 4.
La realidad pesa como el plomo y la verdad es que en el primer trimestre de este año se destruyeron 184.600 empleos, 51.000 de los cuales eran indefinidos. Además, para maquillar en la medida de lo posible en fechas tan ‘señaladas’ los empleos destruidos entre enero y marzo pertenecían al sector privado, pues el público ni se toca aunque no haya manera de pagarlo y el déficit siga disparado. Es más grave aun, resulta que para que esas cifras sean menos dramáticas en cuanto a destrucción de empleo
Hemos dicho muchas veces que ante nosotros se presenta una oportunidad histórica y trascendental. Convertir nuestro entorno inmediato en un enclave tecnológico, emprendedor y de cambio intenso. Sin embargo seguimos en manos de quienes consideran más importante inventar discursos anestésicos que en ponerse el arriesgado trabajo de cambiar la sociedad y su modelo de crecimiento anticuado.
Sin embargo no sólo es culpa de los que dirigen. Hay para todos. Empiezan a notarse los primeros síntomas de ‘recuperación’ en las ganas de comprar vivienda, invertir en suelo o de tocar ladrillo. Si, lees bien. Resulta que las ‘clases propietarias’ tienen la confianza recuperada, la que perdieron con el pinchazo de la burbuja, que les dice que si no aprovechan ahora el momento ‘low cost’ del tocho estarán perdiendo ‘la gran oportunidad’.
Triste panorama si volvemos a eso. Por suerte el mundo se mueve en paralelo a estos genios. La empresa, muy castigada por años de desinversión, se ha adaptado y empieza a dar frutos en la vertiente de la innovación, de la internacionalización y en la consecución de retos. Lo hizo por su cuenta, lo sigue haciendo. Los emprendedores y empresarios que no leen periódicos sino libros electrónicos están dando la vuelta a la situación con un esfuerzo que los políticos no pueden ni siquiera imaginar.
Mientras unos organizan ‘foros de debate’, desayunos coloquio y meriendas distinguidas para hablar, hablar y hablar sobre lo de siempre y sobre ‘nuevas tecnologías y emprendedores’ donde solo van políticos y funcionarios, otros, los que deben pagar nóminas, impuestos y poner en juego todo, siguen pensando como innovar, competir en el exterior y sumar para generar riqueza y empleo del de verdad.
La austeridad se llevó por delante a millones de personas, la crisis financiera a miles de empresas y los discursos que manipulan se ventilaran el ímpetu de muchos que creyéndoselos podrían perderlo todo. Hay que dar herramientas concretas y reales a los que pretenden apostar todo su patrimonio por un sueño que podría ser motor de cambio social y estímulo para una mejora de la economía a medio plazo.
¿No han aprendido nada? De aquella hostia monumental que llamaron ‘desaceleración’ al insulto a la inteligencia de los ‘brotes verdes’, no hay mucha diferencia a decir que ‘la recuperación ha llegado’
Yo no quiero recuperación, no hay nada que recuperar. Si lo que vamos a estimular es el deseo de comprar vivienda para especular, de generar valor sobre la nada y a dar sentido a todo cuanto se convirtió en barro, habremos perdido la gran oportunidad como generación.
Vivimos tiempos de cambio, un cambio de época, hay países que lo han entendido, se han puesto manos a la obra. Vivo en uno de ellos. Ya nada será igual y mantenerse en frases hechas, discursos biensonantes e interesados, electoralistas o cobardes, alejados de la alta política que exige sacrificios de los dirigentes, inversiones en talento, tecnología y redes, que obligará a terminar con oligopolios industriales y de comunicación, donde las cosas que son normales en otros países (ahora ya más avanzados) también lo sean en el nuestro y donde, a medida que lleguen, los avances tecnológicos se asuman con entusiasmo y no con preocupación.
Hay países donde las leyes permiten el avance de la tecnología, son el futuro. Hay otros que mantienen normas o imponen nuevas para inmovilizar esa llegada implacable de lo irremediable. Solo lograran retrasarlo, pero en ese esfuerzo, el daño que harán es enorme.
Robotizar el periodismo
En un informe reciente publicado por la compañía CareerCast sitúa al periodismo como el segundo peor empleo al que se puede aspirar. Como curiosidad, a un periodista sólo lo envidiaría un leñador. Además, según ese estudio, las perspectivas de empleo para los periodistas se reducirán un 13% en apenas ocho años. Pero una cosa es la expectativa profesional y otra que la profesión esté mutando. No voy a entrar en el análisis de la utilidad o la derivada que los expertos e implicados ya protagonizan casi a diario con el manoseado debate de que ‘el periodismo debe reinvetarse, adaptarse al momento o encontrar su modelo de negocio’. Mientras se sigue despistando con ese discurso facilón y poco exhaustivo la historia acelera en paralelo y se lo lleva todo por delante.
Es habitual que directores de medios teoricen sobre cual debe ser el santo grial del asunto y que la ‘salvación del periodismo’ sea localizar un proceso rentable entre noticia y lector. Lo dicen aquellos que ponen como ejemplo de ‘buena práctica’ cobrar una cuota por noticia o una tarifa por sección. Obviamente no están ni en la misma dimensión del problema. Preocupante, pero no sorprendente.
Sin querer darle más importancia, que la que hoy por hoy debe aceptarse, quisiera dejar para la reflexión colectiva (del colectivo afectado sobretodo), la que se les viene encima, como a tantos y tantos sectores y profesiones, con eso de la automatización de las cosas que no se podían automatizar.
Hoy quiero debatir sobre el periodismo robótico llamado actualmente ‘quakebot’ en honor al desarrollo matemático que inició un modelo similar a una redacción de un suceso en 2010. En concreto hablamos del papel que jugó este algoritmo en la rápida publicación de una noticia sobre un terremoto menor en California y que puso en punto de análisis el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Resulta que Ken Schwencke, periodista y programador de Los Angeles Times, fue el primero en dar la noticia de que la ciudad de Los Ángeles había sido sacudida por un importante terremoto. Se despertó por las sacudidas a las seis de la mañana del lunes 17 de marzo, puso en marcha su computadora y se encontró con una historia breve sobre lo ocurrido hacía apenas unos segundos, cortesía de un robot, un algoritmo desarrollado por él y que bautizó con el nombre de “Quakebot”. El curioso efecto de Quakebot en la inmediata confección del documento sobre la historia del terremoto llevó a los observadores de la industria a discutir el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Uno de los principales exponentes del periodismo robótico es Noam Lemelshtrich, rector de la Escuela de Comunicaciones del Centro Interdisciplinar de Herzliya, en Israel. Latar escribió, entre otros, diversos estudios sobre el tema: “El futuro del periodismo: inteligencia artificial e identidades digitales” [The Future of Journalism: Artificial Intelligence and Digital Identities] e “Identidades digitales y contenido periodístico: cómo la inteligencia artificial y el periodismo pueden trabajar juntos y por qué eso interesa a la sociedad” [Digital Identities and Journalism Content: How Artificial Intelligence and Journalism May Co-develop and Why Society Should Care].
Desde hace décadas, las computadoras han estado ayudando a los periodistas a redactar y a descubrir hechos. La prospección de datos y la analítica ayudan a los periodistas a hacer periodismo de investigación. Ahora, el periodismo robótico son programas de inteligencia artificial que recopilan los hechos y los redactan en una fracción de segundo. Sería la high frequency knowledge en su máxima expresión.
Hoy ya tenemos historias publicadas en Los Angeles Times, en Forbes y en otras revistas que no han contado con ninguna intervención humana. El programa de Inteligencia Artificial escribe la historia y el nombre acreditado del periodista, en realidad, es el nombre de un robot. Hay una empresa llamada Narrative Science, en Illinois. Las rondas de inversión de esta empresa son desorbitadas y provienen de actores que sorprenderían a muchos pero que demuestran que el camino ya se ha empezado a labrar.
Cuando estuve en el MIT participando en un programa de investigación sobre tecnologías de la comunicación hace unos años pude ver alguna de estas criaturas sintéticas dar sus primeros pasos. Sin embargo esto irá rápido pues el periodista-robot tiene algunas ventajas innegables. Nunca olvida los hechos, investiga rápidamente y jamás pide un día libre. Consigue escribir una historia en pocos segundos y si el programa ha sido escrito correctamente, el robot no será ni siquiera partidario de nada o de nadie, será totalmente objetivo.
Esto es muy importante, si el periodista-robot está programado correctamente, podrá ser totalmente imparcial.
Creo que cuando se habla de hacia donde va el periodismo y su modelo de negocio deberían decir que va al ‘periodismo sintético o robótico’. El dinero de la publicidad está migrando actualmente de la prensa escrita a Internet. ‘Los optimistas consideran la llegada del periodismo robótico como la inauguración de una nueva era realmente positiva, en que los periodistas no desaparecerán, pero se verán forzados a pensar de nuevo en cómo hacer análisis innovadores y más profundos. Por lo tanto, todo depende de cómo vea el vaso, medio lleno o medio vacío’.
