Invertir en una App contra el Párkinson
Hace unos meses llegó a mi oficina de Dublín una propuesta de inversión que desde el primer momento nos pareció a todos magnífica. Se trataba de una aplicación para smartphones que ayuda a recuperar la movilidad de los pacientes de Parkinson. Su autora, la joven irlandesa ganadora del Entrepreneur Dublin City al mejor proyecto tecnológico joven de 2014, Ciara Clancy, ha desarrollado un método que permite a los pacientes de esta enfermedad degenerativa a superar los problemas de movilidad que causa.
Se trata de Beats Medical. La emprendedora que la ha hecho posible apenas tiene 24 años y, una vez presentada en sociedad, se ha lanzado al mercado británico como primer paso para la explotación global. De hecho fue en ese instante que estuvimos en contacto con el proyecto, justo antes de que abriera una oficina en Londres. Hasta hace poco su zona de trabajo está en el conocido muelle de Dublín John Rogerson.
Invertir en aplicaciones es complicado, exige paciencia y requiere que la tracción se logré rápido por la enorme competencia que hay en todos los campos. En el caso de Beats Medical el hecho de ser pionera ha permitido a esta aplicación adquirir una ventaja de la que ya se vale de cara a lograr grandes acuerdos y el acercamiento de socios de alto valor en el sector médico.
La tecnología de Beats Medical suministra a las personas con Parkinson un tratamiento óptimo en el hogar a través de un teléfono inteligente. Terapias pensadas a partir del metrónomo es el vértice del que parte el concepto. Un tipo de terapia que hasta la fecha sólo se podía utilizar en el ámbito hospitalario.
El hecho de que Ciara Clancy ha trabajado de fisioterapeuta en el norte de Dublín durante un par de años le hizo pensar en diseñar una aplicación que permitiera enviar de forma remota sonidos a través de los auriculares del smartphone al igual que se realizan en el tratamiento tradicional que lucha contra la destrucción del sistema nervioso que provoca el Párkinson.
Ideas brillantes que con muy poco permiten mejorar la vida de muchas personas con la tecnología disponible en el uso cotidiano. En este caso los afectados pueden evaluar a diario, colocando en activo su teléfono durante dos minutos en un bolsillo del pantalón. Se recogen los datos y la aplicación prescribe un ritmo sonoro al paciene que debe escuchar durante diez minutos dos veces cada día. Lo va variando según lo que percibe en cada prueba.
Este tratamiento, cómo decía, llamado metrónomo, estimula de manera auditiva anulando la disfunción del cerebro de manera que evita movientos en el cuerpo que no se desean. Es un tratamiento que llevaba décadas investigándose y cuya puesta en práctica jamás antes se había trasladado a lo cotidiano.
Actualmente está en ronda de financiación de medio millón de euros. Por lo que nos han transmitido desde Enterprise Ireland está cerca de lograrlo con capital proveniente de diversos inversores privados, entre los que intentaremos aplicar, y que ya encabezan gente como el empresario Sean Melly de Etel, la doctora y vicepresidenta de la Confederación Mundial de Fisioterapia Emma Stokes y Graham Merriman, ex jefe de ventas globales online de Phillips
Cuando hablamos de aplicaciones, emprendedores, tecnología y futuro, no podemos dejar de lado una de las más apasionantes de sus vertientes: como lo digital elimina barreras y fricción entre lo que antes de su llegada era mucho más complicado de hacer, de como mejora la vida de las personas en aspectos impensables antes de la retirada de procesos e intermediarios de una hipotética cadena de valor. En el ámbito de la salud hay un mundo por recorrer y este ejemplo que nos toca de cerca a los que vivimos el ecosistema emprendedor irlandés, es uno de ellos.
Dicen que el 95% de las aplicaciones no serán rentables, algo parecido a decir que no serán visibles, en apenas un par o tres de años. Si estás pensando o trabajando en alguna, piensa en si tu trabajo responde a ‘mejorar la vida’ a eliminar problemas o a ofrecer respuestas. La clave, cada vez más y excepto alguna anécdota que sirva de elemento que rompe la norma, será de un modo determinante ser útil.
Classpass, el 'spotify' del 'fitness'
¿Qué pasa cuando eso de la economía digital que se dedica a quitar intermediarios hace lo contrario? Cuando en lugar de eliminar fases de la cadena de valor le sumas uno más. Nada si el propósito es seguir teniendo una de las características que la tecnología y la nueva economía permite. Es decir, haz confluir conceptos económicos complejos en otros tiempos e innovadores ahora y decide con cual te quedas, cual es el que traccionará y olvídate de cumplir todos los requisitos como marcan las ‘reglas’.
Eso pasa con Classpass, una compañía con sede en Nueva York que ofrece clases de fitness ilimitadas en más de 2000 gimnasios y academias diferentes por menos de 100 dólares al mes. Se basa en el modelo spotify, haz algo tantas veces puedas o quieras por una tarifa plana. Lo vimos incluso con el café no hace mucho.
Incorporar el valor ‘cuota’ en un solo centro es normal, digamos que es lo tradicional. Crear un listado de centros que también lo acepte y que puedas elegir donde acceder también, sería un acuerdo corporativo. Lo que toma dimensión es que esto se establece sin límites de espacio, territorio, tiempo o modo. Es donde entra la tecnología, las plataformas de economía socializada y la gestión desde dispositivos móviles.
Classpass incorpora un intermediario pero elimina el factor producto y lo convierte en servicio. Es ese punto exacto de encuentro entre el ‘longtail’ que proviene de una demanda concreta y la refleja en una oferta globalizada que no es más que la respuesta a los tiempos que vivimos y a la percepción de un modelo de consumo más estructurado en la visión de ‘usuario’ que en la de ‘consumidor’.
La facilidad para generar un espacio digital de conversión entre usuario, consumo, oferta y productos es un viaje ya sin retorno a pesar de todo y lo iremos viendo en mas sectores que logren generar círculos de confianza. Hemos pasado de ‘la central de compras’ a la ‘plataforma de usuario’ y eso se lleva por delante muchos de los conceptos que hasta ahora parecían imposibles de tocar. La escalabilidad de estructuras empresariales combinadas y ofertando en común, ahora están beneficiándose de elementos que la vida en red nos ha aportado.
El long tail del consumo de fitness ha pasado de comprar el producto ‘gimnasio’ a ofrecer un servicio llamado ‘haz todo el ejercicio que quieras donde quieras por un pago concreto’, seria algo así, de nuevo, como ‘el spotify del fitness’. Déscargate tu lista de música o descárgate tu gimnasio.
Por si alguien duda de la eficiencia y opciones que conlleva esta startup, comentar que acaba de cerrar ronda de inversión de tipo B por 40 millones de dolares tres meses después de cerrar otra tipo A por 12.
Aunque el pasado año superaron el medio millón de reservas y ahora mismo rozan el millón y medio, al principio las cosas no fueron tan bien. La necesidad de masa critica, pero de oferta también, es el talón de Aquiles de muchos de estos proyectos de economía socializada o bajo el concepto ‘servicio’ dónde antes había un producto.
En 2012 no habia manera lograr el propósito de transformar un producto de cuota mensual en un servicio global. De hecho se comieron el llamado ‘palo de hockey’ que te hunde en una especie de ‘death valley’ durante un tiempo y nada hace presagiar el tremendo crecimiento posterior que se produjo dos años después.
¿Qué otros ‘spotifys de lo que sea’ se te ocurren?
Tecnología en un móvil para que vean los invidentes
Imagina una aplicación para smartphone que permitiera ver a una persona ciega. De algún modo ya existe. Al igual que hiciera en su día el francés Louis Braille ideando el sistema de lectura y escritura que lleva su nombre, Hans Jørgen Wiberg, un discapacitado visual sueco, presentó en el evento Startup Weekend en Dinamarca hace un par de años su propio ‘sistema Braille’ aprovechando la tecnología socializada que permite el uso compartido de datos, imágenes y la conexión entre personas.
La App ‘Be My Eyes’ busca facilitar la vida a las personas con ceguera, conectándolos con asistentes videntes a través del teléfono. El ciego pone su teléfono frente a lo que necesita ‘ver’. Un espacio desconocido, una información que no puede leer, un color o una persona. Lo que sea y otra persona se lo describe al detalle.
Elegir entre un número de objetos el que desea la persona invidente o saber fechas de caducidad son aspectos de la vida tremendamente sencillos para quienes tenemos visión pero son retos diarios que podrían ser mucho más sencillos bajo este punto de conexión socializada y solidaria. A través de una llamada de vídeo directo sin coste ya que utiliza canales de datos, la aplicación concede a las personas ciegas la oportunidad de conectar con un voluntario que esté disponible y le ayude, describiendo cuanto ve por la cámara de su teléfono aquello que tiene frente a él. De esta manera, mediante el trabajo en común ambos son capaces de resolver cualquier situación.
Y es que no hay límites para la tecnología social. Ya no se trata de poner en contacto conductores privados y pasajeros, ni de conectar propietarios de viviendas con potenciales inquilinos eliminando la cadena de intermediarios ya sean taxis, hoteles o lo que sea. Hablamos de tecnología que responde a un criterio y funcionamiento similar pero cuyo fin es otro. El modo es el mismo y el efecto, en este caso, espectacular. Sin embargo hablamos de que hay espacios digitales que ahora permiten interacciones que antes eran impensables. Ya lo vimos con las academias de idiomas que poco a poco irán socializándose.
Muchas personas con una necesidad. Miles de potenciales actores dispuestos a ofrecer el servicio. Una plataforma que conecta y une ambas realidades. Desaparicion de la cadena de valor. Por otro lado, una cadena que en este caso ni existía, o sencillamente era inasumible.
Ya hace tiempo que iPhone es de uso relativamente sencillo para las personas ciegas. Tiene una característica llamada VoiceOver que permite utilizarlo gracias a una voz sintética y una ‘interface’ basada en el contacto. La experiencia de uso es realmente prodigiosa y ha acercado correos electrónicos, redes sociales, y aplicaciones diversas a a todo el mundo independientemente de su estado de visión. En este caso, esta aplicación permite que via VoiceOver se disponga todo el proceso de ‘Be My Eyes’.
Por cierto, si alguien hace un mal uso de la plataforma o de lo que se espera de la misma, la propia red los excluye. También, a partir de septiembre de este mismo año, iniciaran el modelo de negocio que, aunque todavía no se ha lanzado, girará entorno a la suscripción de quien desea ‘ver’ y el pago comisionado de una parte de aquellos que describen.
