Un mundo sin empleo
Ya hemos hablado de un mundo sin la mitad del empleo actual. Un mundo cercano y complejo repleto de sistemas automáticos y de robots. Sin embargo hay quien va más allá y lo hace desde un lugar donde, por experiencia, se define el futuro, Sillicon Valley. Hay quien habla de un mundo sin trabajo, sin empleo.
Steve Jurvetson, socio de la firma de capital de riesgo de Sillicon Valley DFJ, dijo durante el evento Xprize Visionering que el mundo tiene que pensar en cómo atenderá la cada vez mayor diferencia entre ricos y pobres y no en como va a ocupar a las personas que irremediablemente irán perdiendo sus puestos de trabajo.
Conocí a Jurvetson hace dos años en San Francisco. Este inversor de empresas de tecnología futuristas como SpaceX o la misma Synthetic Genomics, es un tipo que cuando habla parece definir con precisión un mundo que sólo él ve, pero que, sin embargo, a medida que te lo explica, lo comprendes y lo interpretas en toda su aplastante lógica.
Al igual que Jurvetson pienso que ‘el ritmo del progreso tecnológico está desacoplado de la economía y la brecha entre los ricos y los pobres no puede ya ir cambiando de dimensión estrechándose y encogiéndose como hizo en otros momentos de la historia’. Las clases medias menguan sin descanso y en algunos puntos del planeta incluso tienden a desaparecer para dar paso a otros modelos denominados ‘microburguesia low cost’.
Suponiendo como dice Jurvetson que ‘todas las industrias vivirán el momento en el que los robots y software se llevarán por delante el trabajo no deseado, no habrá empleo suficiente para todos los seres humanos’, entonces una pequeña porción de la humanidad controlará la tecnología de la información que permitirá esa ‘automatización global’. Eso, atendiendo a que la economía actual no funciona a ritmo de esos avances podría generar un escenario aterrador donde casi el 80% de la población en disposición de tener empleo no logre tenerlo.
Imaginar un mundo donde no fuera necesario apenas trabajar pues todo estaría automatizado parece ciencia ficción pero cada vez es menos ficción y más ciencia. Coches, transporte, operadores, mecánicos, manufactura, extracción, enseñanza, medicina y cualquier cosa que imagines ya tiene componentes automáticos o derivados que nos hacen ver como será el futuro inmediato.
El reto está en encontrar el modo que permita obtener de esa ‘maravillosa’ opción del ‘automatismo’ la consecuencia de acceso a los derechos fundamentales a toda la población mundial. Salud, conocimiento, cultura, alimentos. Un mundo robotizado para hacer más humana la vida. Para ello se precisa una ‘transición tranquila hacia el mundo de la abundancia’
¿Te lo imaginas? ¿Cómo será esa transición? ¿Cuándo?
Perder el tren de #Europa definitivamente
Ayer se pudo poner en contraste dos maneras de entender el debate europeo. Por un lado los ciudadanos pudimos asistir a un encuentro cara a cara entre Elena Valenciano y Ricardo Arias Cañete, ambos cabezas de lista electoral para las europeas del 25 de mayo en España. En paralelo y con escasa diferencia de tiempo, se desarrollaba otro debate entre los cinco líderes europeos en la Eurocámara. A simple vista, y viendo las imágenes de la escenografía y formato de uno y otro, ya te vas dando una idea de por donde fueron las diferencias.
El debate de los dos candidatos españoles fue encorsetado, rígido y encerrado en un plató, como siempre. El de los líderes europeos se adaptó a la grandiosidad del momento, la decoración propia de un show y la agilidad que precisa el público joven enganchado al seguimiento por varios, canales, pantallas y dispositivos. La evidencia de que en un lugar se pasaba trámite y en otro se disfrutaba era evidente. Convertir el parlamento europeo en una especie de jubilación dorada para políticos que, debiéndoseles mucho, estorban en la primera línea nacional, es un error que pagaremos.
Mirar las listas de algunos partidos da vergüenza ajena. El gasto en interpretes ridícula pues como mínimo un diputado europeo debería de dominar el inglés y, considero, alguna lengua más que la materna. Claro que, como no hay pruebas de acceso, únicamente cobro de servicios prestados, eso no cambiará en muchos lugares en tiempo. En este tipo de elecciones donde cuesta saber a quién votas realmente puesto que la conformación final del Parlamento y la Comisión depende de sus repartos a posteriori, lo más nutritivo es tomarse la molestia de ver quienes van en esas listas, que han hecho hasta la fecha y que conocimiento pueden tener de esa Europa del futuro que todos proclaman intocable. Si lo haces bien verás que unos se lo toman en serio y otros han detectado una residencia para la tercera edad política muy cómoda y bien pagada. Pero por suerte hay cosas destacables y positivas.
Me quedo con Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europa y su ímpetu por estimular un cambio de época desde su compleja posición. Esta mujer entiende el momento digital, el papel de las Startups y el valor revolucionario de la Nueva Economía. En una de sus cartas recientes aseguraba que el mundo se está moviendo muy rápido y que, por ello, ahora más que nunca está claro cómo las herramientas digitales sostienen y lo transforman todo. El mundo de 2014 no es el mundo de 2009 y cualquier presidente entrante tendrá que prepararse para el 2020 y más allá.
Recomiendo la lectura detallada del discurso de esta mujer. Habla con claridad de temas que muchos otros políticos o no quieren tratar o, lo que es peor, ni siquiera saben a que se refiere. Os he traducido dos fragmentos destacados pero os recomiendo la lectura completa. A su vez os dejo con el video en el que hace una llamada a las Startups de Europa enlazando con la redacción de un ‘manifiesto’ en ese sentido. Está también en español.
Se mire por donde se mire, lo digital está alterando y transformando nuestro entorno. Como lo hizo Amazon en el mundo de los libros o la logística, Spotify e iTunes en el de la música, Uber en el de los taxis, Airbnb en el de los hoteles, Netflix en el de la TV, Skype y WhatsApp en el de las comunicaciones y otros. En el futuro estas transformaciones podrían extenderse a la forma en que entregamos la educación, energía, salud y mucho más.
Por eso hace falta un presidente totalmente digital que haga que su prioridad sea gestionar y abrazar el cambio. No sólo con palabras, ni con bromas sobre el uso de iPads y Twitter. Eso es algo que he sufrido en los últimos cinco años. Palabras no serán suficientes. Esto requiere la superación de los sistemas de una herencia antigua, rompiendo barreras, y haciendo frente a los intereses creados.
Más allá de las redes: se trata de todo el ecosistema innovador apoyado por la internet. Es fácil para cualquier político para hablar de liderazgo innovador europeo. Sin embargo, hoy en día, para cualquier empresa joven, digital significa innovador y novedoso medio digital. Los dos son inseparables; el apoyo a uno significa abrazar la otra: la UE del mañana tiene que permitir que el entorno en el que ambos puedan florecer. No os parece que, a pesar de que son palabras, hay una Europa con gente empujando y otra que sigue mirando como el tiempo transcurre.
Prefiero la Europa de la señora Kroes, la del debate de #tellEurope de ayer y la de muchos eurodiputados con los que he tenido el placer de reunirme estos cinco años para hablar de ‘tecnosociedad’, futuro y cambio de modelo económico. Haber sido parte de un grupo de trabajo en el Seventh Framework Programme me ha servido para aprender muchas cosas extraordinarias y para descubrir otras menos agradables.
Las dos maneras de ver el futuro de Europa lo resumo en tres fotos. Una es la que, mientras los dos cabezas de lista de los dos ‘grandes’ partidos en liza en España no abordaron el tema de Catalunya, en el otro debate se puso sobre la mesa sin problemas. Otra fue la que, a la vez que Europa escuchaba las redes sociales para que los políticos respondieran a tiempo real, Cañete y Valenciano seguían a la suya. La tercera fue el instante que los cinco de Bruselas abordaban temas tecnológicos y los dos de Madrid seguían con el ‘tu lo hiciste peor cuando gobernabas’.
Para no sentir como perdemos el tren de Europa, el tren del futuro definitivamente, me quedo con la Europa que se respira y vive por aquí de momento. Estoy convencido que el tren no pasará muchas más veces, pero volverá a pasar y nos ofrecerá la oportunidad de subirnos. ¿Nos estamos preparando para ese momento? No lo tengo claro.
¿Debe preocuparte una nueva burbuja tecnológica?
Nuestra economía es cíclica. Lo es porque el capitalismo pivota. Es su esencia. Siempre experimentamos ciclos y carencias. No hay ningún punto de estabilidad garantizado pues acabaría conceptualmente con él propio sistema. En tres décadas, dos de las cuales las he podido vivir directamente, el mundo ha sufrido probablemente unos cuatro burbujas. El colapso bancario de 1987, el hundimiento de las puntocom y la crisis financiera reciente entre otras. Ahora bien, durante esos mismos años de pánico el mundo ha vivido una etapa de una inédita innovación.
Las causas de esas explosiones con efectos devastadores y, a la vez, enormes beneficios posteriores, se debe a dos actores principales: el especulador y el creador de valor. Si estás especulando, vives pendiente de una burbuja, si eres un creador de valor, te la trae al pairo.
El especulador busca en sus apuestas lícitas y respetables (me gané la vida durante años así) los cambios del valor de las cosas en mercados. Ayuda claramente a que esas apuestas adquieran relevancia o atractivo en si mismas. El constructor de valor intenta generar algo cuyo objetivo sea crecer y prosperar sin sentirse afectado por los cambios del mercado. A veces, entre los segundos hay muchos de los primeros. ‘Emprendedores’ empujados por un viento ‘de moda’ con el que especular.
La burbuja puntocom explotó por la ingente cantidad de ‘empresarios’ que se dedicaron a desafiar el valor real de sus productos. Sobrevivieron los que realmente lo hicieron con el objetivo empresarial más cierto. Siempre me acuerdo de algunas plataformas patrocinadas por bancos, a miles de millones, que se fueron por el desagüe frente al éxito de la constancia de otros como por ejemplo idealista que superó aquella etapa.
En aquellos años de la última burbuja tecnológica y emprendedora el mercado estaba hambriento de empresas web, de modelos económicos digitales replicados y replicantes, donde nadie atendió a las reglas básicas de la economía de escala. La física y la gravedad se imponen siempre y en aquella época lo hizo con violencia.
Recuerdo una conversación con un ‘emprendedor’. Fue hace ya mucho tiempo. Se acababa de producir la adquisición de la famosa ‘wanadoo’. El hombre escuchó una de mis ideas de colaboración que respondía a crear una empresa de crecimiento razonable a una velocidad lógica a mi entender. El tipo declinó argumentando que su intención era subirse a la ola monumental que muchos estaban tomando.
Este ‘emprendedor’ inversor me dijo que la cosa tenía que ver con negocios, pero que daba igual si eran o no sostenibles o si el cálculo daba negativo lo tomaras por donde lo tomaras. Lo que me fascina de todo lo que vino después es que, cuando las aguas volvieron a la tranquilidad y sus negocios habían desaparecido engullidos por la resaca, entre tanta miseria y desolación se podían empezar a divisar los ahora inmensos Google o Amazon.
Del destrozo nació nuestra actual escenografía, nuestro presente depende de aquel desastre y nuestro futuro del que ahora se está larvando.
Años después, cuando colapsó el mundo en 2008, Google y Amazon lo miraron desde otro universo. Lo hicieron porque a diferencia de otros, ellos creaban valor. Si tu empresa no es más que una réplica que no aporta nada, si tus servicios los ofrecen muchos otros, si lo haces porque lo hacen los demás o porque está ‘de moda’, estas en condiciones de que te explote la burbuja en toda la cara.