Ken Schwencke dice que el periodismo va a mejorar. ‘La amenaza del periodismo robótico siempre existirá. Cualquier periódico —electrónico o impreso— que compre en los próximos años, tendrá buena parte de sus reportajes escritos por periodistas robots. Pero las personas continuarán buscando a los periodistas humanos, porque ellos siempre tendrán un valor de más, una innovación a añadir y una nueva perspectiva. Por lo tanto, lo considero una fuerza positiva para el perfeccionamiento del periodismo del futuro.’
Otro aspecto de esa cuestión es que hoy tenemos una publicidad dirigida. El periodista-robot será capaz no sólo de redactar un tema, sino también de enviarlo inmediatamente a quién se sepa que le interesa ese tipo de información. Por lo tanto, tendremos una automatización completa de la búsqueda de noticias, análisis de reportajes, redacción y dirección de la información.
Por cierto, si eres abogado también tienes algo que leer acerca de los abogados robóticos pues como indica CNN ‘la abogacía está siendo reconfigurada por las nuevas tecnologías de automatización que permiten a los bufetes jurídicos realizar trabajo legal en una fracción del tiempo y con menos recursos humanos. Pensemos en Watson el sistema informático de inteligencia artificial desarrollado por IBM como un abogado’.
La 'hormiga' al teatro
Ayer fue un día en technicolor. Sant Jordi en Barcelona es una explosión que se debe vivir como se viven las grandes experiencias humanas. Como hacía varios años que no había podido pasar la ‘diada’ del libro en Catalunya, la de ayer fue de reencuentro conmigo mismo y con la belleza emocional que supone. Sin embargo ayer, además, se producía el hecho de que uno de mis libros estaba vivito y coleando en diversas librerías y tenderetes de calle. ‘Una hormiga en París’ fue el regalo que muchas personas hicieron a sus seres queridos. No se como agradecer lo que supone saber a través de mil canales que alguien eligió tu libro para algo tan emocionante y en un día tan brillante.
https://twitter.com/marcvidal/status/459010969629638656
Y es que las noticias sobre ‘la hormiga’ siempre son buenas. Se vende todavía de manera considerable pero esa no es la que más me hace feliz. Prefiero quedarme con que se ha convertido en libro de texto en muchos centros de formación secundaria en institutos, de empresa en escuelas de negocio y corporativa en las sesiones formativas de grandes compañías.
Por ejemplo, ayer fue el regalo junto a ‘Los errores de los emprendedores’ de Carlos Blanco y ‘No busques trabajo’ de Risto Mejide, que recibieron los cincuenta principales empresarios de este país en el día del libro. Por otro lado, esta ‘hormiga’ ya se puede leer en turco y se están preparando otras traducciones a medida que se van comprando los derechos para diferentes países.
https://twitter.com/carlosblanco/status/458908234464890880
Ahora bien, si hay algo que me hace especial ilusión es la posibilidad de que Abel Coll lleve a los escenarios una adaptación teatral de mi librito. Todo está en marcha, textos, actores, escenografía, apoyos y parte del presupuesto. La idea es estrenar este año en catalán y la productora no descarta hacerlo también en castellano. No me hago a la idea de verme un día representado por alguien que dice ser yo junto a un grupo de chinos intentando sobrevivir en París. Es raro, pero estimulante.
Al igual que durante aquellos momentos de mi juventud, casi adolescencia, no imaginaba que pudiera relacionarse todo aquello que estaba viviendo con la empresa, el espíritu emprendedor y los negocios, ahora me emociona pensar que en el teatro aquellos mismos instantes tomarán vida y servirán para ilusionar a las personas, jóvenes y mayores, y a estimular sus mentes para entender que tenemos la obligación de luchar por lo que soñamos.
En breve explicaré más sobre este proyecto y, teniendo en cuenta la dificil situación que vive el sector teatral, como ayudar a la productora a llevarla a cabo. Por lo que yo he podido saber no estamos solo hablando de dinero sino también de interés por la misma. Si por algún motivo quieres acercarte a quienes están trabajando para hacer realidad esta obra puedes escribir a Bohemia’s Produccions
Nunca es demasiado tarde
Le pregunté que le pasaba. Me respondió que le dolía la cabeza por que estaba viejo. Le dije que eso no tenía relación directa. Mi amigo me confesó que le dolía la cabeza por la edad, pues con la suya, la cantidad de ideas, sueños por cumplir, anhelos y retos por completar se juntaban en una orgía de colores irrefrenable que le provocaba esa jaqueca. Lo decía alguien con decenas de empresas y triunfos, y que a cada minuto que pasaba, sus ojos se encendían con mayor intensidad. La palabra jubilación, dice, significa ‘tiempo para explorar, pero para hacerlo con más prisa’.
Que los emprendedores de éxito son gente casi recién salidos de la adolescencia es un mito al que no me sumo. Representan una anomalía aritmética que tiene su importancia y valor, pero que para nada se ajustan a la realidad y, además la distorsionan. Vivir con el peso de la edad es un error que paraliza. Cuando era agente de bolsa, jefe de equipo antes de los treinta, y uno de los que más activos colocaba en mi empresa ya se me consideraba viejo. Entendí que eso de la edad y la tribu debía pasarlo por alto. Había que aprender y descubrir los elementos que a uno lo mantienen joven de espíritu pero con mayor experiencia y conocimientos.
Hace poco escribía sobre los estudios que desmontan eso de que a partir de los cuarenta somos menos creativos, y que defendía todo lo contrario. La creatividad es la gestión de las ideas existentes con las nuevas percepciones y por eso es bueno un sedimento para lograr los mejores resultados. Y no solo eso, creo además, y es fruto de la experiencia en primera persona, que a los cuarenta estamos capacitados mejor que nunca para montar un negocio, para poner en marcha un reto, un sueño, un proyecto de vida. Una vida que aun queda por vivir y que me niego a ponerla en la vía de la inercia cuando aun no ha llegado ni a su mitad estadística.
Nunca es tarde. No lo es para amar, para saltar en paracaídas, para descubrir el amigo que ya no esperabas conocer, para aprender un nuevo idioma, para recorrer ciudades que pensabas quedaban lejos de tus posibilidades, para pasar una noche de frío en el bosque, para correr una maratón, para superarte a ti mismo en cada instante, para tachar deseos de esa lista mágica que te mantiene vivo y con anhelos inalcanzables aparentemente. No lo dudes, nunca es tarde.
No lo es porque hay muchos que hemos puesto en marcha la cisterna que arranca el mundo por la mañana, lo hicimos hoy bien temprano, dispuestos a utilizar la experiencia para fabricar la incertidumbre. Así vive mi entorno y así vivo yo, desenredando mi mundo inmediato, casi improvisando, pero con esa inteligencia extraña e imperceptible que te entrega tu propia historia.
Aprender cada día con los sucesos, con los errores y con la textura fina y sensible de los sueños es lo que nos queda tras mucho tiempo sintiendo el frío y el calor de lo que es haber sido emprendedor siempre. El éxito llega a veces pronto a veces tarde, pero la gestión del mismo tiene mayor importancia que tenerlo. Errores he cometido muchos, y sigo cometiendo una barbaridad, pero lo que si sé ahora, es que cada uno de esos agujeros compone un espacio nuevo, más grande, más intenso y mucho más divertido.
Cuando percibes el olor que tienen las huellas en esa aventura de abrir las puertas de tu propio futuro, todas las voces callan y el silencio reina en tu camino. Suelo correr de madrugada en las ciudades del mundo por donde paso. Este año lo hice en algunas ciertamente increíbles. Correr por las calles de Boston o de Lugo, cuando apenas circula nadie por ellas, es extraordinario. Sólo escuchas tus ideas amontonándose en tu cabeza, pidiendo a gritos una oportunidad. Con la edad he descubierto que las pongo en la pista de despegue con mayor acierto que en el pasado.
Si te sientes mayor para empezar piensa que con 35 Jan Koum fundó WhatsApp, Michael Arrington TechCrunch, Tim Westergren Pandora y Jimmy Wales Wikipedia. Con 41 Mark Pincus puso en marcha Zynga y con 42 Robert Noyce Intel. A esa misma edad, 42, Robin Chase inauguró ZipCar y al llegar a los 52 Ray Kroc abrió el primer McDonald’s. Incluso hay casos más extremos. John Pemberton inventó la Coca Cola a los 55 y el General Sanders fundó KFC cuando la mayoría de personas se jubila, a los 65.
Mientras algunos se lamentan de ‘la crisis de los 30’ o de ‘los 40’ o de ‘los nosecuantos’, otros nos ponemos en crisis constructiva, en revolución íntima para disfrutar de ese momento extraordinario que supone completar ciclos para empezar otros. Yo he fundado e impulsado muchas cosas en estos años, pero ahora me gusta que cuando alguien me nombra lo haga diciendo ‘Marc Vidal, que entre otras cosas, a los 42 fundó Openshopen. Nunca es tarde.