Veo cien modelos de negocio más y, tal vez, muchos vinculados a cosas que me tienen tremendamente ocupado estos meses como el M2M, la IoT, el Big Data o el ‘negocio predictivo’.
Seguro que seguiremos hablando de esta derivada tecnológica que espero, nadie, encuentre que precisa de leyes, permisos o meriendas diversas. Que de todo hay.
Startups a tener en cuenta en 2015
El listado que acompaño representan algunas startups irlandesas que, al igual que Silicon Republic, considero que se deberán tener en cuenta durante 2015. Serán objetivo de inversión para muchos obviamente y por eso me interesan especialmente puesto que el próximo mes presentaremos el fondo de inversión especializado en startups que, o bien están ubicadas en Irlanda o bien tienen en su road map pasar por aquí. El objetivo es invertir en empresas que ya puedan estar en el punto de mira de los principales actores del mercado británico y norteamericano. Dublín es un foco clarísimo para los emprendedores tecnológicos que no oculten su plan de expansión en el mercado más grande y estimulante del mundo o bien dando el salto o, como en muchos casos sucede, atacándolo desde la capital de la isla esmeralda. Ahí van:
WholeWorldBand
Es una aplicación para iPhone e iPad. Permite que cualquiera pueda hacer fácilmente música o vídeos y compartirlos en todo el mundo. Su uso es como entrar en un estudio de grabación virtual donde los fans de un músico pueden unirse a una sesión de grabación existente y aportan una voz, una parte instrumental, visual, o cualquier cosa factible de ser sumada. Es como una versión en colaboración, multipista y para YouTube. Fueron los ganadores a la mejor App por el uso innovador de la tecnología en Marketing Digital 2014 de los Premios EirCom. Actualmente WholeWorldBand ya está siendo utilizada por pesos pesados de la industria musical como Ronnie Wood (Rolling Stones), Stewart Copeland (The Police), Phil Manzanera (Roxy Music), Dave Stewart (Eurythmics) y New Model Army, así como miles de principiantes y músicos que colaboran juntos de forma asíncrona.
NVMdurance
Una compañía de tecnología de optimización de flash basada en Dublín que tiene la intención de desbaratar todo el mercado de almacenamiento de que actualmente soporta 28 mil millones de dólares. La tecnología de la empresa extiende la vida útil de los discos de almacenamiento flash de estado sólido en más de 20 veces al extender la resistencia de la memoria flash en chips nm 1x. La memoria flash se está convirtiendo en el medio dominante para el almacenamiento no volátil, es decir, las cosas que mantiene sus datos cuando se apaga el equipo, pero después de un cierto número de lecturas y escrituras de memoria flash simplemente se desgasta. Este llamado problema de ‘resistencia’ castiga el negocio de memoria flash y está retrasando su crecimiento. NVMdurance fabrica memorias flash que duran hasta 20 veces más. Nadie hace esto en el mundo.
Restored Hearing
La startup de la salud auditiva. La misión de Restored Hearing es aliviar el sonido tinnitus que se produce en los oídos de muchas personas. El objetivo de reducir los ruidos en los oídos por 15% en un mes utilizando su tecnología cinco minutos diarios. Recuperar el silencio para algunas personas es la clave. Están señalando a los enfermos de tinnitus en todo el mundo, unos 300 millones, especialmente a los que están ubicados en los EE.UU., donde organizaciones como la American Tinnitus Association y otras asociaciones ya han mostrado interés.
Pocket Anatomy
Es una aplicación galardonada en varias ocasiones y que sería como la solución de software visual 3D de bolsillo en temas de anatomía. Algo así como el Google Earth de la asistencia sanitaria, facilitando la comunicación médico-paciente diagnósticos y promover la comprensión personal de la salud. Ya está siendo utilizada por 250 mil estudiantes y educadores, así como 50 instituciones educativas en los EE.UU. El objetivo de la compañía es llevar la tecnología subyacente y hacerla más relevante y significativa para el mercado del paciente, facultando a los mismos a entender y manejar su propia salud y bienestar. Están en la incubadora NUI de Galway.
Artomatix
Esta me encanta y conozco bien el proyecto. Se trata de un proyecto que nace del Trinity College de Dublín cuyo equipo ha construido un sistema de inteligencia artificial con la creatividad artística similar a la humana. La tecnología funciona de tal manera que una vez que se suministran datos de artistas, Artomatix Estudio genera entonces nuevas expresiones artísticas sobre la base de estas entradas. El mercado es muy amplio y, aunque parezca chocante, muy nutritivo. La industria del cine, los videojuegos y derivados suponen más de 500 millones de euros en el este entorno y donde crear ‘artísticamente’ de manera autónoma y automática también es muy necesario.
Aylien
Ubicados también en Dublín, está aplicación se centra en soluciones de inteligencia artificial para dar solución a los problemas de creación de noticias y medios de comunicación. Se parecen mucho a una de las empresas que ya hemos invertido, Cilenis, pero digamos que su potencialidad anglosajona los hace muy interesantes. Procesamiento del lenguaje natural, máquina de aprendizaje y herramientas de recuperación de información para extraer ideas y significado a partir de documentos con facilidad. Ya ha recibido 500.000 dólares de SOSventures.
Herdwatch
En un país donde a las vacas se las llama ‘happy cows’ cualquier tecnología que se aplique a la ganadería es algo a tener en cuenta. Esta startup tecnológica apuesta por un CRM móvil para vacas basado en la nube para evitar a los agricultores y ganaderos horas de papeleo permitiendo grabar eventos agrícolas y animales directamente en un smartphone, tablet o PC, en cualquier momento y en cualquier lugar. En Irlanda los agricultores son un gremio muy alfabetizado y técnicamente son un grupo muy potente. Herdwatch es la primera solución multiplataforma totalmente aprobada por el Departamento de Agricultura. Es capaz de gestionar datos y ofrecer predicciones de información requerida, de tipo legal o técnico.
ThankFrank
ThankFrank.com es una plataforma de búsqueda de compradores sociales inteligentes basada en una economía de la gratitud. Ofrece una manera fresca de decir gracias por un consejo. ThankFrank subasta varias oportunidades de patrocinio limitado y la comunidad activa ayudas a estas empresas patrocinadoras a cambio. ThankFrank.com recoge todos los ingresos recaudados en nombre de toda la comunidad y lo deposita en la ‘Comunidad Cache’ que paga por descuentos de los usuarios cada mes. Cualquier consejo que recibe un ‘Gracias!’ consigue un pequeño descuento comercial, totalmente gratis, por lo que vale la pena dar buenos consejos. Funciona con cualquier plataforma social.
Pubble
Esta startup es el prototipo de proyecto que se instala en Irlanda y tiene todas las de la ley para dar el salto sin moverse de aquí. Un servicio web que añade una capa social a cualquier web de empresa y las ayuda a desarrollar una fuerte participación de la comunidad de la compañía. Pubble ocupó los titulares cuando se convirtió en la única compañía de la isla incluida entre las 11 que de 1500 que se presentaron lograron presentar su proyecto en el London TechStars 2014.
DisplayNote
Esta empresa de tecnología la conocimos en Belfast y está planeando irrumpir en el mundo de la productividad y la colaboración con su nueva aplicación llamada Swoodle. DisplayNote desarrolla tecnología que está diseñada para hacer más fácil a las personas presentar, compartir, conectar y colaborar en tiempo real a través de pantallas de gran formato, de escritorio y dispositivos móviles. El pasado octubre recaudó 1,25 millones de euros Bank of Ireland Kernel Capital Venture Fund, uno de los más activos en rondas A. El cliente potencial son presentadores, profesores, fabricantes que precisen visualizar de manera interactiva. La compañía se ha asociado con algunos de los mayores fabricantes del mundo de la tecnología de visualización, incluyendo NEC, BenQ y el Sáhara. Los productos de DisplayNote ahora están disponibles en 22 idiomas, distribuidos a nivel mundial.
Sediccii
La compañía ubicada en el campus Waterford Institute of Technology ha desarrollado una tecnología que autentifica a los usuarios sin la necesidad de transmitir información privada a través de Internet o que tenga que almacenar esa información sensible en los servidores. Sedicci utiliza un protocolo llamado ‘zero knowledge proof‘. Al eliminar la necesidad de transmitir y almacenar información privada, Sedici aumenta la seguridad en la identidad y reduce el riesgo derivado. Están trabajando actualmente con las organizaciones que requieren solo la autenticación de inicio de sesión para múltiples aplicaciones internas o que almacenan actualmente grandes volúmenes de datos de usuario personales sensibles. Conozco como funciona este tipo de gestores de identificación en temas aeronáuticos y por eso me interesa mucho como podrían aplicarlo a esos mercados verticales como líneas aéreas, banda ancha de telecomunicaciones, servicios públicos, agencias de gobierno y banca minorista. De las más interesantes.
La guerra contra Uber y el peso de lo inevitable
Si yo fuera taxista no estaría nada tranquilo porque un juez estableciera ayer que Uber debe cesar su actividad en España. De hecho eso puede ser incluso perjudicial para los que consideran que la aplicación es sólo eso, una aplicación que la gente se descarga y luego busca un ‘taxi’. Una decisión judicial que establece algo así no hace más que retrasar el desenlace y lo convierte en, seguramente, más dramático a medio plazo. Una noticia así tranquiliza a los taxistas y a los que defienden que el progreso se puede detener con legislación y prohibiciones, cuando lo normal es que el futuro se establezca con la confluencia de normativas que llegarán.
Y todo lo que el mundo del taxi considera inaceptable, en breve, se habrán superado. Ellos basan su crítica a Uber en dos frentes. Por un lado el peso de la legalidad y de las regulaciones a las que se tiene que acoger cualquier taxista o transportista (puesto que Uber está ya planteando transportar paquetes bajo el mismo concepto). Y por otro lado el coste que, para un taxista, supuso la compra de la licencia para el ejercicio de su profesión.
La primera es fácilmente solucionable. Se establece una regulación que genere un marco legal equilibrado que se base en los criterios de seguridad que precisa el transporte de personas y que por otro se adapte a lo que significa ahora el uso socializado de la tecnología disponible. No existe otra. Tarde o temprano pasará. Uber sabe que pronto dispondrá de una legislación europea que ampare su operativa y a la que los países de la Unión deberán adaptarse. ¿Porque sino la tecnológica americana iba a garantizar el pago y defensa de todas las demandas que surjan durante este tiempo ‘alegal’?