Hace unos días me entrevistaron en TF1 sobre todo esto. Me presentaron como alguien que había ‘predicho’ al menos tres esas cuatro burbujas y me cuestionaron sobre la siguiente. Mi opinión, aun por clarificar, se basa en la localización exacta del lugar que ocupa el ciclo económico actual. Si estamos decayendo todavía, subiendo o estabilizando establecerá unas u otras perspectivas.Sin embargo, y esto es pura síntesis tras haber vivido al menos cuatro ciclos, si eres un especulador, o estás subido en una moda empresarial o socioeconómica concreta, debes atender muy bien el punto en el que se encuentra, te lo juegas todo y puedes ganar mucho o perderlo completamente. Si lo que eres es alguien que aporta algo nuevo, valor y producción real, debe importante muy poco. De verdad.
Sin embargo, aunque seas un emprendedor que aporta valor y que tiene objetivos que no dependen de los ciclos, necesitas tomar precauciones. Según el gran Barry Schuler los elementos a tener en cuenta ante la gestación de una burbuja tecnosocial serían: acumular efectivo, no especular con tu marca, respetar a los inversores, tener claro cual es el valor de tu empresa, ejecutar en los tiempos buenos como si fueran malos y definir un plan de contingencia para cuando tu valor pierda tracción.
Los avances tecnosociales en impresión 3D, en la Internet de las Cosas, en modelos Big-data y en cualquiera de las disciplinas y los campos que comentamos aquí muchas veces, no están exentos del riesgo de jugar en el campo de la economía tradicional. Lo miserable de todo es que los avances de la humanidad dependen de las crisis y las empresas que cambiaron el mundo surgieron de una ‘buena’ explosión de alguna burbuja. Bienvenida sea esa explosión si tras ella, una vez disipada la niebla, aparecen grandes proyectos que definan un mundo mejor. Así paso, así pasará.
Conocimiento ‘low cost’ e inteligencia ‘premium’
Eso de que ‘todos somos iguales ante la Red‘ podría estar viviendo sus últimos meses. Hasta la fecha, Internet y los servicios que se derivan son accesibles de un modo similar y en las mismas condiciones por todos. La Red es lo que es precisamente por eso. Ese principio ha supuesto el mayor estimulante para el cambio radical que ha vivido el planeta en apenas un cuarto de siglo y esa consagración está ahora en jaque.
La Comisión Nacional de Comunicaciones de Estados Unidos está preparando una norma que podría poner fin a al principio de ‘neutralidad de la Red’. La votación a finales de año tiene muchas probabilidades de aprobarse. Al parecer se debe a la reclamación de las operadoras de telecomunicaciones en los últimos años. De hecho se basa en una sentencia judicial a favor de Verizon, que demandó a la FCC por prohibirle establecer diferentes velocidades de descarga. Esta reforma puede permitir que las empresas de telecomunicaciones concedan mayor velocidad a aquellas empresas que requieran grandes velocidades de acceso a la red siempre y cuando paguen un precio extra. Es decir, la creación de dos ‘Internets’ una de pobres y otra de ricos.
Este debate parece solo abierto en Estados Unidos pues en Europa seguimos con otros temas más importantes como los agujeros de seguridad de un navegador u otro.
La derivada inmediata será el encarecimiento de todo cuanto ahora es ‘low cost’ y que está, según nos dicen los interesados, ‘destruyendo’ la industria del cine, la música y otros. A partir de un momento determinado las empresas de streaming como Netflix, Amazon Instant Video u otros, deberán pagar mucho más para acceder por la vía rápida. Así mismo esto le pasará a Skype, Google Hangout y las compañías que se dedican a dar servicios de llamadas VoIP, videoconferencias y derivados.
En un primer momento quien pagará ese sobre coste será el usuario final que tendrá cuotas por servicios ‘on demand’ o tarifas planas mucho más caras. Sin embargo a medio plazo las empresas que viven casi enganchadas a cualquiera de esos servicios de transmisión de datos masivos se verán obligadas o a reducir sus conexiones o a encarecer sus productos en segunda instancia. Está claro que se avecina un tropiezo monumental respecto al progreso de la humanidad.
Facebook, Twitter, Yahoo y Google dependen de esa neutralidad en la red y medidas de este tipo incomodarán a sus ‘clientes’ o usuarios. Dependen de la ‘gratuitidad’ de sus modelos para facilitar la masa crítica, el long tail y la acción publicitaria como principal factor de supervivencia. Muchos, como Skype, ya han acusado a algunas operadoras de ralentizar su servicio cuando perciben que se sobrecargan sus mecánicas. Aseguran que cuando el servicio es deficiente es por una mala práctica de las operadoras de telefonía en datos para que el ‘cliente’ regrese a la llamada tradicional.
Sin embargo a mi me preocupa que una medida de este tipo pone claramente el peso de la balanza en las grandes empresas y deja a las más modestas en una posición que el mundo analógico ya nos garantizaba. La red permite ahora que una pyme en un pueblecito de Huesca ofrezca un escaparate en la red ágil y eficiente a nivel de cualquier mastodonte de California en la venta de productos por la red porque tienen conexiones y accesos similares.
Es cierto que como usuario de Internet ya estamos viviendo diferentes velocidades de conexión. Las diferentes modalidades de conexión en 3G, 4G, ADSL o fibra ofrecen un catálogo para el cliente final. Pero ese cambio de patrón en las velocidades de Internet podría estar buscando dar una vuelta de tuerca más a eso que tanto preocupa a nuestros ‘dirigentes’ de medio mundo: controlar. Una autopista de la información de peaje es menos peligrosa. Si para tener un buen acceso a la red debes tener una conexión superior, la información a la que podrás acceder también será menor o de peor calidad. El riesgo es que la información se distinga entre el conocimiento ‘low cost’ y la inteligencia ‘premium’.
Cuando 2+2-5 son 4
Normalmente a los datos económicos oficiales les suelo dar la credibilidad exacta tras una revisión lógica. Aquellos que representan aritmética de primer grado los digiero sin contemplaciones, pero cuando son resultado de una triangulación de operaciones o de interpretaciones del anunciante los pongo en cuarentena. Lo he hecho siempre y eso me ha permitido en muchas ocasiones descifrar y leer entre líneas para luego tomar decisiones. Incluso le llaman ‘método’.
En época electoral mi confianza es incluso menor. Aquí ya no cabe nadie con cordura. Los informes, titulares y fuegos artificiales se mezclan en una orgía infecta de declaraciones que sólo buscan puñados de votos tras cada frase. Es un insulto a la inteligencia publicar que según la EPA ‘el paro ha bajado en 2.300 personas durante el primer trimestre de 2014, registrando así su primer descenso en un primer trimestre desde hace diez años’. Sino fuera por lo serio del asunto, y de que estamos en cifras de que 1 de cada 4 españoles en edad y condición de trabajar no lo hace, un titular como ese, debería de ser penalizado por tóxico y falto de la más mínima ética. Las cifras reales son las que son y deben de ‘triangular’ de manera objetiva y no tomando la parte que interesa. Tienes 2, te dan 2 más y te olvidas que debes 5. Resultado según el método ‘ibérico’, te quedan 4.
La realidad pesa como el plomo y la verdad es que en el primer trimestre de este año se destruyeron 184.600 empleos, 51.000 de los cuales eran indefinidos. Además, para maquillar en la medida de lo posible en fechas tan ‘señaladas’ los empleos destruidos entre enero y marzo pertenecían al sector privado, pues el público ni se toca aunque no haya manera de pagarlo y el déficit siga disparado. Es más grave aun, resulta que para que esas cifras sean menos dramáticas en cuanto a destrucción de empleo
Hemos dicho muchas veces que ante nosotros se presenta una oportunidad histórica y trascendental. Convertir nuestro entorno inmediato en un enclave tecnológico, emprendedor y de cambio intenso. Sin embargo seguimos en manos de quienes consideran más importante inventar discursos anestésicos que en ponerse el arriesgado trabajo de cambiar la sociedad y su modelo de crecimiento anticuado.
Sin embargo no sólo es culpa de los que dirigen. Hay para todos. Empiezan a notarse los primeros síntomas de ‘recuperación’ en las ganas de comprar vivienda, invertir en suelo o de tocar ladrillo. Si, lees bien. Resulta que las ‘clases propietarias’ tienen la confianza recuperada, la que perdieron con el pinchazo de la burbuja, que les dice que si no aprovechan ahora el momento ‘low cost’ del tocho estarán perdiendo ‘la gran oportunidad’.
Triste panorama si volvemos a eso. Por suerte el mundo se mueve en paralelo a estos genios. La empresa, muy castigada por años de desinversión, se ha adaptado y empieza a dar frutos en la vertiente de la innovación, de la internacionalización y en la consecución de retos. Lo hizo por su cuenta, lo sigue haciendo. Los emprendedores y empresarios que no leen periódicos sino libros electrónicos están dando la vuelta a la situación con un esfuerzo que los políticos no pueden ni siquiera imaginar.
Mientras unos organizan ‘foros de debate’, desayunos coloquio y meriendas distinguidas para hablar, hablar y hablar sobre lo de siempre y sobre ‘nuevas tecnologías y emprendedores’ donde solo van políticos y funcionarios, otros, los que deben pagar nóminas, impuestos y poner en juego todo, siguen pensando como innovar, competir en el exterior y sumar para generar riqueza y empleo del de verdad.
La austeridad se llevó por delante a millones de personas, la crisis financiera a miles de empresas y los discursos que manipulan se ventilaran el ímpetu de muchos que creyéndoselos podrían perderlo todo. Hay que dar herramientas concretas y reales a los que pretenden apostar todo su patrimonio por un sueño que podría ser motor de cambio social y estímulo para una mejora de la economía a medio plazo.
¿No han aprendido nada? De aquella hostia monumental que llamaron ‘desaceleración’ al insulto a la inteligencia de los ‘brotes verdes’, no hay mucha diferencia a decir que ‘la recuperación ha llegado’
Yo no quiero recuperación, no hay nada que recuperar. Si lo que vamos a estimular es el deseo de comprar vivienda para especular, de generar valor sobre la nada y a dar sentido a todo cuanto se convirtió en barro, habremos perdido la gran oportunidad como generación.
Vivimos tiempos de cambio, un cambio de época, hay países que lo han entendido, se han puesto manos a la obra. Vivo en uno de ellos. Ya nada será igual y mantenerse en frases hechas, discursos biensonantes e interesados, electoralistas o cobardes, alejados de la alta política que exige sacrificios de los dirigentes, inversiones en talento, tecnología y redes, que obligará a terminar con oligopolios industriales y de comunicación, donde las cosas que son normales en otros países (ahora ya más avanzados) también lo sean en el nuestro y donde, a medida que lleguen, los avances tecnológicos se asuman con entusiasmo y no con preocupación.
Hay países donde las leyes permiten el avance de la tecnología, son el futuro. Hay otros que mantienen normas o imponen nuevas para inmovilizar esa llegada implacable de lo irremediable. Solo lograran retrasarlo, pero en ese esfuerzo, el daño que harán es enorme.