Silicon Valleywood.
Ayer pude ver el primer episodio de una nueva serie de HBO llamada Silicon Valley. Es cierto que eso de la televisión no es algo que me ocupe demasiado tiempo en mi día a día pero a veces a uno le flojean las defensas. La cosa en cuestión gira a partir del universo complejo, apasionante y pocas veces llevado a la pantalla de las startups en el estado de California.
Desconozco los detalles e historias de protagonistas, directores o productores. No tengo datos que me aporten nada al respecto y no es este un blog donde esas cosas puedan aportarse con criterio. Sin embargo parece ser que está repleto de ‘importantes’ del mundillo. Me interesó por lo intocable que parece ser en el cine y televisión el ecosistema de Silicon Valley y de las empresas que lo conforman. Solo había visto algún intento como las películas sobre Facebook o la biografía de Steve Jobs.
Como sabéis trabajé cerca del valle hace unos años. Durante veinte meses estuve vinculado en el proyecto que me llevaba de Boston a Los Ángeles cada mes y, aunque técnicamente eso no es el Silicon, pillaba cerca. Pude ver, sentir y saber muchas cosas que ahora en esa serie se caricaturizan pero que tienen visos de realidad. La serie habla de un chaval llamado Hendrix y que trabaja en algo parecido a lo que sería Google como ingeniero. Por las noches desarrolla un software que comprime datos de manera casi milagrosa. A partir de ahí lo que busca el argumento es explicar cómo nace y se mueve una startup en ese escenario, como pactan vivir en casa de un millonario a cambio de un porcentaje, el business plan, las relaciones sociales, los grupos de poder y todo lo que tiene que ver con un entorno tan sofisticado como ese.
A parte de toda la fauna prevista, razas, clases, millonarios y lo que se precie, me ha quedado la sensación de que representa bien lo que allí ha pasado y como, al más puro estilo Hollywood, se ha exportado un modelo cultural, en este caso, empresarial. Otra cosa es que lo estemos haciendo igual de bien. Es cierto que cuando estás en Silicon Valley lo primero que notas es que no existe como tal y que la ubicación de las empresas dista mucho de lo que en Europa entendemos por un ecosistema. En el resto del mundo llamamos ‘silicon valle lo que sea’ a cualquier polígono industrial venido a menos que deciden reconvertirlo en un hervidero de incubadoras y aceleradoras con muy poco criterio y mucha publicidad política. Luego pasa lo que pasa.
La computación en la nube, los dispositivos móviles, las redes sociales y otras tecnologías de acceso rápido a Internet, están produciendo oleadas de nuevas start-ups, pero para muchas de estas jóvenes empresas, el capital riesgo es la respuesta equivocada, por lo menos al principio
En alguna conferencia, cuando me preguntan si considero Silicon Valley como cartón piedra (hay críticos que así lo definen) mi respuesta es un no rotundo y solo hay que revisar las cuentas de resultados de esa comunidad, las patentes que se registran y el producto interior bruto que representan. California llegó a ser la quinta potencia económica del mundo por si sola y, aunque el valle de silicio no es su motor principal, si participa de su definición.
El problema viene cuando hablamos de ‘los otros sillconsvalleys’. Es para echarse a llorar por no otra cosa. Un universo como ese no nace de la decision puntual y voluntarista. El modelo se larva, crece, se estimula y, sobretodo, se arriesga desde todos los ámbitos, privados y públicos.
Los graduados universitarios de hoy deben ser conscientes de que la tendencia al alza en el Silicon Valley es la evaluación de los empleados cada tres meses, ya no es anualmente. Debido a la globalización y la revolución de los productos nuevos se están eliminando las valoraciones de gestión de un modo tan rápido que las empresas no pueden permitirse el lujo de esperar hasta el final del año para saber si un jefe de equipo está haciendo un buen trabajo.
Lo que allí pasa no es perfecto, pero lo que sabemos la gente que como Xavier Verdaguer, Eneko Knorr, Miguel Díez Ferreira y tantos otros europeos que hemos pasado por allí, es que alli se respira dedicacion, pasion, talento, mucho talento, competitividad, retos y que, de un modo u otro, la historia inmediata se escribe en parte destacada desde ese lugar. Un enorme lugar ideal para los que desean poner ideas innovadoras en marcha. Otra cosa será como lo estan exportando y como medio planeta ha decidido administrarlo
Las ciudades del conocimiento o también llamadas ciudades compactas surgen como un nuevo modelo de espacio para la innovación y espero que para emprender. Si se mezcla el entorno urbano natural reformado para la acomodar un modelo de vida más abierto y actualmente cultural con la estrategia económica en pools empresariales conectados internacionalmente y además con los canales que permitan la investigación para la innovación se propicia una nueva actividad económica capaz de atraer talento y empresas de todo el mundo para facilitar el nacimiento de tecnoemprendedores.
La serie es interesante en cuanto a la crítica que hace de esa intocable y casi milagrosa fórmula por la cual un desarrollo de un año y medio, que no vende nada, puede valer miles de millones al ser ‘adquirido’ por uno de los grandes que en si son los que mantienen el macrovalor del lugar. Sin embargo detecto que se plantea la idea de que la primera startup que debes potenciar cuando emprendes tecnología eres tú mismo, en concreto ‘the startup of you’
Desconozco si la serie entrará en la que, para mi, es el mayor defecto del lugar. La gestión de lobbys y familias, el poder derivado de esas fórmulas de relación y que suponen que el éxito de cualquier proyecto pase por estar en el lugar adecuado, en el momento correcto y con la persona que conviene. Es una comedia y como tal se debe entender no obstante.
De la emisión del primer episodio me quedo con un detalle. Exponen bastante bien la presión que se establece sobre la idea y el desarrollo pendiente, sobre la aventura que supone lanzarse al reto de crear una startup y la de abandonar tu trabajo seguro en una gran compañía. Lo que transmite también es que Silicon Valley ha iniciado un camino de no retorno donde las cosas se precipitaran tarde o temprano y que el coste y valor de las cosas ya no responde a ningún criterio lógico.
Si la quieres ver tienes dos opciones de momento. Los domingo noche por HBO o a través de tu site de descargas favorito.
Se escapa el futuro
Has oído hablar de la ‘I’, de la ‘D’, de la otra ‘i’ y sobre todo de la ‘d’ final. Todas juntas componen una cosa que queda super ‘cool’ y que no hay político que no utilice en un momento u otro del día como si de una necesidad fisiológica se tratara. Hablamos del I+D+i+d. Investigación, desarrollo tecnológico de sus resultados, innovación aplicada a la producción de nuevos productos y servicios y el diseño de los mismos para conectar con las necesidades y demandas del mercado. Lo hacen para parecer modernos y por que seguramente han escuchado que la creación de nuevas actividades generadoras de empleo capaces de estimular un nuevo modelo económico y productivo que España necesita urgentemente, dependen en gran medida de esas siglas que riman.
Sin embargo las palabras se las lleva el viento, la idiotez supina, la falta de memoria y las discusiones sobre la repetitiva y pueril rueda de prensa de algún futbolista venido a héroe. Las promesas de inversión en lo que esas siglas significan son eso, promesas. La realidad es que han descendido los programas que los impulsan. Y no solo es grave que se recorte en lo estratégico, en aquello que debería marcar la nueva esencia del crecimiento económico, sino que lo terrible es que se de muestra tan clara de la incapacidad de construir y articular un modelo eficiente para los requerimientos de las empresas que quieren y no pueden ser competitivas muchas veces por no encontrar ninguna facilidad, e incluso por estrellarse contra dificultades severas.
No es necesario inventar, con copiar los modelos que funcionan extraordinariamente en países mucho más avanzados tecnológicamente que el nuestro. Por lo menos deberíamos preguntarnos el motivo por el que no hay manera de lograrlo. Seguramente es que no está en la agenda real. A mi modo de ver, no deberíamos votar a nadie que no plantee un verdadero diagnóstico esencialmente correcto del estado del asunto y que, por derivación, trasladara las decisiones necesarias para construir un eficaz sistema en I+D+i+d. Esa debería ser la prioridad nacional, el punto de partida de la revolución socioeconómica que nos conectaría con el mundo.
La escasa inversión aplicada a la investigación y al desarrollo tecnológico nos aleja del futuro, nos condena. Los presupuestos generales del estado necesitarán más de dos décadas para ponerse en niveles de inversión anteriores al 2008 o 2009. De lo perdido ya no se puede hacer mucho, pero de lo que queda por conquistar si. Mantener esta atonia, esta desidida y sazonarla con discursos vaciós y falaces debería ser delito. Seguimos en eso de la política en ‘play back’. Unos hacen como que cantan y otros finjen que se lo creen.