La segunda razón es aún más sencilla. Mantener el discurso que un taxista es propietario de una licencia, algo intocable y costoso, que se hereda como se heredan los pisos, que se concede bajo un coste patrimonial inmenso y que se le supone un punto de vista casi feudal, es muy difícil. Invertir en algo, comprarlo, para explotar un producto o servicio no te hace inmune a los tiempos, a su evolución. Comprar un bar, una tienda, pagar el traspaso por un comercio determinado no te da patente de corso a que deje de ser rentable frente a un modelo de competencia que desconocías cuando lo compraste.
Imaginemos que todos los que compraron, invirtieron, en la explotación de una tienda de música en su día, hubieran puesto el grito en el cielo cuando iTunes, Spotify o quien sea empezaron a montar sus plataformas. Sólo lo hicieron las discográficas. Las tiendas tuvieron que reconvertirse o desaparecer. Por el hecho de que iTunes o Spotify empezarán a provocar la caída de clientes en los espacios físicos que vendían música, no escuché a nadie imponer el criterio de que había que prohibir Spotify porque habia pagado 150.000 euros en el traspaso de una tienda de discos hacía 4 años. No es lo mismo, pero sirve para entender el valor de la inversión, la propiedad y la concesión de licencias por el mero hecho de pagarlas. Eso no debe exonerarte de nada. Es una apuesta personal, empresarial y financiera que a veces sale bien o, a veces, mal.
Repito, otra cosa es la regulación. Esa vendrá, es cuestión de tiempo y, vuelvo a decir, los taxistas o cualquiera de los profesionales afectados por la irrupción de modelos de gestión más eficientes, baratos, rápidos y digitales, lo que deberían hacer es ir pensando cómo se adaptan a lo que se les viene encima en lugar de seguir de frente ante una ola gigantesca que se lo va a llevar todo por delante.
Una ola que tiene nombres, cifras y pinta de tsunami. Fijaros. Didi Dache, la startup china para reserva de una especie de taxis, acaba de cerrar una nueva ronda de financiación de 700 millones de dólares. Una ronda conducida por el fondo todopoderoso de Singapur y especializado en salud Temasek. Recordemos que Uber, hace unos días cerró una nueva ronda de financiación de 1.200 millones de dólares valorándola en 40.000 millones. Pero no se vayan todavía, que aún hay más en el mundo del ‘taxi’. La nipona Softbank ha puesto 250 millones de dólares en GrabTaxi y la californiana Lyft logró recaudar 332,5 millones.
Digamos que mucho dinero para que todo esto no esté negociándose en los escenarios que hay para ello. Uber será legal en España como en el resto del mundo civilizado antes de lo que nos imaginamos. Emperrarse en negarlo es engañar a los afectados, complicarlo todo y retrasar en gran medida la evolución lógica y digital de la sociedad del conocimiento que nos tocaría, si nos dejan, liderar. El tiempo pasa y rápido. No afrontarlo o aceptar criterios fuera de todo contexto actual, es suicida.
El futuro del comercio mundial en manos de un chaval de 19 años
¿Disponemos de tecnología para dejar de conducir? Sí, y Se evitarían accidentes, seríamos más eficientes medioambientalmente, más rápidos y más ordenados. Nos daríamos cuenta que no precisamos muchas de las cosas que ahora nos invaden el día a día. ¿Disponemos de tecnología para saber que necesitamos y cuando antes de que ni tan siquiera lo solicitemos? Si. La gestión de datos masiva ya lo ha demostrado en diversos aspectos de las ciudades inteligentes. ¿Disponemos de tecnología para construir a distancia sin intervención de nadie? Si, la impresión 3D lo permite. ¿Disponemos de tecnología que permita la toma de decisiones con un margen de error mínimo? Si y esta es seguramente la clave. Si la decisión se basa en el análisis de datos y en la velocidad en la que se analizan las gigantescas variables, ¿para que necesito un político? Ahí lo dejo.
¿Que pasa en el tema comercial? En eso de comprar. ¿Ya hemos llegado todo lo lejos posible con lo del comercio electrónico? Obviamente no. Resulta que seguimos transformando el mundo gracias a algunas startups (algún día se les reconocerá su valor) que están redefiniendo todo. Cuando digo todo, es todo. Uber redefine el transporte, Amazon las librerias, Skype la telefonia, Airbnb los hoteles y Spotify la música. Sin embargo, el mundo comercial no tiene su Spotify, ni su Uber, ni su Amazon. ¿O si?
En algún lugar del mundo, ahora mismo, un grupo de jóvenes (y no tan jóvenes) están pariendo el cachivache que lo va a cambiar todo en menos de cinco años. Antes de que lleguemos al 2020 ir a un centro comercial será de todo menos lo que es ahora. Ya hay pistas. Aplicaciones, ideas, proyectos y propuestas, pero aún no ha surgido el modelo disruptivo que lo ponga todo patas arriba. Martin Lindstrom se pregunta en uno de sus libros ¿quien va a liderar este cambio? A este columnista del Time experto en tecnología y comercio, le preocupa quien se va a encargar de la transformación. ¿Los centros comerciales, los tenderos o un crío que no llega a la veintena afincado en Silicon Valley con nada que perder y mucho que inventar? Yo tengo, visto lo visto, una idea remota. De hecho, en ese sería en quien invertiría ahora mismo.
Cada vez son más las experiencias de tipo virtual que algunos comercios del mundo proponen a sus clientes. Desde los ‘antiguos‘ mostradores impresos que permiten a un viajero de metro en Tokio seleccionar la compra y que ésta le llegue luego a casa escaneando fotografías y QRs durante la espera de su próximo tren, hasta los espejos virtuales que permiten seleccionar un producto que no está en la tienda, ‘probarlo‘ y esperar que, si te gusta como queda, el comercio te lo envíe a casa. No comentamos como te lo lleva a casa, ya hemos hablado mucho de eso.
Seguimos en eso de ir perdiendo las fronteras entre lo físico y lo virtual. Está claro que siempre nos gustará eso ‘ir de compras’, pero es inminente que eso ya no sea como fue. La mezcla entre lo analógico y lo digital cada vez es más fuerte y no dejan de llegar ejemplos de hacia dónde se dirige todo. No hablamos Internet de las Cosas, o por lo menos, no sólo. Estamos destacando la interactividad, si, pero también como el comercio electrónico debe dejar de ser un canal que compite para pasar a ser uno que estimula al más tradicional.
Hoy es ‘cibermonday’, una curiosa reciente tradición que propone contrarrestar, o mejor dicho complementar, al famoso bate-records ‘blackfriday’ que representa un asalto a los comercios del mundo occidental. Este lunes consumista y digital supone ya un altísimo porcentaje de las ventas de un comercio que dispone de plataforma digital. Desde un punto de vista personal, cercano, hemos visto en apenas cinco días como las ventas de uno de las comercios digitales en los que teníamos puestos mayor interés para estudiar su reacción, supusieron el mismo volumen que en cuatro meses juntos. Entre el pasado jueves y a primera hora de la mañana, más de 200 pedidos basados en una oferta han supuesto la rotura de stocks que nos temíamos. A la vez, en los puntos de venta físicos, sucedía lo mismo.
Pero volvamos al plano conceptual. Imagina un centro comercial donde no hay tiendas. Apenas unas pantallas en las grandes superficies que antes ocupaban centenares de productos. La tienda sigue allí, los dependientes han pasado a ser unos asesores, o ni eso, no hay caja registradora ni nada que se le parezca, no hay horario, no hay estanterías ni nada. Todo es un enorme cubículo blanco decorado con televisores planos que emiten, según te acercas tú u otra persona, una cosa u otra. ¿El futuro?
No, el presente, guardando las distancias entre este robot y lo que estoy diciendo. De hecho hay lugares en el mundo que experimentan con ello de manera firme. Se trata de descubrir por dónde irá eso de convertir al cliente físico en un usuario de marca, algo así como pasa en el entorno digital, donde el consumidor se ha convertido en un prosumidor capaz de influir, con los datos que ofrece, en la evolución de un producto.
¿Porque diferenciar entre pasarse horas mirando prendas u objetos de la casa en Pinterest con lo que hacemos paseando sin intenciones previas por unos grandes almacenes? La necesidad surge cuando ves el producto, muchas veces no antes. Imagina que en tu centro comercial de referencia el paseo fuera en un Pinterest integral, focalizado en tus intereses (que desconoces) y que resumirá tu experiencia de compra en algo más rápido, barato y divertido.
Me da la impresión que los ‘malls’ del futuro serán menos comerciales y más experienciales. Lugares para convivir entre humanos y no tanto para comprarle a humanos. Puede que el futuro esté más cerca de lo que pensamos, pero tal vez no estemos preparados para que nos envuelve. De hecho es la cancioncilla de siempre. Existe tecnología para muchas cosas, podrían estar disponibles, pero social, política o culturalmente, quebraríamos.
Si tienes una tienda física, un comercio en una gran superficie, si eres directivo de algo que tenga que ver con todo ello, como dije hace unas semanas en el evento Comertia 2014, empieza por montarte una tienda online. El primer paso es ese, y luego vamos aprendiendo.
Uber se prepara para el transporte instantáneo
Uber está a punto de cerrar una ronda de financiación que valoraría la compañía en más de 35.000 millones de dólares. En concreto T. Rowe Price Group Inc. estaría a punto de ser el nuevo inversor que se sumaría a la todo poderosa Fidelity Investments según informa Bloomberg. Y la verdad es que si Uber completa este volumen de financiación y su valoración llegase a doblar la actual, remitida a la ronda que cerraron en junio, sería un nuevo récord mediante una ronda de inversión directa. El club de los once dígitos lo componen ‘maquinarias’ como la de Airbnb o Dropbox.
La idea de Uber es utilizar esta ingente liquidez para conquistar el mundo. La expansión internacional de esta empresa fundada hace cinco años ya ocupa 220 ciudades del planeta y su idea es llegar a un millar en breve. A pesar de los obstáculos regulatorios, sus políticas de privacidad y de los problemas sobre el método de comisionar a los conductores, Uber parece imparable debido a la lógica de los tiempos sobre los que ya hemos comentado alguna cosa aquí.
Sin embargo la amenaza a lo establecido no gira entorno a esa capacidad financiera o, ni tan siquiera, a su disruptiva manera de entender la expansión del negocio. El punto de inflexión está en manos de otras grandes compañías que tarde o temprano verán sinergias y de un modelo de transporte que ya han empezado a explorar.
Si Uber traslada personas de punto a punto bajo demanda concreta basada en una aplicación móvil, ¿por qué no puede también transportar cosas? La amenaza se extiende también a los transportistas y ésta ya no sólo viene por parte de Amazon, sino también de Uber.