Robotizar el periodismo
En un informe reciente publicado por la compañía CareerCast sitúa al periodismo como el segundo peor empleo al que se puede aspirar. Como curiosidad, a un periodista sólo lo envidiaría un leñador. Además, según ese estudio, las perspectivas de empleo para los periodistas se reducirán un 13% en apenas ocho años. Pero una cosa es la expectativa profesional y otra que la profesión esté mutando. No voy a entrar en el análisis de la utilidad o la derivada que los expertos e implicados ya protagonizan casi a diario con el manoseado debate de que ‘el periodismo debe reinvetarse, adaptarse al momento o encontrar su modelo de negocio’. Mientras se sigue despistando con ese discurso facilón y poco exhaustivo la historia acelera en paralelo y se lo lleva todo por delante.
Es habitual que directores de medios teoricen sobre cual debe ser el santo grial del asunto y que la ‘salvación del periodismo’ sea localizar un proceso rentable entre noticia y lector. Lo dicen aquellos que ponen como ejemplo de ‘buena práctica’ cobrar una cuota por noticia o una tarifa por sección. Obviamente no están ni en la misma dimensión del problema. Preocupante, pero no sorprendente.
Sin querer darle más importancia, que la que hoy por hoy debe aceptarse, quisiera dejar para la reflexión colectiva (del colectivo afectado sobretodo), la que se les viene encima, como a tantos y tantos sectores y profesiones, con eso de la automatización de las cosas que no se podían automatizar.
Hoy quiero debatir sobre el periodismo robótico llamado actualmente ‘quakebot’ en honor al desarrollo matemático que inició un modelo similar a una redacción de un suceso en 2010. En concreto hablamos del papel que jugó este algoritmo en la rápida publicación de una noticia sobre un terremoto menor en California y que puso en punto de análisis el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Resulta que Ken Schwencke, periodista y programador de Los Angeles Times, fue el primero en dar la noticia de que la ciudad de Los Ángeles había sido sacudida por un importante terremoto. Se despertó por las sacudidas a las seis de la mañana del lunes 17 de marzo, puso en marcha su computadora y se encontró con una historia breve sobre lo ocurrido hacía apenas unos segundos, cortesía de un robot, un algoritmo desarrollado por él y que bautizó con el nombre de “Quakebot”. El curioso efecto de Quakebot en la inmediata confección del documento sobre la historia del terremoto llevó a los observadores de la industria a discutir el papel de los robots en el periodismo del futuro.
Uno de los principales exponentes del periodismo robótico es Noam Lemelshtrich, rector de la Escuela de Comunicaciones del Centro Interdisciplinar de Herzliya, en Israel. Latar escribió, entre otros, diversos estudios sobre el tema: “El futuro del periodismo: inteligencia artificial e identidades digitales” [The Future of Journalism: Artificial Intelligence and Digital Identities] e “Identidades digitales y contenido periodístico: cómo la inteligencia artificial y el periodismo pueden trabajar juntos y por qué eso interesa a la sociedad” [Digital Identities and Journalism Content: How Artificial Intelligence and Journalism May Co-develop and Why Society Should Care].
Desde hace décadas, las computadoras han estado ayudando a los periodistas a redactar y a descubrir hechos. La prospección de datos y la analítica ayudan a los periodistas a hacer periodismo de investigación. Ahora, el periodismo robótico son programas de inteligencia artificial que recopilan los hechos y los redactan en una fracción de segundo. Sería la high frequency knowledge en su máxima expresión.
Hoy ya tenemos historias publicadas en Los Angeles Times, en Forbes y en otras revistas que no han contado con ninguna intervención humana. El programa de Inteligencia Artificial escribe la historia y el nombre acreditado del periodista, en realidad, es el nombre de un robot. Hay una empresa llamada Narrative Science, en Illinois. Las rondas de inversión de esta empresa son desorbitadas y provienen de actores que sorprenderían a muchos pero que demuestran que el camino ya se ha empezado a labrar.
Cuando estuve en el MIT participando en un programa de investigación sobre tecnologías de la comunicación hace unos años pude ver alguna de estas criaturas sintéticas dar sus primeros pasos. Sin embargo esto irá rápido pues el periodista-robot tiene algunas ventajas innegables. Nunca olvida los hechos, investiga rápidamente y jamás pide un día libre. Consigue escribir una historia en pocos segundos y si el programa ha sido escrito correctamente, el robot no será ni siquiera partidario de nada o de nadie, será totalmente objetivo.
Esto es muy importante, si el periodista-robot está programado correctamente, podrá ser totalmente imparcial.
Creo que cuando se habla de hacia donde va el periodismo y su modelo de negocio deberían decir que va al ‘periodismo sintético o robótico’. El dinero de la publicidad está migrando actualmente de la prensa escrita a Internet. ‘Los optimistas consideran la llegada del periodismo robótico como la inauguración de una nueva era realmente positiva, en que los periodistas no desaparecerán, pero se verán forzados a pensar de nuevo en cómo hacer análisis innovadores y más profundos. Por lo tanto, todo depende de cómo vea el vaso, medio lleno o medio vacío’.
Ken Schwencke dice que el periodismo va a mejorar. ‘La amenaza del periodismo robótico siempre existirá. Cualquier periódico —electrónico o impreso— que compre en los próximos años, tendrá buena parte de sus reportajes escritos por periodistas robots. Pero las personas continuarán buscando a los periodistas humanos, porque ellos siempre tendrán un valor de más, una innovación a añadir y una nueva perspectiva. Por lo tanto, lo considero una fuerza positiva para el perfeccionamiento del periodismo del futuro.’
Otro aspecto de esa cuestión es que hoy tenemos una publicidad dirigida. El periodista-robot será capaz no sólo de redactar un tema, sino también de enviarlo inmediatamente a quién se sepa que le interesa ese tipo de información. Por lo tanto, tendremos una automatización completa de la búsqueda de noticias, análisis de reportajes, redacción y dirección de la información.
Por cierto, si eres abogado también tienes algo que leer acerca de los abogados robóticos pues como indica CNN ‘la abogacía está siendo reconfigurada por las nuevas tecnologías de automatización que permiten a los bufetes jurídicos realizar trabajo legal en una fracción del tiempo y con menos recursos humanos. Pensemos en Watson el sistema informático de inteligencia artificial desarrollado por IBM como un abogado’.
Robots en la cola del paro
Empresas que intenten pintar de bondadosa una decisión que en realidad representa todo lo contrario es algo a lo que estamos acostumbrados. Ahora le toca a la todopoderosa Toyota. Resulta que el fabricante de automóviles japonés ha decidido retirar algunos robots de sus cadenas de montaje y sustituirlos por humanos.
El presidente de Toyota, Mitsuru Kawai, en un alarde de humanidad y generosidad hacia la especie de la que es miembro, ha dicho que ‘a la larga, las personas son más eficientes que las máquinas’. Despues marchó a comer y, tras utilizar una docena de dispositivos automatizados y robotizadas que nos hacen la vida ‘más humana’ se ha quedado tan agusto y se ha ido a hacer la siesta japonesa supongo.
Resulta que Japón es el segundo país del mundo (solo por detrás de Corea del Sur) con más robots trabajadores, más de trescientos mil, pero al parecer la precisión de éstos no llega a la necesaria y los errores en la producción se acumulan hasta el punto que acaban de anunciar la llamada a revision de vehiculos entregados más grande de la historia.
La casualidad y el orden de diffusion de las dos noticias no deja de ser interesante. Primero te comento que vamos a dar un giro hacia la humanidad, luego que las maquinas son un desastre y finalmente que mas de seis millones de coches vendidos y pagados estan es seria sospecha de no estar bien terminados.
Creerse que esta decision es la reconquista humana del espacio perdido es un error. Esto solo tiene que ver con el envejecimiento o mala práctica de los sistemas automaticos de la multinacional nipona. La noticia es tan absurda que hasta da vergüenza ajena verla en tantos medios de comunicación ‘serios’ sin ningun analisis ni estudio complementario. Al estilo ‘teletipofago’ que nos tienen acostumbrados si la noticia proviene de una empresa que gasta mucho en publicidad, tenemos ahora esta ‘curiosidad al cuadrado’ sobre la conveniencia de poner humanos donde las maquinas cometen errores de precisión. ¿De que parte del proceso hablamos? ¿Soldaduras, pintura, ensamblaje, conectores o diseño? Obviamente el problema no es de una máquina, en todo caso de quien la mantiene, fabrica o controla. En todo caso es una noticia engañosa, tendenciosa y maniquea.
A la tecnología no debemos tenerle miedo. Está y se quedará, lo robots nos harán la vida más facil y más nutritiva. Nos van a sustituir en casi todo y mejoraran la sociedad y sus derivados mientras nosotros haremos otras cosas. Es así y no hay vuelta atras, solo podemos irnos preparando, estableciendo el espacio, el modelo y el control de los tiempos. Los automatismos llegarán a cambiar, incluso, el valor de la experiencia y del razonamiento ante una duda. Pasará aunque a Toyota le salga más caro.
Ahora bien, el problema de Toyota es que no tiene actualmente máquinas capaces de sustituir a un equipo de personas pues les falta precisión y flexibilidad. No pueden sustituirlo por un sistema capaz de configurar rápidamente las máquinas para que un cambio simple no sea algo muy complejo. Ese cambio una persona lo puede hacer en un instante y las maquinas que ahora tiene Toyota no lo permiten. Aunque tambien podria ser que el error estuviera en quien fabricó los robots y estos deban ser sustituidos y mientras se ponen de acuerdo la cosa precisa de una salvaguarda humana que va necesitada de trabajo en estos días.
En todo caso, quien considere que la tecnología del futuro tecnosocial, la hipersociedad digitalizada y el trabajo robotizado podria ceder espacios a una mayor interaccion analogica comete un grave error de analisis, comprensión y táctica. A título individual será una pérdida de perspectiva, a nivel empresarial será un error estratégico. En serio, hay que pensar en clave del futuro que sabemos es inminente. Girarse no sirve, creerse fabulas como la de Toyota tampoco.
¿Quieres una bicicleta social?
En plena gamificación de la vida cotidiana, cuando la relación entre las cosas y su conectividad empiezan a ser cada vez más habitual, una compañía norteamericana ha presentado la bicicleta social que combinan tecnología inalámbrica con una plataforma social de intercambio de bicis. Plataformas, usuarios sin intermediarios, modelos de compartir todo y cesión temporal de objetos van derramándose por la sociedad del nuevo modelo socioeconómico.
Sin salir de ese extraordinario mundo de la economía colaborativa y de las relaciones distribuidas, el nuevo ciudadano hipersocial va ocupando espacios que, aunque parezcan de escasa relevancia, conquistan el futuro. Por ejemplo, con esta bicicleta social. En lugar de mantener las bicicletas encerradas en almacenes, una compañía propone dotarlas de seguridad y geoposicionamiento para que se utilicen de forma compartida. Su uso es parecido al sistema público que utilizan muchas ciudades del mundo pero va un poco más allá permitiendo que éstas dispongan de todo tipo de elementos para un uso más sofisticado y enriquecedor.
Os hablo de SoBi, como podria hacerlo de Zagster. El sistema es fácil y funciona con números PIN temporales y una aplicación de soporte, pero el avance que interpreto es la universalidad que busca. Es decir, cualquiera puede proponer este uso y asignarse a la plataforma, solicitar bicicletas para su ciudad y empezar el proceso. Algo parecido a lo que comentabamos con los hoteles del futuro.
Ya nadie se librará del cambio, ni los que pensaron que poniendo bicicletas en una esquina de una gran ciudad entraban por la puerta grande del futuro. Resulta, que esa puerta solo conduce a la antesala de todo cuanto queda por ver.