Un buen amigo mio, dedicado a la investigación que vive en París, me contaba como la innovación aplicada surge de la creatividad y del diseño, siempre es así. Me decía que una Europa innovadora depende de sus gentes creativas, de su capacidad para gestionarlas y de darles escenarios de desarrollo. Lo vemos y lo sabemos. Este buen amigo pertenece a la agencia francesa de investigación y planificación y de él emanan muchos de los programas que están modelando nuestro futuro. De esto sabe algo. Me decía que los que inventen serán libres. No es cuestión de emprender o no. El futuro ni tan siquiera depende de los que dicen cuidarlo en nuestro nombre. El tiempo pasará y seremos nosotros los que recogeremos sus migajas o sus retos.
Yo no me voy a esperar a que un pelotón de asustados por perder sus butacas rebosantes de privilegios decida por mi. Yo ya he decidido a título personal e íntimo pero se hace imprescindible que esta gente que asegura trabajar para y por nosotros convoquen un auténtico cataclismo intelectual que conforme de manera disruptiva las claves del futuro y del progreso tecnológico. Si no hacen nada, el futuro se escapará de nuevo. Hace décadas se decía que ‘los inventos venían de fuera’ y parece que nos eso nos está bien. Ya pasó antes y tiene pinta de que va a volver a pasar a menos que hagamos algo.
Vivo para trabajar, mi trabajo es vivir
En plena puerta de acceso a uno de esos vuelos de conexión a ningún lugar, me encontré hace unos días a mi amigo Erwin Rauhe, Presidente de la Cámara de Comercio Italo-Alemana y uno de los máximos responsables de BASF para Europa. Apenas unas frases y unos comentarios casi sin espacio para profundizar, pero siempre nutritivos para reflexionar durante el viaje.
Decía Erwin que ‘las cosas van bien o mal no tanto en base a lo que la gente considera por cuanto sabe o siente sino por lo que escucha en las noticias o le trasladan los flujos informativos’. Ahora por ejemplo estamos viviendo el nacimiento de una teoría sobre ‘la recuperación’ que no deja de sorprenderme.
La más que probable aportación de cifras y datos en positivo no responde tanto a que las cosas estén mucho mejor sino a que estas se comparan con el miserable dato anterior. Hay políticos que si dijeran la verdad se sonrojarían pues sería su estado excepcional. Cuando dicen que ya se notan signos de mejoría deberíamos examinar de que mejora hablamos. ¿Estamos subiendo la escalera de nuevo o simplemente nos hemos levantado tras caer por ella? tiene mérito hacerlo, no lo dudo pero ¿y si ese aparente paso hacía arriba no es más que el hecho de apoyar el pie en el primer escalón aturdidos y sin pretender subir ninguno de ellos todavía?
En mi corta conversación con alguien como Rahue, conocedor del modelo empresarial europeo en su complejidad, desde la diversidad del sur hasta la exactitud alemana, me quedé con el mensaje sobre el trabajo como factor transformador en una etapa histórica sin precedentes en lo moral, social y tecnológico.
Cuando hablamos de que sobrará la mitad de la población ocupada del planeta en unos años, hablamos de que el ‘trabajo’ como puesto a ocupar va a cambiar radicalmente y lo que ahora denominamos empleo se definirá por otros factores. Sin embargo, a mi modo de ver, el progreso, el estímulo, el deseo por aprender y por ser mejor, pasa por volver a poner el trabajo en el centro de los valores.
Eso es algo que vale para el pasado, el futuro, para cuando el empleo se media en porcentaje y para cuando se mirará como algo menos claro. Habrá que renunciar a patrones que hacen ver el ‘trabajo’ como el sustitutivo del ocio, del tiempo libre, de aquello que no nos aprisiona. El futuro tecnológico y automatizado nos premitirá ver ese ‘trabajo’ como un factor de crecimiento que irá más allá de lo que ahora, como sociedad, estamos dispuestos a aceptar.
No obstante, a los que me acusan de ‘adicto al trabajo’ yo les suelo responder que lo que soy es un ‘explorador que hace cosas’. Me gusta pensar, soñar, estructurar, imaginar como, aprender y, sobretodo, hacer. Me encanta hacer. Comparar lo que era algo antes de estar hecho con lo que supone que ya es. ¡Hacer! Disfrutar haciendo. Estoy seguro que deriva de la hiperactividad pero es lo que hay.
Hacer, soñar, correr, parar para hacer, vivir haciendo, crear, explicar, volar y soñar para saber que hacer. Resulta que todo eso, casi todo, está dentro de lo que la gente llama ‘trabajar’.
Hay quien considera que el concepto trabajo, como valor, esta en crisis porque no hacemos otra cosa que trabajar. Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Está bien, y ese cambio tecnológico ayudará a compaginar. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
En un mundo en el que se venden como churros libros que explican como vivir sin trabajar o haciéndolo muy poco, lo ‘cool’ parecería que es echarse a dormir y esperar que un programa televisivo te convierta en estrella porque tu hijo ha elegido mal la novia. Yo hablo de la cultura del esfuerzo pero lejos de la penitencia o de la sumisión. Hablo de algo lejano a la explotación, apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual.
Hay días que me sorprendo mirando a mi alrededor. Aquellos que pensaba que sabían interpretar el momento, la oportunidad y los tiempos que por fortuna les ha tocado vivir, desaprovechan ese camino porque lo observan desde la óptica del ‘trabajo de siempre’ y no desde la que proporciona el conocimiento de la vida en el trabajo.
Decían que “el trabajo os hará libres y dignos”. Las máquinas trabajarán para nosotros, algún día todo será así, pero aun así, será siempre bueno transitar por ese nutritivo y bello estadio que supone ‘crecer’.
Si no tienes trabajo, invéntatelo, si no lo encuentras cerca, aléjate más, si no sabes de eso, aprende, si no tienes tiempo, duerme menos, y si no tienes dinero, pídelo. No hay más remedio, pero en todos los casos solo te queda aceptar el concepto trabajo como valor en todos sus aspectos. Yo no trabajo para vivir, vivo para trabajar porque mi trabajo es vivir, aprender, conocer y divertirme.
Política de luces largas
De la política me quedo con lo de que es necesaria pero desestimo a la gran mayoría de los que la hacen. Por lo menos por ahora. El lenguaje pueril y maniqueo que se maneja en cualquier evento de partido no se distingue demasiado de las soflamas ridículas y carentes de sentido que se ven en las instituciones. Cuando comparas la calle con ‘su calle’ dan ganas de llorar. A estos lodos ellos le llaman salida de la crisis. Unos se agarran a cualquier dato retorcido a su gusto para construir un discurso de pena por lo débil y de asco por lo falaz.
Luego tienes el resto. Un grupo de aspirantes que dicen tener la fórmula mágica y para ello discursean sin conocimiento económico alguno, o lo que es peor, con conocimiento. Desconfío de los que sin haber estado en órganos directivos de nada aseguran poder dirigir un país. Es imposible que políticos con experiencia profesional dudosa, escaso interés por la innovación o nula capacidad para entender el escenario socioeconómico actual, puedan ser los líderes que marquen las estrategias del futuro inminente. Estoy seguro que son, más de lo mismo pero de juguete.
Hay otros, casi peor que los anteriores. Los que ya estuvieron, se lo cargaron todo, no vieron venir nada y ahora dicen que ellos son los que mejor lo harían. No tienen ni la decencia de admitir errores, asegurar que de ellos han aprendido y que, por lo menos, les demos otra oportunidad para recomponer el rompecabezas que desmontaron por incapacidad. Es de risa y de llanto a la vez.
El problema del liderazgo político es sistémico. No tiene que ver con lo que hay o pudiera haber, tiene que ver con quienes lo convalidamos. El asunto se corrige a base de reformas políticas imponentes que la sociedad debería exigir antes que, incluso, saber por quien va a votar. La sociedad debe entender que significa Europa, para que sirve y que las frontera se están difuminando en un etéreo escenario económico que ya no podrá nunca más respirar de manera no equilibrada y sin unión. Toca entender que los países darán paso a las ciudades capital, las ciudades que funcionarán como reclamo y como estado en si mismas. Las marcas país dependerán de la marca ciudad. Eso hay pocos políticos que lo entienden, y de los pocos que lo entienden, menos lo aceptan. La minoría es tan minoría que no sirve ni como planteamiento.
Esto tiene que ver con cambios de modelo en cuanto al pensamiento sociopolítico y socioeconómico. Tiene que ver con lo que significa el concepto ‘un político’, a quien sirve realmente, como se le controla, a que patrón se dirige y quienes pueden serlo. No es lógico que quienes determinan el curso del futuro de mi hijo de ocho años sea gente con tan poca visión objetiva de la realidad y su curso futuro. No es bueno que la estrategia de un país, con sus derivas y asuntos que le afectan, esté en manos (dedos) de un puñado de diputados y asesores cuyo interés sea tan evidentemente cortoplacista, partidista y alejado de la realidad.
Pero de todos es culpa. A lo que se llego y a lo que, sino se hace una diagnosis correcta, se volverá a llegar. Recuerden cuando todo era fiesta mayor y gastar era deporte nacional. Si no se hace un análisis realista y nos dejamos llevar por el interés y el discurso trucado de los que tienen altavoces para emitirlos, podemos volver a jugar a los dados de un modo infantil y peligroso.