Digamos que tenemos la cara del disco puesta al revés y algunos creen que es la canción seleccionada. Mientras unos se preocupan de cómo salvar su mundo y su negocio cimentado en modelos anteriores a la existencia de Internet, los teléfonos móviles o la gestión de datos compartida, otros van tomando posiciones. Al final, como en todo, la cosa dependerá de lo rápido que reacciones.
Los taxistas no deben temer a Uber, por lo menos no sólo a él. Deben asustarse, según su manera de ver esto del progreso, una asociación entre Uber y Google, entre Uber y Amazon, entre Uber y Robotics, entre cualquier empresa que aspire a modular el futuro inmediato mediante la tecnología a nuestro alcance y la reducción de fricción económica de los procesos.
Uber ya reparte comida y mercancías. Quien considere que Uber sólo está pensando en transportar personas y hacerlo mediante chóferes humanos es que no ve mucho más allá de lo inmediato. Con UberRush ya están entregando paquetes aprovechando el echo de que es lo mismo técnicamente llevar a una persona que a un objeto mediante la cita previa y automática que facilita su App.
¿Tienes algo que hacer enviar a alguien? En la aplicación de Uber puedes pulsar ‘rush’ y un conductor, incluso un ciclista, lo recogerá y lo entregará a su destino. Como siempre a un precio inferior al mercado tradicional que requiere de mil sedes, almacenes, papeleos, trabajadores contratados, un tiempo de entrega menor y una ‘user experience’ inmejorable para el cliente pues ordena y paga desde el propio dispositivo móvil.
En este punto, Uber ni piensa en los taxistas. De hecho creo que los utiliza y los valora positivamente, pues en ellos ve su futura flota comercial. A quien realmente le tiene ganas es a Amazon, que ya se la ve venir y por eso insiste en eso de poner el Amazon Prime como punta de lanza de su plan logístico y la apuesta por los taxis tradicionales como apoyo a su despliegue de entregas urgentes.
Y es ahí donde aparece Google. Si alguien le tiene ganas a Amazon es Google, porque el gigante de Mountain View sabe que su mayor rival es éste. Obviamente con el permiso de Alibaba.
El futuro más cercano será muy distinto al actual. Los actores del transporte, de la entrega y de los modelos de movilidad cambiarán para no volver a ser lo anterior nunca más. Es cuestión de tiempo que Uber, Google y alguna empresa robótica establezcan un protocolo de colaboración. No es más que eso, poner en común los avances que cada uno está llevando a cabo.
El futuro más o menos será así. Uber y Google llegarán a un acuerdo por el cual el primero proporcionará los datos necesarios para que Google interprete en su todopoderoso GoogleMaps donde es preciso y donde no tener más coches automáticos listos para un servicio. Es decir, Uber tendrá la capacidad para interpretar las zonas de mayor demanda de transporte humano o de objetos y a que horas del día. Así mismo, Google, proporcionará un vehículo automático sin chófer tremendamente próximo al demandante vía App. Tarifa precalculada, algoritmos decidiendo la vía más rápida y eficiente y seguimiento visual de la propia entrega desde tu sofá. El resultado será el transporte instantáneo visto a tiempo real y tremendamente económico al no precisar conductor. El servicio logístico perfecto.
Por cierto, en esto que acabo de describir nos hemos ventilado un buen número de puestos de trabajo y varias leyes restrictivas actuales. Pero bueno, ya sabemos que en eso del progreso la humanidad ha visto muros más altos y los saltó. Coches automáticos en pruebas vinculantes el año que viene circularán por Londres y algo que ahora nos recuerda a la ciencia ficción en diez años será tan normal como ver a la gente haciendo skype por la calle. Algo impensable hace doce años básicamente porque no existía.
Imagina otro escenario. Un Uber utilizando datos, mapas y criterios sofisticados para decidir incluir en un trayecto a un nuevo ocupante que puede incluirse en el anterior. ¿Resultado? Mayor eficiencia y menor coste para todos, incluido el cliente inicial. Un vehículo circulando en mundo virtuales que ya experimenta Google. Me refiero no a un coche basado en GPS e interpretación de mapas, sino un vehículo capaz de ‘dibujar’ un mundo tal y como es y rectificar el modelo tridimensional que existía en su base de datos si eso ha cambiado. Imagina cual es el papel de los miles de vehículos de Uber. Una flota de correctores tridimensionales en un mundo cada vez más representado en lo virtual y próximo a lo real.
Sobre estas sinergias y combates comerciales, la economía tradicional tiene todas las de perder se pongan como se pongan los gobiernos de turno. Pero también se ponga como se ponga cualquiera, lo mejor es identificar el color del cielo cuando nace un día y no cuando muere el anterior. Lo que se precisa es líderes capaces de preparar nuestra sociedad a un modelo tremendamente distinto y con una gran presión laboral que se va a ir reduciendo. No es sólo esto. Es mucho más, pero este ejemplo es significativo.
La inversión que recibirá Uber, no hace más que confirmarlo. ¿Alguien cree que esos fondos están pensando que Uber, Google, Amazon y otros no van a lograr liderar el futuro? Pues eso, ¿tú que estás pensando hacer? Transfórmate o te transformarán.
'All you can eat data'
La compañía telefónica Three mobile utilizó el ‘claim’ que titula este post, ‘all you can eat data’, hace unos años para explicar que podías utilizar cuantos datos digitales fueras capaz de consumir en un tiempo a cambio de una cuota determinada fija a pesar de hablar de ser clientes en ‘prepago‘ y sin contrato. Pasaron a determinar que un producto digital no es más que un servicio y este debe venderse como tal.
No era novedad, de hecho ya hacía tiempo que la música abandonó el valor físico de lo tangible y se convirtió en datos, es decir, en algo intangible, y aunque lentamente, la ola fue devorando todo cuanto se ponía delante de ella. Del disco al archivo. De hecho a partir de un momento determinado comprar música para poseerla dejó de ser algo determinante. Por mucho que la industria discográfica mantenga su interés por el viejo modelo comercial de pagar por tener, todo se ha transformado hasta el punto que los nuevos ‘players’ de la música se han visto obligados a transformar su oferta, la cual ha pasado a ser de un producto a un servicio. El ejemplo más claro es Spotify por el cual pagas una cuota para escuchar cuanta música seas capaz en un mes desde cualquier dispositivo. Eso, digamos, es un servicio y deja de ser un producto.
En el mismo contexto se mueven otros sectores, otros servicios que derivan de productos previos. Hay más ejemplos. Acceder a un fondo editorial sin restricciones de cantidad y sólo de tiempo por un precio fijo mensual es otro de ellos. Desde hace unos días sabemos que esa transformación que Amazon puso en marcha hace un tiempo ya está también en España. La tarifa plana de lectura en Amazon llegó a Kindle. El servicio se llama La cosa se pone interesante. Cerca de un millón de títulos, 25.000 en lengua castellana, disponibles por algo menos de 10 euros al mes. No deja de ser servicio sustituyendo al producto cuando éste no tiene nada que aportar a la acción en si. No necesitamos soporte, no necesitamos intermediarios, no es lógico estructurar un negocio a partir de los modelos de una cadena de valor envejecida.
Este punto de encuentro entre el ‘longtail’ que proviene del producto digital y la oferta globalizada no es más que la respuesta a los tiempos que vivimos y a la percepción de un modelo de consumo más estructurado en la visión de ‘usuario’ que en la de ‘consumidor’. La facilidad para generar un espacio digital de conversión entre usuario, consumo, oferta y productos es un viaje ya sin retorno a pesar de todo.
Cierto que no todos lo hacen, pero lo harán. Digitalizarse no es una opción. Hubo quien ser resistió y la realidad plomiza los aplastó. Kodak insistió en producto y la digitalización del modelo se la llevó por delante. Ahora Instagram es a la fotografía lo que fuera la empresa del carrete.
Lo están probando muchos. ¿Tu empresa? ¿Tu sector? En la educación, en la medicina, en la abogacía, en muchos ámbitos. La sustitución digital del producto por el servicio susceptible de digitalizarse es pura ‘reconversión industrial’. No se trata sólo de ofrecer tu catálogo en un comercio electrónico, que también, sino que hay que explorar si tu modelo industrial entronca con lo que se está ya imponiendo por la lógica de los tiempos. Tiempos que buscan eficiencia, reducción de costes, adecuarse a la verdadera cadena de valor y a la eliminación de intermediarios que encarecen o ralentizan tus servicios, antes llamados productos.
Airbnb superando barreras legales en San Francisco
Publica hoy Techcrunch que después de seis años de operar en San Francisco, Airbnb finalmente pasará a ser una empresa con un producto totalmente legal en el lugar que lo vio nacer. Esto trastoca muchos mensajes en contra del modelo y de la viabilidad de esta disruptiva empresa que está revolucionando el sector hotelero del mundo.
Durante dos años la ciudad de San Francisco ha discutido este tema hasta llegar a la pieza argumental de ayer. La escasez de vivienda parece estar detrás de la evolución del tema, lo que, por otra parte, también podría estar dando las pistas de un mundo inminente en cuanto al formato inmobiliario que Airbnb plante de manera derivada.
La limitación de un alquiler ‘no organizado’ de hasta noventa días en un año intenta defender los intereses precisamente del sector de la vivienda y sus afectaciones en un mercado saturado de demandantes y escasez de oferta. Además los ‘anfitriones’ deberán inscribirse pagando una cuota de cincuenta dólares al Departamento de Planificación y comprometerse a pagar impuestos de tipo hotelero.
Tengo la impresión que poco a poco, cada una de las barreras que suponen un freno hacia algo irremediable, irán cayendo. Unas por su propio peso, otras por la vista inteligente de mandatarios que observarán el transcurso inevitable de la economía digital y distribuida y otras por los nuevos intereses económicos a los que se irán incorporando modelos y agentes más tradicionales e, inicialmente, reacios a dichos cambios.
Ya pasó con la música, pasará con los libros, pasó con los viajes y pasará con miles de millones de empleos, todo cambiará y lo hará rápido. Los intermediarios, la cadena de valor entre cliente-usuario y producto cada vez es menos curva, menos compleja y utiliza la tecnología para simplificarlo todo, hasta el punto que los intocables pueden estar también en fase de extinción.