Airbnb y los hoteles del futuro
La semana pasada estuve en las oficinas de la central europea de Airbnb en Dublín aprovechando la invitación de sus responsables locales. Ya conocía a la empresa que cubre cerca de medio millón de propiedades en 192 países y casi 34.000 ciudades del mundo. Relativamente joven, fue fundada en San Francisco en 2008, ya vale más de 10.000 millones de dólares. No es sólo una de las nuevas socias del selecto club de las megastartups, también es un referente más de lo que aquí definimos a veces sobre el futuro de la economía y sus procesos en plena metamorfosis.
Darle la espalda al tsunami no garantiza que no se te lleve por delante, lo único que pasará, si te giras, es que no sabrás cuándo sucederá.
Ya pasó con la música, pasara con los libros, paso con los viajes y pasará con miles de millones de empleos, todo cambiará y lo hará rápido. Los intermediarios, la cadena de valor entre cliente-usuario y producto cada vez es menos curva, menos compleja y utiliza la tecnología para simplificarlo todo, hasta el punto que los intocables pueden estar también en fase de extinción.
Las agencias de viajes vieron su negocio quebrado cuando desde un ordenador cualquiera podía organizarse un viaje, comprar un billete de avión o relacionarse con el hotel o guía en la otra parte del mundo. Luego esas plataformas vieron como en algunos casos los usuarios-clientes ya no estaban solo dispuestos a reducir costes con webs donde paquetizar todo eso. Poco a poco el usuario deja de ser cliente y pasa a ser otra cosa difusa que la Nueva Economía esta descifrando todavía. Es en ese momento exacto que toman fuerza y valor proyectos que se llevan por delante el asunto.
Airbnb no deja de ser un exponente más, como tantos, de que los intermediarios, en todo, desaparecerán y lo harán rapidito. Ser el de en medio no tiene futuro. O eres cliente o eres productor. Lo unico que se necesita ahora es un canal que los vincule y este ya no precisa de una cadena de sucesos, de procesos encadenados que encarecen. Ahora solo es preciso tecnologia. En 2012, estos de Airbnb cuya sede europea abarrota una nave industrial al norte de la ciudad, gestionaron 10 millones de noches en reservas de habitaciones, apartamentos y casas particulares.
Es cierto que la economía digital y sus procesos requieren muchas mejoras y adaptaciones cuando la traspasas a lo analogico. El ejemplo de Airbnb es evidente y fueron muchos los problemas que vivieron en el pasado. Problemas que surgieron de demandas por destrucción de algún apartamento, situaciones irregulares en el uso de los mismos, redadas por prostitución, huéspedes insatisfechos y que provocaron que la empresa lanzara una ‘garantía para anfitriones’ consistente en una protección de daños hasta el millon de dolares con Lloyd’s of London.
Con el tiempo, algunos de los impedimentos a ejecutar una transacción ‘hotelera’ en algunos países y ciudades desaparecerán. La evolución natural de la economía nos lo garantiza. Mas facil, mas barato, mas rapido y con menos complicaciones. Aunque en enero de 2013, un usuario de Airbnb fue condenado a pagar una multa de 2.400 dólares a la ciudad de Nueva York por el alquiler de su habitación en Airbnb con el tiempo esto será una anécdota.
Los hoteles se la tienen jurada. Como se la tuvieron jurada antes a otros actores del tema. Por ejemplo, los hoteles y las grandes cadenas se enfrentan de cara a los cupones descuento o al método grupal. Es un error ponerse de culo al progreso. Darle la espalda al tsunami no garantiza que no se te lleve por delante, lo único que pasará si te giras es que no sabrás cuando sucederá.
En estos momentos, Airbnb vale 10.000 millones, Hyatt Hotels 8.000, Wyndham 9.400. Me imagino a una gran cadena hotelera ‘mutando’ su negocio, comprando a los de ‘las habitaciones’ y estimulando un modelo de negocio aparentemente antonimo a ellos pero que no deja de ser un modelo de hostelería del futuro. Al tiempo.
Se escapa el futuro
Has oído hablar de la ‘I’, de la ‘D’, de la otra ‘i’ y sobre todo de la ‘d’ final. Todas juntas componen una cosa que queda super ‘cool’ y que no hay político que no utilice en un momento u otro del día como si de una necesidad fisiológica se tratara. Hablamos del I+D+i+d. Investigación, desarrollo tecnológico de sus resultados, innovación aplicada a la producción de nuevos productos y servicios y el diseño de los mismos para conectar con las necesidades y demandas del mercado. Lo hacen para parecer modernos y por que seguramente han escuchado que la creación de nuevas actividades generadoras de empleo capaces de estimular un nuevo modelo económico y productivo que España necesita urgentemente, dependen en gran medida de esas siglas que riman.
Sin embargo las palabras se las lleva el viento, la idiotez supina, la falta de memoria y las discusiones sobre la repetitiva y pueril rueda de prensa de algún futbolista venido a héroe. Las promesas de inversión en lo que esas siglas significan son eso, promesas. La realidad es que han descendido los programas que los impulsan. Y no solo es grave que se recorte en lo estratégico, en aquello que debería marcar la nueva esencia del crecimiento económico, sino que lo terrible es que se de muestra tan clara de la incapacidad de construir y articular un modelo eficiente para los requerimientos de las empresas que quieren y no pueden ser competitivas muchas veces por no encontrar ninguna facilidad, e incluso por estrellarse contra dificultades severas.
No es necesario inventar, con copiar los modelos que funcionan extraordinariamente en países mucho más avanzados tecnológicamente que el nuestro. Por lo menos deberíamos preguntarnos el motivo por el que no hay manera de lograrlo. Seguramente es que no está en la agenda real. A mi modo de ver, no deberíamos votar a nadie que no plantee un verdadero diagnóstico esencialmente correcto del estado del asunto y que, por derivación, trasladara las decisiones necesarias para construir un eficaz sistema en I+D+i+d. Esa debería ser la prioridad nacional, el punto de partida de la revolución socioeconómica que nos conectaría con el mundo.
La escasa inversión aplicada a la investigación y al desarrollo tecnológico nos aleja del futuro, nos condena. Los presupuestos generales del estado necesitarán más de dos décadas para ponerse en niveles de inversión anteriores al 2008 o 2009. De lo perdido ya no se puede hacer mucho, pero de lo que queda por conquistar si. Mantener esta atonia, esta desidida y sazonarla con discursos vaciós y falaces debería ser delito. Seguimos en eso de la política en ‘play back’. Unos hacen como que cantan y otros finjen que se lo creen.
Un buen amigo mio, dedicado a la investigación que vive en París, me contaba como la innovación aplicada surge de la creatividad y del diseño, siempre es así. Me decía que una Europa innovadora depende de sus gentes creativas, de su capacidad para gestionarlas y de darles escenarios de desarrollo. Lo vemos y lo sabemos. Este buen amigo pertenece a la agencia francesa de investigación y planificación y de él emanan muchos de los programas que están modelando nuestro futuro. De esto sabe algo. Me decía que los que inventen serán libres. No es cuestión de emprender o no. El futuro ni tan siquiera depende de los que dicen cuidarlo en nuestro nombre. El tiempo pasará y seremos nosotros los que recogeremos sus migajas o sus retos.
Yo no me voy a esperar a que un pelotón de asustados por perder sus butacas rebosantes de privilegios decida por mi. Yo ya he decidido a título personal e íntimo pero se hace imprescindible que esta gente que asegura trabajar para y por nosotros convoquen un auténtico cataclismo intelectual que conforme de manera disruptiva las claves del futuro y del progreso tecnológico. Si no hacen nada, el futuro se escapará de nuevo. Hace décadas se decía que ‘los inventos venían de fuera’ y parece que nos eso nos está bien. Ya pasó antes y tiene pinta de que va a volver a pasar a menos que hagamos algo.
Vivo para trabajar, mi trabajo es vivir
En plena puerta de acceso a uno de esos vuelos de conexión a ningún lugar, me encontré hace unos días a mi amigo Erwin Rauhe, Presidente de la Cámara de Comercio Italo-Alemana y uno de los máximos responsables de BASF para Europa. Apenas unas frases y unos comentarios casi sin espacio para profundizar, pero siempre nutritivos para reflexionar durante el viaje.
Decía Erwin que ‘las cosas van bien o mal no tanto en base a lo que la gente considera por cuanto sabe o siente sino por lo que escucha en las noticias o le trasladan los flujos informativos’. Ahora por ejemplo estamos viviendo el nacimiento de una teoría sobre ‘la recuperación’ que no deja de sorprenderme.
La más que probable aportación de cifras y datos en positivo no responde tanto a que las cosas estén mucho mejor sino a que estas se comparan con el miserable dato anterior. Hay políticos que si dijeran la verdad se sonrojarían pues sería su estado excepcional. Cuando dicen que ya se notan signos de mejoría deberíamos examinar de que mejora hablamos. ¿Estamos subiendo la escalera de nuevo o simplemente nos hemos levantado tras caer por ella? tiene mérito hacerlo, no lo dudo pero ¿y si ese aparente paso hacía arriba no es más que el hecho de apoyar el pie en el primer escalón aturdidos y sin pretender subir ninguno de ellos todavía?
En mi corta conversación con alguien como Rahue, conocedor del modelo empresarial europeo en su complejidad, desde la diversidad del sur hasta la exactitud alemana, me quedé con el mensaje sobre el trabajo como factor transformador en una etapa histórica sin precedentes en lo moral, social y tecnológico.
Cuando hablamos de que sobrará la mitad de la población ocupada del planeta en unos años, hablamos de que el ‘trabajo’ como puesto a ocupar va a cambiar radicalmente y lo que ahora denominamos empleo se definirá por otros factores. Sin embargo, a mi modo de ver, el progreso, el estímulo, el deseo por aprender y por ser mejor, pasa por volver a poner el trabajo en el centro de los valores.
Eso es algo que vale para el pasado, el futuro, para cuando el empleo se media en porcentaje y para cuando se mirará como algo menos claro. Habrá que renunciar a patrones que hacen ver el ‘trabajo’ como el sustitutivo del ocio, del tiempo libre, de aquello que no nos aprisiona. El futuro tecnológico y automatizado nos premitirá ver ese ‘trabajo’ como un factor de crecimiento que irá más allá de lo que ahora, como sociedad, estamos dispuestos a aceptar.
No obstante, a los que me acusan de ‘adicto al trabajo’ yo les suelo responder que lo que soy es un ‘explorador que hace cosas’. Me gusta pensar, soñar, estructurar, imaginar como, aprender y, sobretodo, hacer. Me encanta hacer. Comparar lo que era algo antes de estar hecho con lo que supone que ya es. ¡Hacer! Disfrutar haciendo. Estoy seguro que deriva de la hiperactividad pero es lo que hay.
Hacer, soñar, correr, parar para hacer, vivir haciendo, crear, explicar, volar y soñar para saber que hacer. Resulta que todo eso, casi todo, está dentro de lo que la gente llama ‘trabajar’.
Hay quien considera que el concepto trabajo, como valor, esta en crisis porque no hacemos otra cosa que trabajar. Existe la concepción de que eso del trabajo es un atraso de la humanidad y por eso buscamos métodos para minimizar su carga. Está bien, y ese cambio tecnológico ayudará a compaginar. El hombre ha progresado por ese esfuerzo en el trabajo, por esas ganas de construir, de creer. Arte, cultura y trabajo constituyen los elementos de evolución que el hombre ha precisado históricamente.