Se perdió la oportunidad de invertir en conocimiento en su día, en innovación y en tecnología. Se malgastó todo en ladrillos, preferentes, meriendas, kilómetros de vías inservibles y aeropuertos innecesarios. No nos dejemos engañar, si no aprovechamos la oportunidad que nos brinda la historia la cagaremos otra vez. Algunos nos pasamos el día empujando, procurando que los negocios y los proyectos sean modernos, de vanguardia, que sirvan y que lo hagan desde cualquier parte del mundo para que en mi país eso sea valorado y valorable. Pero no es fácil, seguimos en manos de gente sin capacidad para interpretarlo. De momento solo podemos actuar por nosotros mismos y revolucionarnos íntimamente pues por mucho que lo intentemos no hay manera de que lo vean, lo interpreten o lo estimulen.
¿Recuerdan? ¿Quién iba a pensar hace seis años cuando nos garantizaban el importe global de la última letra del coche con el valor del mismo que no íbamos a tener líquido para cubrirlo? El optimista tipo de hace tres años ahora vive a las puertas del infierno. Su coche se lo quedó la financiera del concesionario, él no tiene liquidez para la entrada de uno nuevo, el banco no refinancia hipotecas ni ejecuta nuevas tasaciones. Lo mismo ocurre con aquellas vacaciones que se resolvían con la superposición de créditos de garantía hipotecaria, la ropa de marca con créditos al consumo, el nuevo mobiliario, la secadora, el colegio privado del pequeño, los fines de semana en el apartamento en venta que no se vende, etc.
Ahora toca olvidar ese lodo, ese barro infecto y procurar un nuevo escenario. Lo digital no es más que una excusa inmensa que la historia nos ha puesto en bandeja para cambiar el mundo. Internet permite no olvidar, recorrer la historia reciente y poder corregir. La Nueva Economía exige de líderes políticos con visión y luces largas.
Un futuro automáticamente mejor
Como dice Tim Harford, la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.
Ahora estamos ante un nuevo estímulo para el cambio de todo cuanto nos rodea pero lo haremos al revés. Una ola de aire limpio y tecnológico nos recorrerá de punta a punta tarde o temprano y el conocimiento será rentable porque procurará las cosas con un menor coste. Da igual si eso daña la cuenta de resultados de alguien, a la vez mejorará la de otro. Quien fabrica coches y los vende por el encanto de conducirlos deberá buscar otros reclamos en breve pues lo impensable ya llega y muchos, en menos de una década, estaremos adquiriendo autos automáticos por los extras en cuanto a comodidad en el habitáculo y capacidad para trabajar en su interior que por la forma, velocidad o aceleración.
Crees que nos pasamos con eso de pensar que esto va muy rápido. Yo solo procuro, como he hecho desde hace diez años en este blog, anticiparme lo justo a lo que interpreto que viene, sea bueno, malo o regular para que cada uno atienda a sus objetivos y criterios. Mis datos provienen de vosotros, de mis viajes, de mis negocios, de mi conocimiento y de mi experiencia, pero sobretodo son pura realidad contrastada e interpretada.
En 2009 Google mostró su primer prototipo de coche que se conduce sólo. Miles de pruebas y ensayos demostraron que dificilmente tendría un accidente. De hecho el único que tuvo, se produjo cuando el coche paso del modo automático al modo manual conducido por un humano por cierto.
Como dijo nuestro amigo José Crespo en este mismo blog, ‘el error está en términos cognitivos humanos para resolver problemas’. Yo creo que una máquina puede suplir la carencia de “inteligencia humana” y aplastarla, simplemente al utilizar en tiempo infinitesimal una cantidad masiva de datos en red: extraer patrones de información y en base a esto, realizar predicciones.
Esta variable digital, social, humana y distribuida, este valor de conocimiento híbrido permite que un coche se conduzca sólo pero también que encontremos la pareja ideal o analicemos las variables de causa en un juicio próximo. Así vamos.
Hoy en día hasta los experimentados taxistas pulsan su GPS para no ‘preocuparse de las rutas’ ¿Dejarías que tu coche te llevara al trabajo? ¿De algún modo lo hace ya y si no lo hace, lo hará antes de que te des cuenta. Tengo claro que el coche que compre a mi hijo ya no lo conducirá él. Vivimos tiempos de sistemas complejos, de cambios que se estimulan por la economía pero que afectan a la sociedad como explicaba Tim Haldford con el tema del fútbol inglés.
Enamorarse de un sistema operativo
No se si fue la versión original a palo seco y sin subtítulos con esa voz de Scarlett Johansson que se colaba por todas partes, la increíble actuación de Joaquin Phoneix, la brutal dirección de Spike Jonze, el tema de que alguien pueda enamorarse de un sistema operativo, la fotografía cegadora con Shangai de fondo o los fogonazos de un futuro inmediato al que nos dirigimos a ritmo uniforme. No se que fue, pero la película que disfruté anoche, ‘Her’, me entró de par en par y sin pedir permiso.
No solo es una película delicadamente lenta y detallada, no sólo representa mucho de lo que comentamos aquí todos los días, no sólo es ciencia ficción. Se trata de entregar a la conciencia humana un momento de reflexión a través de dos escenarios: el amor por la inteligencia a pesar de que esta pudiera ser artificial y por otro el paisaje en el que se van a desarrollar nuestras vidas inminentes. LLega a coquetear con conceptos que me estimulan especialmente y que tienen que ver con la necesidad de aceptar que la inteligencia puede ser nativa de un sistema binario, que puede aceptarse como realidad y como modelo de intercambio incluso de emociones.
A la salida del cine la gente comentaba que eso ‘no pasará nunca’ o incluso ‘ese falta mucho para que un hombre pueda interactuar hasta llegar a enamorarse con una máquina o un software’. La respuesta a tan vaga justificación es sencilla. ¿Con que objetos pensabas que te relacionarías, interactuarías o harías caso ciego, hace apenas 10 años? Tengo conocimiento de investigaciones, proyectos y prototipos que no están lejos de lo que esta película muestra. En apenas una década una voz sintética se convierta en nuestro confidente indispensable.
La película muestra una relación entre máquina y humanos. Algo examinado insistentemente por la ciencia, la ficción y la novela. Sin embargo lo inquietante y, para mí, estimulante, es comprobar que el mundo de personas vinculadas a su auricular, hablando con no sabemos quien, sin contacto físico con su entorno en un metro, en un restaurante o caminando por la calle es evidentemente tan próximo y real que, exagerándolo, no nos parece lejano ni imposible.
La telefonía movil es más que llamar, que datos o que pantallas con conexión a mil cosas. Ahora ya, es una ventana clarísima al futuro. Aquí os dejo la relación de elementos que empiezan a florecer en ese universo que nos rodea y que publicó la revista Soy Entrepreneur hace unos días con motivo del World Mobile Congress de Barcelona.
1. Las aplicaciones inteligentes aprovecharán el big data para ofrecer experiencias personalizadas
El 2013 vio a servicios recolectar y monitorear intereses y comportamientos de los usuarios -desde qué alimentos consumen hasta qué tipo de artículos les gustan. Este año, las empresas deben aprovechar el big data para desarrollar aplicaciones inteligentes que ofrezcan valor, como mejores recomendaciones y estadísticas.
Este año veremos a más empresas seguir los pasos de Netflix y Amazon, mismos que analizan la información del consumidor para proveerles recomendaciones personalizadas.
2. El teléfono será un coach para un estilo de vida más saludable
Ya existen aplicaciones que pueden medir qué tan bien duermes, cuántoejercicio haces o cuántas calorías consumes. En 2014 se espera que más empresas combinen esta información para ayudarte a tomar mejores decisiones, especialmente gracias al crecimiento en los sensores de los smartphones y en la tecnología vestible.
Por ejemplo, Sleep Cycle es una aplicación de reloj de alarma que usa los sensores del iPhone para monitorear qué tan bien duermes, proveyendo estadísticas y patrones. La siguiente evolución de las apps será recolectar estos datos para hacer recomendaciones. Por ejemplo, esta app podría descubrir patrones comunes del sueño del individuo y sugerirle cambios en el estilo de vida para mejorar su descanso.
3. Las actividades de rutina serán más divertidas con gamification
Añadir entretenimiento a las actividades rutinarias es una de las formas más exitosas de motivar a las personas; y los smartphones están equipados para ayudar.
Este año veremos emerger más servicios que pueden ayudar a las personas a monitorear automáticamente sus progresos y ofrecerles formas creativas de ejecutarlos. Por ejemplo, QuizUp es una aplicación novedosa que permite a los usuarios retarse entre ellos a través de juegos. Aunque estos juegos de trivias no son nuevos, la experiencia puede hacer más divertido el aprendizaje.