Airbnb no deja de ser un exponente más, como tantos, de que los intermediarios, en todo, desaparecerán y lo harán rapidito. Ser el de en medio no tiene futuro. O eres cliente o eres productor. Lo único que se necesita ahora es un canal que los vincule y este ya no precisa de una cadena de sucesos, de procesos encadenados que encarecen. Ahora solo es preciso tecnologia. Uno de los proyectos en los que acabamos de consignar nuestra entrada societaria y que en breve comunicaremos, responde precisamente a este modelo social en una franja demográfica con un enorme potencial.
Recordemos que, en estos momentos, Airbnb vale 10.000 millones, Hyatt Hotels 8.000, y Wyndham 9.400. Escribí que si yo fuera taxista me daría de alta en Uber, ahora pienso que si tuviera un hotel encantador y pequeño mutaría el negocio a Airbnb. Si tuviera una idea de negocio nueva, la galvanizaría en una plataforma social capaz de integrar toda la filosofía de este tipo de modelos.
Invertimos en la 'multirealidad' de Viuing
Una nueva apuesta se suma al ‘pool‘ de startups donde estamos invirtiendo. De la mano de la gestión de Sitka Capital hemos entrado en Viuing, una de las más destacadas apuestas de nuestra aceleradora Conector. La verdad es que el equipo que dirige la compañía y los socios que se han sumado recientemente presagian un muy buen destino para este proyecto.
Un equipo fundador formado por Sergio Palomino, Marc García y Toni Felguera y con mentores del calibre de Jorge Lasheras, ex-presidente de Yamaha Motor España, y mi socio en tantos ‘líos’ Carlos Blanco, emprendedor que recientemente ha ganado el Premio Mejor Emprendedor de los X Premios Pyme Expansión-IFEMA, que asegura un buen tiro con esta entrada en el capital de la empresa.
Viuing consigue que el espectador asistente a grandes eventos no se pierda ninguna parte del espectáculo a través de un dispositivo basado en tecnología TV, muy económico, sencillo y funcional, que retransmite de manera precisa y a tiempo real todo lo que ocurre. Acabado el espectáculo, el espectador puede llevárselo como recuerdo o depositarlo en unos contenedores para su reciclaje. Tantas veces hemos hablado de esto del multidispositivo y la multipantalla pero nunca hemos atendido a la multirealidad. Es algo superior a la realidad aumentada, os lo aseguro.
Me encanta participar en proyectos de este tipo, disruptivos, innovadores y que arriesgan por el lado del entretenimiento tecnológico. Ya os iré contando. Estos días estamos entrando en varias nuevas startups y creando un nuevo vehículo de inversión radicado en objetivos más internacionales y que permita la entrada con importes muy asequibles.
A pesar de todo, los 'drones' repartirán
A pesar de todo y contra todo, el peso de lo razonable se irá instalando. Amazon, por ejemplo, insiste en que sus envíos en el futuro puedan ser gestionados por ‘drones repartidores automáticos’. De momento ya ha pedido permiso al gobierno de los Estados Unidos para poder hacer algunas pruebas.
En un futuro no muy lejano caminaremos por las ciudades y un dron de Amazon nos sobrevolará con un paquete destinado a cualquier vecino. Lo que a unos les parece una locura, una agresión a la lógica, algo parecido a lo que se dice de Uber con respecto a los taxistas o a lo que se dijo hace unos años sobre la música y Napster, resulta ser, no obstante, el método más eficiente y directo de retirar todo tipo de fricción en la cadena de valor y de transporte derivado.
El mandamás de Amazon ya dijo que su objetivo es crear, a través de Amazon PrimerAir, un modelo de gestión logístico que permita tener en el poder del comprador cualquier paquete de menor tamaño en menos de media hora. El comercio electrónico instantáneo. En el futuro, el propio dron podrá manejar datos y gestionar transacciones, derivar descuentos e incluso sugerir compras de última hora.
Considerar los drones como una injerencia en el espacio es no aceptar los beneficios que a su vez nos pueden aportar. Todo instantáneo, eficiente y sin errores. La intervención humana sería muy menor, lo que, ya sabemos, evita problemas visto lo visto.
Sin embargo la Administración Federal de la Aviación de EE.UU negó esa posibilidad en primera instancia alegando que ‘el uso de drones comerciales para reparto es algo que debe estar regulado y porque faltaba mucha información acerca del funcionamiento y alcance del proyecto’. Preguntas como ¿volarían muy alto? o ¿por zonas pobladas?.
De todos modos Amazon ha pedido permiso a la FAA para desarrollar el PrimeAir y hacer pruebas cerca de su sede en Seattle, por lo que ya sabemos que el peso máximo de los drones rondaría los dos kilogramos y, por derivación, la carga no sería muy superior. Según se estima por los ingenieros de Amazon los trayectos aéreos seguirían trayectos lineales que reproducirían en el aire las carreteras, autopistas o calles. De ese modo la afectación a peatones sería mínima en caso de caída o colisión inesperada. La FAA ha dicho que necesita estudiar de nuevo el tema, pero ya no se ha negado de plano.
Hay profesiones que van a desaparecer de la noche a la mañana se pongan como se pongan, se manifiesten donde se manifiesten o chantajeen a los gobiernos que chantajeen. Tarde o temprano habrá un equipo político en algún lugar que aceptará como evidente que los tiempos han cambiado y que la tecnología impone sus reglas por la eficiencia y la exactitud.
Es cuestión de tiempo, solo de eso, pero en breve veremos manadas de drones cuadricópteros montados en camiones de reparto y despegando puntualmente a medida que se acercan a sus destinos establecidos desde una plataforma digital. En Amazon aseguran que ‘la eficiencia de estos repartidores aumentaría si en vez de hacer repartos del punto A al punto B, lo hiciesen desde el camión a la puerta del cliente. Técnicamente el repartidor no tendría que volver a pararse en una ruta, tan solo desacelerar y dejar que el dron haga la entrega.
La insistencia en paralizar el progreso por miedo o por que no afecte al sillón de Alcántara, la visa oro corporativa y la tranquilidad dominguera de saber que lo tuyo no lo toca ni Dios, no durará mucho. La vida es como es y el peso de lo inevitable es plomizo. Lo fue con la Spotify, lo será con Airbnb, con Uber, con decenas de proyectos que van llegando y otros que esperan pacientemente su momento.
Ver en la tecnología a un agresor es ridículo. Insistir en el discurso de que los ‘robots nos quitarán el empleo’ roza una especie de ‘tecnoxenofobia’. ¿Tan difícil es aceptar que la tecnología no hace más que aprovechar determinados factores de un modo más eficiente a fin de permitir que los costes ya sea en logística, coordinación, comunicación, organización o lo que sea, sean mucho menores y así generar un punto de encuentro entre demanda y oferta con ventajas para ambas? ¿No es fácil de ver que eso no tiene vuelta atrás? ¿Por qué insistir en paralizarlo con regulaciones complejas, intervencionistas y que, como en el caso de Uber, solo buscan salvaguardar modelos económicos del pleistoceno?
Los contrarios a Airbnb, PrimeAir, BlablaCar, Uber u otros dicen que todo esto deshumaniza el comercio y el trato entre cliente y empresa. Eso no se aguanta ni con pinzas de madera. El caso del primero, Airbnb, es paradigmático. Miles de propietarios utilizan sus propios pisos, los alquilan sencillamente, cómodamente y procesan aspectos desde le punto más humano posible: el dueño espera al cliente, lo conoce, le habla y hasta se mejora el trato final. Pues eso que lo mismo pasa con el ‘taxista Uber’ que ofrece valor añadido informando, generando transacciones en paralelo de otros servicios y el cliente. (Acepto que un dron no es muy humano, pero ya hemos hablado alguna vez que Google está comprando empresas que desarrollan robots que puedan caminar hasta la puerta de tu casa y darte conversación si es preciso).
Por mucho que insistan, el muro sigue construyéndose. A un lado quedará gobiernos, empresas y ciudadanos que sigan estimulando restricciones, propuestas artificiales y normativas incoherentes con los tiempos que vienen y nos tocará vivir. Nuestros hijos circularán entre drones voladores, reservaran hoteles directamente por habitaciones, interacturaran con software legal que les defenderá en juicios y causas, establecerán lecturas organizadas en diarios escritos por robots, atenderán a sus clientes desde lugares remotos y asistidos por diferentes modulos digitales. Todo eso pasará en menos de diez años. Hay países que legislan y estimulan a sus startups para que vayan construyendo en ese camino y otros que siguen creando normas del siglo XIX. Que no sufran, que nos dejen hacer. Todo vendrá.
Cuando la alta tecnología deriva en algo doméstico
Hay quien está edificando el futuro. Son empresas que a partir de la colaboración de muchas personas a través de un modelo ‘crowdfunding’ o a partir de una inyección económica de un ‘venture capital’, están en este preciso instante desarrollando cosas que serán normales en el futuro inminente. Ayer supimos de dos de estas.
Por un lado ‘Ekocycle’, una bonita impresora 3D que pretende acercar el concepto de la fabricación de objetos a partir de desechos domésticos como botellas vacías de refresco y por otro ‘Spark’, una startup que pretende aplicar inteligencia a cualquier objeto doméstico al fin de que pueda conectarse a la Internet de las Cosas. Dos pistas donde se van a correr las grandes carreras en poco tiempo.
La transformación tecnológica de nuestra sociedad atravesará conceptos como la impresión en tres dimensiones y la conexión de datos y objetos. Todo ello ya está pasando y estos ejemplos de hoy no son más que los arquetipos que muestran los modelos iniciales de cuanto está por venir. ¿Recuerdas el aspecto que tenía una PDA? ¿Y lo que hacía? Tal vez ahora ves el reflejo de aquellas máquinas lentas y desconectadas en tu ‘smartphone’, de hecho algo hay, pero es increíble cuánto iba a evolucionar todo antes de que pudiéramos ni siquiera intuir el cambio.
Sobre la primera de las empresas que hoy estamos mirando, la Ekocycle, poco que añadir a lo que ya describen en Phys.org. Por algo más de mil dólares se podrá tener un aparato en casa que convierta botellas de CocaCola en cualquier objeto que te apetezca tener y que pueda ser susceptible de fabricarse en un material plástico. Sin embargo, lo que me interesa es el detalle de que ha trascendido que en 3DSystems están trabajando junto a Hershey’s para que cualquiera pueda ‘imprimirse’ los chocolates de la marca en la forma que uno quiera.
Poco a poco se van vislumbrando como otros intermediarios (tiendas) darán paso a un nuevo activo: los programadores de archivos 3D que podrán ser, perfectamente, ‘cocineros 3D’. Parece bastante evidente por donde van los tiros.