En un mundo en el que se venden como churros libros que explican como vivir sin trabajar o haciéndolo muy poco, lo ‘cool’ parecería que es echarse a dormir y esperar que un programa televisivo te convierta en estrella porque tu hijo ha elegido mal la novia. Yo hablo de la cultura del esfuerzo pero lejos de la penitencia o de la sumisión. Hablo de algo lejano a la explotación, apelo al valor del trabajo como elemento de progreso, no como distorsión de la libertad individual.
Hay días que me sorprendo mirando a mi alrededor. Aquellos que pensaba que sabían interpretar el momento, la oportunidad y los tiempos que por fortuna les ha tocado vivir, desaprovechan ese camino porque lo observan desde la óptica del ‘trabajo de siempre’ y no desde la que proporciona el conocimiento de la vida en el trabajo.
Decían que “el trabajo os hará libres y dignos”. Las máquinas trabajarán para nosotros, algún día todo será así, pero aun así, será siempre bueno transitar por ese nutritivo y bello estadio que supone ‘crecer’.
Si no tienes trabajo, invéntatelo, si no lo encuentras cerca, aléjate más, si no sabes de eso, aprende, si no tienes tiempo, duerme menos, y si no tienes dinero, pídelo. No hay más remedio, pero en todos los casos solo te queda aceptar el concepto trabajo como valor en todos sus aspectos. Yo no trabajo para vivir, vivo para trabajar porque mi trabajo es vivir, aprender, conocer y divertirme.
Los barcos fantasma futuros
Anoche cené con unos amigos próximos a la Autoridad del Canal de Panamá. A parte de conversar sobre detalles del ‘asuntillo’ de la paralización de las obras de la ampliación del susodicho, pude aprender muchísimas cosas que son de mayor interés y que a buen seguro, en este blog serán mejor recibidas. Evito pues comentar lo escuchado por higiene hacia los que, desde España, defienden una legitimidad impresentable acerca de la revisión de un presupuesto difícil de defender.
La cuestión es que si alguien sabe de eso de la logística del futuro es esta gente. En sus mesas de trabajo hay importantes estudios y noticias acerca de cómo será el transporte de mercancías por el mar y como estas se derivarán por todo el planeta, probablemente, sin intervención humana en muchos de los puntos en que ahora parecen imprescindibles. Volvemos al punto ese en el que el modelo de gestión laboral del futuro inmediato entra en jaque y la adaptación de los procesos se hace imprescindible. Imagina el futuro.
Veamos. Resulta que Rolls-Royce está desarrollando buques ‘drone’ de carga que ahorrarán energía y, obviamente, dinero. Serán barcos fantasma sin tripulación. Aquí ya estamos familiarizados con el término ‘drone’. Una especie de avioncillo autónomo que es capaz de filmar, acceder, transportar o atender a distancia cualquier orden desde tierra incluso de modo automático únicamente guiado por un módulo de geolocalización a tiempo real. Sin embargo, se hace difícil pensar que pronto habrá mastodontes acuáticos transportando toneladas de mercancías únicamente guiados por sensores y satélites. (Me aseguran que ya hay alguna prueba enorme en espacios reducidos y limitados por jurisdicción no internacional).
Me demostraron con sus ‘tablets‘ que esa empresa ha puesto a prueba ya un prototipo en Noruega y que, a partir de la realidad virtual, simula las amplias vistas desde el puente del barco y de las posibles situaciones. Se intenta averiguar las opciones de navegación ‘manual’ desde tierra si fuera preciso por alguna emergencia que el sistema automático y robotizado no pudiera solucionar.
Existen dudas razonables acerca de lo bien que un buque puede reaccionar en aguas abiertas sin capitán o tripulación para dirigir aspectos de seguridad. Hace pocas semanas, un carguero danés perdió 600 contenedores (la pérdida más grande reportada en la historia) debido a una fuerte mala mar.
Yo lo desconocía pero me confesaron que Rolls-Royce Holdings obtiene una quinta parte de sus ingresos por el sector marítimo. Me imagino que si lo prueban con barcos lo acabarán intentando con aviones (de carga). Ya tenemos ‘metros’ y trenes sin conductor y de todos es sabido que aterrizar un Airbus 321 es algo que sucede casi de un modo automático. Casi y si no hace viento.
Supongo que donde no hay seres humanos, en un barco fantasma, no se precisan muchas de las cosas que hacen contaminante una nave de estas: electricidad, menos combustible, lo que los hará más ligeros a su vez. Puede ser una forma de ahorro energético a su vez. A nivel económico, me explicaron estos expertos que, de media, la tripulación de un buque de carga representa el 44% de los gastos operativos. Me imagino los sindicatos del futuro. ¿Vosotros?
Os dejo con un video sobre la conducción de vehículos de Mercedes Benz que demuestra que los accidentes se podrían erradicar si deja de ser el hombre quien conduzca los coches del futuro. Y otro de Volvo con una explicación similar. Un solo humano sería el problema, las máquinas no se despistan, sólo gestionan datos. Muchos datos.
Política de luces largas
De la política me quedo con lo de que es necesaria pero desestimo a la gran mayoría de los que la hacen. Por lo menos por ahora. El lenguaje pueril y maniqueo que se maneja en cualquier evento de partido no se distingue demasiado de las soflamas ridículas y carentes de sentido que se ven en las instituciones. Cuando comparas la calle con ‘su calle’ dan ganas de llorar. A estos lodos ellos le llaman salida de la crisis. Unos se agarran a cualquier dato retorcido a su gusto para construir un discurso de pena por lo débil y de asco por lo falaz.
Luego tienes el resto. Un grupo de aspirantes que dicen tener la fórmula mágica y para ello discursean sin conocimiento económico alguno, o lo que es peor, con conocimiento. Desconfío de los que sin haber estado en órganos directivos de nada aseguran poder dirigir un país. Es imposible que políticos con experiencia profesional dudosa, escaso interés por la innovación o nula capacidad para entender el escenario socioeconómico actual, puedan ser los líderes que marquen las estrategias del futuro inminente. Estoy seguro que son, más de lo mismo pero de juguete.
Hay otros, casi peor que los anteriores. Los que ya estuvieron, se lo cargaron todo, no vieron venir nada y ahora dicen que ellos son los que mejor lo harían. No tienen ni la decencia de admitir errores, asegurar que de ellos han aprendido y que, por lo menos, les demos otra oportunidad para recomponer el rompecabezas que desmontaron por incapacidad. Es de risa y de llanto a la vez.
El problema del liderazgo político es sistémico. No tiene que ver con lo que hay o pudiera haber, tiene que ver con quienes lo convalidamos. El asunto se corrige a base de reformas políticas imponentes que la sociedad debería exigir antes que, incluso, saber por quien va a votar. La sociedad debe entender que significa Europa, para que sirve y que las frontera se están difuminando en un etéreo escenario económico que ya no podrá nunca más respirar de manera no equilibrada y sin unión. Toca entender que los países darán paso a las ciudades capital, las ciudades que funcionarán como reclamo y como estado en si mismas. Las marcas país dependerán de la marca ciudad. Eso hay pocos políticos que lo entienden, y de los pocos que lo entienden, menos lo aceptan. La minoría es tan minoría que no sirve ni como planteamiento.
Esto tiene que ver con cambios de modelo en cuanto al pensamiento sociopolítico y socioeconómico. Tiene que ver con lo que significa el concepto ‘un político’, a quien sirve realmente, como se le controla, a que patrón se dirige y quienes pueden serlo. No es lógico que quienes determinan el curso del futuro de mi hijo de ocho años sea gente con tan poca visión objetiva de la realidad y su curso futuro. No es bueno que la estrategia de un país, con sus derivas y asuntos que le afectan, esté en manos (dedos) de un puñado de diputados y asesores cuyo interés sea tan evidentemente cortoplacista, partidista y alejado de la realidad.
Pero de todos es culpa. A lo que se llego y a lo que, sino se hace una diagnosis correcta, se volverá a llegar. Recuerden cuando todo era fiesta mayor y gastar era deporte nacional. Si no se hace un análisis realista y nos dejamos llevar por el interés y el discurso trucado de los que tienen altavoces para emitirlos, podemos volver a jugar a los dados de un modo infantil y peligroso.
Se perdió la oportunidad de invertir en conocimiento en su día, en innovación y en tecnología. Se malgastó todo en ladrillos, preferentes, meriendas, kilómetros de vías inservibles y aeropuertos innecesarios. No nos dejemos engañar, si no aprovechamos la oportunidad que nos brinda la historia la cagaremos otra vez. Algunos nos pasamos el día empujando, procurando que los negocios y los proyectos sean modernos, de vanguardia, que sirvan y que lo hagan desde cualquier parte del mundo para que en mi país eso sea valorado y valorable. Pero no es fácil, seguimos en manos de gente sin capacidad para interpretarlo. De momento solo podemos actuar por nosotros mismos y revolucionarnos íntimamente pues por mucho que lo intentemos no hay manera de que lo vean, lo interpreten o lo estimulen.
¿Recuerdan? ¿Quién iba a pensar hace seis años cuando nos garantizaban el importe global de la última letra del coche con el valor del mismo que no íbamos a tener líquido para cubrirlo? El optimista tipo de hace tres años ahora vive a las puertas del infierno. Su coche se lo quedó la financiera del concesionario, él no tiene liquidez para la entrada de uno nuevo, el banco no refinancia hipotecas ni ejecuta nuevas tasaciones. Lo mismo ocurre con aquellas vacaciones que se resolvían con la superposición de créditos de garantía hipotecaria, la ropa de marca con créditos al consumo, el nuevo mobiliario, la secadora, el colegio privado del pequeño, los fines de semana en el apartamento en venta que no se vende, etc.
Ahora toca olvidar ese lodo, ese barro infecto y procurar un nuevo escenario. Lo digital no es más que una excusa inmensa que la historia nos ha puesto en bandeja para cambiar el mundo. Internet permite no olvidar, recorrer la historia reciente y poder corregir. La Nueva Economía exige de líderes políticos con visión y luces largas.
Un futuro automáticamente mejor
Como dice Tim Harford, la economía está en todas partes y en todas las cosas. La economía es el motor de cambio social más importante del que dispone la humanidad. Nada mueve con mayor virulencia los sistemas. En los años 70 el fútbol británico discriminaba claramente a los jugadores negros. Eran menos y cobraban poco. Pero los clubes que disponían de plantillas con jugadores negros gastaban menos y sus resultados eran similares en muchos casos. Esta simple regla económica, es preferible reducir costos siempre que se mantengan resultados, se convirtió en el mayor elemento de cambio social en materia de discriminación racial de cuantas se dispusieron en Inglaterra. Ninguna normativa o ley ayudó tanto a acabar con la discriminación como ese hecho deportivo y económico.
Ahora estamos ante un nuevo estímulo para el cambio de todo cuanto nos rodea pero lo haremos al revés. Una ola de aire limpio y tecnológico nos recorrerá de punta a punta tarde o temprano y el conocimiento será rentable porque procurará las cosas con un menor coste. Da igual si eso daña la cuenta de resultados de alguien, a la vez mejorará la de otro. Quien fabrica coches y los vende por el encanto de conducirlos deberá buscar otros reclamos en breve pues lo impensable ya llega y muchos, en menos de una década, estaremos adquiriendo autos automáticos por los extras en cuanto a comodidad en el habitáculo y capacidad para trabajar en su interior que por la forma, velocidad o aceleración.