4. Las compañías mejorarán en el marketing individualizado
La misma información (big data) que ayuda a las empresas a ofrecer experiencias más personalizadas será usada para hacer promociones y anuncios segmentados.
Para 2014, esperamos más anuncios móviles que potencien tu información para brindarte contenido más relevante para tu estilo de vida. Esta tendencia será multiplataforma, e incluirá desde redes sociales como Twitter hasta servicios de Google.
Además de recolectar las preferencias de los usuarios y datos de comportamiento, veremos más servicios como Datacoup, una compañía que ofrece a los usuarios incentivos para permitir que las empresas los monitoreen en distintos canales.
5. La tecnología vestible será más mainstream
Hemos visto emerger una nueva generación de dispositivos vestibles (como glasses y smartwatches). El año pasado, éstos estaban confinados únicamente a los early adopters; pero en 2014 veremos a más personas usándolos.
6. Los retailers usarán más tecnología móvil
Aunque algunos retailers ya utilizan tecnologías móviles dentro de sus locales, no fue una tendencia ampliamente adoptada en 2013. Este año más retailers ofrecerán soluciones mobile, como checkouts móviles.
7. Los autos presentarán mayor conexión móvil
En 2014 los automóviles irán mucho más allá de incluir un cargador USB: incluirán accesos más directos a las funcionalidades del teléfono. Por ejemplo, el iOS in the Car (iOSitC) se espera que se lance este año. Además, Honda empezó a instalar Siri Eyes Free en modelos selectos desde el año pasado, anunciando mayor conectividad para los próximos modelos.
8. El smartphone y la tablet serán una segunda pantalla más activa… y un control remoto
Nuestros smartphones, tablets y TVs continúan muy desconectados entre ellos, algo que cambiará en 2014. Esperamos que más canales motiven a los televidentes a conectarse en tiempo real con sus dispositivos móviles para una experiencia más inmersiva.
Adicionalmente, las nuevas TVs conectadas a internet están apoyando a mobile como una forma poderosa de controlar e interactuar con el dispositivo y el contenido.
9. Mobile tendrá mayor inserción en la educación
Los dispositivos móviles (especialmente las tablets) se están haciendo cada día más comunes en los procesos de aprendizaje. Este año veremos más aplicaciones creativas para dispositivos móviles que tengan como fin educar.
10. La realidad aumentada pisará con fuerza
La tecnología de realidad aumentada y las aplicaciones móviles han existido por años, pero pocos servicios van más allá de gimmicks y novedades. Conforme Glass de Google y otros productos similares aparezcan y sean más accesibles para los consumidores, veremos más apps construidas alrededor de la realidad aumentada.
No te quedes en el andén
Ya hace un tiempo, el ‘The Economist’ aseguraba que España puede estar cerca de un estallido de revueltas sociales como las que viven en Ucrania o Venezuela. La prestigiosa publicación económica analizó ciento cincuenta países y sus razones para convertirse o no en candidatos a esas batallas civiles. Al parecer, y según estos sociólogos, mientras que el motivo principal en según que lugares es la reacción a regímenes dictatoriales o agresivos, en otros, como España, Grecia o Brasil serán motivos de tipo económico y de desintegración de la clase media.
Siempre según ese estudio, para los españoles el riesgo de explosión en las calles vendría del desempleo que no se recupera, de las desigualdades crecientes y del desprestigio político e institucional. Nada nuevo. The Economist incide en algo que no logran explicarse y que parece un misterio: España está sometida a injusticias, desequilibrios y dramas de altísima intensidad pero todo ello no ha estallado todavía en una cadena de protestas y revueltas de consideración. Piensan que seguramente la economía sumergida está evitando esa erupción o que es sencillamente la pasividad de la población que se ha resignado a vivir con el subsidio familiar que supone vivir entre los juguetes viejos en la habitación de estudiante pero esta vez compartiendo espacio con tu esposa e hijos.
No tengo claro que es. Seguramente una mezcla de todo. Un adoctrinamiento periodístico que funciona en muchos lugares y que en España parece salir de los libros de ‘propaganda’ de regímenes extintos. Tertulias de vergüenza ajena, noticiarios que ocultan descaradamente la verdad, programas que lobotomizan a la gente con las miserias de personajes sin ningún valor y críticas feroces a cualquier intento de remover conciencias.
La cobardía es un instinto y por eso el gobierno de España ha decidido evitar cualquier posible chispa que prenda en ese sentido. Evitar las revueltas con azotes no sirve, sólo encabrona, pero si lo que tocas es la cartera la cosa cambia. Miles de euros de multa por utilizar el diccionario en lugar de un bate de béisbol. Treinta mil en concreto por insultar a un policía. Así pretenden aplatanar las protestas.
Que las cosas van a mejor parece evidente. Que lo vaya para todos no. El problema es que seguimos en manos de quienes no supieron de que dirección venía el viento. Seguimos en manos de gente muy poco preparada y cuyas credenciales para marcar la salida de este barrizal son las veces que se han genuflexionado en el despacho de sus dirigentes para estar en listas electorales cerradas. No son ellos los que lo evitarán, será la inercia o será otro viento, pero no serán ellos.
El cambio de época será, está siendo y nada podrá detenerlo por mucho que algunos pretendan retrasarlo, por lo menos, hasta su jubilación. Es por eso que en lugar de estimular los procesos que deberían ponernos en manos del futuro lo que procuran es salvar los mecanismos oxidados de la economía que languidece.
No tengo ni idea de si algo provocará un estallido social. Probablemente ya no, pero a medida que los tiempos van pasando y no se actua de manera estratégica, la táctica nos aleja de la gran oportunidad que como colectivo estamos perdiendo. El mundo no se ha detenido como pueda parecer. Viajo mucho y lo veo todos los días. Hay protestas sociales que dicen basta, hay políticos corriendo como ratas escapando, hay cambios económicos y apuestas por la innovación, hay crédito o hay estímulos. ¿Qué hay en España?
Recuerdo cuando se publicaba aquello de que por encima del 8% de morosidad el sistema financiero español quebraría. Tenían razón, quebró. Quebró pero no nos hemos enterado pues lo hemos pagado todos. Se ha hecho requetebién. Ahora la tasa de ronda el 14%, más o menos unos 197.000 millones de euros que no se van a cobrar nunca. Aun puede ser peor. Hay otros 50.000 millones que está digiriendo el Sareb y que harían ascender en 3 puntos porcentuales más la merienda en cuestión.
Este modelo financiero está sujeto a esta bola de estiércol que ellos mismos crearon. Ahora lo único que sabemos es que el crédito a familias y empresas se convertirá en una quimera. Es una obviedad que con el panorama de impagos los bancos no se permitirán tomar riesgos ‘innecesarios’. Por lo tanto cada vez es más seguro que de este tránsito sólo saldremos con un plan en el que no aparezcan estos tipos. Por lo menos, no los actuales.
Es difícil explicarle a alguien que se mira un smartphone como si fuera un abridor de botellas, que el futuro se acerca a toda leche. Es casi imposible que te entiendan que aun nos queda una oportunidad de algo que ellos ni se plantean. Es duro descubrir como no entienden que la ventaja que aun tenemos deriva de una casualidad que nos concedió la madre naturaleza poniéndonos como vecinos de Francia en lugar de Uganda. Nada será gratis a partir de ahora y el esfuerzo es imprescindible pero también la conciencia de que hay que estructurar la competencia y el futuro.
No se si va a explosionar, pero a veces uno piensa que algo debería pasar. El silencio es atronador. El tiempo pasa, los trenes del futuro cada vez se ven más lejos desde el anden. Resulta que ya no vienen, es que ya se alejan. Tengo la impresión que ‘ellos’ no harán nada. Hagámoslo nosotros. No queda otra.
Las 'otras' claves de la compra de Whatsapp
De la operación entre Facebook y Whatsapp parece que sólo importan los costes y se dejan de lado aspectos socioeconómicos y de identificación del futuro inmediato. Cierto que son 19.000 millones de dólares lo que le ha costado a Facebook hacerse con Whatsapp. Durante el Barcelona World Congress es bien seguro que Mark Zuckerberg cierre el acuerdo con Jan Koum lo que, por cierto, convertirá a la capital catalana no sólo en el ‘centro del universo conocido’, de la telefonía móvil y de los datos sino también de los negocios digitales y en red. (Que cada uno se lo tome con el tono que considere, todos valdrían).
Pero, ¿qué significa este acuerdo? Es importante destacar que el máximo responsable de Whatsapp, Koum, ha dicho ya que esta operación no hubiera sido posible si su compañía hubiera tenido que renunciar a sus principios básicos de libertad, visión y modelo de negocio. Eso puede marcar determinantemente lo trascendental de la cuestión.
Para entender realmente de lo que hablamos debemos abandonar los patrones de análisis económico tradicional como ‘beneficios’, ‘ebitda’ o facturación respecto a usos. En este caso y sin que sirva de precedente en este blog, lo que vamos a analizar es la grandiosidad de las cifras de uso.