La otra empresa a la que nos referimos, Spark, es de esas de las que ya sabes que vas a poner en tu radar. Pretenden transformar tu universo inmediato en un complejo sistema de enlaces y conexiones que genere inteligencia y eficiencia a lo más cotidiano.
La tecnología de Spark quiere conectar el Spark Core, un dispositivo parecido a un microordenador instalado en cualquier producto eléctrico, con el Spark Cloud, que es el componente en el ‘cloud’ y que dispone de su propio sistema operativo de código abierto para que los desarrolladores puedan crear aplicaciones ‘conectoras’ sin problemas.
El fundador de Spark asegura que le vino el interés de conectar cualquier cosa con la Internet de las cosas al querer ayudar a su padre, con problemas de oído, con un sistema que hacía parpadear la luz cuando se tocaba el timbre. Algo básico que conducirá a algo complejo.
La teoría nos dice que ‘la Internet de las Cosas’ convierte en inteligente un objeto en el momento justo que se lo conecta a otro dispositivo o canal de datos. Si eso se puede hacer con una cafetera, una aplicación la convertirá en ‘inteligente’ y a partir de ahí dispara tu imaginación. ¿Cuantos desarrolladores de ‘apps’ para iOS o Android vieron desde el principio las posibilidades de crear aplicaciones hace ya unos años? ¿Quiénes están creando aplicaciones para iWatch o para las Google Glass? ¿Sabes quienes están pariendo software concreto para el Google Car? No se si se me entiende.
Invertimos en domótica con iOmando.
Hace días que sabemos del apetito de algunas grandes compañías del mundo por todo lo que tiene que ver con la domótica y, por derivación simple, por la Internet de las cosas. Google inició esta particular competición hace un tiempo con compras que insinúan por donde van los tiros del futuro inmediato.
Microsoft, ahora, se ha lanzado a ese campo de juego con agresividad y está ofreciendo todo tipo de apoyos a startups basadas en el desarrollo de la domótica. Es más que probable que el futuro de la tecnología más inmediato tengo mucho que ver con la domótica, con la capacidad de que diferentes dispositivos o artilugios interactúen de manera inteligente y de un modo eficiente atendiendo al contexto en el que se encuentren.
Microsoft, Apple o Google buscan con diferentes programas cercanos a la domótica monitorizar la evolución de pequeñas empresas y startups que en el futuro puedan ser interesantes de adquirir. Está claro que la domótica esconde mucho todavía. Ideas, emprendedores y proyectos que se acumulan en aceleradoras y eventos. Sólo algunos despuntarán y se acercarán al magma imperfecto de empresas que están definiendo el futuro.
En ese punto exacto, el de encontrar startups en condiciones de ser interesantes en el futuro cercano, se engloba la entrada societaria que hemos hecho en iOmando a través del vehículo inversor que representa Sitka Capital y la dirección de Idodi.
IOmando es un servicio para abrir puertas y gestionar accesos desde dispositivos móviles, tales como smartphones. Mediante una app móvil permité accionar cualquier tipo de mecanismo electromecánico, ya sean puertas de parkings, peatonales o vallas.
La verdad es que hay proyectos que ya sabes van a ser un éxito cuando los ves por primera vez. En este caso, IOmando funciona perfectamente y responde a un criterio de retirada de fricción en la economía digital, tecnología y domótica, atendiendo claramente a evoluciones futuras que conecten inteligencia artificial, dispositivos físicos e Internet de las cosas. El equipo que lo lidera así lo piensa y en la medida que pueda mi ayuda irá encaminada a generar ese area de analisis y desarrollo.
Iomando sabe que el tradicional mando a distancia es un producto inseguro, incomprensiblemente caro y de fácil extravío. Todos los usuarios llevan años usando diariamente estos dispositivos que prácticamente no han evolucionado en los últimos 50 años. Cada vez que se estropea un mando, resulta una incomodidad tener que mediar con el administrador para conseguir uno nuevo y efectuar el pago de 40 € por cada dispositivo.
El sistema de apertura de parking desde el teléfono móvil es un elemento altamente atractivo para el usuario. Éste se beneficia de poder integrar todos sus mandos en un mismo dispositivo y la posibilidad de gestionar los permisos de los usuarios. Todo ello con un coste sustancialmente menor al de los mandos de parking existentes y una mayor seguridad asociada al servicio.
Trabajar con startups es gratificante, hacerlo en entornos como la IoT aún más. Iomando es una de esas empresas con formato y patrón necesario para ser atractiva en un futuro próximo para cualquiera de las grandes compañías de las que hablábamos al principio.
Mis 'glass'
Ayer supimos que Google ha decidido abrir su programa Glass Explorer al Reino Unido y, por lo que he podido saber, probablemente a Irlanda también. De hecho será la primera vez que se venderán fuera de los Estados Unidos. Será, por cierto, por unos ciento cincuenta euros más que allí.
Se sabe que Google se ha obsesionado con el uso doméstico y normalizado de este dispositivo. Ha estado trabajando en el rediseño de las propias ‘gafas’ a fin de que se conviertan en un objeto no tan solo útil sino también atractivo. Acuerdos con Diane von Furstenberg o la misma Luxottica es evidente que pondrán a las Glass en el espacio de las ópticas y no sólo de las tiendas de ‘electrónica’ aplicada.
Estamos cada vez más cerca de la dimensión doméstica de todo este universo ofrecido en una minipantalla a milímetros de nuestros ojos. La explosión de efectos y opciones nos llevarán a un planeta repleto de datos añadidos que complementarán la realidad. Hablamos de la verdadera ‘realidad aumentada’ pues es a partir de la observación ‘real’ de la misma que se superpondran aquello que sea relevante.
Me imagino el modo de comprar en el futuro. De hecho trabajar en aplicaciones que permitan el acceso visual en tus Google Glass al precio del producto y sus detalles, a comparativas con otros de la competencia, a videos demostrativos, opiniones, características, estado de tu cuenta bancaria, simulación de cuotas o lo que sea cuando estés frente a un producto que quieras comprar.
Hace pocos días conocimos la iniciativa de GuidiGo que permitirá guiarnos por los museos del mundo a partir de la información que se pueda acceder a tiempo real y sobre la propia obra que veremos. La aplicación ya es capaz de identificar la obra que estamos mirando para ofrecer información adicional como texto o videos, solo basta escanearla con la cámara y la información se muestra en pantalla. Esto mismo se deriva en infinidad de opciones más allá del arte. Piensa en todo cuanto precisa de información añadida y estarás ante una idea de negocio que se ubicará en el futuro inmediato.
Conocí a David Lerman cuando lanzaron la ‘GuidiGo’ para iPhone. El equipo fundador vive en París y ahora han decidido trasladarse a Estados Unidos y testar el modelo de negocio que es freemium. Se basa en una versión estándar de información y de añadidas bajo coste. Es una buena opción para ir planteando por donde irá la cosa. En este caso, solo con pronunciar un ‘Ok Glass, start a tour’, las gafas reconocen en que museo y en que parte de él estás y empieza a guiarte por el mismo.
Las Google Glass siguen explorando y conquistando escenarios. La universidad es claramente el lugar donde esto debe suceder lo antes posible. Concretamente en las facultades de medicina parece una evidencia casi insultante.
Ya no es una novedad que los cirujanos utilicen las gafas de Google durante una intervención, ni tan siquiera que se haya convertido en un indispensable objeto para muchos doctores ya a la hora de ejercer su profesión en Estados Unidos. Lo que es novedad y me parece ciertamente excepcional es mezclar formación y medicina tal y como ahora ya se empieza a ver.
En la Escuela Irvine de Medicina de la Universidad de California se van a emplear como un auxiliar en la enseñanza de medicina, en especial para alumnos de primer y segundo año. La idea es probar si las Google Glass son un buen asistente para el aprendizaje en anatomía y, al mismo tiempo, para registrar el avance de los alumnos en su trato con un paciente. Todas las grabaciones y registros se almacenarán en un software propietario de la universidad, para más seguridad.
El salto que va a producirse en infinidad de campos con este artilugio es enorme, pero al igual que ha pasado con los smartphones, o tablets, incluso con los propios modelos de conectividad de algunas cosas, irá produciéndose casi sin percibirse. En breve nuestra vida tendrá un nuevo compañero doméstico, profesional y social llamado ‘mis glass’.
Digitalizar tu vida cotidiana
Con el deseo de ir definiendo la sociedad digital que nos rodea y con el estímulo que supone convertir en modelos digitales todo cuanto nos rodea de manera cotidiana, trabajamos duro en lograr ese tránsito. Por un lado con clientes que lo piden y lo disfrutan y por otro con startups participadas con las que recorremos ese camino en común.
La tecnología modificará la manera de hacer las cosas. Todos estamos interconectados en todo momento y lugar, las redes son el oxígeno y el aire y es a partir de todas las interacciones en las redes que lo rutinario se automatiza. Parece evidente que la tecnología y lo digital cuando está al alcance de todos mejora la vida pero amenaza los recursos. Por eso vivimos una época donde crece la conciencia y la responsabilidad sobre nuestro entorno, sobre este planeta mal herido.
Redconvive pertenece al segundo grupo. Una startup de base tecnológica que se focaliza en aspectos que hasta ahora eran exclusivamente analógicos. Actualmente ya permite que los propietarios voten en junta a través de la red y que esta votación tenga validez legal. A mi modo de ver este es un punto muy atractivo por lo transparente y democrático que supone. Convocatorias, delegar votos, actas automáticas, sin papeleos, aplicando legislaciones autonómicas y nacionales, sin grandes complejidades ni configuraciones y atendiendo a modelos según la normativa vigente. Que Ruben y Mario, sus fundadores, vengan del sector ha sido clave. Rodeados de buenos tecnólogos, del soporte de IDODI y de una buena base de gestión han logrado un gran producto.
Estos días están en pleno lanzamiento con todas las funciones renovadas de la Web y de la App mucho más orientada a profesionales pero que permite crear contenidos en remoto. Las métricas y las suscripciones no hacen más que crecer.
Las startups deben dar respuestas cercanas a problemas cercanos. Me interesa algunas de las aportaciones que hace este producto. Redconvive permite anticipar reuniones de vecinos, dar acceso al voto web o móvil con validez legal, desmontando así muchas barreras tradicionales sobre la representatividad presencial. La verdad es que muchos propietarios pagarian lo que fuera por no tener que asistir a las reuniones de vecinos si con un voto telemático o una asistencia digital fuera posible evitarlo. Pues no es necesario que paguen mucho, es incluso posible de un modo freemium.