Crees que nos pasamos con eso de pensar que esto va muy rápido. Yo solo procuro, como he hecho desde hace diez años en este blog, anticiparme lo justo a lo que interpreto que viene, sea bueno, malo o regular para que cada uno atienda a sus objetivos y criterios. Mis datos provienen de vosotros, de mis viajes, de mis negocios, de mi conocimiento y de mi experiencia, pero sobretodo son pura realidad contrastada e interpretada.
En 2009 Google mostró su primer prototipo de coche que se conduce sólo. Miles de pruebas y ensayos demostraron que dificilmente tendría un accidente. De hecho el único que tuvo, se produjo cuando el coche paso del modo automático al modo manual conducido por un humano por cierto.
Como dijo nuestro amigo José Crespo en este mismo blog, ‘el error está en términos cognitivos humanos para resolver problemas’. Yo creo que una máquina puede suplir la carencia de “inteligencia humana” y aplastarla, simplemente al utilizar en tiempo infinitesimal una cantidad masiva de datos en red: extraer patrones de información y en base a esto, realizar predicciones.
Esta variable digital, social, humana y distribuida, este valor de conocimiento híbrido permite que un coche se conduzca sólo pero también que encontremos la pareja ideal o analicemos las variables de causa en un juicio próximo. Así vamos.
Hoy en día hasta los experimentados taxistas pulsan su GPS para no ‘preocuparse de las rutas’ ¿Dejarías que tu coche te llevara al trabajo? ¿De algún modo lo hace ya y si no lo hace, lo hará antes de que te des cuenta. Tengo claro que el coche que compre a mi hijo ya no lo conducirá él. Vivimos tiempos de sistemas complejos, de cambios que se estimulan por la economía pero que afectan a la sociedad como explicaba Tim Haldford con el tema del fútbol inglés.
No te quedes en el andén
Ya hace un tiempo, el ‘The Economist’ aseguraba que España puede estar cerca de un estallido de revueltas sociales como las que viven en Ucrania o Venezuela. La prestigiosa publicación económica analizó ciento cincuenta países y sus razones para convertirse o no en candidatos a esas batallas civiles. Al parecer, y según estos sociólogos, mientras que el motivo principal en según que lugares es la reacción a regímenes dictatoriales o agresivos, en otros, como España, Grecia o Brasil serán motivos de tipo económico y de desintegración de la clase media.
Siempre según ese estudio, para los españoles el riesgo de explosión en las calles vendría del desempleo que no se recupera, de las desigualdades crecientes y del desprestigio político e institucional. Nada nuevo. The Economist incide en algo que no logran explicarse y que parece un misterio: España está sometida a injusticias, desequilibrios y dramas de altísima intensidad pero todo ello no ha estallado todavía en una cadena de protestas y revueltas de consideración. Piensan que seguramente la economía sumergida está evitando esa erupción o que es sencillamente la pasividad de la población que se ha resignado a vivir con el subsidio familiar que supone vivir entre los juguetes viejos en la habitación de estudiante pero esta vez compartiendo espacio con tu esposa e hijos.
No tengo claro que es. Seguramente una mezcla de todo. Un adoctrinamiento periodístico que funciona en muchos lugares y que en España parece salir de los libros de ‘propaganda’ de regímenes extintos. Tertulias de vergüenza ajena, noticiarios que ocultan descaradamente la verdad, programas que lobotomizan a la gente con las miserias de personajes sin ningún valor y críticas feroces a cualquier intento de remover conciencias.
La cobardía es un instinto y por eso el gobierno de España ha decidido evitar cualquier posible chispa que prenda en ese sentido. Evitar las revueltas con azotes no sirve, sólo encabrona, pero si lo que tocas es la cartera la cosa cambia. Miles de euros de multa por utilizar el diccionario en lugar de un bate de béisbol. Treinta mil en concreto por insultar a un policía. Así pretenden aplatanar las protestas.
Que las cosas van a mejor parece evidente. Que lo vaya para todos no. El problema es que seguimos en manos de quienes no supieron de que dirección venía el viento. Seguimos en manos de gente muy poco preparada y cuyas credenciales para marcar la salida de este barrizal son las veces que se han genuflexionado en el despacho de sus dirigentes para estar en listas electorales cerradas. No son ellos los que lo evitarán, será la inercia o será otro viento, pero no serán ellos.
El cambio de época será, está siendo y nada podrá detenerlo por mucho que algunos pretendan retrasarlo, por lo menos, hasta su jubilación. Es por eso que en lugar de estimular los procesos que deberían ponernos en manos del futuro lo que procuran es salvar los mecanismos oxidados de la economía que languidece.
No tengo ni idea de si algo provocará un estallido social. Probablemente ya no, pero a medida que los tiempos van pasando y no se actua de manera estratégica, la táctica nos aleja de la gran oportunidad que como colectivo estamos perdiendo. El mundo no se ha detenido como pueda parecer. Viajo mucho y lo veo todos los días. Hay protestas sociales que dicen basta, hay políticos corriendo como ratas escapando, hay cambios económicos y apuestas por la innovación, hay crédito o hay estímulos. ¿Qué hay en España?
Recuerdo cuando se publicaba aquello de que por encima del 8% de morosidad el sistema financiero español quebraría. Tenían razón, quebró. Quebró pero no nos hemos enterado pues lo hemos pagado todos. Se ha hecho requetebién. Ahora la tasa de ronda el 14%, más o menos unos 197.000 millones de euros que no se van a cobrar nunca. Aun puede ser peor. Hay otros 50.000 millones que está digiriendo el Sareb y que harían ascender en 3 puntos porcentuales más la merienda en cuestión.
Este modelo financiero está sujeto a esta bola de estiércol que ellos mismos crearon. Ahora lo único que sabemos es que el crédito a familias y empresas se convertirá en una quimera. Es una obviedad que con el panorama de impagos los bancos no se permitirán tomar riesgos ‘innecesarios’. Por lo tanto cada vez es más seguro que de este tránsito sólo saldremos con un plan en el que no aparezcan estos tipos. Por lo menos, no los actuales.
Es difícil explicarle a alguien que se mira un smartphone como si fuera un abridor de botellas, que el futuro se acerca a toda leche. Es casi imposible que te entiendan que aun nos queda una oportunidad de algo que ellos ni se plantean. Es duro descubrir como no entienden que la ventaja que aun tenemos deriva de una casualidad que nos concedió la madre naturaleza poniéndonos como vecinos de Francia en lugar de Uganda. Nada será gratis a partir de ahora y el esfuerzo es imprescindible pero también la conciencia de que hay que estructurar la competencia y el futuro.
No se si va a explosionar, pero a veces uno piensa que algo debería pasar. El silencio es atronador. El tiempo pasa, los trenes del futuro cada vez se ven más lejos desde el anden. Resulta que ya no vienen, es que ya se alejan. Tengo la impresión que ‘ellos’ no harán nada. Hagámoslo nosotros. No queda otra.
Esto no va a parar
Vamos a toda leche. Esto no va a parar. Leí hace unos días un artículo firmado por Dana Ardi, fundadora del Corporate Anthropology Advisors Center y autor de un libro magnífico sobre el futuro empresarial titulado ‘The Fall of the Alphas: The New Beta Way to Connect’, donde decía que todo lo que creemos saber sobre el modelo laboral ya no está actualizado. Asegura que ‘atrás han quedado los días en que las decisiones se tomaban de arriba hacia abajo. Como antropóloga corporativa, Dana estudia la cultura de las organizaciones y la forma en que evolucionan’. En su libro describe esa mutación como el modo de interpretar el momento actual de nuestra civilización desde una de las entidades de mayor valor y capacidad de cambio: la empresa. Estoy de acuerdo con ella en que los negocios marcan, aceleran y establecen la mayoría de los cambios pues en su propia dinámica de supervivencia está la adaptación. Estos son los elementos principales que describe:
1_ El depósito global de talento crecerá. Como el uso de la robótica y la tecnología de automatización va en aumento, pronto no se les pedirá a los seres humanos realizar tareas rutinarias. Eso significará que la naturaleza de los puestos de trabajo va a cambiar. A mayor conectividad mayor acceso al talento, literalmente, en todo el planeta.
2_ Colaborar será el proceso natural. El tipo de empresa del futuro inmediato que prosperará mejor en este nuevo entorno, abrazará la colaboración y el trabajo en equipo. Serán los ‘Betas’. La conocida forma ‘Alfa’ de hacer negocios de arriba hacia abajo, de control y de comando ya no será viable y por supuesto poco competitivo. Habrá un cierto seguimiento que esperará que los trabajadores sientan suyos los procesos para activarlos en colectivos inteligentes. Hay que crear esos espacios de desarrollo de manera natural.
3_ La especialización será determinante. Está claro que si las organizaciones empresariales del futuro serán más horizontales y abiertas, será esencial que la gente pueda construir según sus habilidades y mantener un nivel de especialización que les permite sobresalir en una multitud de talentos.
4_ Las redes sociales y los entornos digitales se convertirán en un nivel de relación en todos los campos. El asociacionismo ya no precisa del contacto, y una acción digital tiene efectos cada vez mejor definidos. Los trabajadores de todos los niveles tendrán que comercializar, a través de sus redes sociales, la formación de asociaciones y la obtención de influencia por ofertas llamativas en función de su especialización de las competencias de profundidad.
5_ Todo el mundo será emprendedor o sus derivados. Aunque suene absurdo el mundo laboral del futuro exigirá que la gente trabaje en un estadio de exigencia voluntaria sobre su propia actividad que generará marca personal y acción transversal. Al mismo tiempo, los individuos deberán tener mayor control sobre el tipo de trabajo que abordan y cómo se les compensa, de manera que el ‘intraemprendedor’ irá tomando forma cada vez con mayor intensidad.
6_ Las contribuciones individuales no podrán recompensarse con ascensos laborales y eliminará el valor de las titulaciones de cualquier titulación teórica. Con una red establecida de igual a igual las recompensas estarán ligadas al valor de la contribución de un individuo y no a cualquier título artificial.
El futuro del trabajo será diferente de lo que es hoy y, como dice un viejo proverbio ‘ la fortuna favorece a los preparados’. ¿Qué otros elementos consideras que transformarán el puesto laboral del futuro?
Las 'otras' claves de la compra de Whatsapp
De la operación entre Facebook y Whatsapp parece que sólo importan los costes y se dejan de lado aspectos socioeconómicos y de identificación del futuro inmediato. Cierto que son 19.000 millones de dólares lo que le ha costado a Facebook hacerse con Whatsapp. Durante el Barcelona World Congress es bien seguro que Mark Zuckerberg cierre el acuerdo con Jan Koum lo que, por cierto, convertirá a la capital catalana no sólo en el ‘centro del universo conocido’, de la telefonía móvil y de los datos sino también de los negocios digitales y en red. (Que cada uno se lo tome con el tono que considere, todos valdrían).
Pero, ¿qué significa este acuerdo? Es importante destacar que el máximo responsable de Whatsapp, Koum, ha dicho ya que esta operación no hubiera sido posible si su compañía hubiera tenido que renunciar a sus principios básicos de libertad, visión y modelo de negocio. Eso puede marcar determinantemente lo trascendental de la cuestión.
Para entender realmente de lo que hablamos debemos abandonar los patrones de análisis económico tradicional como ‘beneficios’, ‘ebitda’ o facturación respecto a usos. En este caso y sin que sirva de precedente en este blog, lo que vamos a analizar es la grandiosidad de las cifras de uso.
Que los servicios de mensajería instantánea a través del móvil están de moda y son objeto de deseo es algo que llevamos comentando meses. El último movimiento en este sentido confirma la teoría.