Que los servicios de mensajería instantánea a través del móvil están de moda y son objeto de deseo es algo que llevamos comentando meses. El último movimiento en este sentido confirma la teoría.
La retórica habitual de la bolsa y de los noticiarios económicos no sirven hoy. Todo el mundo se olvida hoy de que el gigante de Internet Rakuten, conocido sobre todo por su tienda online de compraventa de todo tipo de productos, se hizo con el servicio de mensajería y de llamadas sobre voz IP Viber. Pagaron 900 millones de dólares a fin de plantar cara a Amazon por ejemplo. La guerra es más que económica, es social y de control de usuarios sino no se entenderían algunas cifras. ¿Influencia, datos y gestión social por encima de beneficio y facturación? Viber tiene una base de 300 millones de usuarios registrados en todo el mundo, mientras que Rakuten está presente en 40 países y espera a convertirse en el principal proveedor de servicios en Internet en el mundo, pero para ello, ahora, necesita el permiso del todopoderoso Amazon. Ya se verá.
Pero volvamos a lo que nos ocupa hoy. Hablamos de una empresa que tiene 1.200 millones de usuarios consumiendo publicidad todos los días de manera casi imperceptible para ellos y de otra que tiene más de 400 millones de clientes pagando una cuota ridícula anual por enviar mensajes. Sumados son una verdadera e inédita mole de datos y posibilidades. Jamás, la humanidad, estuvo en esas cifras bajo un paraguas del mismo tono y textura.
Lo miremos por donde lo miremos esto es lo más grande que hemos vivido a nivel corporativo en el mundo en cuanto a la influencia sobre el número de personas se refiere. Otra cosa serán las cifras económicas tradicionales que utilicen y sus expectativas. Como hemos visto últimamente, esas maneras de medir, ya no sirven siempre, hay otros factores que influyen en el atractivo de una empresa. Por ejemplo que hacen con el dinero y como determinan los ritmos vitales de otras miles de empresas que dependen de estas. ¿Quién duda en estos momentos que Facebook no influye en la toma de decisiones de centenares de multinacionales? ¿Quién puede dudar de que Whatsapp ahora determina muchísimas dinámicas comerciales de medios de comunicación? Pues eso.
Whatsapp se llevó por delante todas las operadoras de SMS del mundo en apenas dos años. Así, sin miramientos. Ahora todas ofrecen ese servicio prácticamente gratis. Era posible.
No me importa tanto el porque ‘ellos’ han llegado a ese acuerdo como lo que ‘nosotros’ vamos a lograr con ello. La Nueva Economía también se los llevará por delante si la decisión ha sido demasiado privada o pretende ser exclusivamente para el beneficio de esas compañías y olvidan que este mundo quita y pone reyes a una velocidad brutal si algo no es para el bien común.
Si lo han hecho por una u otra razón ya se verá pero lo que realmente importa es que Facebook se ha unido al enemigo, lo ha hecho para reforzar algo que buscan hace tiempo y que tiene que ver con la mensajería instantánea. Han descubierto que tener más mil millones de usuarios no garantiza dominar todo lo que se te ponga en la cabeza ‘obligando’ a tus usuarios a usarlo.
Facebook nota que pierde usuarios por las bandas, entre los que buscan comunicar rápido y privadamente y tras el fracaso por adquirir Snapchat se lanzaron a por la que domina el mercado. Esta operación, para mí responde a claros intereses de permanencia y de trascender a título puramente de negocios, pero hay cinco puntos que se derivarán y que de verdad importan a mi juicio:
1. Se están creando el nuevo escenario de relaciones sociales entre diferentes modos de conexión. Nunca antes los dispositivos dejaron de ser tan poco importantes y dejaron paso de un modo tan claro a ‘lo que hacemos’ y no ‘con que lo hacemos’. Esta ‘fusión’ de conceptos marcará el futuro inmediato.
2. Genera un espacio de libertad sin precedentes pues, a diferencia de lo que se escribirá y se nos dirá, Whatsapp supone un grado de gestión de datos inabarcable y de un valor privado mucho más evidente de lo que hacemos en Facebook. A partir de ahora deberán conjugar ese doble nivel de privacidad del que la red social carece y que necesitará mejorar.
3. Sentencia las compañías telefónicas al pasado definitivamente. Ya no hay vuelta atrás. Las compañías de telefonía deberán ir pensando en vender todo tipo de instrumentos de cocina pues en gran medida este es el pistoletazo de salida para que muchas de ellas no encuentren espacio para sus negocios. Tras esta operación vendrán otras como grandes empresas logísticas como Amazon u otras acaparen los modelos de pago, transacción, gestión y otros. PayPal ya advirtió. El fin de una era nos muestra otra más libre, estimulante y brillante. Si yo fuera transportista, cajero de un banco o dentista, empezaría a buscar a que me podría dedicar en el futuro inmediato.
4. Estimula modelos de negocio híbridos en los que unos buscan la publicidad y otros la cuota. Whatsapp no entrará en la publicidad, eso dicen, y Facebook no la abandonará. Nos enseñarán a vivir en ese doble escenario y aprenderemos a combinarlos con eficiencia.
5. Muestra el futuro inmediato. Todo pasa por la digitalización de las emociones, vivencias y relaciones. Esto no es solo una operación empresarial entre corporaciones, esto es el puto futuro viniendo a toda leche.
La política y la tecnología
IBM, en una de las campañas publicitarias más curiosas de la historia, logró exponer que su ordenador Deep Blue era capaz de vender al campeón mundial de ajedrez, el gran Garry Kasparov. Parecía que eso de ‘ganar’ a un humano se tuviera que referir a una ‘cualidad’ extra que la máquina hubiera sido capaz de desarrollar, como si de ese modo estuviera ‘pensando’, cuando en realidad lo que hacía era un cálculo de probabilidades y análisis matemáticos en los movimientos de las piezas de manera totalmente aséptica. Calculaba tanto y tan rápido que la mente del gran campeón soviético no era capaz de igualarla.
Hay otro juego, el Jeopardy, que es más complejo porque precisa de que se hagan preguntas sin respuesta directa y repletas de metáforas, lo que hace muy difícil que una máquina venza a un humano. Sin embargo el sistema que inventó otra vez IBM llamado Watson era capaz de vencer a cualquiera, combinando algoritmos genéticos, redes bayesianas y cadenas de Markov. Resultó ser una maravilla. Sin buscar la respuesta correcta avanza hacia la probable y el propio sistema va aprendiendo de cada aparente error y de cada éxito haciéndose mejor con el tiempo.
Hablamos de tecnología que asume que el mundo no es simple. Parece una obviedad pero hasta ahora el software y las máquinas que lo hacen funcionar no se habían percatado de este pequeño detalle. El mundo es tremendamente complejo y las variables que se utilizan no pueden ser sólo basadas en la simpleza de reglas y bases matemáticas, pues precisa de un complicado ecosistema de enfoques capaces de dar perspectivas nuevas a la resolución de problemas.
Eso es exactamente lo que le pasa a empresas, políticos y organizaciones que deben, pero no quieren, aceptar que el enfoque ya es otro, que el escenario no se parece en nada al anterior y que lo que antes era abrir una oficina a las 8 de la mañana para cerrarla a las 6 de la tarde se desvaneció hace ya mucho para dar paso a un mundo en el que no se cierra y cuyos adversarios están computerizados bajo dinámicos modelos de gestión financiera que se adapta en milésimas de segundo a los comportamientos del mercado.
Esto vale para todos. La política entra en conflicto con un mundo que no entiende ni quiere, al parecer entender. El mundo reacciona sin esperarlos, y la sociedad avanza, esta vez si, mucho más rápido que ellos. Fíjense en todo cuanto nos rodea, en como se transforma sin remedio. Aun a temor de parecer insistente, me permito advertir que avanzamos sin descanso hacia la desilusión de los que nos gobiernan. Se acerca el momento de que su control se disipe, se diluya entre las personas, las empresas distribuidas y las acciones líquidas.
Miremos tres ejemplos que marcarán la segunda parte de esta década: por un lado el incipiente reto que supone al sistema monetario establecido la aparición de una moneda alternativa. El bitcoin será o no será, da igual, pero su presencia establece por fin que fuera del hormiguero que es la economía global hay vida.
Por otro lado, las caídas encadenadas de diferentes modelos políticos y la adaptación obligatoria de los que dirigen el mundo a las ‘tendencias’ sociales que se instalan. Hay países que se resisten con leyes antiguas o con reposición de dictámenes que nos devulven a otros siglos, pero cada una de esas decisiones les explotará frente a sus narices con la fuerza de la tecnologíaa social y la capacidad de organizarse, actuar y distribuir su fuerza.
El tercer ejemplo es el que tiene que ver con el modelo de compra, con la relación comercial, con la diferida y extravangante modulación en la que se ha convertido un hecho sencillo y básico como el de comprar. Ahora afecta todo: opinión del comprador, de la competencia, del proveedor, la interacción del vendedor, la cadena de valor sin fricción y la representación de la marca por encima del producto. Todo es disitinto y se transforma rápidamente como cuando las nubes sufren las envestidas violentas del viento.