En definitiva, un producto más del que tengo el placer de ser parte del accionariado, del que a buen seguro ofrecerá buenas noticias y que, aunque despacio, va afianzando su camino. Digitalizar la vida, simplificarla, retirar intermediarios y facilitar el acceso a todo el mundo, de eso va esto.
Linguakit y las herramientas lingüísticas
Cilenis se define como ‘una empresa que enseña a los ordenadores a entender nuestro idioma’. En base a eso, ayer lanzaron Linguakit, uno de sus productos. Cilenis es una de las empresas de las que soy socio y una de nuestras participadas con mayor atractivo. En Cilenis llevan muchos años de investigación. Ahora, Linguakit irá mostrando paulatinamente nuevos módulos, empezando por el conjugador verbal, una referencia clave con más de 10.000 visitas mensuales en su versión web y más de 70.000 descargas en sus versiones móbiles. No está mal.
Linguakit es una caja de herramientas lingüísticas para generar diferentes apoyos en el ámbito de los diccionarios, sinónimos, conjugadores verbales, herramientas de apoyo a la escritura como correctores y traductores automáticos, herramientas de análisis como analizadores morfológicos, sintácticos, herramientas de extracción de información como analizadores de sentimiento, extractores de palabras clave e interesantes ‘redactores automatizados’.
Poco a poco irán completando una ‘suite’ imprescindible para redactores, periodistas, escritores, estudiantes, profesores o cualquiera que precise de ayudas de este tipo. Linguakit además está preparado para un mundo global pues las herramientas están al menos en inglés, español y portugués; las tres principales lenguas de comunicación internacional concretamente. Linguakit seguirá un modelo freemium pues, como he defendido, es más efectivo llegar a la comunidad mostrando lo que tienes antes de venderselo.
En los últimos meses en Cilenis se ha trabajado fuerte en una estrategia centrada en tres productos: CilenisAPI (B2B) tecnología lingüística para la industria del software, Linguakit (B2C) Tecnología lingüística para las personas y Avalíngua como producto con el que fueron seleccionados por el MIT hace unos meses y para el que pronto iniciaran la búsqueda de capital.
Cilenis representa la apuesta de IDODI por la innovación en el ámbito de la semántica, el lenguaje predictivo y las acciones de desarrollo cercano al periodismo robótico. El equipo liderado por Isaac Gonzalez es de altísima preparación. Cada reunión con ellos es una clase magistral y cada idea un complejo ecosistema de datos que cuesta interpretar. Habrá que estar atentos pues cada semana aseguran irán complementando esta ‘suite’ de herramientas que deben conducir a un producto complejo y sofisticado en el campo del que son expertos. ¡Felicidades!
Los taxistas utilizarán 'Uber'
Medio Londres paralizado. Los taxistas colapsan la ciudad. La gente pregunta que ocurre y la respuesta es que están protestando contra la plataforma Uber. ¿La que? Dicen nueve de cada diez. Al terminar la jornada de protesta y tras ser trending topic mundial durante horas, Uber tiene millones de usuarios nuevos en medio mundo. Independientemente de la campaña de publicidad gratuita que le han regalado ‘sus enemigos’, la plataforma debe ser analizada en el contexto de la economía, sociedad y relaciones en red en la que vivimos. Nada es como queremos que sea, es como es y lo jodido de esto es que por mucho que insistamos no hay ‘tutía‘ de cambiarlo. Puedes retrasarlo, pero no evitarlo. Lo mejor es prepararse, tomar medidas y cuando llegue casi tenerla amortiguada.
Conozco taxistas que usan Uber. ¿Se han unido al monstruo? No, a su modo de ver son adelantados a su oficio, profesionales que identifican que hay que renovarse y renovarse va más allá de si tu vehículo tiene revistas, iPads o conexión wi-fi incorporada. Son conductores que advierten un cambio más grande que el que Uber o Blablacar representan para el sector. Tiene que ve con la desaparición de la profesion en unas pocas décadas, tiene que ver con coches autopilotados y eficientes. Tiene que ver con que un ‘humano’ taxista del futuro inminente será un analista de flotas inteligentes autoconducidas que poco precisaran de la intervención de una persona. Ese nuevo empleo aun no existe, pero existirá.
Cuidado con seguir dando la razón a una gente que se marchita en su despacho. Europa es un cementerio intelectual cada vez más irrelevante en la revolución tecnológica. Hay muy poca cosa interesante y la que hay no se la potencia ni ayuda, todo lo contrario. Estados atrofiados a normas y regulaciones, haciendo todo lo posible para que no avance nada y la innovación se agote a fin de que los mercado no se abran, no sea que los grandes intereses se vean afectados.
Europa languidece pero despertará a pesar de sus dirigentes. Es un desastre de dimensiones bíblicas cuando hablamos de futuro, innovación, revolución tecnológica y negocios del futuro. Está en manos de todos cambiarlo y acabará dando razones a cuantos diseñan las herramientas del futuro. Nos hacen falta mercados sin restricciones y más valientes aceptando la realidad de nuestro tiempo para, entre todos, innovar en todos los campos. Pidiendo prohibir, cancelar o eliminar no se gana nada. La historia y el progreso lo va a pisotear todo. Si es más fácil, social, económico y rápido se te llevará por delante. Date por relevado, seas taxista o torero.
Si aquí todo va así, porque en otros lugares no. ¿Qué tienen sobretodo California, pero también Florida y Massachussets que viven un progreso tecnológico similar al del Renacimiento? Menos intervención política, regulación moderada, mercados abiertos, inversionistas que entienden que esa facilidad para innovar no se enfrentará nunca a la política restrictiva que vivimos en Europa por ejemplo.
Por ejemplo, mientras Europa se lanza contra Uber, Goldman Sachs, Google Ventures y Benchmark invierten en ella. The Wall Street Journal valora en 17.000 millones de US$ al juguetito este. Digamos que seguir con el discurso de que esta aplicación permite que ‘gente sin licencia haga de taxista’ es complicado de sostener.
El tema es que si yo tengo un coche y me ofrezco a llevar a alguien en él a cambio de que me compense por ello, la plataforma que me facilita el enlace me pide un porcentaje de ese acuerdo. Es una transacción, pero ¿que servicio se ofrece? ¿compensar el coste del uso del vehículo o el uso tecnológico? Sinceramente da igual. Regular estas actividades que ya se sitúan en escenarios que la tecnología da por superados es perder el tiempo. Lo mejor es empezar a buscar el punto de encuentro entre nuevos tiempos, nuevas imposiciones más realistas, profesiones en retroceso y acciones en red y socioeconómicas. Lo barato, rápido y social se llevará por delante el asunto.
Seguir considerando una licencia de taxi como una inversión es un error que muchos están empezando a notar. Eso ya pasó. Aquí hablamos de que la tecnología permite poner en la cesta tiempo libre de personas con artilugios que se conducen. Eso antes no era factible con esta potencia y el monopolio estaba en manos de otros. Ahora no hay monopolio por mucho que queramos impedirlo. Otra cosa es que TODOS deben regularse en aspectos como la seguridad, impuestos, calidad de servicio, y lo que sea, pero no imposibilitar un nuevo modelo que es irremediablemente parte del futuro.
¿Recuerdan lo imposible que era entender que el sector musical debía de aceptar Spotify? A Napster se lo cargaron, pero cambió el mundo. Así es la noria esta. Gira y gira te llames SGAE o te llames Kodak. Mi imagino la cara que pusieron las grandes APIs cuando Idealista empezó a poner en contacto a compradores y vendedores de fincas. Con el tiempo, Idealista es el mejor canal de venta de las inmobiliarias también
En otro post hablaremos de otros ejemplos del esfuerzo por ralentizar la velocidad a la que gira el mundo como el ‘aparente vacío que paraliza el uso de drones’. Con esto si que hay para escribir un libro. Decenas de juristas, expertos, políticos, cómicos y periodistas tratando el tema que nace viejo nada más empezar el debate.
Ministros tratando de imponer leyes, regulaciones y así atender las presiones de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Casi un centenar de empresas paradas, cancelando contratos, perdiendo inversores y viendo como años de desarrollo se pierden por culpa de este tipo de pastores. Resulta que debaten sobre quien y como debe pilotar desde tierra un dron no pilotado. Hablan de capacitar a los conductores y meriendas parecidas cuando el dron del futuro inmediato es autopilotado con sensores y geolocalización desestimando la mano humana en ningún proceso. Cuando se den cuenta, también se pondrán a legislarlo y aun lo retrasaran mas. Que alguien les avise, ganaremos tiempo.
Yo si fuera taxista, ya me habría dado de alta en Uber.
Mirar sin mirar
El asunto de hacer una cosa mirando otra es la clave esencial de las Google Glass. Eso de que, mientras realizas algún trabajo, puedes tener activos elementos visuales añadidos y en exposición constante complementando lo que ves es fascinante. La superposición de datos necesarios para mejorar la experiencia en ejecución es lo revolucionario. No es tan solo compartir aspectos puntuales o sustituir una pantalla, es, estoy seguro, una simbiosis plástica entre visualizaciones que aun no somos capaces de comprender.
El asunto de hacer una cosa mirando otra es la clave esencial de las Google Glass. Eso de que, mientras realizas algún trabajo, puedes tener activos elementos visuales añadidos y en exposición constante complementando lo que ves es fascinante. La superposición de datos necesarios para mejorar la experiencia en ejecución es lo revolucionario. No es tan solo compartir aspectos puntuales o sustituir una pantalla, es, estoy seguro, una simbiosis plástica entre visualizaciones que aun no somos capaces de comprender.
Hay mil indicios. Hay uno que tiene que ver con la propia industria televisiva y otros con elementos mucho más técnicos como la sanidad, la seguridad o la geología. Existen casos apasionantes como las sorprendentes razones por las cuales las petroleras viven con ilusión la irrupción de estas gafas ‘del futuro’.
Las Google Glass han tenido una recepción compleja entre los consumidores tradicionales, pero puede ser más práctico para los trabajadores que necesitan tener acceso a los datos, esquemas, mapas o de captura de vídeo para que desde una base externa se pueda interactuar a tiempo real. Mientras que el uso de las dos manos para hacer el trabajo real sea imprescindible, poder seguir viendo cosas que ‘no están y que son necesaria’ puede ser una gran ventaja. Se están probando como parte de una herramienta de gestión de flujo de trabajo para trabajadores en campos petroleros como muestra el video.