La retórica habitual de la bolsa y de los noticiarios económicos no sirven hoy. Todo el mundo se olvida hoy de que el gigante de Internet Rakuten, conocido sobre todo por su tienda online de compraventa de todo tipo de productos, se hizo con el servicio de mensajería y de llamadas sobre voz IP Viber. Pagaron 900 millones de dólares a fin de plantar cara a Amazon por ejemplo. La guerra es más que económica, es social y de control de usuarios sino no se entenderían algunas cifras. ¿Influencia, datos y gestión social por encima de beneficio y facturación? Viber tiene una base de 300 millones de usuarios registrados en todo el mundo, mientras que Rakuten está presente en 40 países y espera a convertirse en el principal proveedor de servicios en Internet en el mundo, pero para ello, ahora, necesita el permiso del todopoderoso Amazon. Ya se verá.
Pero volvamos a lo que nos ocupa hoy. Hablamos de una empresa que tiene 1.200 millones de usuarios consumiendo publicidad todos los días de manera casi imperceptible para ellos y de otra que tiene más de 400 millones de clientes pagando una cuota ridícula anual por enviar mensajes. Sumados son una verdadera e inédita mole de datos y posibilidades. Jamás, la humanidad, estuvo en esas cifras bajo un paraguas del mismo tono y textura.
Lo miremos por donde lo miremos esto es lo más grande que hemos vivido a nivel corporativo en el mundo en cuanto a la influencia sobre el número de personas se refiere. Otra cosa serán las cifras económicas tradicionales que utilicen y sus expectativas. Como hemos visto últimamente, esas maneras de medir, ya no sirven siempre, hay otros factores que influyen en el atractivo de una empresa. Por ejemplo que hacen con el dinero y como determinan los ritmos vitales de otras miles de empresas que dependen de estas. ¿Quién duda en estos momentos que Facebook no influye en la toma de decisiones de centenares de multinacionales? ¿Quién puede dudar de que Whatsapp ahora determina muchísimas dinámicas comerciales de medios de comunicación? Pues eso.
Whatsapp se llevó por delante todas las operadoras de SMS del mundo en apenas dos años. Así, sin miramientos. Ahora todas ofrecen ese servicio prácticamente gratis. Era posible.
No me importa tanto el porque ‘ellos’ han llegado a ese acuerdo como lo que ‘nosotros’ vamos a lograr con ello. La Nueva Economía también se los llevará por delante si la decisión ha sido demasiado privada o pretende ser exclusivamente para el beneficio de esas compañías y olvidan que este mundo quita y pone reyes a una velocidad brutal si algo no es para el bien común.
Si lo han hecho por una u otra razón ya se verá pero lo que realmente importa es que Facebook se ha unido al enemigo, lo ha hecho para reforzar algo que buscan hace tiempo y que tiene que ver con la mensajería instantánea. Han descubierto que tener más mil millones de usuarios no garantiza dominar todo lo que se te ponga en la cabeza ‘obligando’ a tus usuarios a usarlo.
Facebook nota que pierde usuarios por las bandas, entre los que buscan comunicar rápido y privadamente y tras el fracaso por adquirir Snapchat se lanzaron a por la que domina el mercado. Esta operación, para mí responde a claros intereses de permanencia y de trascender a título puramente de negocios, pero hay cinco puntos que se derivarán y que de verdad importan a mi juicio:
1. Se están creando el nuevo escenario de relaciones sociales entre diferentes modos de conexión. Nunca antes los dispositivos dejaron de ser tan poco importantes y dejaron paso de un modo tan claro a ‘lo que hacemos’ y no ‘con que lo hacemos’. Esta ‘fusión’ de conceptos marcará el futuro inmediato.
2. Genera un espacio de libertad sin precedentes pues, a diferencia de lo que se escribirá y se nos dirá, Whatsapp supone un grado de gestión de datos inabarcable y de un valor privado mucho más evidente de lo que hacemos en Facebook. A partir de ahora deberán conjugar ese doble nivel de privacidad del que la red social carece y que necesitará mejorar.
3. Sentencia las compañías telefónicas al pasado definitivamente. Ya no hay vuelta atrás. Las compañías de telefonía deberán ir pensando en vender todo tipo de instrumentos de cocina pues en gran medida este es el pistoletazo de salida para que muchas de ellas no encuentren espacio para sus negocios. Tras esta operación vendrán otras como grandes empresas logísticas como Amazon u otras acaparen los modelos de pago, transacción, gestión y otros. PayPal ya advirtió. El fin de una era nos muestra otra más libre, estimulante y brillante. Si yo fuera transportista, cajero de un banco o dentista, empezaría a buscar a que me podría dedicar en el futuro inmediato.
4. Estimula modelos de negocio híbridos en los que unos buscan la publicidad y otros la cuota. Whatsapp no entrará en la publicidad, eso dicen, y Facebook no la abandonará. Nos enseñarán a vivir en ese doble escenario y aprenderemos a combinarlos con eficiencia.
5. Muestra el futuro inmediato. Todo pasa por la digitalización de las emociones, vivencias y relaciones. Esto no es solo una operación empresarial entre corporaciones, esto es el puto futuro viniendo a toda leche.
La política y la tecnología
IBM, en una de las campañas publicitarias más curiosas de la historia, logró exponer que su ordenador Deep Blue era capaz de vender al campeón mundial de ajedrez, el gran Garry Kasparov. Parecía que eso de ‘ganar’ a un humano se tuviera que referir a una ‘cualidad’ extra que la máquina hubiera sido capaz de desarrollar, como si de ese modo estuviera ‘pensando’, cuando en realidad lo que hacía era un cálculo de probabilidades y análisis matemáticos en los movimientos de las piezas de manera totalmente aséptica. Calculaba tanto y tan rápido que la mente del gran campeón soviético no era capaz de igualarla.
Hay otro juego, el Jeopardy, que es más complejo porque precisa de que se hagan preguntas sin respuesta directa y repletas de metáforas, lo que hace muy difícil que una máquina venza a un humano. Sin embargo el sistema que inventó otra vez IBM llamado Watson era capaz de vencer a cualquiera, combinando algoritmos genéticos, redes bayesianas y cadenas de Markov. Resultó ser una maravilla. Sin buscar la respuesta correcta avanza hacia la probable y el propio sistema va aprendiendo de cada aparente error y de cada éxito haciéndose mejor con el tiempo.
Hablamos de tecnología que asume que el mundo no es simple. Parece una obviedad pero hasta ahora el software y las máquinas que lo hacen funcionar no se habían percatado de este pequeño detalle. El mundo es tremendamente complejo y las variables que se utilizan no pueden ser sólo basadas en la simpleza de reglas y bases matemáticas, pues precisa de un complicado ecosistema de enfoques capaces de dar perspectivas nuevas a la resolución de problemas.
Eso es exactamente lo que le pasa a empresas, políticos y organizaciones que deben, pero no quieren, aceptar que el enfoque ya es otro, que el escenario no se parece en nada al anterior y que lo que antes era abrir una oficina a las 8 de la mañana para cerrarla a las 6 de la tarde se desvaneció hace ya mucho para dar paso a un mundo en el que no se cierra y cuyos adversarios están computerizados bajo dinámicos modelos de gestión financiera que se adapta en milésimas de segundo a los comportamientos del mercado.
Esto vale para todos. La política entra en conflicto con un mundo que no entiende ni quiere, al parecer entender. El mundo reacciona sin esperarlos, y la sociedad avanza, esta vez si, mucho más rápido que ellos. Fíjense en todo cuanto nos rodea, en como se transforma sin remedio. Aun a temor de parecer insistente, me permito advertir que avanzamos sin descanso hacia la desilusión de los que nos gobiernan. Se acerca el momento de que su control se disipe, se diluya entre las personas, las empresas distribuidas y las acciones líquidas.
Miremos tres ejemplos que marcarán la segunda parte de esta década: por un lado el incipiente reto que supone al sistema monetario establecido la aparición de una moneda alternativa. El bitcoin será o no será, da igual, pero su presencia establece por fin que fuera del hormiguero que es la economía global hay vida.
Por otro lado, las caídas encadenadas de diferentes modelos políticos y la adaptación obligatoria de los que dirigen el mundo a las ‘tendencias’ sociales que se instalan. Hay países que se resisten con leyes antiguas o con reposición de dictámenes que nos devulven a otros siglos, pero cada una de esas decisiones les explotará frente a sus narices con la fuerza de la tecnologíaa social y la capacidad de organizarse, actuar y distribuir su fuerza.
El tercer ejemplo es el que tiene que ver con el modelo de compra, con la relación comercial, con la diferida y extravangante modulación en la que se ha convertido un hecho sencillo y básico como el de comprar. Ahora afecta todo: opinión del comprador, de la competencia, del proveedor, la interacción del vendedor, la cadena de valor sin fricción y la representación de la marca por encima del producto. Todo es disitinto y se transforma rápidamente como cuando las nubes sufren las envestidas violentas del viento.
Pero la política sigue estando por todas las esquinas intentando medrar y detener lo que el hombre hace en la dirección correcta. A la política en términos genéricos y maniqueos le molesta el conocimiento pues la hace vulnerable y aquellos que viven de ella temen por sus sillones de alcántara, sus visas oro y sus liposucciones pagadas por todos.
La industria de la tecnología produce miles de millones en ganancias cada año y, de acuerdo con al menos un informe, está aumentando tres veces más que los del resto de la economía en Estados Unidos por ejemplo. Allí la industria tecnológica se interesa por la política, participa de ella y quiere determinar como se hará en el futuro. Suelen ser consultados, solicitados y se les permite participar. No solo a las grandes empresas, no solo a consultores o profesores universitarios, en California, emprendedores con ganas de cambiar el mundo también lo hacen en el escenario de colaboración de la política. Muy distinto de lo que pasa en Europa por cierto.
Os dejo con un increíble video de como un pájaro es capaz de, a través de la gestión de datos cruzados, análisis de los errores y de la gestión inteligente de los intentos (y supongo que el instinto) hacer algo que algunos humanos serían incapaces de procesar. No miro a nadie.
Saben donde, cuando y qué comprarás
Acabo de llegar de un viaje muy nutritivo a Londres donde hemos llegado a un acuerdo con una compañía de análisis de datos pionera en el área del análisis de clientes. En unos meses ofreceremos un nuevo producto en IDODI que permitirá ‘predecir’ de algún modo el comportamiento de algunos clientes. Durante dos décadas metido en esto de los negocios he podido aprender, cometiendo muchos errores, que el marketing determina como evolucionarán las relaciones empresariales futuras. Es eso de que ‘si lo sabemos explicar, tendremos un modelo, si no es factible venderlo fracasaremos’. Por eso, ahora, tengo claro que la gestión del marketing es otra, pertenece a los datos y a como estos se transfieren a un cerebro humano en colisión constante con máquinas y dispositivos que filtran lo que nos tiene que advertir de comprar o no.
En estos tiempos es muy importante no recortar el gasto en marketing, es ahora cuando más debemos explicar lo que hacemos y porque somos excelentes. Es un error buscar austeridad en cosas que son estructuralmente más importantes de lo que creemos. No ir a un congreso por su excesivo precio o no tomar transportes más rápidos o mejor comunicados por ser más caros son errores típicos. En el primero ese gasto es una gran inversión de conocimiento, contactos y puede estar la puerta a clientes o talento para tu empresa que ni imaginas y lo segundo evidencia que no se ha entendido nada. Una hora en un tren de cercanías, dos transbordos y un paseo de treinta minutos entre tu casa y el despacho puede ser muy nutritivo para la conciencia y para la salud pero habrá sido tiempo que para ahorrarse el coste de un taxi has utilizado de manera muy costosa por ejemplo.