Pero la política sigue estando por todas las esquinas intentando medrar y detener lo que el hombre hace en la dirección correcta. A la política en términos genéricos y maniqueos le molesta el conocimiento pues la hace vulnerable y aquellos que viven de ella temen por sus sillones de alcántara, sus visas oro y sus liposucciones pagadas por todos.
La industria de la tecnología produce miles de millones en ganancias cada año y, de acuerdo con al menos un informe, está aumentando tres veces más que los del resto de la economía en Estados Unidos por ejemplo. Allí la industria tecnológica se interesa por la política, participa de ella y quiere determinar como se hará en el futuro. Suelen ser consultados, solicitados y se les permite participar. No solo a las grandes empresas, no solo a consultores o profesores universitarios, en California, emprendedores con ganas de cambiar el mundo también lo hacen en el escenario de colaboración de la política. Muy distinto de lo que pasa en Europa por cierto.
Os dejo con un increíble video de como un pájaro es capaz de, a través de la gestión de datos cruzados, análisis de los errores y de la gestión inteligente de los intentos (y supongo que el instinto) hacer algo que algunos humanos serían incapaces de procesar. No miro a nadie.
La 'no burbuja' de los billones
Ayer se supo que Twitter perdió 645 millones de dólares el pasado ejercicio. Sin embargo su valor nominal es brutal y, a pesar de que a estas horas su valor bursátil se ha desplomado, en cuestión de días que se recuperará. Aunque no aparezca en la lista, bien podría ser miembro de una de las listas más selectas del mundo empresarial y tecnológico actual. The Wall Street Journal publicó un gráfico interactivo en el que figuraban más de 30 startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares. Son valoraciones objetivas en base a las entradas de capital que han vivido recientemente.
Curiosamente, aunque no es una sorpresa, en este club casi no hay empresas europeas, pero si hay chinas. Tengamos en consideración que el futuro que ahora estamos labrando en términos como ‘la Internet de la cosas’, ‘el Big-data’ y la ‘metamorfosis de la sociedad’, se construye desde la empresa, es la apuesta tecnológica que hacen las organizaciones privadas las que marcan los comportamientos, la evolución y los ritmos sociales. Si en Europa cada vez es más difícil reconocer propuestas que puedan ser consideradas determinantes en la escena empresarial y tecnológica del futuro mal vamos. Esta lista, a parte de ofrecer una posible tendencia hacia la sobre valoración de las compañías, también nos dice que Europa envejece. Es obvio y que lo hace de la pegajosa mano de sus dirigentes también.
Me cuesta ver como algo etéreo e inconsistente un volumen tan grande de afectados. Miles de millones de personas activando y desactivando procesos que, independientemente del rango y cálculo en el que se ubiquen sus cuentas de resultados, está claro que rigen y condicionan el presente y asignarán las bases del futuro. Seguramente, en cinco años se hablará de Facebook como se hace ahora de la Yahoo de hace una década, de Twitter de cómo se hablaba de Myspace y así con muchas otras. Esa es la esencia y esa es la maravillosa realidad. Nadie está en manos del monopolio de los usuarios aunque lo parezca, sin embargo el valor de todas ellas está en la inmensa gestión que hacen y podrán seguir haciendo aunque varíen sus modelos de negocio y experiencia de uso, de toda esa montaña de conocimiento adquirido a tiempo real.
Las opciones son dos: que la ‘digitoburbuja’ explote y nos muestre que valorar las empresas y cotizarlas por expectativas de facturación es un error, que otorgar valoraciones mil millonarias cuando apenas tienen ingresos (Tumblr fue comprada por más de mil millones cuando solo facturaba trece) conduce irremediablemente a la quiebra para enriquecer a especuladores atentos.
La otra opción. ¿Y si no explota? ¿qué aprenderíamos entonces? Tal vez, que todo ha cambiado y mucho. Que el balance no se mide como si estas empresas fueran una cadena de venta de electrodomésticos o una petrolera, ni tan siquiera como un medio de comunicación o un gestor de contenidos. Tal vez nos demos cuenta que en plena nueva era, en los albores de un cambio de sistema inédito, estas no dejan de ser otra muestra del nuevo escenario. Un lugar donde lo que se piensa tiene valor y lo que se hace deriva de ello, un espacio comercial donde se maneja información combinada y no sólo emitida, un cuadrante social donde se gestiona el coste de la interpretación colectiva de las ventas que la contabilidad resultante.
Vamos irremediablemente a la programación colectiva, a la utilización compartida de productos que fabrican otros, al desarrollo en beta constante de una plataforma sin límites ni fronteras que no podrá venderse de unos a otros, que no será capaz de saber donde empieza Facebook o donde termina Twitter, vamos a un sistema operativo global que mutará de estas (hoy llamadas) compañías. Pero también vamos a las impresionantes cadenas del longtail, de la economía low cost y a la diversión monetizada.
Ahora bien, algunas de estas empresas están muy valoradas mientras sus modelos de negocio siguen sin estar validados y lo único que aportan es unas cifras de usuarios y escalabilidad brutal, aunque eso no se monetice. Su valor no deja de ser otro que su expectativa y no tanto la cuenta de resultados. Está claro que el mundo ha cambiado mucho pero no creo que podamos mantener por más tiempo ese recorrido por el desierto a menos que esto responda a la creación de una enorme y reluciente burbuja tecnológica. Creo que no, pero también creo que veremos caer alguna y que su derrumbe arrastrará algunas que si estaban en condiciones de soportar ese escenario de futuribles pero que precisaban más tiempo.
La exhuberancia de la época de las puntocom y su posterior quiebra no es comparable. En aquella época se vendían por miles de millones un ‘powerpoint’ sobre un portal donde no había ni un usuario registrado. Eran tiempos en los que un tipo con un ‘vespino’ y un ‘portátil’ preparado con una presentación basada en plantillas ‘cool’ se plantaba ante un consejo de administración de un banco europeo y en apenas diez segundos le compraban la idea, el proyecto y metían a media familia en el paquete. Ahora no es así pero la valoración desmedida de algunas compañías podría ser un hándicap, pues si alguna de éstas al final se la valora en revisión y pierde esa enorme consideración, arrastrará a muchas otras y con ello estaremos en un escenario que tampoco responderá a la realidad pero que se basará en el pánico, sobre todo de los mismos que ahora están engordando los valores de estas mismas empresas.
Mi impresión coincide con la del Harvard Business Review que ofrece una sencilla explicación a esta lista de empresas con valoraciones mil millonarias: “un dólar en el año 2000 no equivale a un dólar en 2014, sino a 1,35 dólares. Eso para empezar. Si en lugar de realizarse la comparación en términos nominales se lleva a cabo en términos reales, se descubre de que de las 25 empresas estadounidenses en la lista, solo 15 superarían una valoración de 1.000 millones de dólares en términos reales”
Creo que si entramos en argumentos más técnicos, como se reflejaba recientemente en una publicación como Sintentia, “veríamos que la razón contraria a la existencia de una burbuja sería una comparativa entre los ratios Valor y Ventas en 1999 y en el momento actual. Veríamos pues que mientras que en 1999 este ratio indicaba que se estaban valorando a las empresas por importes de 26,5 veces las ventas, las valoraciones actuales son de solo 5,6 veces las ventas”, lo que parece situarnos lejos de una hipotética burbuja, al menos en lo que a la relación entre valor y ventas se refiere. ¿Tú que piensas?
Facebook maneja datos de más de mil millones de personas, sus gustos, condiciones, relaciones y ocupaciones. Twitter es capaz de ofrecer información a tiempo real y, en breve, a conceder predicciones inverosímiles que los modelos ‘big data’ están atrapando. Gestores digitalizados de posicionamiento aplicados a compañías aéreas se basan en gestores de color o impresiones como las que entregan Pinterest o Tumblr establecen valores de empresa que hasta ahora no se contemplaban. Trescientos millones de usuarios en aplicaciones móviles como Whatsapp conceden expectativas muy distintas a todo ese universo de esa llamada ‘burbuja’.
Como se podía leer recientemente en el Wall Street Jounal, una de estas empresas que aun no están en esa lista pero que probablemente lo estarán, Foursquare, ha logrado materializar un contrato con Microsoft por algo que si será determinante: los datos. Mientras que la publicidad en esa plataforma no arranca, lo datos que maneja de los millones de usuarios si son oro de muchos kilates. Ahora mismo la entrada de estos 15 millones por un convenio de colaboración vinculante ponen a los de la red de geolocalización en los 650 millones de dólares de valoración nominal. Yo sigo pensando que lo que se está organizando y posicionando es el futuro esencialmente y el modo en el que lo vamos a vivir, comprar y vincular a las empresas que diseñarán como nos acercamos a nuestros intereses más inmediatos.