Otro ejemplo será el del consumo televisivo. En un mundo con ocho mil millones de habitantes y treinta mil millones de dispositivos conectados a la red todo cuanto ahora vemos o sabemos cambiará irremediablemente por automatización o por distribución. La experiencia lineal hoy en día es cada vez menos rígida pero sigue siendo un proceso simple que se basa en ‘encender’ un aparato y esperar un contenido ya sea a la espera de una programación o seleccionando a la carta.
La caja tonta dejará de serlo y se adaptará a nuestra manera de entenderla. Las fuentes y los lugares de emisión dejarán de tener el valor actual, y eso de manera inminente, comportará también la quiebra de otro modelo económico y de sus procesos vinculados.
El futuro de la televisión pasa por agregar y discurre por la multi pantalla, pero la clave estará en la convivencia entre una industria que deberá reinventar su distribución urgentemente y la transmisión del conocimiento que se le repercute a este. Hoy en día se ve la televisión desde el sofá a la vez que se interactúa con redes sociales o se amplia información sobre lo que sucede en la pantalla ‘madre’ con tablets o smartphones. En breve esa interacción sumará un nuevo elemento mas intrusivo y determinante en el tipo de consumo. Las Google glass basarán esa interacción con la mezcla visual entre pantallas.
Un buen campo de desarrollo puede ser el de generar aplicaciones que vinculen ambas experiencias. Si además es capaz de generar enlaces con modos de compra podemos estar fabricando la televisión, por llamarle de algún modo, del futuro.
Un feed personalizado por cada televidente que mezcle video bajo demanda, en vivo y tradicional, que interactúe con enlaces sociales e identidad digital de observador y observado, inmersión multi pantalla y gestión automatizada de procesos de compra, consumo y asimilación.
Esto en cuanto diferentes sectores industriales, de ocio, de gestión, de servicios, pero me imagino en otros campos como el conocimiento, la enseñanza, la globalidad y el transporte. Todo va llegando. ¿Se te ocurre alguna aplicación en este campo y relacionando todos estos actores? ¿Cómo se medirá la influencia, audiencia o eficiencia? ¿Deberán cambiar las leyes? ¿A que velocidad permitirá la industria que eso suceda? ¿Podrán retrasarlo como si lo han logrado otros sectores en otros campos?
El 'spotify' del café
En el Cafe Panino Mucho Giusto de la 551 Hudson St. en NYC puedes tomar todo el café que quieras sin pagar. Eso mismo lo puedes hacer en una buena cantidad de cafeterías de esa ciudad y de otras dos en Israel. Solo podrás hacerlo si te has descargado una aplicación llamada CUPS que permite a los usuarios tener tarifa plana en consumo de café. Lo probé hace poco en mi último viaje a Estados Unidos y la verdad es que es una sensación curiosa entre tocar el futuro del que hablamos siempre y la excentricidad comercial.
Sin embargo, la ‘descarga’ de una taza cuando queramos (con intervalos mínimos de media hora) te recuerda el modelo que va asentándose en formatos digitales como video, música, telefonía, libros y, en algunos lugares, la electricidad, el agua, servicios puramente analógicos o la eliminación de intermediarios de manera absoluta. Es una especie de ‘spotify del café’.
Este punto de encuentro entre el ‘longtail’ que proviene del producto digital y la oferta globalizada no es más que la respuesta a los tiempos que vivimos y la percepción de un modelo de consumo más estructurado en la visión de ‘usuario’ que en la de ‘consumidor’. La facilidad para generar un espacio digital de conversión entre usuario, consumo, oferta y espacios donde proponer este uso genera nuevos puntos comerciales e industriales para todos y que benefician este escenario tan innovador.
Si no tuvieramos la tecnología asociada y móvil no podríamos ni pensar en este modelo de venta y consumo. Entronca directamente con la distribución en red y en la generación equitativa por reparto de los costes. Es la teoría de los seguros donde unos pagan por el siniestro que no les va a pasar nunca y que otros si precisarán.
CUPS sólo lo puedes disfrutar en Israel y en New York. Veremos que sucede en España u otros lugares. Innovar y transformarte para sobrevivir es algo que también te toca a ti aunque solo tengas una cafetería. No va de convertirla en un ‘cybercafé’, va de meterte en la tarifa plana digital. Esto sucederá con todo. En IDODI tenemos una aplicación desarrollada muy parecida para hacerlo y es cierto que en estos días son dos las cadenas que se han mostrado interesadas en el modelo. No solo vale como ‘barra libre’ de café, estamos en condiciones de ofrecerla para otro tipo de consumos. ¿Qué piensas?
Soy digital y me siento bien
Soy digital y me siento bien, por lo menos más vivo. Soy amante de la tecnología porque me ha hecho más humano y porque gracias a ella, mi epidermis se estremece con todo cuanto ve y siente. Como hoy. Un día en el que te despiertas a golpes de metralla y piensas que los sueños de tanta gente siguen desparramados por el suelo de una avenida de Boston. Es el mismo día que todo demuestra la mutación de nuestro entorno y de cómo llegamos a saber de él. Llegamos a la información de un hecho tan despreciable de otra manera. Antes de que muchos medios supieran que estaba sucediendo, en la red y de la mano de una aplicación que subía videos de 5 segundos de manera automática desde un móvil ya lo habíamos podido deducir. (El vídeo que enlazo es anterior a los atentados, quien quiera ver el resto de desagradables imágenes las puede localizar fácilmente).
Las cosas pasan por que deben pasar, pero también empiezan a pasar irremediablemente. No vivimos una época de cambios, vivimos un cambio de época. Estamos en medio de una erupción gigantesca que lo cambiará todo. Vivimos en un mundo líquido, complejo y al que o te adaptas e innovas o te devora. La globalización avanza sin descanso y permite que los más flexibles y rápidos se acomoden antes a sus beneficios. El poder económico se está moviendo de manera radical a Asia fundamentalmente diseminándose el conocimiento por lugares no previstos.
A medida que avanza este escenario complejo una nueva clase media aparece en ese entorno. En apenas quince años una sexta parte de la población mundial, más de mil millones de personas, serán miembros de esa clase media acomodada y consumista al extremo. Para satisfacerlos nacerán industrias nuevas y segmentadas. En ese escenario ilógico las grandes compañías se concentrarán y se despedazarán las unas a las otras hasta llegar a la atomización absoluta. Sin embargo aparecerán nuevas industrias, nuevos modelos de negocio desconocidos a fecha de hoy, y surgirá una nueva percepción de la realidad.
Hoy en día consideramos que estamos en la más absoluta ruina o en “crisis” cuando perdemos algunos elementos vitales que consideramos imprescindibles. Si comparamos ese listado con el que mantenían como necesario en apenas unas cuatro o cinco décadas se nos caería la cara de vergüenza. Ni siquiera compararé con un siglo o más. En este tiempo aumenta la desconfianza en las instituciones que representan lo viejo y lo estático. La falta de transparencia repercutirá en la necesidad de cambiarlas, de rebuscar en el exterior de ellas para renovar su esencia. Seguramente el cambio no ha hecho aun ni acto de presencia pero en los próximos años viviremos cosas que hasta hace apenas una década eran impensables absolutamente.
En ese mundo inminente cada vez se precisa un personal más especializado y con un conocimiento y habilidades de mayor firmeza. A medida que los años avancen ese bien será el más escaso. En un mundo robotizado el ser humano será imprescindible. Pero lo será en áreas de conocimiento. En ese campo también se producirán grandes cambios. En el mundo denominado subdesarrollado hay ya el doble de universitarios que en el primer mundo y esa proporción va en aumento.
En apenas quince años, también, la expectativa de vida en muchos países rozará el siglo. Evidentemente la población envejece y precisa de nuevos recursos, modelos fiscales, conciencia vital y generosidad. Nuevos “targets” comerciales aparecerán y con un modelo de consumo muy concreto y adaptable. La tercera edad se dedicará a interpretar el momento y a digerirlo. La tecnología en la mano de los abuelos es algo ya visible. La cuarta y quinta edad harán acto de presencia y nos mostrará que jubilarse es algo voluntario y casi un lujo. No parece sostenible una sociedad con personas que empezaron a trabajar (decentemente) a los 34 (media sur de Europa), se jubilaron a los 62 (media europea) y murieron a los 98.
La tecnología modificará la manera de hacer las cosas. Todos estamos interconectados en todo momento y lugar, las redes son el oxígeno y el aire y es a partir de todas las interacciones en las redes que lo rutinario se automatiza. Parece evidente que la tecnología y lo digital cuando está al alcance de todos mejora la vida pero amenaza los recursos. Por eso vivimos una época donde crece la conciencia y la responsabilidad sobre nuestro entorno, sobre este planeta mal herido.
Tenía ganas de escribir algo así, un resumen desordenado y sin pretensiones. Simplemente quería relatar que en un día triste como hoy el hecho evidente de que la hipersociedad quiere ya otras cosas. La falta de trabajo, de expectativas o de futuro en muchos casos no puede tumbar las necesidades vitales como especie. Una cosa es quedarse sin trabajo y otra es quedarse sin propósito. Que no le pase a nadie y que si no tiene empleo no se sienta parado, que si no encuentra trabajo y no está en condiciones de emprender o inventárselo pues los cantos de sirena de muchos le ensordecen, que se lance a la lucha íntima y revolucionaria para cambiar la vida, la de todos, no sólo la suya. En ese activismo personal, digital y emocionante se conectará colaborativamente. Le llaman cerebro global, inteligencia colectiva, sociedad expandida o mil cosas más que en realidad solo quieren decir “transparente”.
Si no ves esa luz, haz otras cosas. La ética no precisa de ayudas públicas ni de planes de negocio. Hay quien me pregunta en ocasiones, y de ello escribiré en breve, cómo pude salir de dos fracasos emprendedores y de que calibre fueron. Puedo decir que el primero con apenas 24 años fue devastador y me dejó con una deuda olímpica tras la Barcelona’92. Miré hacia fuera en lugar de hacia dentro. Pagué mis deudas y retomé la energía. Puedo decir que la palabra “arruinarse” se pronuncia en apenas 2 segundos pero se sufre durante por lo menos 4 años. Sin casi ayuda familiar (mi familia sufrió igual destino) tuve que enfocar hacia lo que “venía” y en como sería el mundo inmediato en el que yo, seguro, tenía algo que ofrecer.
La segunda fue aun más dura en lo emocional pero menos en lo económico y la verdad, salvo en el valor que cada uno le de a la amistad y a los socios, no hay mucho más interesante que contar. Sólo puedo decir que correr me dio vida y volví a estar bien conmigo mismo. Sentirse bien física y emocionalmente ayuda a entender, a cada kilómetro, el mundo de cambios que se nos viene encima.