Ahora ya tomamos los datos de transacciones de nuestros clientes strong>quién compró, qué y por cuánto y analizamos todos esos datos. Así podemos comunicar a nuestros clientes si sus clientes van a comprar pronto, que van a comprar y que elementos pueden hacer que eso suceda en un momento determinado o que suele hacer que no compren al final. Nada que ver con el análisis intuitivo o emocional, sólo datos y gestión de volúmenes de comportamiento.
Lo que me fascinó de este nuevo equipo en Londres es que logran analizar porciones de datos provenientes de una ‘máquina de café’. Son capaces de interpretar tiempos, acciones y relaciones con respecto a un producto tan concreto y de tan escasa variabilidad. Su potencial trata empresas muy grandes pero también, y ahí está lo que me interesa, a empresas con apenas mil o dos mil clientes.
Cuando se entrega esta información, big data le llaman algunos, se ponen en marcha procedimientos muy simples en primer lugar y muy complejos más adelante. Lo primero es que nuestros clientes podrán tratar esos datos para generar marketing directo con envíos tradicionales pero con información que puede hacer mucho más eficiente su campaña. La siguiente, la más sofisticada, permite que si nuestro cliente tiene un servicio de soporte, información o de gestión de calidad, una vez llama un cliente o posible comprador, con apenas una pocas preguntas el operador puede situarlo en un campo o en otro y modificar a su gusto y criterio, orientado por un software, lo que será finalmente una venta o una respuesta satisfactoria.
Es un producto capaz de predecir que se va a vender más en tu empresa durante los próximos sesenta días y que clientes desertarán en consecuencia. Todo esto se logra con los datos de transacción fundamentalmente. Sin lugar a dudas, y tras dos días en la capital británica, entendí que toda la amalgama imperfecta de datos que ofrecen las transacciones está la mayor y más ajustada máquina de predicción. Nada que ver con las ‘encuestas’. Esto es real.
Durante los años que me dediqué al marketing y consultoría electoral (todavía de vez en cuando acepto algún encargo sólo internacional), aprendí que las respuestas a las encuestas tienen un margen de error proporcional a lo directo de la pregunta. Es decir, si preguntas ¿me votarás? o ¿comprarás mi producto?, el margen de error por culpa de una respuesta no sincera es mucho mayor que si haces la pregunta indirecta e interpretativa al efecto de ¿qué partido le parece mejor cuando hace lo que nosotros hacemos? o ¿le gustan las patatas empaquetadas en una bolsa como las nuestras? Aquí, cruzando con el periódico que lee el encuestado o el refresco que suele beber junto a las patatas descifras si es cierto o no lo que responde y si va directo a tu empresa o partido. Por eso, para modelos predictivos, prefiero la gestión masiva de datos que la estadística.
Por cierto, en el análisis de estos datos no se identifica a nadie. No se almacenan datos confidenciales ni de identificación, algo que me preocupaba desde el principio. El pasado jueves me mostraron como, manejando las actitudes de compra de más de un millón de clientes a lo largo de más de cien millones de transacciones, se puede ‘predecir’ una compra en un lugar determinado y en un margen de tiempo de apenas media hora. Fue increíble.
En IDODI hemos apostado siempre por la tecnología que aporte valor y entienda el momento económico actual. Hay dos maneras de vender más hoy en día. Con nuevos clientes o vendiendo más a los que ya tienes. No es fácil ganar nuevos clientes pero si es relativamente sencillo lograr que los que tienes compren más. Con Openshopen, uno de los desarrollos que ya han echado a andar solito, se logró eso adaptar el momento histórico y económico que vivimos con la necesidad de gestionar el comercio local pero electrónicamente.
¿Qué piensas del big-data? ¿Es momento de invertir más desde tu empresa para vender más?
La 'no burbuja' de los billones
Ayer se supo que Twitter perdió 645 millones de dólares el pasado ejercicio. Sin embargo su valor nominal es brutal y, a pesar de que a estas horas su valor bursátil se ha desplomado, en cuestión de días que se recuperará. Aunque no aparezca en la lista, bien podría ser miembro de una de las listas más selectas del mundo empresarial y tecnológico actual. The Wall Street Journal publicó un gráfico interactivo en el que figuraban más de 30 startups con una valoración superior a los 1.000 millones de dólares. Son valoraciones objetivas en base a las entradas de capital que han vivido recientemente.
Curiosamente, aunque no es una sorpresa, en este club casi no hay empresas europeas, pero si hay chinas. Tengamos en consideración que el futuro que ahora estamos labrando en términos como ‘la Internet de la cosas’, ‘el Big-data’ y la ‘metamorfosis de la sociedad’, se construye desde la empresa, es la apuesta tecnológica que hacen las organizaciones privadas las que marcan los comportamientos, la evolución y los ritmos sociales. Si en Europa cada vez es más difícil reconocer propuestas que puedan ser consideradas determinantes en la escena empresarial y tecnológica del futuro mal vamos. Esta lista, a parte de ofrecer una posible tendencia hacia la sobre valoración de las compañías, también nos dice que Europa envejece. Es obvio y que lo hace de la pegajosa mano de sus dirigentes también.
Me cuesta ver como algo etéreo e inconsistente un volumen tan grande de afectados. Miles de millones de personas activando y desactivando procesos que, independientemente del rango y cálculo en el que se ubiquen sus cuentas de resultados, está claro que rigen y condicionan el presente y asignarán las bases del futuro. Seguramente, en cinco años se hablará de Facebook como se hace ahora de la Yahoo de hace una década, de Twitter de cómo se hablaba de Myspace y así con muchas otras. Esa es la esencia y esa es la maravillosa realidad. Nadie está en manos del monopolio de los usuarios aunque lo parezca, sin embargo el valor de todas ellas está en la inmensa gestión que hacen y podrán seguir haciendo aunque varíen sus modelos de negocio y experiencia de uso, de toda esa montaña de conocimiento adquirido a tiempo real.
Las opciones son dos: que la ‘digitoburbuja’ explote y nos muestre que valorar las empresas y cotizarlas por expectativas de facturación es un error, que otorgar valoraciones mil millonarias cuando apenas tienen ingresos (Tumblr fue comprada por más de mil millones cuando solo facturaba trece) conduce irremediablemente a la quiebra para enriquecer a especuladores atentos.
La otra opción. ¿Y si no explota? ¿qué aprenderíamos entonces? Tal vez, que todo ha cambiado y mucho. Que el balance no se mide como si estas empresas fueran una cadena de venta de electrodomésticos o una petrolera, ni tan siquiera como un medio de comunicación o un gestor de contenidos. Tal vez nos demos cuenta que en plena nueva era, en los albores de un cambio de sistema inédito, estas no dejan de ser otra muestra del nuevo escenario. Un lugar donde lo que se piensa tiene valor y lo que se hace deriva de ello, un espacio comercial donde se maneja información combinada y no sólo emitida, un cuadrante social donde se gestiona el coste de la interpretación colectiva de las ventas que la contabilidad resultante.
Vamos irremediablemente a la programación colectiva, a la utilización compartida de productos que fabrican otros, al desarrollo en beta constante de una plataforma sin límites ni fronteras que no podrá venderse de unos a otros, que no será capaz de saber donde empieza Facebook o donde termina Twitter, vamos a un sistema operativo global que mutará de estas (hoy llamadas) compañías. Pero también vamos a las impresionantes cadenas del longtail, de la economía low cost y a la diversión monetizada.
Ahora bien, algunas de estas empresas están muy valoradas mientras sus modelos de negocio siguen sin estar validados y lo único que aportan es unas cifras de usuarios y escalabilidad brutal, aunque eso no se monetice. Su valor no deja de ser otro que su expectativa y no tanto la cuenta de resultados. Está claro que el mundo ha cambiado mucho pero no creo que podamos mantener por más tiempo ese recorrido por el desierto a menos que esto responda a la creación de una enorme y reluciente burbuja tecnológica. Creo que no, pero también creo que veremos caer alguna y que su derrumbe arrastrará algunas que si estaban en condiciones de soportar ese escenario de futuribles pero que precisaban más tiempo.
La exhuberancia de la época de las puntocom y su posterior quiebra no es comparable. En aquella época se vendían por miles de millones un ‘powerpoint’ sobre un portal donde no había ni un usuario registrado. Eran tiempos en los que un tipo con un ‘vespino’ y un ‘portátil’ preparado con una presentación basada en plantillas ‘cool’ se plantaba ante un consejo de administración de un banco europeo y en apenas diez segundos le compraban la idea, el proyecto y metían a media familia en el paquete. Ahora no es así pero la valoración desmedida de algunas compañías podría ser un hándicap, pues si alguna de éstas al final se la valora en revisión y pierde esa enorme consideración, arrastrará a muchas otras y con ello estaremos en un escenario que tampoco responderá a la realidad pero que se basará en el pánico, sobre todo de los mismos que ahora están engordando los valores de estas mismas empresas.
Mi impresión coincide con la del Harvard Business Review que ofrece una sencilla explicación a esta lista de empresas con valoraciones mil millonarias: “un dólar en el año 2000 no equivale a un dólar en 2014, sino a 1,35 dólares. Eso para empezar. Si en lugar de realizarse la comparación en términos nominales se lleva a cabo en términos reales, se descubre de que de las 25 empresas estadounidenses en la lista, solo 15 superarían una valoración de 1.000 millones de dólares en términos reales”
Creo que si entramos en argumentos más técnicos, como se reflejaba recientemente en una publicación como Sintentia, “veríamos que la razón contraria a la existencia de una burbuja sería una comparativa entre los ratios Valor y Ventas en 1999 y en el momento actual. Veríamos pues que mientras que en 1999 este ratio indicaba que se estaban valorando a las empresas por importes de 26,5 veces las ventas, las valoraciones actuales son de solo 5,6 veces las ventas”, lo que parece situarnos lejos de una hipotética burbuja, al menos en lo que a la relación entre valor y ventas se refiere. ¿Tú que piensas?
Facebook maneja datos de más de mil millones de personas, sus gustos, condiciones, relaciones y ocupaciones. Twitter es capaz de ofrecer información a tiempo real y, en breve, a conceder predicciones inverosímiles que los modelos ‘big data’ están atrapando. Gestores digitalizados de posicionamiento aplicados a compañías aéreas se basan en gestores de color o impresiones como las que entregan Pinterest o Tumblr establecen valores de empresa que hasta ahora no se contemplaban. Trescientos millones de usuarios en aplicaciones móviles como Whatsapp conceden expectativas muy distintas a todo ese universo de esa llamada ‘burbuja’.
Como se podía leer recientemente en el Wall Street Jounal, una de estas empresas que aun no están en esa lista pero que probablemente lo estarán, Foursquare, ha logrado materializar un contrato con Microsoft por algo que si será determinante: los datos. Mientras que la publicidad en esa plataforma no arranca, lo datos que maneja de los millones de usuarios si son oro de muchos kilates. Ahora mismo la entrada de estos 15 millones por un convenio de colaboración vinculante ponen a los de la red de geolocalización en los 650 millones de dólares de valoración nominal. Yo sigo pensando que lo que se está organizando y posicionando es el futuro esencialmente y el modo en el que lo vamos a vivir, comprar y vincular a las empresas que diseñarán como nos acercamos a nuestros intereses más inmediatos.